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DESARROLLO AGROINDUSTRIAL SOSTENIBLE: SUBREGIÓN CENTRO-SUR DE CALDAS

 

Carlos Humberto González Escobar

 

 

 

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4.8.7. El Desarrollo

Los enfoques teóricos del desarrollo de las localidades y la subregión disienten en las formas de actuación y prácticas de gestión que actualmente utiliza la administración pública y en particular los dirigentes políticos y administrativos que las representan, de cierta manera el ejercicio de planeación de cada periodo y ejercicio de los gobernantes se limita a la formulación del documento del plan de gobierno y a tratar de, en coherencia con éste, ejecutar los actos administrativos a los cuales se compromete. Los nuevos retos de la gestión pública, y aún de los dirigentes privados y demás agentes sociales, tiene una perspectiva de largo plazo, con un aditamento que le marca un derrotero más exigente, la complejidad de los problemas sociales, en particular la generación de empleo real y de creación de nuevo tejido productivo. Este solo componente del desarrollo, en lo que se denomina la dimensión económica, exige estructurar verdaderos planes para la gestión del desarrollo local y subregional.

Una gestión para el desarrollo local y subregional debe estar enfocada en una perspectiva de largo plazo, la administración pública debe entender que solo está dando respuestas de coyuntura y en resolver los asuntos inmediatos sin tocar los tópicos de fondo de la crisis, las causas estructurales de la pobreza, del desgobierno y de una gestión desorientada de su papel trascendental que le apueste a soluciones estructurales a la problemática de la comunidad y a las distintas dimensiones del desarrollo, en un enfoque que debe ser sistémico, holístico e integral, más centrado en lo sostenible.

La participación ciudadana en los procesos de planeación, gestión y control, en la construcción de democracia, en darle realce a la política y a la gestión pública, en constituir un orden coherente por el desarrollo, en la cual el control ciudadano conduzca a actos de transparencia y una cultura de la ética en el manejo de lo público.

La apertura para que se de acceso a los actores sociales y a nuevos liderazgos, la renovación de las formas de participación y gestión, el poder entender que las dimensiones de los problemas son complejos pero con posibilidad de encontrarle solución, con la articulación de los diferentes sectores económicos y sociales, los distintos actores sociales estratégicos, la formación de una masa crítica de dirigentes, la promoción de una cultura ciudadana crítica y actuante, con capacidad de interlocución e interacción en los diferentes escenarios de poder y decisión de lo local y regional.

La identificación hecha de los sectores dinámicos y potenciales de desarrollo económico es un ejercicio para promover y gestionar las posibilidades de crecimiento sostenible en lo económico, de generar actividades productivas de valor agregado, de estimular la innovación, la transferencia y adaptación de tecnologías a los productos primarios o commodities, se requiere establecer un proceso de transformación del modelo o esquema predominante de producción y de la economía regional, el cual se ha agotado, lo que no significa que deba desaparecer pero si de incluir una mezcla de diversidad y de diferenciación en la producción, que esté más ligado a la vocación de la subregión.

El Estado y en especial las administraciones públicas locales tienen mucha responsabilidad en crear las condiciones para el desarrollo, no se entiende una administración que opera aislada de la comunidad, de sus instituciones y del sector empresarial, como está funcionando hoy, cada vez está más desarticulada y desconectada de la búsqueda de las apuestas del desarrollo .

Desde el enfoque del cambio tecnológico, del reconocimiento de la existencia de megatendencias del desarrollo, como la apertura económica, la globalización económica, no se puede desconocer que hacia allá se dirige la economía y el desarrollo por lo cual la manera de conectar a esa nuevas dinámicas productivas a la agroindustria y a la subregión no es otra que la gestión en una marco de competitividad territorial.

La subregión será competitiva si desarrolla su capacidad gerencial, de nuevos liderazgos orientados al desarrollo, al impulso de un entorno de mejores niveles de seguridad y confianza, la formación de capital humano y social, el establecimiento de un sistema de cluster del conocimiento y de la productividad articulados a otros sistemas de cluster de productos y servicios dinámicos, estratégicos y jalonadores de la economía subregional.

La construcción de tejido empresarial es un papel de todos los actores sociales y actores estratégicos de la subregión, para impulsar la creación de condiciones de competitividad como parte de la endogenización de sus recursos y capacidades de las que está dotado y contiene el territorio.

