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J.M. KEYNES, EL PROFETA OLVIDADO

Mario Guillermo Gómez Olivares

 

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4.4.3. La preferencia por la liquidez es el comportamiento especulativo

Para completar esta abordaje será necesario analizar las causas que llevan determinadas personas a preferir la liquidez, designadamente determinar la relación entre la preferencia por la liquidez suscitada por el motivo especulación y la tasa de interés.

El efecto de un individuo decidir entre liquidez o iliquidez, considerando las ahorros acumulados en vez de considerar sus ingresos, no es indiferente para la determinación del nivel de la tasa de interés. En la realidad, el dinero que se mantiene para determinados objetivos, no está necesariamente dividido de manera hermética. Así, se considera la demanda de dinero del individuo, en determinadas circunstancias, como una decisión única aunque reservada a motivos diferentes: I) el motivo de gas-to de consumo: M-D-M ii) el motivo negocio. D-M-D; iii) el motivo precaución: D-D e iv) el motivo especulación: D-D`.

La demanda de dinero para satisfacer estos motivos, generalmente, responde a cambios en la actividad económica general y en el nivel de ingresos; la gestión monetaria, o en su ausencia, los cambios en las cantidades de dinero que pueden producirse por casualidad, hacen sentir su efecto en el sistema económico, a través de la influencia sobre el motivo especulación.

Si, por un lado, la experiencia indica que la demanda de dinero total para satisfacer el motivo de especulación ofrece una respuesta continua frente los cambios graduales en la tasa de interés, por otro lado existe. Al analizar el motivo de especulación, es importante distinguir entre los cambios en la tasa de interés que se producen por la medio de la modificación de la cantidad de moneda, es decir de la oferta de dinero disponible para satisfacer el motivo de especulación sin alteraciones en la función de liquidez M = L, de aquellas que, al modificar las expectativas, modifican esa función: “Open market operations may, indeed, influence the rates of interest through both channel”

En circunstancias normales, el sistema bancario influencia el nivel de la tasa de interés modificando la cantidad de moneda a través de las operaciones de compra y venda de títulos; las operaciones de mercado abierto, pueden influenciar la tasa de dos modos: modificando los montantes de dinero ofrecidos, y modificando o dando origen a una modificación de las expectativas relativamente a la política futura del banco central o del gobierno.

Las alteraciones en la función de liquidez, debido a las modificaciones en las informaciones que llevan a una modificación de las expectativas, serán frecuentemente erráticas, dando origen a una discontinuidad correspondiente a las alteraciones en la tasa de interés. Solo podrá haber un aumento en la actividad de los negocios en el mercado de los valores, en la medida en que los cambios sean interpretadas por los individuos de modo diferentes o que afecten de modo desigual los intereses individuales.

Si el cambio en el estado de confianza afectar la opinión y las necesidad de cada uno del mismo modo, la tasa de interés se ajustará a la nueva situación sin necesidad de ninguna operación de mercado; la tasa de interés solo será modificada en el grado necesario para neutralizar el deseo de cambiar las reservas de efectivo, en respuesta a nuevas circunstancias o expectativas que cualquier individuo sentía a la tasa anterior. Si todos cambiaren sus ideas en el mismo sentido en relación a la tasa que las haría alterar sus reservas de liquidez, entonces no se verificará ninguna operación. Pero, en general, una alteración de las circunstancias o expectativas irá ocasionar una alteración en las tendencias de los individuos relativamente al dinero.

Lo que sucede es que una alteración irá influenciar las ideas de los individuos de modo diferente. Esto se debe al hecho de que las conductas de los individuos de-penden de la existencia de diferencias en el ambiente social, porque el motivo por lo cual se conserva el dinero es diferente, de acuerdo al conocimiento y la interpretación del nuevo estado de las cosas.

