BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

Comunicación móvil y sociedad, una perspectiva global

Manuel Castells
Mireia Fernández-Ardèvol
Jack Linchuan Qiu
Araba Sey

 

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Seguridad personal y precaución

La preocupación por la seguridad personal es uno de los factores principales de la difusión de las tecnologías móviles, tanto en los países desarrollados como en los que se encuentran en vías de desarrollo; y especialmente durante la «guerra al terrorismo» global, cuando las alertas de seguridad se han extendido desde EE.UU. hasta Oriente Medio y desde el Reino Unido hasta Filipinas.522 En general, esta preocupación es más habitual entre los adultos, especialmente la gente mayor, y también entre aquellos que inicialmente eran más reticentes a adoptar esta tecnología.523 De hecho, la noción del teléfono móvil como salvavidas es una de las imágenes más extendidas del dispositivo.524 Por ejemplo, según una investigación dirigida por Cingular Wireless (2003) en EE.UU. en 2003, las principales razones para el uso del teléfono celular son la comodidad (60 %) y la seguridad (21 %). Estos resultados están avalados por otra investigación empírica que concluía que la mayoría de la gente tenía teléfonos celulares para poder hacer frente a las emergencias.525 No obstante, también es cierto que, una vez adquirido el teléfono celular, se añaden otras consideraciones de uso. De ahí que Wei también observara que para aquellos usuarios que utilizaban principalmente el teléfono móvil con propósitos sociales (el doble de llamadas que las relacionadas con el trabajo), también eran importantes otras actividades como los juegos, los mensajes de texto, navegar por internet o enviar correo electrónico, porque al utilizar por primera vez el teléfono celular para realizar una llamada de voz se pueden activar otras funciones.526 Aunque las tecnologías de la comunicación pueden convertirse en elementos que pasan inadvertidos, en ocasiones se producen acontecimientos determinados que ponen de manifiesto las importantes funciones que desempeñan para los individuos y los grupos. Por este motivo, en EE.UU., no se puede hablar de las tecnologías inalámbricas sin referirse a los ataques del 11 de septiembre al World Trade Center. Los teléfonos móviles jugaron un papel fundamental desde el punto de vista práctico y emocional en este acontecimiento histórico al ser utilizados para coordinar las tareas de rescate, informar de lo que estaba sucediendo a bordo de los aviones secuestrados, conocer el paradero de familiares y amigos, y despedirse de los seres queridos.

527 En este sentido, la comunicación inalámbrica sirvió para reconfigurar el acceso a la información entre personas ubicadas en diferentes lugares de la tragedia,528 incluso para conseguir salvar vidas, como cuando los usuarios de teléfonos celulares pudieron indicar a sus rescatadores su ubicación.

Se han descrito usos similares de estos teléfonos, así como de internet, durante las horas posteriores a la devastación de septiembre de 2005 provocada por el huracán Katrina en la costa del Golfo de EE.UU. En algunos casos, una llamada desde una casa destruida hizo posible localizar a los supervivientes y salvar vidas humanas. Por tanto, al margen de los obvios usos prácticos relacionados con los motivos de seguridad y precaución en situaciones normales, el acceso a la comunicación inalámbrica en momentos de crisis puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. De hecho, una de las consecuencias directas de estos acontecimientos ha sido la prioridad dada por parte de los círculos políticos al establecimiento de sistemas inalámbricos con una capacidad de potencia efectiva. En EE.UU., el FCC decretó que las operadoras inalámbricas debían garantizar el acceso al teléfono de emergencias 911 antes de octubre de 2001,529 si bien el requisito no se está aplicando de forma estricta para dejar mayor margen de adaptación a las operadoras.

Dutton y Nainoa (2003) también afirman que la comunicación móvil ha facilitado la formación de redes flexibles y ha permitido que los usuarios eviten los canales formales o jerárquicos tanto dentro como fuera de los edificios afectados durante el del 11-S. La otra cara, apuntan los autores, es comprobar que el único lugar donde parece que no se produjeron ni llamadas salientes ni entrantes es en el Pentágono, una posible demostración de cómo los ambientes sociales e institucionales pueden impedir que la gente evite la jerarquía incluso cuando existe tecnología que lo permite. Por otro lado, los teléfonos celulares también se utilizaron para facilitar las actividades de los terroristas, poniendo de relieve que «la comunicación es un arma de doble filo» que puede utilizarse para fines positivos o negativos.530 En momentos de crisis, se ha demostrado que los servicios inalámbricos de datos pueden resultar especialmente útiles cuando las redes de telefonía de voz dejan de estar operativas. Cuando se saturan las redes inalámbricas de voz, el correo electrónico, la mensajería instantánea y el SMS demuestran su utilidad principalmente para que la gente compruebe el paradero de otras personas u ofrezca apoyo emocional a amigos o seres queridos.531 Las redes inalámbricas de datos y de mensajería fueron también de vital importancia para que las organizaciones públicas y privadas pudieran continuar con sus operaciones tras los ataques. Resultaron de especial importancia los dispositivos Blackberry, que en aquellas fechas eran ya muy populares en el distrito financiero de Nueva York.532 Aparte del 11-S, demostraron todas sus capacidades, según parece, durante los apagones de agosto de 2003 en el medio oeste y noroeste de EE.UU., cuando gran parte de los usuarios de internet móvil utilizaron moblogs (blogs móviles) para registrar y distribuir información gráfica de sus experiencias.