Una gestión pública, en la perspectiva del desarrollo, requiere que sus recursos técnicos, financieros y su talento humano trabajen de manera sinérgica, trabajar en la confluencia de intereses comunes a la subregión. Por eso es necesario incluir en el presupuesto de las instituciones recursos en el largo plazo hacia asuntos prioritarios como un sistema educativo de calidad, dotar de infraestructura y estímulos a las instituciones de educación para que dirijan sus esfuerzos hacia la investigación y el desarrollo, más recursos invertidos de manera continua en ciencia y tecnología aplicada al desarrollo empresarial, social y de la economía agroindustrial subregional.

En este enfoque no se espera que los grandes grupos económicos sean quienes establezcan la innovación en el sector rural y agroindustrial, es necesaria la interacción continua y eficiente de los actores empresariales (pequeños y medianos), el gobierno (en sus distintos niveles) y la academia; para que los productos de investigación de esta última se destinen a nuevos desarrollos productivos.

Grafico 13. Sistema de Gestión del Desarrollo Subregional: Agroindustria Sostenible

Institucionalidad y Organizaciones para la Gestión del Desarrollo Agroindustrial Subregional

Partiendo de las condiciones especiales de la subregión y las posibilidades de transformación de su sistema económico tradicional, se considera pertinente una serie de medidas de orden institucional, político, cultural y social.

Es fundamental que desde las bases mismas de la sociedad se promueva un análisis transparente, riguroso, serio, abierto, incluyente, pero ampliamente participativo de los diversos actores sociales, estratégicos e institucionales de la subregión para formular un plan prospectivo y estratégico de la misma. De esta manera se iniciarán las bases de la transformación social y cultural del territorio.

En atención a este primer interés se requiere la vinculación de la academia a fin de adelantar varios estudios de soporte a este nuevo proceso refundador del territorio, al fin y al cabo, un plan es una apuesta a futuro en donde se concertan los diferentes intereses y expectativas de sus miembros. Uno de los primeros estudios debe elaborarse con la participación de un equipo interdisciplinario (antropólogos, sociólogos, comunicadores sociales, economistas, arquitectos y administradores de empresas, entre otros) dirigido a identificar los aspectos sociales, comunicacionales y culturales que servirán a la construcción organizada del territorio. Señalar cuales son los elementos integradores, la historia reciente de sus habitantes y cuáles son aquellos factores que potencian o limitan las posibilidades de compromiso por la transformación y apuesta colectiva por el futuro.

Como se trata de una visión holística del desarrollo no se queda en un plano lineal, ella incorpora los mapas sociales y culturales que cubren el territorio, porque si no existe un actor social consciente, conocedor y competitivo no existirá un territorio competitivo. Las características particulares de los grupos humanos en un territorio trazan las pautas de su comportamiento cultural, en el territorio aparecen las formas de organización y representación de lo social, los modos de producción y de constitución de lo político .

La gestión social compromete tanto a las instituciones públicas como a las organizaciones empresariales y las organizaciones de productores campesinos y a las comunitarias, su formación y preparación tanto para la participación real en los nuevos espacios que se abren, como en entender la dinámica de trabajo y para integrar nuevos procesos de aprendizaje individual y colectivo.

Esto implica en acercar esos nuevos retos a la comprensión de cada habitante del territorio, los esfuerzos en este caso se dirigirán a la concepción de un modelo pedagógico, a establecer una zona de desarrollo próximo para la comunicación e interacción de los distintos actores. La conexión de diseños pedagógicos con la difusión en los distintos espacios sociales y culturales, en esa articulación mediática entre el sentido que se quiere expresar y el sentido como lo apropia el receptor, se hace necesaria la vinculación de los nuevas tecnologías de información y comunicación, incluir las diferentes formas de aprendizaje y acceso al conocimiento.

Ya el ejercicio de esta investigación hace unas aproximaciones al contexto social y cultural, y que refleja relativos cambios en los actores en la visión de lo rural. La decisión de implementar una política regional agroindustrial por sí misma provoca una mirada distinta a la producción agrícola, a la integración de los pueblos o, por lo menos, de los dirigentes públicos. No es lo mismo una visión local exclusiva a una visión colectiva de subregión, que se convierta en un proceso de crecimiento y evolución de las condiciones de gestión y desarrollo.