De ese modo, la nueva tasa de interés de equilibrio estará ligada a una redistribución en la pose del dinero. Todavía, es un cambio en la tasa de interés más que una distribución de la liquidez, que interesa tomar en atención; la redistribución de la li-quidez es accidental: en relación a las diferencias individuales y en relación a las modificaciones en la tasa de interés actúan para neutralizar el motivo o preferencia de liquidez.

El movimiento de la tasa de interés es, generalmente, la parte más importante de la reacción frente un cambio de las informaciones, pues existen más semejanzas que diferencias en las reacciones de los individuos frente a las informaciones. A probarlo esta el hecho de, en general, los valores de los títulos no tienen una relación inmediata con la actividad económica y son desproporcionados en relación al valor de los activos de las empresas.

La relación de los cambios de M que se refieren a Y e r, depende de como suceden las modificaciones en M, admitiendo, como ejemplifica Keynes, que M se compone de monedas de oro, y que sus modificaciones solo pueden ser el resultado del ingreso creciente en la actividad de producción de oro. En ese caso, los cambios de M están asociados directamente a los cambios de ingreso Y, pues el oro es el ganancia de alguien. Si el gobierno imprimir dinero para atender los gastos corrientes, entonces M cambiará y por ese hecho alguien irá aumentar su renta.

El nuevo nivel de ingreso, todavía, no continuará a ser suficientemente alto para que las necesidades de M1 absorban todo el aumento de M: una parte del dinero irá para la compra de títulos o bienes, hasta que la tasa de interés r tenga bajado lo suficiente a fin de provocar un aumento de M2, y, al mismo tiempo, venga a provocar un cambio en Y, en la magnitud necesaria para que M sea absorbido, sea por M1 o por M2, correspondientes al crecimiento de Y causado por una caída de r. Una va-riación de M provocará una variación de r, una variación de r llevará a un nuevo equilibrio, en parte para modificar M2 y en parte, para cambiar Y y, por consiguiente, M1. La división de la variación de M, el incremento de liquidez entre M1 y M2 en la nueva posición de equilibrio, dependerá de la respuesta en la inversión a la baja de r, y, de la respuesta de Y a un aumento de la inversión.

Como Y depende parcialmente de r, se deriva que la variación de M tiene que ocasionar una modificación suficiente en r, de modo a que la soma de los cambios resultantes de M1 e M2, correspondan a los cambios efectuados en M, por lo que que-da aclarada la relación entre L1 e M1.

Se admite que una M1 dada no tendrá cualquier relación cuantitativa directa con la tasa de interés r dada, pero su grado de divergencia referente al que se considera como un nivel aceptable y seguro de r, considerando la probabilidad esperada, de modo a que para cualquier estado de las expectativas, una disminución de la tasa de interés r será acompañada por un aumento de M2.

Keynes esclarece este argumento. Primero, si el punto de vista general en relación a lo que es considerado un nivel seguro de la tasa de interés r permanece invariable, cada disminución de la tasa de interés r reduce la tasa de mercado relativamente a la “tasa segura”, aumentando el riesgo de iliquidez; segundo, cada baja de la tasa de interés r reduce los lucros corrientes derivados de esa forma de la pose ilíquida, los que existen disponibles como una especie de premio de seguro a fin de neutralizar el riesgo de la perdida de capital, en una cantidad igual a la diferencia entre los cuadrados de la tasa anterior y la de la nueva.

Este es el principal obstáculo para una disminución de la tasa de interés en un nivel más bajo. A menos que, por hipótesis, se piense que existen razones para creer que la experiencia futura será muy diferente de la pasada, que una tasa de interés de largo plazo más baja dejaría mayor campo para la desconfianza que para la esperanza, ofreciendo al mismo tiempo un ingreso corriente que solo compensa un breve recelo. Pero si la tasa estuviera arriba de la correspondiente a la de pleno empleo, la tasa de interés de largo plazo de mercado irá depender no solo de la política actual de la autoridad monetaria, como también de las previsiones del mercado relativamente a aquella que se seguirá en el futuro.


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