BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

Comunicación móvil y sociedad, una perspectiva global

Manuel Castells
Mireia Fernández-Ardèvol
Jack Linchuan Qiu
Araba Sey

 

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Los mensajes de texto frente a los medios de comunicación de masas: la gestión del flujo de información durante la crisis de la SARS, China, 2003

China es un caso extremo debido al sistema político autoritario vigente que no tolera las móvilizaciones espontáneas de la población.

Por tanto, a pesar del rápido crecimiento del mercado de la telefonía móvil, las nuevas tecnologías no se han utilizado prácticamente nunca para acciones politicosociales. Los escasos usos de estas características que se han observado responden a experimentos financiados por el propio Estado. Uno de estos casos tuvo lugar durante el Congreso Nacional del Pueblo en marzo de 2002, cuando la Agencia de Noticias Xinhua colaboró con China Mobile para ofrecer al público la oportunidad de enviar mensajes de texto con quejas y propuestas dirigidas a los legisladores del país.1132 Existen pocos indicios que demuestren el éxito de este experimento debido fundamentalmente a la limitada capacidad de contenido de los SMS. Sería poco realista esperar que los mensajes de texto comunicaran poco más que fugaces peticiones o breves quejas, y mucho menos reflexiones significativas.

El brote de SARS (Severe Acute Respiratory Syndrome [síndrome respiratorio agudo grave o neumonía asiática]) de 2003 pone de relieve la naturaleza limitada de los usos sociopolíticos de los teléfonos móviles en general y del SMS en particular. Al principio, ni en los medios de comunicación tradicionales ni en internet se daba información sobre la epidemia. Sin embargo, las víctimas, amigos y familiares, especialmente los que trabajaban en el hospital local de Guangdong, empezaron a enviar mensajes de texto haciendo referencia a esta extraña y mortal enfermedad.

Los SMS de alertas se extendieron rápidamente por toda la ciudad de Guangdong y, posteriormente, por toda la provincia. Pero en aquellos momentos, las autoridades sanitarias y de propaganda de Pekín decidieron desmentir el «rumor» lanzando una campaña en los medios de comunicación según la cual las infecciones no eran más que una variante de la neumonía que ya estaba bajo control, y afirmando que el pánico parcialmente inducido por los mensajes de texto era infundado.

Esta campaña oficial a través de los medios tradicionales consiguió socavar de forma efectiva la anterior información diseminada a través de los teléfonos móviles porque se consideraba que el SMS era un medio de menor credibilidad y porque no existía otra fuente alternativa de información.

Como resultado de esto, la mayor parte de la gente, incluidos los experimentados analistas extranjeros residentes en el sur de China, optaron por creer en la versión oficial pocas semanas antes de que la epidemia SARS se extendiera irremediablemente.1133 Si el teléfono móvil resulta tan inadecuado para el mantenimiento de un sistema de información noestatal, a pesar de tratarse de una situación de extrema gravedad para la salud pública, mucho más difícil será que las nuevas tecnologías se apliquen a otros usos sociopolíticos autónomos con repercusiones de cierta importancia, al menos en el corto plazo.

En cualquier caso, las autoridades chinas habían intentado limitar los usos de las nuevas tecnologías de la comunicación, incluyendo las tecnologías inalámbricas, por parte de los disidentes políticos.

El Decreto de Telecomunicaciones del año 2000 prohibía la transmisión de información peligrosa a través de cualquier dispositivo de telecomunicaciones.

1134 Esta medida, de gran influencia para el establecimiento de un régimen de censura a internet en China, se diseñó inicialmente para contrarrestar las potenciales actividades subversivas mediante dispositivos buscapersonas a mediados de los años noventa.

El decreto sentó las bases legales del futuro y más específico control sobre los usos del teléfono móvil.

Aunque las autoridades chinas están implementando nuevas medidas legales, algunos sectores de la sociedad china han empezado a utilizar buscas y teléfonos celulares para la organización política alternativa o incluso opositora. A pesar de que no disponemos de un análisis sistemático, es probable que tres grupos sociales hayan utilizado las tecnologías inalámbricas con propósitos políticos. En primer lugar, el grupo Falungong, al que Pekín denomina «culto nocivo». En segundo lugar, las constantes manifestaciones de urbanitas en paro o pensionistas, así como las protestas masivas de trabajadores de la industria del petróleo y de maquinaria en el noreste de China en 2002.1135 En tercer lugar, las protestas en el campo contra la mala administración y la corrupción de los oficiales locales.1136 Algunos miembros de estos movimientos, en especial los organizadores, puede que hayan utilizado tecnologías inalámbricas (especialmente aplicaciones económicas como las tarjetas telefónicas prepago y Little Smart) para la coordinación a pequeña escala. De todos modos, esta adopción tecnológica todavía no tiene ningún impacto significativo sobre el actual equilibrio de poder, ya que hasta ahora todos los desafíos al Estado han sido controlados a escala nacional a pesar de ciertos levantamientos esporádicos en algunas localidades. Aunque en China existen algunos movimientos urbanos reducidos que hacen uso de las TIC, es bastante improbable que lleguen a conectar con los 800 millones de campesinos del país.1137 Además, debido al estatus privilegiado de quienes tienen acceso a la información, cabe esperar que no sean precisamente éstos «los más dispuestos a actuar en función de esta información crítica».1138

¿Apoliticismo general? Cuando la comunicación inalámbrica se usa para todo menos para la móvilización social: Japón

A pesar de la altísima penetración del teléfono móvil y de los servicios de internet móvil en Japón, hasta el momento (2005) no se ha producido ningún caso de móvilización sociopolítica general mediante la utilización de la comunicación inalámbrica. Las autoridades japonesas han intentado usar las tecnologías móviles como una especie de sistema de radiodifusión como, por ejemplo, el «Lion Heart», un portal electrónico de noticias de la Oficina del Primer Ministro, Junichiro Koizumi,1139 que consiguió 1,7 millones de suscriptores a través del PC y de teléfonos móviles en marzo de 2004.1140 A escala local, los ayuntamientos como el de Sagamihara, en la prefectura de Kanagawa, al sur de Tokio, también lanzaron un experimento de m-Gobierno en abril de 2004 que permite a los usuarios notificar la existencia de daños o defectos en las calles y señales de tráfico enviando imágenes desde sus teléfonos con cámara.1141 No obstante, todos estos ejemplos no son más que iniciativas de la administración, y poco tienen que ver con las móvilizaciones sociopolíticas que se inician en las redes de ciudadanos equipados con teléfonos móviles y de sus organizaciones, como ocurría en los países que hemos analizado anteriormente. La inexistencia de usos políticos entre los suscriptores japoneses de móviles es una cuestión de gran interés que aún no ha sido explorada del todo, aunque sospechamos que tiene relación con la tendencia ultraconsumista de la cultura móvil japonesa y con la relativa inactividad de fuerzas políticas alternativas, debido, en gran parte, a que la estructura sociocultural de la política japonesa se aleja muchísimo de la cultura móvil per se.


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