Es posible un cambio de mayor trascendencia en la medida que también se establezcan ciertas condiciones del desarrollo social, que existan comprometidos recursos representativos en la inversión social, acompañamiento individual a productores, de manera que se apoye en ese proceso de cambio cultural.

La construcción de un denso tejido agroindustrial, en el cual se pueda establecer lazos de cooperación e intercambio de insumos, información y conocimiento; integrado a un tejido institucional y social que le sirve de soporte en la gestión. Al igual que el establecer sinergias dentro del sistema educativo para el mejoramiento de la calidad y la pertinencia de los procesos de formación.

La organización de los productores rurales para la atención a los temas gremiales es distinta de la constitución de empresas u organizaciones para el desarrollo de su capacidad productiva, en ese aspecto existe confusión, aún en la elección de los tipos de organizaciones sociales para asociarlos o integrarlos, pues se pueden agotar importantes recursos a esta tarea que los distancia de las posibilidades de inserción a las dinámicas de la productividad y la competitividad.

Grafico 14. Sinergia Institucional

El cambio de una visión municipal o local a una más amplia en lo subregional bajo una perspectiva de la competitividad y el desarrollo sostenible implica gestionar y producir de manera articulada, y a partir de apuestas colectivas de futuro.

La prioridad en la estructuración de una nueva Institucionalidad y formas de organización y gestión parte de la transformación de la misma administración pública, las organizaciones productivas tradicionales, el rol protagónico de los inversionistas y empresarios (tienen la responsabilidad y el compromiso de abrir mentes y espacios para la actuación colectiva) y de las mismas organizaciones sociales, en la configuración de una actuación visionaria y positiva.

La definición de un marco pertinente de políticas de desarrollo regional y subregional, articulado a las apuestas nacionales, más no dependientes de las mismas, esa es otra condición muy distinta frente a las formas de actuación que tienen los gobiernos regionales y locales en las que prepondera el Estado centralizador. Dentro de las políticas centrales estarían la formulación de un plan de ciencia y tecnología articulado al desarrollo agroindustrial, así mismo en la determinación de crear un ente autónomo y con capacidad de atender la gestión del conocimiento en la subregión.

La constitución de un organismo que asuma el rol de gestor del desarrollo local puede sonar a osadía en nuestro medio, pero es indudable que las maneras de hacer “política” han degradado las instituciones y minado la poca confianza de los ciudadanos en ellas (perdida de legitimidad), el alto costo de las transacciones sociales y políticas derivado de ese escenario aberrante, como un obstáculo al ascenso y surgimiento de nuevos liderazgos de protagonismo colectivo, la restricción a la organización comunitaria y a la conformación de tejidos densos de organizaciones sociales; esto hace indispensable constituir nuevos marcos institucionales y entes modernos de gestión del desarrollo.

Si el enfoque de la gestión es el desarrollo, de manera consciente y decidida por todos los actores sociales que habitan la subregión, es indudable que se requiere de la estructuración de un marco institucional moderno y de nuevas formas de organización en las que confluyan los actores estratégicos, públicos, académicos, privados y comunitarios.

Como consecuencia de un ejercicio ciudadano y participativo al emprender la construcción de un plan prospectivo y estratégico, surgirán las nuevas condiciones para estructurar y organizar la gestión de la subregión en esa perspectiva de desarrollo. Sin embargo es necesario aventurarse en cuáles serían algunas de las formas de organización que traería ese escenario futuro.

La primera que se desprende, de las experiencias de algunas regiones, es la de constituir un organismo competente que articule los actores estratégicos del territorio, en primera instancia, las administraciones locales (Chinchiná, Manizales, Palestina, Villamaría y Neira), las cuales estarían convocadas por un interés común: establecer las condiciones para el desarrollo agroindustrial de la subregión. En segunda instancia está el gobierno Departamental de Caldas y algunas de sus instituciones públicas.

Igualmente la convocatoria a las organizaciones productivas y a los empresarios de la subregión que tienen vínculos con el sector agropecuario y con el agroindustrial; pues ya existen conocimientos y experiencia empresarial que pueden ser muy útil para establecer el nuevo sistema de gestión del desarrollo sostenible de ésta.

