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LOS CONDICIONANTES EXTERNOS EN LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN
El rol de Estados Unidos de América ante los casos europeo y latinoamericano


Eduardo Rivas

 

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Capítulo 3. La Integración Europea

El 3 de abril de 1948 el Congreso de Estados Unidos votó el Plan Marshall que permitía la ayuda al Viejo Continente, ayuda que se dividía en 10% en préstamos y el 90% restante mediante donaciones.

En total, desde 1948 hasta 1952, Europa obtuvo 13.000 millones de dólares (alrededor de 130.000 millones de dólares actuales) repartidos de forma muy desigual: el Reino Unido obtuvo el 24%; Francia el 20%; Italia el 17%; Alemania Occidental el 10%, los Países Bajos el 8%, Austria 5,4% (1), mientras que el resto se repartió entre Bélgica, Suiza y Grecia, entre otros (2). Las proporciones cambian si se tiene en cuenta tan sólo las donaciones, por cuanto los Estados que se consideraban más amenazados por el comunismo y que vivían una situación más crítica, Francia e Italia, recibieron una proporción ligeramente superior que el resto de los Estados beneficiados por el Plan Marshall.

Ahora bien, cabe preguntarse por el destino que se dio a este dinero, el que se debía utilizar, y de hecho se utilizó, para la compra de bienes de capital y manufacturas estadounidenses (3), en detrimento de otros Estados que, previo a la Segunda Guerra Mundial, tenían acuerdos económicos de preferencia con algunos beneficiarios de este Plan, entre ellos Argentina, que tenía un acuerdo preferencial con el Reino Unido para la venta de carnes y derivados. Sin dudas, detrás del objetivo declarado de evitar que Europa Occidental cayera bajo las manos del “oso” soviético, se escondía uno más vital para EUA: que Europa Occidental se sometiera a las garras del “águila” estadounidense.

Pero la propuesta del Presidente Truman, en lo concerniente a política exterior, y en especial su relación con la URSS, era de contención, con lo que se excluía cualquier enfrentamiento bélico declarado entre las dos superpotencias, con lo cual no podía ser la administración estadounidense quien se encargara de la aplicación del programa puesto que esto sería tomado por parte de los soviéticos como una velada incitación.

EUA optó por actuar detrás de escena impulsando su modelo de organización política y económica para Europa (4), es decir, plasmaba en hechos lo que en el discurso se decía combatir, que era la intromisión de terceros en las cuestiones europeas. Por eso se fomentó la creación, el 16 de abril de 1948, de la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), que sería la encargada de distribuir la “ayuda”, pero esta organización no limitó su papel a ese terreno, sino que en forma inmediata, a partir de 1950, lo extendió a la liberalización comercial (5). Ya desde su Preámbulo, la OECE pregonaba que “una economía fuerte y próspera es esencial para salvaguardar las libertades y acrecentar el bienestar general, lo cual contribuirá al mantenimiento de la paz”. De esta manera se sentaron las bases para todo un conjunto de iniciativas posteriores.

Estos eran dos de los vértices sobre los que se asentaba la política exterior estadounidense en relación a Europa, aunque, en parte, también puede ser aplicable a América Latina: una alternativa ideológica y económica más atractiva y exitosa que el socialismo de Estado; instituciones internacionales cooperativas, creadas con el objetivo de restaurar el liberalismo de una forma más moderada y flexible que antes de la contienda bélica; y una alianza militar capaz de estabilizar la región y contener a la URSS.

En este sentido, e impulsado entre bambalinas por EUA, se firmó en marzo de 1948 el Tratado de Bruselas, que dio lugar a la creación de la Unión Occidental (UO) (6), que fue el primer tratado europeo durante la Guerra Fría, mediante el cual los signatarios se comprometían a repeler cualquier agresión, “viniera de donde viniera”; y fue entre bambalinas, porque su firma dio el puntapié inicial para la conformación de una alianza militar euro-atlántica destinada a promover la seguridad de las potencias democráticas liberales, que en abril de 1949 ve la luz como Tratado de la Organización del Atlántico Norte (NATO, por su nombre en inglés) (7).

A la par de estos acontecimientos otros hechos importantes en el camino de recuperación europeo tras la Segunda Guerra Mundial volvían a recobrar su ímpetu, éstos fueron los diversos planes para la unión, la federación y la integración de Europa. En este sentido se reunió en La Haya, Países Bajos, en 1948 el denominado “Congreso de Europa”(8), donde se sientan las bases para la constitución, en marzo de 1949, y como foro para la discusión de los problemas europeos generales, del Consejo de Europa (9), uno de cuyos mayores logros fue la realización de la “Convención Europea de los Derechos Humanos”, firmada en Roma el 4 de noviembre de 1950.

Tras la Segunda Guerra Mundial, pese a todos los cambios producidos en Europa en los terrenos político, económico y militar, había un hecho que aún no había cicatrizado y que actuaba como impedimento para cualquier proyecto de integración a largo plazo, a escala continental. La mala relación franco-germana era un escollo muy difícil de superar, por lo que al no encontrar una solución definitiva a esta cuestión, las ideas no pasaban de ser tan sólo ideas, sin visos de poder llevarse a la práctica.

Pero la situación comenzó a resolverse cuando, hacia finales de la década del ´40, las tropas aliadas que ocupaban el territorio alemán decidieron comenzar la retirada. Francia, una de las potencias ocupantes como consecuencia de los Acuerdos de Potsdam de agosto de 1945, reclamaba, en ese momento, determinadas garantías de seguridad por parte de la República Federal de Alemania, de reciente creación, para entregar su territorio bajo custodia. Aparte de la cuestión del Sarre, territorio ocupado por Francia, en 1949 todavía quedaba por resolver quien se haría cargo del territorio del Ruhr, antiguo centro de la industria pesada alemana (10).


