BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

Comunidades Productivas: Asociatividad y Producción en el Territorio
 

Luis Ramón Valdez

 

 

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Colofón: Consecuencias del Perfil de Industrialización

La falta de una producción uniforme que operó con serios rezagos , producto de la alta dependencia de materias primas importadas, donde sólo las dificultades de logística ocasiona la necesidad de grandes inventarios, lo que a su vez provoca mayores necesidades de capital para las empresas; constituyen serias limitantes para el sector de producción industrial dominicano. A esto se le suma una asistencia técnica inadecuada e insuficiente, niveles limitados de capacitación de la mano de obra, la adopción y ajuste de esquemas de dirección que obedecen a culturas y racionalidades de trabajo diferentes, ayuda explicar el insuficiente y deformado desarrollo del sector. Por otro lado, ha de incluirse la adopción de forma distorsionada, de métodos de trabajo de los países centrales, por ejemplo: los supervisores fueron conceptuados y entrenados en la capacidad de vigilancia de los trabajadores más que del sostenimiento de la calidad e incremento de la productividad, ésto generó a su vez altos niveles de desperfectos y desperdicios, todo ello producto de la ineficiencia productiva de las empresas. Esto lógicamente tiene consecuencias que afectan notoriamente el flujo de producción, con un impacto importante en la estructura financiera de las empresas

Toda la situación más arriba enumerada, generó como consecuencia una baja productividad de las empresas. Baja productividad que se trató de compensar con estructuras salariales significativamente rígidas, esto generaba un salario real insuficiente para satisfacer las necesidades de los trabajadores; esta limitación salarial a su vez constituía un freno para la expansión del consumo por lo que las empresas operaban para producir para mercados limitados o sobre ofertados, lo que obviamente afectó nuevamente la rentabilidad de las empresas que han sido incapaces de competir con racionalidades productivas más eficientes. Es en este punto donde el Estado interviene protegiendo la rentabilidad de las empresas con aranceles elevados; esta situación limitó seriamente la competencia interna, se trató de un contexto que alentó, promovió y premió el uso poco racional de las capacidades productivas desestimulando el proceso de innovación. Es decir, la producción industrial se sustento en bajos salarios, restricciones a la innovación nacional, máquinas de alta capacidad tecnológica, pero con alta subutilización, requiriendo de aranceles con tasas de protección efectiva significativamente elevadas.

En República Dominicana se introdujo la producción en masa, pero en la versión propia del capitalismo periférico. Es decir, para un país que opera bajo una racionalidad económica distinta a la de los países centrales, al contar con un mercado reducido, bajas capacidades de demanda y con necesidades culturales diferentes. La producción en masa surgió entonces de manera deformada, pero generó un tipo de necesidades culturales propias de otros entornos, en donde el esquema sí funcionaba; luego los incrementos del ingreso dentro de esta lógica fueron a significar un mayor gasto en consumo, y este ha tendido a concentrarse en productos manufacturados que se obtienen a través de importaciones, explica porqué la elasticidad ingreso de la demanda y la propensión marginal a importar son sumamente elevadas110.

El componente importado de las inversiones industriales es siempre muy elevado, por lo que un aumento de la inversión provoca entonces un aumento de los bienes importados, sean intermedios o materias primas; pues se trata de una industria con una dependencia cuasi umbilical del exterior.

En economías de este tipo, cuando el aumento del ingreso y gasto nacionales exceden el ritmo de crecimiento de las exportaciones, el de las importaciones tiende a superar a aquellos debido a la estructura de consumo e inversión.

La modernidad y eficiencia del proceso de trabajo han sido consideradas desde la perspectiva de la maquinaria importada y de su nivel de complejidad tecnológica. Se consideraba y todavía se sigue considerando que sólo el hecho de poseer una maquinaria “moderna” garantiza el éxito de la empresa111.

En esta modalidad dependiente de organización del trabajo industrial, se estableció una separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; la gerencia y los técnicos, descuidan las tareas de planeamiento, desarrollo de nuevos productos, de organización, para enfatizar el calco de productos o la supervisión. De igual forma, pocas empresas realizan investigación y promueven relación con centros de investigación incluyendo las universidades.

