BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

TEORÍA AUSTRIACA Y EL PROBLEMA DEL CICLO ECONÓMICO

Nicolas Cachanosky

 

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PARTE SEGUNDA. EL PROBLEMA

LAS FUENTES PRODUCTORAS

“¿Alguna vez se preguntó usted dónde se halla la raíz de la producción? Eche usted una mirada a un generador eléctrico –por ejemplo- y no se atreverá a sostener que él ha sido creado por esfuerzo muscular de algún bruto incapaz de pensar... Siguiendo con ejemplos similares, llegará usted a la conclusión de que la raíz de toda la riqueza existente sobre la Tierra se halla en la mente humana”

Ayn Rand

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

“The increase in per capita consumption in America as compared with conditions a quarter of a century ago is not an achievement of laws and executive orders. It is an accomplishment of businessmen who enlarged the size of their factories or built new ones.”

Ludwig von Mises

El término “ganancia”, en sentido amplio, no es otra cosa que el resultado de un acto humano que produjo los efectos esperados, implica mayor satisfacción para el individuo. Es la diferencia entre lo que se recibe por el acto menos el costo de oportunidad de dicho acto. En este sentido, las “ganancias” y “pérdidas” son de carácter psicológico y subjetivo, por lo que no están abiertas a medición. Puede afirmarse que el resultado esperado de cierto acto es preferido por el individuo a su costo de oportunidad, pero no puede realizarse ninguna medición al respecto. Son conceptos cualitativos, no cuantitativos.

En el mercado, las transacciones realizadas con moneda generan precios monetarios y se abre el camino para el cálculo económico y las ganancias y pérdidas monetarias. Si bien en estos casos puede hablarse de cuánto se ganó monetariamente, no puede realizarse ninguna afirmación respecto al resultado subjetivo o psicológico para el individuo en particular. Las ganancias monetarias no son un indicador de resultados subjetivos, sino que indican como se valúa en el mercado la contribución realizada por el productor, y cada individuo compara el precio con su valuación subjetiva y actuará en consecuencia. La única manera que una actividad productiva tiene para generar ganancias monetarias es que su producción sea valuada por encima de su costo de oportunidad. Es importante tener en claro cuál es el significado de las ganancias monetarias y diferenciarlas de la “ganancia” resultante de los actos humanos. En el “estado estacionario” de la economía, por ejemplo, no habrá lugar para ganancias monetarias, pero los individuos continuarán recibiendo una “ganancia subjetiva” de sus actos, de lo contrario no actuarían en absoluto y simplemente reaccionarían ante el paso del tiempo de modo similar a como lo hace un vegetal.

El empresario es un especulador del futuro. Como ya vimos, su motivación está en encontrar discrepancias en los precios futuros que le permitan obtener ganancias monetarias. Si bien los empresarios no conocen el futuro, tampoco lo adivinan, sino que toman los precios del pasado inmediato como punto de partida para sus predicciones futuras. La función empresarial consiste en encontrar la mejor utilización de los recursos productivos de modo tal que se satisfagan las necesidades más importantes de la sociedad. El empresario es aquel individuo que decide cuales serán los procesos y caminos productivos a seguir. Qué, cómo, cuándo, dónde y a qué precio vender los productos y servicios finales. El empresario como empresario es el “agente” movilizador de la economía hacia un nivel “superior” brindando más y mejores servicios a los individuos. Es cierto que al hacer esto, el empresario está motivado únicamente por cuestiones individuales y personales, pero si desea que su emprendimiento sea exitoso debe obtener la aprobación de los consumidores. La única manera de mantener el proyecto productivo en funcionamiento es obteniendo ganancias empresariales o consumiendo su capital personal.

Generalmente, un mismo individuo realiza varias funciones simultáneamente. Una persona puede ser, por ejemplo, director de una empresa y empresario a la vez. Mientras el empresario indica el rumbo a seguir del capital invertido, el director es el encargado de llevar a cabo el trabajo siguiendo las indicaciones del empresario, si el director maneja el timón, el empresario indica el camino siguiendo el mapa de los precios formado por los individuos. Cuando sucede esta conjunción de funciones deben separarse los resultados correspondientes a cada tipo de acción. El empresario como empresario debe prever cuál será la situación del mercado en el futuro. El director como director será el encargado de llevar a cabo los procesos productivos dados las predicciones del empresario. El empresario que es más eficiente tecnológicamente o en la realización de su trabajo, recibirá una remuneración mayor respecto al que no lo es tanto. Sin embargo, esta diferencia no se debe a sus funciones empresariales respectivamente, sino a la productividad como director de cada uno. Las ganancias y pérdidas empresariales no dependen de la cantidad física producida, sino de la estructuración cualitativa del proceso productivo y fundamentalmente, de la correcta anticipación de los precios futuros. Las ganancias empresariales dependen de cuan acertado se halle el empresario al momento de prever los precios futuros del mercado. La función empresarial no busca alterar el mercado, sino anticiparse al mismo. Si esta anticipación fuese perfecta por parte de todos los empresarios, entonces no habría ganancias ni pérdidas empresariales, todo el futuro de la economía se encontraría en los precios “presentes”, los cuáles no presentarían ninguna variación a lo largo del tiempo. La razón por la que existen las ganancias empresariales es porque el futuro es desconocido, y aquellos que se anticipan al mercado correctamente disfrutan los beneficios y ventajas de ser los primeros en llegar.

