BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

TEORÍA ECONÓMICA Y ALGUNAS EXPERIENCIAS LATINOAMERICANAS RELATIVAS A LA AGROINDUSTRIA.

Francisco Javier López Macías
Pepe Castrillón

 

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2.5. EL SISTEMA AGROINDUSTRIAL.

La articulación del conjunto de las cadenas, conforman el sistema agroindustrial, y éstas pueden ser de carácter agroalimentario o no agroalimentario, dependiendo de la procedencia de las materias primas.

Machado (1995), efectúa una clasificación estructurada con base en la pertenencia a una agro economía ya sea alimentaría o no alimentaría, derivado de sus intrincadas relaciones socioeconómicas y de mercado y, además, del tipo de producto que se genera en los procesos de transformación con base en sus materias primas. Véase TABLA 3.

TABLA 3: Clasificación del sistema agropecuario agroindustrial.

Es de anotar, que las cadenas agroindustriales se complementan con una serie de industrias y servicios que apoyan su desarrollo y que le son funcionales estrictamente, entre ellos se pueden incluir: la maquinaria y los equipos industriales, los empaques, el crédito, la investigación, las políticas, normas y regulaciones del estado y la asistencia técnica. El funcionamiento conjunto de todos estos elementos nos ayudan a entender cabalmente como funcionan y operan las diferentes cadenas en el contexto del sistema agropecuario agroindustrial.

Lo más importante que se debe tener en cuenta en una cadena para el logro de la competitividad, entendida en términos sistémicos, es el conocimiento y la tecnología que se incorpora estrictamente en sus productos.

La estrategia a seguir, para determinar cuales cadenas agroindustriales son determinantes para el desarrollo del país, consiste en realizar una evaluación de los distintos criterios que hacen parte de una estrategia de desarrollo del sistema agroindustrial (teniendo en cuenta su peso y valoración), contemplando, entre otros, los siguientes factores: el potencial de agregación de valores y desarrollo de los mercados internos, el peso económico en el producto interno bruto, PIB agroalimentario, el potencial para el desarrollo regional, la generación de empleos directos e indirectos, la capacidad de generación de servicios anexos, el peso de la cadena en el patrón de consumo, y el potencial para crear ventajas competitivas, tal y como se describió anteriormente.

Se supone que el desarrollo agroindustrial, en los países que lo adoptan, como una forma de dinamizar sus economías, debe inducir un cambio institucional en todos los niveles, de tal forma que permita la innovación, el cambio y la adaptación a las nuevas necesidades del desarrollo. Por tal razón, son necesarios cambios en las instituciones relacionadas con: planificación y formulación de políticas, investigación, fomento a la producción, educación nutricional, transferencia de tecnología y organización de la comercialización, entre otras.

Estos cambios institucionales, permitirán, a su vez, proporcionar cambios en las relaciones sociales de la producción, en la tenencia de la tierra, en la introducción del cambio tecnológico que modernizaría las actividades de la agricultura, la industria y el comercio, y en fin, posibilitando la reducción de los conflictos sociales que afectan las relaciones de poder en los distinto ámbitos territoriales (nacional, regional y local), de tal manera, que se obtenga como resultado una mayor integración de la población y del sistema económico y productivo, a la vida y a los procesos de desarrollo nacionales, fomentando cambios de actitud, nuevos conocimientos y metodologías de solución de problemas válidas y aplicables.

El desarrollo agroindustrial así concebido tendría una serie de efectos sobre el sistema económico, especialmente, en aspectos referentes a: aumento de la productividad agropecuaria, mejoramiento de la eficiencia del sistema de producción, distribución y consumo, aumento del empleo, logro de mayores avances e innovaciones tecnológicas, desarrollo de nueva infraestructura física (productiva, de transporte, de comunicaciones y de mercado), factores que, a su vez, establecerían condiciones favorables para una mayor integración regional, nacional e internacional.

En el plan “Cambio para construir la paz” del período 1998-2002, define cuatro estrategias: Hacia un estado participativo, Reconstrucción del tejido social como compromiso fundamental de la sociedad, Desarrollo y paz (instrumentos y prioridades) y Las exportaciones como motor de crecimiento.


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