BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


J.M. KEYNES, EL PROFETA OLVIDADO

Mario Guillermo Gómez Olivares

 

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3.2.2.2. La demanda efectiva y el desempleo persistente

De las nuevas definiciones resulta claro para Keynes que cuando S > I el ingreso se reduce, por lo que el output disminuye, los empresarios corrigen las expectativas en el período a seguir, dadas las expectativas realizadas en este período. Aunque no considera la posibilidad de que las expectativas de corto plazo influencien el output corriente, en el sentido de que si el ingreso esperado del empresario es inferior al padrón, este disminuye el output en el corto plazo, lo que explica la desocupación como un equilibrio abajo de pleno empleo. Keynes estudia un modelo teórico en que las fluctuaciones en el output dependen de los cambios en las relaciones entre gasto e ingreso, siendo el gasto igual a la inversión más los gastos en consumo (los lucros son un residuo).

Los bloques que constituyen el conjunto de teorías auxiliares comienzan a ser delineados en la forma de parámetros, con grande relieve para la preferencia por la liquidez y las expectativas sobre los lucros. La preferencia por la liquidez se distingue de la ‘bearishnes‘, en la medida en que la primera se concentra en deudas contra dinero y la última mezcla activos y deudas contra moneda.

Este modelo keynesiano contiene una determinación de los lucros de corto plazo a través del flujo de las cuasi-rentas y de la tasa de interés, con una referencia a la determinación de esta por la preferencia por la liquidez. El volumen de inversión aparece como una función de las expectativas sobre las cuasi-rentas prospectivas, de la tasa de interés y el costo de producción de los bienes de capital, todos los elementos que componen su teoría de la eficiencia marginal, de la cual nada refiere, así como de la demanda efectiva.

Keynes construye la heurística positiva que conduce al cuerpo central de la Teoría General, las teorías auxiliares del modelo definitivo que conforma el núcleo duro del programa keynesiano: la teoría de la demanda efectiva, con las determinantes del consumo y la inversión, la teoría de la preferencia por la liquidez y la tasa de interés. En este sistema, concluye Keynes no existe una tendencia de largo plazo al pleno empleo, como supone la teoría de la economía neutral.

En ese camino elabora los conceptos fundamentales y establece el modo de relación entre las categorías y nociones, formula las leyes psicológicas y las encuadra en el funcionamiento del sistema, constituyendo un modelo que asienta la inestabilidad en el comportamiento de los inversionistas, en la incertidumbre de los productores como inherentes a la economía. Faltaba solo precisar algunas nociones, como la de eficiencia marginal del capital y la integración de esa en la teoría de la inversión, pero sobre todo necesitaba explicar la relación entre la eficiencia marginal y la tasa de interés; comprender porque esta última era recalcitrante a la baja.

Ahora resulta claro para Keynes que su presupuesto en el ‘Treatise’ de que cuando S > I el ingreso se reduce, por lo que el output disminuye, los empresarios corrigen las expectativas en el período a seguir, dadas las expectativas realizadas en este período. Keynes no consideraba anteriormente la posibilidad de que las expectativas de corto plazo influencien el output corriente, en el sentido de que si el ingreso esperado del empresario es inferior al padrón y por tanto puede no estar en equilibrio, este reduce el output en el corto plazo, lo que explica la desocupación como un equilibrio abajo de pleno empleo. El ajuste genera la desocupación, pues no se produce automáticamente o cuando se produce demora tiempo. Keynes deberá probar que no existen mecanismos automáticos que aseguren el pleno empleo y la estabilidad de los precios.

Pero el modelo que Keynes elabora le permite realizar una teoría en que el volumen de empleo depende de la demanda efectiva, que es la expectativa de inversión adicionado a la expectativa de consumo. La pregunta que se levanta es lo que determina el consumo y la inversión.

Como los gastos realizados en consumo no serán muy diferentes de las expectativas de consumo, a menos que cambien los hábitos, el ingreso no puede aumentar a menos que la inversión aumente. El ‘gap’ entre ingreso y consumo debe ser llenado por la inversión. La inversión es determinada por la eficiencia marginal del capital y por la tasa de interés. La investigación de Keynes: “...has evolved into a primary study of the forces which determinate changes in the scales of output and employment; and, whilst it is found that money enters into the economic scheme in an esential and peculiar manner, technical monetary details falls into the background” .

El modelo que Keynes comienza a proponer permite verificar la capacidad potencial de la producción y los problemas generados en una economía monetaria, permite ver el conflicto entre una economía de intereses privados que produce bienes y una economía pública que exige dinero para transformar la inversión en empleo; la clave de la discrepancia debería ser encontrada en las características y peculiaridades de la moneda. El fracaso del sistema radica en el sistema de cuentas asociado con la producción monetaria, que fracasa en la reconciliación entre intereses privados e interés público.

El nuevo pensamiento de Keynes busca responder a un problema para el cual la teoría económica no encontraba una respuesta: la desocupación involuntaria, formula un cuadro teórico: una teoría del output y del empleo, y, un modelo que capta en lo esencial los principios que pautan las conductas de los individuos, grupos sociales en una economía monetaria.


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