BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


J.M. KEYNES, EL PROFETA OLVIDADO

Mario Guillermo Gómez Olivares

 

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3.2.1.3. Un modelo simplificado de economía empresarial

En un modelo simplificado de economía empresarial, la producción está organizada a través de un número de firmas que realizan la función empresarial, utilizan un equipamiento durante su vida útil y contratan trabajo para el período de producción.

La empresa dispone de un capital de trabajo que incluye salarios adelantados y rentas; la diferencia entre capital fijo y capital de trabajo es la misma que existe entre productos acabados y no-acabados, lo que es una cuestión de conveniencia. El período de producción es el tiempo entre la decisión de usar trabajo y capital y la obtención del producto final, el tiempo que el empresario demora a recuperar su dinero.

Los empresarios toman dos decisiones: i) comprar o arrendar el equipamiento durante su vida útil y, ii) emplear trabajo en intervalos frecuentes. Como el análisis es de corto plazo, se presupone el equipamiento como dado. Los empresarios buscan con ese equipamiento maximizar sus retornos por lo que demandan el trabajo exigido. Las empresas que obtienen lucros pretenden expandirse en el largo plazo y las que no acumulan acaban por desmovilizar.

Los empresarios rivalizan entre si a fin de atraer la máxima parte del gasto, pero en su conjunto se confrontan con la cuestión del gasto agregado. Si el gasto agregado fuese igual a los costos, entonces en su conjunto no existirían ni lucros ni pérdidas. Si las formas de las curvas de oferta fuesen iguales para todos, entonces un cambio en la composición de un gasto agregado dejaría el empleo intacto. Si el gasto agre-gado fuese diferente de los costos agregados, entonces el incentivo incrementado en una dirección no es igual al incentivo disminuido en otro. Las fluctuaciones que surgen a partir de esta diferencia son una característica esencial de la economía empresarial.

Para explicar esta discrepancia, Keynes recurre a un concepto que posteriormente abandonará: ‘hoarding‘. Suponiendo que los costos en el período son X1+ X‘1, donde X1 es la cantidad que los empresarios tienen que pagar por un capital de trabajo constante y X‘1 es la cantidad que tienen de pagar por un aumento de ese capital. Estas cantidades representan el ingreso del público, el cual gasta una parte de sus ingresos en bienes acabados. Suponiendo que esos gastos son X2, y admitiendo H como la parte atesorada de esos ingresos (incremento de caja), las compras y las vendas de ‘securities‘serán canceladas si el público empresta dinero a las empresas, L, o comprasen otros activos de las firmas (más allá del output corriente), o comprasen con su dinero ‘securities‘, pagando empréstitos a los bancos, lo que irá disminuir el volumen de dinero, representado por M1. Así:

X1+ X‘1 = X2+ H + L  M1

En una economía neutral X1 e X2 son iguales, los bienes son vendidos por su costo, lo que es el caso se X‘1 + M1 = H + L, donde H + L son los empréstitos del público y el ahorro; X‘1 + M1 son los empréstitos de los bancos y el incremento del capital de trabajo. Si X‘1 + M1 no fuese igual a H + L, entonces X1 e X2 no podrían ser iguales y la condición de la economía neutral no se cumplirá. Si el costo de producir capital fuese mayor que el gasto en compra de bienes de capital, no existe razón para es-perar que X‘1+ M1 sea igual a H + L, por lo que puede decirse que el problema está en el atesoramiento.

Para que sea establecida una situación equivalente a la situación neutral H + L = X‘1+ M1 es necesario un aumento del gasto del gobierno, G, el cual debe suceder desde que no comprometa el gasto privado o se realice sin recurso a la impresión de moneda, es decir, H + L = X‘1+ M1+ G . De ese modo, se altera la propensión al gasto del público de modo tal que X2 cambia, porque cambia la tasa de interés o porque el ingreso del público es predistribuido de modo a alterar el gasto. El público podrá ser imposibilitado de gastar dinero a menos que sea compensado en bienes del tipo X2.

En este modelo Keynes concluye que si el gasto agregado fuese diferente de los costos agregados, entonces el incentivo incrementado en una dirección no será igual al estimulo disminuido en otro sentido, es decir, si se pretende aumentar el consumo no se puede disminuir los salarios monetarios; las fluctuaciones que emergen a partir de la diferencia entre gastos y costos es una característica esencial de la economía empresarial, lo que contradice la ley de Say. El grande problema está en el atesoramiento, por lo que el Estado debe intervenir; la dificultad está en como los empréstitos bancarios y el ahorro igualan el gasto de la sociedad, lo que es una decisión de diferentes agentes que no comunican entre si o solo lo hacen a través de un comisario walrasiano. Aunque Keynes no desarrolla aun su concepto de propensión al consumo, tiene claro que I es la variable que domina la ecuación del gasto, siendo G el agente de la confianza, sea para la salida de corto plazo como para la estabilidad en el largo plazo.

Keynes examina la relación consumo-ahorro y la relación ahorro-inversión, pues así puede explicar la disminución de los lucros, los ingresos de los factores y de los precios, obteniendo como resultado el proceso-clave para explicar el sentido descendiente del consumo en el largo plazo, que sirve de base para discutir la propensión marginal al consumo y la noción de demanda efectiva.


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