En una economía o mercado puede haber dos tipos de errores respecto a los procesos productivos. Errores de exceso o de omisión. En el primer caso, la producción de cierto bien o servicio es superior a la que los individuos desean. Se han quitado recursos de otros procesos productivos que hubiesen generados bienes y servicios marginalmente más importantes. El resultado son pérdidas empresariales. El error de omisión, en cambio, consiste en producir menos de lo debido, o no producir nada en absoluto. En este caso, hay ganancias empresariales disponibles que no se están recibiendo. Mientras las pérdidas empresariales o “números rojos” son fáciles de observar, las ganancias empresariales que nadie recibe son más difíciles de descubrir, ya que no se están realizando. La función empresarial consiste en encontrar estos nichos de mercado. En el proceso económico se tiende a eliminar los errores de exceso, pero se necesita de la visión empresarial para encontrar los errores de omisión. En una hipotética situación, donde no hay ganancias ni pérdidas empresariales, pero persisten errores de omisión, y un empresario encuentra el nicho de mercado, el mismo no estará “desequilibrando la economía”, sino que al contrario, estas ganancias empresariales son un indicador de donde deben destinarse los procesos productivos para acercarse a la situación que los individuos desean del mercado. Los errores de omisión implican un desequilibrio del mismo modo que lo es un error de exceso.

En un “estado estacionario” de una economía en “equilibrio”, la suma de las ganancias empresariales se compensa con las pérdidas empresariales de otros productores. La sumatoria debe ser cero, no hay ganancias sobre las pérdidas empresariales y por lo tanto no hay acumulación agregada de capital per capita, sino que el capital se distribuye hacia los sectores más eficientes.

La situación es distinta en las economías en progreso o “crecimiento”. En este caso, el capital invertido per cápita se encuentra en aumento. En una economía que no crece y se encuentra en el “estado estacionario”, la única manera de aumentar la cantidad producida o realizar algún cambio en las líneas de producción, es quitando recursos de otros procesos productivos. En una economía que acumula capital incrementando su valor per cápita, se tienen nuevos ahorros para incrementar la producción o realizar cambios sin tener que quitar recursos o factores de otras líneas de producción.

Estas ganancias empresariales no son un fenómeno duradero, sólo son un suceso temporal que está indicando algún desequilibrio en el mercado. Las ganancias empresariales indicarán a los productores que sufren pérdidas empresariales hacia donde deben corregir sus procesos productivos, de modo tal que se genere capital en lugar de consumirlo. El nuevo capital invertido en la rentable actividad hará que los precios tiendan a un ajuste de modo tal que no haya ganancias ni pérdidas empresariales. Esto es importante, ya que en el largo plazo, las “nuevas ganancias empresariales” derivadas de una acumulación de capital per cápita terminan distribuyéndose entre los dueños de los factores de producción, y en última instancia, en los individuos. Las personas reciben los beneficios del nuevo capital por dos lados. En primer lugar, el incremento del capital per cápita eleva la productividad marginal del trabajo llevando a un aumento de los salarios reales. Por otro lado, el aumento de producción sin la consecuente reducción de otros procesos productivos implica mayores bienes y servicios disponibles en la sociedad, que a su vez se traduce en un aumento del poder adquisitivo del dinero.

Otro punto importante a considerar es que en ningún momento, los beneficios resultantes del nuevo capital acumulado se dirigen únicamente al “sector empresarial”, ya desde el principio la nueva riqueza comienza a distribuirse a lo largo y ancho de toda la sociedad.

Cuando los empresarios comienzan a utilizar el nuevo capital acumulado para expandir o crear nuevas líneas de producción, deben obtener nuevos factores de producción complementarios incrementando la demanda de los mismos, lo cual eleva sus precios. Este incremento de precios, entre los cuales se encuentran los salarios, es lo que permite demandar los nuevos bienes y servicios sin que caiga la demanda de otros bienes o servicios. Este proceso de ajuste a la nueva situación económica en los precios de los factores de producción hace que las nuevas ganancias empresariales se distribuyan hacia los dueños de los factores de producción hasta que finalmente los beneficios quedan en manos únicamente de los consumidores o individuos.

Si entendimos este proceso de mercado en el que los individuos, comprando y dejando de comprar marcan el camino al mismo, vemos que no tiene sentido hablar de “tasa de ganancias (empresariales) natural o promedio”, ya que tales ganancias son volátiles y tienden a desaparecer. En el mercado no existe una ganancia empresarial natural de la cual “no es conveniente” apartarse. Como acabamos de ver, las ganancias empresariales son totalmente independientes del capital acumulado que posean los productores. El capital per se no genera “ganancias” como si se tratase de un manantial mágico. Las ganancias y pérdidas no dependen de qué se produce, sino de la correcta anticipación de los precios futuros del mercado. No hay nada de normal en las ganancias o las pérdidas, ni existen tampoco las ganancias de equilibrio. Las ganancias y pérdidas empresariales son un desvío de la situación deseada por parte de los individuos y, como tales, indican a las fuentes productoras hacia donde deben dedicar su esfuerzos de modo tal de “llegar” al equilibrio al pagar un precio superior a su actual costo de oportunidad. Equilibrio que nunca se alcanza por la dinámica del acto humano, que altera dicho punto momento a momento y acto a acto.


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