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J.M. KEYNES, EL PROFETA OLVIDADO

Mario Guillermo Gómez Olivares

 

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2.7. La crítica a la teoría clásica

La construcción del núcleo duro de un programa de investigación científica obliga a incluir la heurística negativa. A fin de impedir que se apliquen refutaciones ingenuas al núcleo duro, la heurística negativa debe servir para impedir las anomalías evidenciadas en el programa clásico. De ese modo, se racionaliza la posibilidad de permitir, o no, que las falsificaciones de las teorías auxiliares afecten el núcleo duro o afecten su contenido empírico.

La construcción que Lakatos designa por heurística negativa establece una relación entre el núcleo duro y las teorías auxiliares refutables, una especie de duplo anillo protector dentro del propio núcleo. La heurística negativa permitió formular la hipótesis del desempleo involuntario, que es el punto de partida para las nuevas teorías keynesianas demostradas en la “Teoría General”. La refutación de esas teorías auxiliares encontrará siempre en la heurística negativa keynesiana la defensa última de que el sistema produce desempleo de modo persistente, lo que demuestra que los mecanismos presupuestos no funcionan del modo como los clásicos presumían, o que mismo que la teoría keynesiana pueda ser refutada en alguna de sus teorías que la componen, persisten las anomalías del programa criticado.

Al debatir el problema del ajuste económico, Keynes afirma que las teorías clásicas del salario y de la tasa de interés estaban erradas o que las conductas que presupone la teoría clásica sobre esas categorías no eran adecuadas a la realidad del pósguerra. Los clásicos admitían que una reducción de los salarios monetarios iría en el sentido de restablecer el equilibrio, pero nunca indicaran en relación al tiempo cuanto demoraría ese reequilibrio. Keynes puso en causa que el ajuste proclamado por los representantes de la tradición clásica fuese el más indicado en los tiempos modernos, pues, mismo admitiendo que las ajustes de los salarios irían en el sentido del equilibrio, los respectivos efectos serían muy lentos:“(...) a reduction of money wages by 10 per cent will ease unemployment in five year‘s time. In the meanwhile you must grin and bear” .

La política de la tasa de interés había perdido su eficacia antes de la Depresión, porque se integraba en un mecanismo destinado a mantener el equilibrio de la tasa de cambio de la libra y la atracción de capital. Después del crash, los agentes desconfiaban del nivel demasiado bajo de la tasa de interés, por lo que el recurso a los mecanismos normales de ajuste utilizados en el pasado se presagiaban como inútiles. Era inevitable para un crítico de la política económica natural, basada en el presupuesto de persistencia de las fuerzas que equilibran los mercados, desarrollar la crítica a los postulados que promovían la aceptación de los ajustes considerados válidos, colocando esa teoría en jaque y al descubierto en sus anomalías.

En el inicio de la “Teoría General” Keynes subraya que la teoría ‘clásica‘ constituye un ‘caso especial‘ que no tiene como substrato la sociedad actual, por lo que su enseñanza es inadecuada y desastrosa cuando se busca aplicar los hechos de post guerra. Si la teoría clásica no tiene un carácter general, es necesaria una otra teoría más general.

En la crítica a la teoría clásica Keynes escoge dos objetivos. En primer lugar el mercado de trabajo, concentrándose en el rechazo al segundo postulado de donde resulta una definición de desempleo que contradice la teoría clásica. Iremos aquí prestar atención a las afirmaciones de Keynes en el período previo a la Teoría General, pues en ellas se interligan de modo más profundo el carácter monetario del salario y su significado para la demanda efectiva. En segundo lugar, la crítica a la teoría clásica del interés, que también iremos discutir en detalle. Keynes rechaza el papel de-terminante que el ahorro y la inversión proporcionan a la tasa de interés, ofreciendo alternativamente una nueva teoría del interés basada en la preferencia por la liquidez. Esta crítica a los comportamientos de los agentes resulta de una visión donde las fuerzas determinantes interactúan en los varios mercados, donde las consecuencias de la actuación de los agentes se difunde más allá del mercado y se propaga, por veces negativamente, alcanzando dimensiones que los clásicos imaginaban como generalmente pequeñas o inexistentes.


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