La inclusión de las organizaciones comunitarias y sociales, en las que confluyen pequeños y medianos productores rurales, Ong’s, organizaciones solidarias y comunidad organizada, son protagonistas de primer plano porque en ellos reside el nuevo potencial de transformación productiva y social, y sobre ellos recae los cimientos de la transformación cultural hacia la competitividad y son actores claves del desarrollo sostenible subregional.

La vinculación de la academia por intermedio de las universidades y sus centros de investigación, entidades dedicadas al desarrollo científico en el sector agropecuario y en ramas conexas, en la medida que la interacción fluida con el entorno local, las instituciones públicas y el sector productivo rural contribuirán a la evolución del sistema educativo y productivo.

La conformación de una especie de corporación o agencia del desarrollo subregional tiene sentido si la confluencia de estos actores es de compromiso real y consciente en la búsqueda de su futuro desarrollo. En efecto, la vinculación implica compromisos serios, coherentes y sostenibles en el tiempo; para la administración pública es necesario destinar, amén de incorporar políticas públicas y estrategias, recursos financieros permanentes para atender las necesidades administrativas y de inversión del nuevo organismo, en especial para la construcción de infraestructuras físicas y sociales, en proyectos de desarrollo económico, en la gestión tecnológica y del conocimiento, entre otras.

La otra perspectiva de este organismo es que debe ser impenetrable y establecer un “blindaje” especial para marginarlo de manejos improcedentes y manipulaciones, de ahí su condición de asimilarlos al derecho privado, aún con el ingreso a la misma de dineros públicos. Un organismo de la trascendencia y del rol complejo a desempeñar requiere de la dinámica, movilidad y eficiencia que le exigen los retos de la competitividad, la agilidad en la toma de decisiones, que su actuación en el corto plazo este mediada por la claridad en la perspectiva del largo plazo, pues se trata de superar el inmediatismo y aventurarse en una propuesta sostenible y en un horizonte que supera los periodos de 4 años de gobierno.

El cambio del concepto de una administración pública, en su rol de controladora y suministradora, a una gestión de gobierno promotor y facilitador, en cooperación con otros de las condiciones del desarrollo sostenible de la agroindustria subregional, en este nuevo organismo la administración pública participa pero concerta con sus aliados estratégicos las decisiones de planeación, presupuesto e inversión de los recursos.

Algunos de los requerimientos de actuación de un organismo gestor del desarrollo subregional, son:

- Dotación de infraestructura de servicios modernos para las actividades productivas rurales, en particular para el desarrollo agroindustrial.

- Montaje de sistemas de información para la toma de decisiones y la gestión del conocimiento.

- La conformación de redes interinstitucionales y nuevos organismos de soporte a la gestión técnica y tecnológica de la agroindustria de transición.

- El establecimiento de programas de apoyo empresarial, capacitación, entrenamiento y formación de capital humano.

- Programas de asesoría y consultoría.

- Gestión de proyectos de investigación e innovación para el desarrollo de la agroindustria subregional.

- Dotación de parques tecnológicos, incubadoras y centros de desarrollo especializados en agroindustria.

- Impulsar los sectores estratégicos y con posibilidades de generar ventajas competitivas en la subregión (agenda interna y agenda de ciencia y tecnología), en los cuales se resalta la biociencia con bioproductos y materiales biodegradables.

- Diseño y ejecución de programas para estimular la innovación y el desarrollo agroindustrial moderno.

- Inteligencia de mercados y estudios sobre potencialidad de desarrollo de productos y servicios agroindustriales subregionales con capacidad para incursionar en los mercados más competitivos.

Los mayores expertos mundiales en agricultura, economía y medio ambiente han pedido a los gobiernos "dar prioridad a inversiones públicas en áreas rurales destinadas a carreteras, tecnología de la información e infraestructura rural, así como en investigación, formación profesional y educación", según un documento publicado en el portal de la FAO. (19 de septiembre del 2005).

El Acuerdo de Beijing, sobre el futuro de la agricultura mundial y las zonas rurales, pide a los gobiernos que reconozcan el papel clave de la agricultura y las comunidades rurales en el crecimiento económico general y el desarrollo sostenible.

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