BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

ANÁLISIS CRÍTICO DE LA CULTURA EN GUANAJUATO

Reflexiones sobre la Encuesta Nacional de Prácticas y Consumo Culturales
 

Ricardo Contreras Soto (Coordinador)

 

 

Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (159 páginas, 573 kb) pulsando aquí

 

 

 

¿Qué es la resignación?

El hombre sólo cumple con seriedad las leyes de la naturaleza cuando se siente obligado a subordinarse a ellas aceptando su propia muerte.

El hecho brutal de la muerte niega de una vez por todas las posibles realidades de una existencia no represiva, porque la muerte es la negación final del tiempo y “el placer quiere eternidad”. La liberación del tiempo es el ideal del placer. El hombre aprende “que en cualquier forma no puede durar”, que todo placer es breve, que para todas las cosas finitas la hora de su nacimiento es la hora de su muerte –no puede ser de otro modo-. El fluir del tiempo es el aliado natural de la muerte, no únicamente de ella, lo es de la sociedad en el mantenimiento de la ley y el orden, el conformismo, y las instituciones que relegan la libertad a una utopía perpetua; el fluir del tiempo ayuda al hombre a olvidar lo que era y lo que puede ser, hace que se olvide de un pasado mejor y de un futuro mejor.

La lucha de la preservación del tiempo en el tiempo, por la detención del tiempo, pro la conquista de la muerte, parece irrazonable dentro de cualquier medida y completamente imposible bajo la hipótesis del instinto de la muerte que nosotros hemos aceptado. La razón y el instinto se unan para luchar bajo condiciones de una existencia humana auténtica, la diferencia entre sucumbir a la enfermedad a la edad de diez, treinta o setenta, y morir una muerte “natural”, después de una vida plena puede ser muy bien una diferencia por la que merezca la pena pelear con toda la energía instintiva. No aquellos que mueren, sino aquellos que mueren antes de lo que deben morir, aquellos que mueren en agonía y dolor, son la gran acusación. También testimonian contra la culpa irredimible de la humanidad, su muerte despierta la dolorosa conciencia de que fue innecesaria, de que pudo ser de otro modo. En una civilización represiva la muerte misma llega a ser un instrumento de la represión. Ya sea que la muerte sea temida como una amenaza constante, o glorificada como un sacrificio supremo, o aceptando como destino, la educación para el consentimiento de la muerte introduce un elemento de rendición dentro de la vida desde el principio – de rendición y sumisión – sofoca los esfuerzos ”utópicos”. Los poderes que existen tienen una profunda afinidad con la muerte; la muerte es un signo de la falta de libertad, de la derrota. Hoy, la teología y la filosofía compiten entre sí en la celebración de la muerte como una categoría existencial: pervirtiendo un hecho biológico al convertirlo en una esencia ontológica le dan la bendición trascendental a la culpa de la humanidad que ayudan a perpetuar – traicionan la esperanza de la utopía -. En contraste, una filosofía que no trabaja como la servidora de la represión responde al hecho de la muerte con el gran rechazo, la muerte puede llegar a ser un signo de libertad, la necesidad de la muerte no niega la posibilidad de una liberación final, como las otras necesidades, puede ser hecha racional –sin dolor-.

El hombre puede morir sin angustia si sabe que los que ama están protegidos de la miseria y el olvido. Después de una vida plena puede aceptar para sí mismo el morir – en un momento elegido por él mismo -, pero ni siquiera el advenimiento último de la libertad puede redimir a aquellos que mueren en el dolor. Es el recuerdo de ello y la culpa acumulada de la humanidad contra sus víctimas, el que descubre la posibilidad de una civilización sin represión.

Resignarse a la inexorable no se reduce a un simple conocimiento de la necesidad, quiero decir, a una extensión puramente intelectual de lo que se llama prueba de realidad, al nivel de la percepción; la resignación es una tarea afectiva, un trabajo de corrección aplicado al núcleo mismo de la libido, a la entraña del narcisismo. Por eso por lo que la visión científica del mundo debe incorporarse a la historia del deseo.

Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios