La Misión Haig y la intervención de EE.UU.
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

ISLAS MALVINAS, SU HISTORIA, LA GUERRA Y LA ECONOMÍA, Y LOS ASPECTOS JURÍDICOS SU VINCULACIÓN CON EL DERECHO HUMANITARIO

Bruno Tondini

 

 

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III.12.4.- La Misión Haig y la intervención de EE.UU.

En los días siguientes al 2 de abril, el Gobierno de Buenos Aires explicó su posición, nacida del nuevo estado de cosas: estaba dispuesto a negociar todo menos la soberanía “la que – se dijo reiteradamente – no es negociable”.

El gabinete británico también manifestó disposición a negociar y acepto la misión Haig, pero su postura era diametralmente opuesta: debía aplicarse la Resolución 502 (el retiro de las fuerzas argentinas) y volver a la situación previa al 2 de abril.

La misión del jefe de Departamento de Estado, Haig , intentó la mediación representando a los EE.UU. aduciendo que eran dos aliados de su país enfrentados. La plaza fue colmada por acción de una emisora popular, cuyo locutor, "el gordito de América", instaba a concurrir a la misma.

Por otro lado en el plano interno, la junta -de un aislamiento absoluto- pasó a un diálogo fluido con los sectores de la política. En medio de este clímax, hubo algunas resistencias (Raúl Alfonsín, dirigentes progresistas, entre otros). El objetivo era impresionar a Haig, a quien la idea de una similitud con el fascismo no le pareció desmesurada.

En rigor, las negociaciones mostraron la intransigencia de ambos países. Por parte de la junta, se mantenía la idea que la flota sólo hacia una travesía diplomática; por el lado de la "Dama de Hierro", el conflicto posibilitaría reforzar su consenso que mostraba signos de debilidad. Indudablemente la plaza colmada empezó a abrir la brecha entre Washington y Buenos Aires.

En la segunda misión el embajador americano trató de persuadir a los militares argentinos de lo absurdo que sería una guerra, dejando entrever que Thatcher no aceptaría un suicidio político; por lo tanto, el gobierno argentino tendría que hacer concesiones y entender que era el "furgón de cola" de occidente. Además, el mediador americano dejó claro que su gobierno consideraba que el TIAR era inaplicable en este caso, ya que Argentina había hecho uso de la fuerza.

Argentina jugaba con la posibilidad -bastante remota- de presionar a EE.UU. invocando la URSS; en tanto, en el seno de la junta, por parte de la aeronáutica, el brigadier Lami Dozo mantenía un criterio de flexibilidad requerida por el mediador, contrariamente al de su colega de la armada, Isaac Anaya; por lo que ponían a Galtieri en una situación delicada.

A mediados de abril vuelven a dialogar los presidentes americano y argentino. El primero afirmaba: "la única que podría beneficiarse con este tipo de conflicto sería la URSS y sus aliados esclavos, por lo tanto yo tengo esperanza que podamos llegar a una solución en un futuro próximo". A pesar que los militares argentinos no ponían en las negociaciones el tema de la soberanía, sí aceptaban la cooperación futura de la explotación de los recursos naturales de la región en disputa.

Thatcher había sido clara, no se hablaría de dinero cuando estaban en juego los "principios" ¿cuáles? .

La negociación llevada acabo por Haig encontró siempre la dura resistencia del jefe de la armada, el cual influyó decisivamente en la cláusula que sostenía que la jefatura y la administración serían ejercidas por un funcionario designado por el gobierno argentino, desde diciembre de 1983 hasta el acuerdo definitivo; a esta actitud, el americano la llamó "la cláusula loca".

La misión Haig, quedaba de esta manera frustrada.

La intervención (colaboración) de EE.UU la podemos resumir de la siguiente manera:

1- Información satelital de las posiciones argentinas.

2- Información “secreta” de las operaciones navales realizadas en forma conjunta entre las Armadas argentina y norteamericana, denominadas “UNITAS”, donde se le suministró a Gran Bretaña todos los movimientos en guerra submarina y antisubmarina que podría desplegar la Argentina, neutralizando así a nuestra flota.

3- Provisión de sofisticados armamentos, el más importante es el misil aire-aire denominado “SIDEWINDER”, con una efectividad de tiro cercana al ciento por ciento. Ello obligó a los aviadores argentinos a volar a muy baja altura para evitar la detección de los radares ingleses, ya que ser descubierto era letal. Muchas de las bombas arrojadas por los pilotos argentinos no explotaron por esta razón, al no tener tiempo suficiente por su espoleta de retardo.

Un libro elaborado por la Fuerza Aérea Española - neutral en el conflicto - “Malvinas testigo de batallas” afirma que si todas las bombas depositadas por los argentinos en la flota inglesa hubieran explotado, las tres cuartas parte de la misma hubiera sido hundida, con lo cual el resultado del conflicto hubiera sido distinto.

4- Apoyo político a Inglaterra en la ONU y embargo económico a la Argentina.

5- Si bien la Isla “Ascensión” estaba bajo administración norteamericana, es en realidad de propiedad inglesa bajo arriendo de los EE.UU. Pero la facilidad en su utilización por los ingleses habla a las claras de cuál era el aliado norteamericano.

6- No aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que obligaba a sus firmantes a defenderse recíprocamente ante la agresión de cualquier potencia extracontinental.

Este punto da lugar a numerosas controversias dado que una razonable postura sobre el mismo sugiere que el tratado era de imposible aplicación debido a que no existió una agresión de una potencia extracontinental a un país americano, sino mas bien, un inicio de acciones bélicas por parte de un país americano sobre un territorio colonizado por una potencia extranjera.

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