ESTRUCTURA DE LA ECONOMÍA CALDENSE
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

CAPITAL HUMANO COMO FACTOR DE CRECIMIENTO ECONÓMICO:

CASO DEPARTAMENTO DE CALDAS (COLOMBIA). 1983 2003
 

Duván Emilio Ramírez Ospina

 

 

 

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5.2 ESTRUCTURA DE LA ECONOMÍA CALDENSE

Las tendencias del período 1980–1997 muestran que el sector primario ha venido perdiendo participación en la generación de valor agregado departamental, fenómeno que se acentúa después de 1994; la industria apenas si ha seguido el modesto ritmo de toda la economía y ha conservado su aporte relativo al producto, mientras el sector terciario ha aumentado su participación, gracias a la dinámica de los servicios de transporte, comunicaciones y financiero y de servicios personales.

Lo preocupante de estos cambios en la estructura económica departamental, es que no se pueden atribuir a un proceso de modernización económica como el que ha caracterizado la historia del desarrollo en los países avanzados. La participación creciente del sector servicios en Caldas (y en Colombia) no se debe a que el aprovechamiento de la frontera agrícola llega a sus límites y la mayor productividad en el campo y la industria han dejado recursos sobrantes que se han desplazado a un sector terciario formal, de tecnología blanda y avanzada.

La disminución relativa en el tamaño de la actividad cafetera, que en 1980 representaba el 60% de la actividad agropecuaria, ha sido determinante en la pérdida de importancia del subsector, y ello se debe a la crisis del café y a la insuficiencia de ideas renovadoras o de sustitución de cultivos. En efecto, desde 1980 hasta 1997, el café perdió 5 puntos porcentuales en su participación en el valor agregado bruto departamental, aunque presentó una leve recuperación en 1997. Para el mismo período, la actividad agrícola sin café ha perdido sólo un punto porcentual, con oscilaciones.

Caldas se ha desagriculturizado por el deterioro del campo y la falta de políticas sectoriales apropiadas, no por su modernización. La inseguridad ha incidido también con su efecto desestimulante de nuevas inversiones. Ese fenómeno no ha sido acompañado de un mayor dinamismo en las actividades manufactureras, a pesar de los esfuerzos de unas pocas industrias por abrirse al comercio internacional, como se verá más adelante. El comportamiento del sector comercio, cuya dinámica en Caldas ha estado muy relacionada con la actividad cafetera, confirma lo dicho. El hecho es que este sector redujo su participación al 50% de lo que era en 1980 (pasó del 20% en 1980 al 10% en 1997).

Consecuentemente, no se puede esperar que la mayor participación del sector terciario esté representada por servicios de alta tecnología, a pesar de que en el Departamento ha habido notorios avances en telecomunicaciones, servicios financieros y turismo. El subsector gobierno también aumentó su participación del 6%, entre 1980 y 1990, al 8% en 1995 y al 9% en 1997, fenómeno que podría estar asociado con el proceso de descentralización administrativa y fiscal del país. Detrás de la importancia creciente de “servicios personales”, puede ocultarse también un exagerado aumento del sector informal y el subempleo que, como se dirá más adelante, marcan el panorama laboral del Departamento. En relación con la estructura económica no se puede, entonces, concluir que la de Caldas sea una estructura moderna, como la que caracterizaría una economía competitiva. Se debe recordar, finalmente, que el aporte de la industria y el sector servicios se encuentra concentrado en la región Centro Sur y, especialmente, en Manizales. La economía del resto del Departamento es fundamentalmente agropecuaria.

Los últimos años no muestran, como era de esperar, un cambio significativo en las tendencias mencionadas: el sector agropecuario conserva su nivel y la industria muestra una ligera recuperación de su participación en el 2000, a costa del comercio. En general, las participaciones sectoriales en el 2000 conservan los niveles de 1997, salvo reducciones muy sintomáticas de la crisis coyuntural vivida en el periodo 1998–2000, en los sectores construcción, telecomunicaciones e intermediación financiera y el aumento de la “administración pública y otros servicios a la comunidad”.

Finalmente, para entender mejor el cambio estructural que se ha dado en la economía caldense, en el último cuarto de siglo, vale la pena considerar las diferencias en la dinámica de crecimiento de los distintos sectores, hasta inmediatamente antes de la última crisis.

El sector de los servicios de transporte, comunicaciones y financiero fue el más dinámico en el período 1980-1997; su tasa de crecimiento promedio anual ha sido creciente, 5.1% en el período 1980-1997 y 6.4% en el período 1989-1997, notablemente superior a la tasa del PIB departamental. El sector de la construcción que venía creciendo, con oscilaciones, a una tasa de 4.6% anual entre 1980 y 1997, perdió notoriamente su dinámica en la crisis de los últimos años, como ya se mencionó.

Menos fortaleza ha mostrado la industria manufacturera, aunque ha mantenido tasas de crecimiento positivas y superiores a las del conjunto de la economía departamental (una tasa de 3.5% en promedio para el período 1980-1997 que se redujo en la última década al 2.3% anual). En este crecimiento hay que resaltar el avance de la industria transformadora del Café, el más importante producto de la agricultura en Caldas (más allá de la trilla tradicional): además de la torrefacción y producción de café molido para el consumo interno, se ha incrementado la producción de café soluble liofilizado y de café descafeinado, ambos para exportación.

De acuerdo con los datos de la Encuesta de Opinión Empresarial que hacen FEDESARROLLO y CRECE, la situación económica de la industria caldense en el año 1999, presentó el balance más negativo de toda la década. Especial consideración merece el café, que ha sido el principal producto de exportación del Departamento y uno de los motores de su crecimiento . El escaso capital humano (baja escolaridad, principalmente), la pobreza y la precaria formación empresarial de la gran mayoría de los caficultores , fueron condiciones inapropiadas para enfrentar las nuevas condiciones del mercado, surgidas a raíz de la ruptura del Pacto Cafetero en 1989 , y para evitar la crisis de la actividad cafetera que aun hoy frena la economía de los departamentos cafeteros y es causa de un mayor empobrecimiento en las zonas de cultivo.

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