MÉXICO EN LA ALDEA GLOBAL
Coordinador: Alfredo Rojas Díaz Durán
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Los ícaros (y pícaros) neoliberales mexicanos, ven derretirse sus frágiles alas frente al luminoso sol de la realidad, específicamente la tríada apátrida Agustín Carstens, Luis Téllez
Kuenzler (simultáneamente secretario de Comunicaciones y
representante del Grupo texano Carlyle, del nepotismo dinástico bushiano), así como Reyes alias Herodes (a quien, según
la Biblia centralbanquista monetarista, le corresponde asesinar
al niño Pemex), que ya no sabe qué patrimonio rematar -sean
carreteras, sean electricidad y el petróleo no convencional de
las aguas profundas del Golfo de México con tal de pretender
salvarse de las hogueras del infierno financiero global. Las
mentiras grotescas del voluminoso Carstens, clon de la sicópata matriz neoliberal, tanto en el FMI como en su franquicia
mexicana de la Secretaría de Hacienda. Sobre el jacarandoso
blindaje de la economía, buscan imponer la "liposucción financiera" al famélico pueblo mexicano; será interesante ver
hasta dónde llega su grado de resistencia y resignación masoquistas. Se trata específicamente de "Sudamérica" mejor dicho
que "Latinoamérica", cuyos mandatarios han capturado perfectamente el significado de la relevancia geoestratégica del
"oro negro", ya que a los aldeanos neoliberales mexicanos, con
el fin de salvarse de la hoguera infernal de la quiebra financiera, les urge regalarlo a las trasnacionales texanas y españolas.
Hay que reconocer la férrea consistencia en privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex) de la imperante tiranía financiera
neoliberal que gobierna México desde hace un cuarto de siglo:
a partir de De la Madrid Hurtado, quien inició la "privatización hormiga" en forma gradual y que fue proseguida por Salinas, Zedillo
y Fox (quinazo, "accidentes" explosivos, descuartizamiento administrativo, Pemexgate, Pidiregas, contratos
de servicios múltiples, desmantelamiento del Instituto Nacional del Petróleo, etcétera), hasta el bushiano Felipe El Breve,
quien profundiza sus alcances mediante la "privatización cucaracha" -a escondidas de la nación por fobia a la transparencia luminosa de los rayos del sol-, con las tramposas "alianzas
estratégicas" y la venta de los oleoductos. Nada casualmente,
la reportera amazona del NYT, Elizabeth Malkin, y el director
zedillista-entreguista de la paraestatal petrolera, Reyes alias
Herodes, coinciden en afirmar que son dos los problemas mayúsculos de la paraestatal: “conocimiento técnico" y "dinero".
A nuestro juicio, tales "carencias" abultadas serían subsanadas con un simple golpe conceptual de timón: el cambio del parasitario modelo neoliberal.
El problema no es Pemex, sino el estéril modelo neoliberal
que ha transformado al Banco de México (BdeM) en una entidad autónoma para aplicar unilateralmente una fracasada
política monetarista y ofertista-fiscal thatcherista-reaganiana
(supply side economics) que ha desahuciado al país en el reciente cuarto de siglo con el fin de beneficiar, al exterior, a la globalización financiera de Estados Unidos y, al interior, a una
plutocracia estéril permanentemente rescatada. Pemex es la
única entidad que en estricto rigor debiera ser "autónoma", en
lugar de las parasitarias BdeM e IFE. Pero resulta que el
BdeM, gracias a su condición supraestatal, que le confiere en
forma inmanente el improductivo modelo neoliberal local, se
ha arrogado (en conjunción con la Secretaría de Hacienda que
controla de facto a Pemex) el derecho unidireccional de aplicar
una política monetarista y ofertista-fiscal thatcherista-reaganiana que absorbe los ingresos descomunales de la paraestatal
petrolera para redirigirlos y/o transducirlos selectivamente a
los sectores parasitarios gerenciales y a la estéril burocracia -
neoliberal subsidiados con 40% de ingresos fiscales que aporta
la "quebrada" Pemex.23
La plutocracia parasitaria, ha dejado de pagar cómodamente parte sustancial de sus tributos y ha secuestrado al resto de
la nación como contribuyente cautivo. La clase media en su
conjunto, los obreros y los miserables han sido despojados de
su participación en el reparto del maná petrolero y son obligados a subsidiar de forma aberrante el crecimiento descomunal de la parasitaria plutocracia oligopólica, perdonada
además por extrañas "derrotas judiciales" del Servicio de Administración Tributaria en más de 60 mil millones de dólares,
catalogados de "créditos fiscales irrecuperables", que arreciaron en el foxismo gerencial tan permisivo con sus "amigos".
La discriminación financiera del modelo neoliberal es integralmente palmaria.