Acuerdo argentino-británico sobre Comunicaciones con las Islas y libre ingreso de ciudadanos, con pasaporte argentino, al archipiélago
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

ISLAS MALVINAS, SU HISTORIA, LA GUERRA Y LA ECONOMÍA, Y LOS ASPECTOS JURÍDICOS SU VINCULACIÓN CON EL DERECHO HUMANITARIO

Bruno Tondini

 

 

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III.15.11.- Acuerdo argentino-británico sobre Comunicaciones con las Islas y libre ingreso de ciudadanos, con pasaporte argentino, al archipiélago. Análisis y consecuencias.

La tensión entre Chile y el Reino Unido por la detención de Pinochet llevó a que la empresa LAN Chile suspendiera sus vuelos a las islas Malvinas, dejando a las mismas en un virtual aislamiento. Esta situación colaboró para que se produjera un cambio de situación favorable a la Argentina. Así, las negociaciones interparlamentarias argentino-británicas culminaron con la firma por los cancilleres Di Tella y Cook, el 14 de julio de 1999 en Londres, de una Declaración Conjunta sobre las Islas Malvinas, por la cual se reanudaban los vuelos entre la Argentina continental y las islas, y se permitiría la visita de argentinos a las mismas presentando su pasaporte. El tema de la soberanía quedaba preservado de las negociaciones bajo la fórmula del paraguas. El convenio incluía además un compromiso para incrementar la cooperación bilateral sobre la conservación de los recursos pesqueros y el control de la pesca ilegal en el Atlántico Sur. Asimismo, los dos gobiernos continuarían trabajando conjuntamente para evaluar la factibilidad y el costo de la remoción de las minas terrestres aún presentes en las islas Malvinas.

El acuerdo fue firmado por dos consejeros malvinenses, no como parte formal sino en calidad de testigos. Contó también con el apoyo de la oposición de la Argentina, cuyos legisladores habían participado de las gestiones. En el acto de la firma, el canciller Cook expresó que el acuerdo diluía la tensión entre las islas y la Argentina, y el canciller Di Tella señaló que no había perdedores y ganadores, todos eran ganadores. Un periodista dijo a Cook que muchos creían que ése era el comienzo del fin de la soberanía británica sobre las islas. El canciller británico respondió que nada en el acuerdo comprometía la soberanía, y Di Tella recordó que todo estaba firmado bajo la fórmula del paraguas. Cook señaló además que el acuerdo contaba con el apoyo de muchos isleños. Al referirse a unos incidentes de protesta en las Malvinas, Cook sostuvo que la intimidación no era aceptable. Di Tella afirmó más tarde que el éxito se debía a los legisladores argentinos.

No obstante, los isleños intentaron obstaculizar el cumplimiento de lo pactado, advirtiendo que, si no se lograba antes del 9 de octubre un acuerdo bilateral de largo plazo por la pesca, se suspenderían los vuelos reanudados a las islas. A fin de dar solución al problema, el vicecanciller Cisneros y el director para las Américas del Foreign Office, Peter Westmacott, mantuvieron una reunión en Madrid los días 2 y 3 de septiembre de 1999. Al término de la misma, ambos funcionarios asumieron, en nombre de sus gobiernos, la promesa de instrumentar siete medidas unilaterales para combatir a los buques sin licencias pesqueras, las cuales serían aplicables en la zona en que cada país tenía jurisdicción. Se acordó además que tanto la Argentina como el Reino Unido insistirían ante los demás países para que adhirieran a un eventual tratado de preservación de especies. El acuerdo fue firmado bajo la fórmula del paraguas. De esta manera, se logró mantener en pie el entendimiento bilateral suscripto en Londres, que permitía a los argentinos volver a viajar a las islas. Las promesas mutuas tenían similar status jurídico que el de los demás documentos emitidos al finalizar las reuniones habituales de la comisión de pesca, que se realizaban semestralmente desde 1990.

El 16 de octubre se reanudaron los vuelos comerciales a las islas Malvinas con escala en el territorio continental argentino por primera vez desde la guerra de 1982. El vuelo 993 de la compañía LanChile hizo escala en Río Gallegos, donde abordó la nave un contingente de 20 familiares de caídos durante la guerra. Era la primera vez que los allegados a los soldados muertos iban a permanecer una semana en las islas.

Por otro lado, las relaciones comerciales entre la Argentina y el Reino Unido tuvieron una sensible mejoría durante la década de 1990. Las exportaciones argentinas al Reino Unido pasaron de 186 millones de dólares en 1990 a 265 millones en 1999, con un pico de 355 millones en 1996. Las importaciones argentinas desde el Reino Unido oscilaron de 42 millones de dólares en 1990 a 543 millones en 1999, con un máximo de 802 millones de dólares en 1997. El saldo de la balanza comercial pasó a ser deficitario para la Argentina a partir de 1992, con un pico fuerte de –541 millones de dólares en 1998. El Convenio para la Promoción y Protección de Inversiones, firmado en diciembre de 1990, comenzó a regir en febrero de 1993. A partir de entonces, la IED británica comenzó a aumentar, alcanzando la Argentina el cuarto lugar en América Latina en 1996. La misma se concentró en manufacturas, bebidas, alimentos y tabacos.

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