Es importante destacar, como señalan Sunkel y Paz “las posibilidades de esta política de industrialización estaba limitada a aquellas áreas y aspectos donde no entrara en conflicto con los intereses del sector primario exportador”112. Más adelante afirman que el modelo de sustitución de importaciones corresponde a la fase de crisis del modelo de crecimiento hacia fuera, por la pérdida de dinamismo del mercado externo, este es un modelo en donde el papel del estado se incrementa, y la dinámica económica esta fuertemente influenciada por las circunstancias, fuerzas sociales, políticas internas, la lucha ideológica y política externa, que generan presión sobre el Estado.

Durante los últimos cincuenta años se han sucedido y producido cambios significativos en las prácticas que intentan configurarse como políticas de desarrollo, incluyendo dentro de esto, de manera especial al sector industrial; no obstante siempre ha prevalecido un enfoque muy empirista visto desde la práctica misma. Y la definición de estas políticas, ha sido producto de las presiones de grupos reducidos, pero de poderosa influencia.

En estas “políticas industriales” ha habido intencionalidades políticas donde predominaban los enfoques redistributivos, que suponían un crecimiento predeterminado para el conjunto del país, y buscaban promover un reparto más equilibrado, al menos en el discurso. Se basaban en la generación de “ventajas competitivas” mediante la concesión de subvenciones y desgravaciones fiscales a la instalación, construcción de infraestructuras o localización de grandes empresas que debían actuar como motor de arrastre de la economía. Como saldo, se encuentra un sector industrial que opera con serios rezagos con respecto al resto de la economía, que batalla por la preservación de los privilegios originarios, pero incapaz de resistir y transformarse creativamente frente a los embates de racionalidades productivas más evolucionadas.

Se puede afirmar que el nivel todavía limitado de desarrollo industrial alcanzado por República Dominicana, no es el resultado de una estrategia de desarrollo en ese sentido, ni de una política industrial diseñada al efecto. Ha sido el resultado de las luchas políticas entre los diversos sectores empresariales, y entre estos sectores y el Estado para mantener esquemas de beneficios en función de los intereses inmediatos de clase, autores de diferentes posturas ideológicas coinciden en este aspecto. Moya Pons llega a afirmar “el tema de los incentivos industriales durante ese período fue discutido y definido como un problema de interés exclusivos para ambos, el estado y los industriales y no como un problema social”113. Y más adelante afirma que la estrategia de industrialización de sustitución de importaciones implementada en la República Dominicana a partir de 1961 no fue el resultado de ninguna teoría de Desarrollo Económico, sino el producto de un rejuego de intereses económicos ya existentes en el país114.

El Estado dominicano, ha sido entonces incapaz de definir una estrategia de desarrollo industrial, ni que decir de una estrategia nacional de desarrollo, a pesar de los discursos y las propuestas políticas; que permita además de las necesidades materiales, satisfacer las necesidades culturales y morales, o permitir que sus ciudadanos generen y puedan orientar parte de sus ingresos a satisfacer estas necesidades sentidas.

En otras palabras, el país ha pasado de un proceso de industrialización que intentó aproximarse al tipo capitalista periférico basado en la sustitución de importaciones para el mercado interno, a otro basado en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo, en bajos salarios y en la actividad de zonas francas que hoy ha entrado en crisis.

Esto pone en evidencia el estancamiento del sector industrial, implica en la práctica un tímido, pero evidente proceso de desindustrialización, que se acompaña con el descenso del empleo industrial, en el marco de su sustitución por una economía de servicios con el consecuente aumento de las importaciones115. Ciertamente aunque de manera lenta es sostenido el descenso de la participación del PIB industrial dentro de la PBI nacional desde el año 1992 hasta la fecha, haciendo referencia al sector manufacturero sin la participación de las zonas francas116.

La producción industrial como parte del PBI, ha venido descendiendo en su participación como parte del mismo, si exceptuamos la parte correspondiente al aporte de zona franca (de la cual sólo se contabilizan sueldos y salarios) se nota que en 1970 que del PBI nacional el aporte del sector manufacturero era de 18.5%, con un descenso muy ligero a 17.9 en 1980; Sin embargo esta participación descendió al 15% en 1990 y a un 12.8 en el 2004. En otras palabras, aunque el sector manufacturero sigue siendo un sector muy importante para la economía nacional, la importancia relativa es cada vez menor y en franco descenso, producto del cambio estructural que se ha operado en la economía dominicana.

Como puede observarse el comportamiento del empleo industrial en los últimos diez años ha ido descendiendo en su participación en el total de la población ocupada. Esto es un indicador de la afirmación señalada más arriba.

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