533 Cabría esperar, de los buenos resultados de la comunicación celular demostrados durante el 11 de septiembre, un aumento considerable de la adquisición de teléfonos móviles durante el periodo subsiguiente. La mayoría de los debates sobre los acontecimientos coinciden en señalar que los teléfonos celulares han adquirido desde entonces una importancia creciente tanto en el ámbito privado como en las políticas públicas. Por ejemplo, Dutton y Nainoa señalan que: Después del 11 de septiembre la industria inalámbrica experimentó un crecimiento mayúsculo. Las acciones subieron. Se vendieron más teléfonos. Se facturaron más minutos. Tanto la gente como la prensa empezaron a considerar al teléfono celular como un «salvavidas» para casos de emergencia, como ocurre, por ejemplo, en algunas escuelas de EE.UU. donde se entregan teléfonos celulares a los profesores y se levantan las prohibiciones en los campus a los estudiantes con estos teléfonos.

Hasta cierto punto, el papel en las emergencias fue uno de los factores en la primera difusión de la telefonía celular, pero la rápida expansión de las cubiertas de colores, diseños originales y uso sin limitaciones permitió que los aspectos relacionados con la moda, la sociabilidad y la facilidad de contacto definieran al teléfono celular, al mismo tiempo, como un instrumento de lujo o como un instrumento necesario para el día a día social y empresarial. Hasta el 11 de septiembre.

534 Tras los acontecimientos del 11-S, el 43 % de los entrevistados dijeron sentirse ahora más a salvo con un teléfono celular que sin él.535 Además, la seguridad ya era una de las principales razones para la adquisición de este tipo de teléfonos tanto para ellos como para sus hijos.536 De todas formas, no deberíamos llevar mucho más lejos la relación directa que se establece entre la preocupación por la seguridad y el aumento de la demanda de móviles. Los datos de suscripciones posteriores al año 2001 indican que la influencia del 11 de septiembre pudo no haber sido tan decisiva. El mercado estadounidense de telefonía inalámbrica creció un 25,5 % entre 1998 y 2002, pero este nivel de crecimiento es todavía inferior a las predicciones realizadas incluso antes de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre.

537 Las cifras de crecimiento muestran que, tras un periodo al alza, el índice de suscripciones de telefonía celular de hecho descendió drásticamente a partir de 2001 (las suscripciones aumentaron un 14,8 % entre 2000 y 2001, mientras que sólo lo hicieron un 9,4 % entre 2001 y 2002, aunque empezaron a remontar algo en 2003). Los datos facilitados por la Henry Fund Research confirman este punto e indican que el índice de crecimiento del mercado de telefonía móvil ha ido decreciendo sin interrupción desde el año 2000.538 En este contexto, algunos aspectos económicos pueden haber contribuido a esta desaceleración en el crecimiento de las suscripciones.

Por otro lado, del mismo modo en que el uso de las comunicaciones se ha revelado crucial en otros desastres (p. ej., terremotos) sin dejar un efecto duradero en las percepciones de dicha tecnología,539 la asociación inicial del teléfono celular con los motivos seguridad y precaución ha quedado relegada en favor de otros valores como la sociabilidad, la eficacia empresarial y la expresión personal.

De todas formas, continúan produciéndose acontecimientos en que los dispositivos móviles ayudan a mejorar la seguridad personal.

En Europa, víctimas de accidentes de tráfico se salvaron gracias a la disponibilidad de teléfonos móviles y pudieron informar a sus seres queridos de la dramática situación en la que se encontraban.540 En EE.UU., un adolescente colaboró en la detención de un acosador al tomar una fotografía de la matrícula del coche del atacante y transmitirla a la policía.541 En China, personas atrapadas bajo los escombros de edificios destruidos también utilizaron el móvil para ponerse en contacto con los equipos de rescate.542 Aunque la escala de estos incidentes no es comparable a la del 11 de septiembre o a la del huracán Katrina, la variedad y la cantidad de estos usos salvavidas en todo el planeta vuelve a demostrar la estrecha correlación entre las tecnologías móviles y la vida cotidiana.


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