1. http://www.artehistoria.com/

2. Cabe señalar que España, que se encontraba bajo la dictadura del general Francisco Franco, no fue invitada a tomar parte de este Plan.

3. “Las compras fueron repartidas en un 27,3% para materias primas; un 26,5% para ayuda militar; un 13,3% para trigo; un 12,5% para otros alimentos y abonos; un 12,5% para productos petrolíferos; un 5,5% para productos metalúrgicos no férreos y un 2,3% para productos siderúrgicos”. http://www.artehistoria.com/

4. “Este modelo se levantaba sobre tres pilares: el taylorismo, que mediante la mecanización y la producción en largas series o escalas permitía reducir los costes y en consecuencia los precios de los bienes finales; el fordismo, como mecanismo por el que mayores ingresos llevaban a más consumo, lo que favoreció el crecimiento auto sostenido mediante la distribución de la renta y el alza apreciable de los salarios en particular; y el keynesianismo, que sostenía la demanda global y, a través de algún intervensionismo público y un cierto papel de los sindicatos en el juego económico, producía una regulación del funcionamiento del sistema. La democracia política y el american way of life serían las herramientas para parar al comunismo en los países occidentales europeos”. AHIJADO QUINTILLÁN, M., Historia de la Unidad Europea..., Pirámide, Madrid, 1999, página 179.

5. “El 18 de agosto de 1950 y por presión estadounidense, se adoptó un «Código de Liberación de Cambios», que preveía la liberación de contingentes de importación, que fue la antesala para que, un mes más tarde, se creara la Unión Europea de Pagos”. Esta política se encuadra dentro del proyecto general, ya mencionado, de propiciar mejoras económicas para ofrecer una situación económica tal que hiciera del capitalismo una opción más interesante que el comunismo. Sin embargo, una vez más existía un objetivo no declarado explícitamente en este accionar: la liberalización comercial traía consigo un mejor terreno para la expansión mundial de las grandes empresas estadounidenses”. http://www. basque-red.net/  

6. En 1954, con la entrada de nuevos miembros y reformando sus instituciones, se transformó en la Unión Europea Occidental.

7. “La política de creación de pactos militares de defensa impulsada por EUA se hizo a escala mundial y así surgieron el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, también conocido como Pacto de Río) en 1947 en América Latina; el ANZUS (formado por Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos) en 1951 en el Pacífico sur; el OTASE (Organización del Tratado del Sudeste Asiático) en 1954 en el sudeste asiático; y el CENTO (Organización del Tratado de los Países del Centro; antiguo Pacto de Bagdad) en 1954 en Oriente Medio”. http://www.puntofinal.cl/

8. Este Congreso, desarrollado del 7 al 10 de mayo y del que formaban parte las dos tendencias sobre la construcción europea ya reseñadas, que contó con la presencia de personalidades tales como Churchill, Blum, Spaak, Reynaud, Coudenhove-Kalergi y Brugmans, adoptó un “Mensaje a los Europeos” en el que se sostenía: “Ninguno de nuestros países puede pretender una defensa seria de su independencia. Ninguno de nuestros países puede resolver solo los problemas que tiene la economía moderna. En defecto de una unión, libremente consentida, nuestra anarquía presente nos conducirá a la unificación forzada, por la intervención de un imperio bajo la ocupación. Es necesario la formación de una Europa unida a la libre circulación de hombres, de ideas y de bienes, la adopción de una Carta de Derechos del Hombre, la constitución de una Corte de Justicia y la creación de una Asamblea Europea, donde estén representadas las fuerzas vivas de todas las naciones”. PÉREZ BUSTAMANTE, R., Historia Política de la Unión Europea 1940 - 1995, Dykinson, Madrid, 1995, página 72.

9. El Consejo de Europa, conformado por el Reino Unido, Francia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, se creó el 5 de mayo de 1949 en Londres, y en su Estatuto enunciaba sus objetivos “Los gobiernos [...] persuadidos que la consolidación de la paz, fundada sobre la justicia y la cooperación internacional es de interés para la preservación de la especie humana. Defensores de los valores espirituales y morales que son patrimonio común de sus pueblos y que son el origen de los principios de libertad individual, libertad política y preeminencia del Derecho sobre los que se funda toda democracia verdadera. Convencidos que para salvaguardar este ideal [...] y favorecer el progreso social y económico es necesario que una unión más estrecha se imponga entre los países europeos que tienen los mismos sentimientos.

Deciden constituir un Consejo de Europa que comprenda un Comité de Representantes de los Gobiernos y una Asamblea Consultiva”. PÉREZ BUSTAMANTE, R., Historia Política de la Unión Europea 1940 - 1995, Dykinson, Madrid, 1995, página 74.

10. La enorme capacidad productiva de la región hizo que durante la I Guerra Mundial y nuevamente durante la II Guerra Mundial se convirtiera en el centro de la fabricación de productos bélicos de Alemania. Francia y Bélgica ocuparon la región desde 1923 hasta 1925 con el pretexto de que Alemania no había pagado las indemnizaciones por los daños de la guerra. Aproximadamente un tercio de las instalaciones industriales de la región fueron destruidas por los bombardeos de los aliados en la etapa final de la II Guerra Mundial. Después de la guerra, se establecieron restricciones a la producción industrial alemana, y la región estuvo bajo el control de una fuerza internacional desde 1949 hasta 1952, en que se creó la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero, precursora de la Unión Europea), y se levantaron las restricciones a la producción industrial en Alemania.

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