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LOS CONDICIONANTES EXTERNOS EN LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN
El rol de Estados Unidos de América ante los casos europeo y latinoamericano


Eduardo Rivas

 

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El ALCA emerge como alternativa

Pero como bien señala Mónica Hirst (1), “el avance del MERCOSUR no depende solamente de las iniciativas intra-MERCOSUR” sino de varios factores, entre ellos “los movimientos de Estados Unidos en relación al ALCA”. Sin lugar a dudas la irrupción del proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) busca, entre otros objetivos, el desarticular la integración sudamericana.

Sin embargo ambos procesos tienen diferentes objetivos, puesto que “la dinámica del MERCOSUR tiene una inspiración bastante distinta a la del ALCA, que en su origen partió de los intereses de los Estados Unidos de crear un área de libre comercio a lo largo de las Américas que permitiese la expansión de sus inversiones y del comercio de bienes y servicios, consolidando su hegemonía en una gran zona de influencia continental” (2). Además, “al confrontar los modelos de integración expresados en el MERCOSUR y el ALCA, se observa que, desde sus orígenes, el proceso de construcción de MERCOSUR fue caracterizado por el gradualismo, para, de esta manera, buscar adaptar las economías de los países integrantes a la apertura de los mercados. Esta perspectiva gradualista se contrapone claramente al proceso de constitución del ALCA, cuyo ritmo de las negociaciones viene siendo marcado por la tentativa de los Estados Unidos en acelerar la consolidación del acuerdo, bajo el formato del single undertaking, es decir, el principio de que nada estará acordado hasta que todo esté acordado” (3).

Los primeros pasos del proyecto ALCA se remontan a diciembre de 1994, con motivo de la primera Cumbre de las Américas, realizada en la ciudad estadounidense de Miami, cuando los ministros de Comercio de todos los Estados americanos, exceptuando Cuba, se pusieron de acuerdo en establecer una zona de libre comercio “desde Alaska hasta Tierra del Fuego” que incluiría a 34 Estados (4).

El promotor de la iniciativa fue el ex presidente de EUA George Bush. El argumento esgrimido a favor del ALCA es que a través de esta área de libre comercio se logrará también “el fortalecimiento de la democracia en el continente y la creación de prosperidad y desarrollo humano”.

El precedente más claro de un acuerdo de este tipo es el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA, por su nombre en inglés), acuerdo suscrito por EUA, Canadá y México, que entró en vigencia el 1 de enero de 1994, fecha en que en el sur de México comenzaba una rebelión indígena encabezada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que tenía, entre otros objetivos, la lucha en oposición al NAFTA.

Ahora bien, el ALCA supone ampliar el modelo NAFTA a todo el continente ignorando la situación de desigualdades desde las que se parte, y sin contemplar ninguna medida de redistribución regional de la riqueza al estilo del fondo de cohesión creado en la Unión Europea (5).

De los 800 millones de personas que integran la población afectada por el ALCA, quinientos millones viven en América Latina y la mitad de ellas se encuentran en situación de pobreza. Frente a ello, el ochenta por ciento del peso económico del continente lo tienen Estados Unidos y Canadá, quienes poseen el capital, la tecnología y las patentes. Sólo el PBI de EUA representa el 71 % de todo el hemisferio. América Latina no sólo no posee infraestructura ni tecnología, sino que cuenta con una deuda externa de 792.000 millones de dólares (6).

¿Pero qué elementos contiene el ALCA que generan esa preocupación en los pueblos latinoamericanos?, ¿cuáles son esos contenidos que tanto les angustian?

La creación del ALCA forma parte de una agenda global de liberalización del comercio que ha tenido, en donde se ha aplicado, a las grandes corporaciones transnacionales como grandes ganadores, a expensas de la gran mayoría de la población, el medio ambiente, y la equidad social.

La experiencia del NAFTA ha demostrado cómo los derechos laborales más básicos y los intereses de los trabajadores son agredidos por estos acuerdos de libre comercio. El objetivo de asegurar la más absoluta libertad al capital para  moverse a nivel continental significará, como lo señala la experiencia más reciente, una tendencia a la baja de los salarios y el deterioro de las condiciones laborales.

Por otra parte el ALCA, como el NAFTA, impedirá, bajo el pretexto de otorgar seguridad absoluta a las inversiones, cualquier regulación estatal aún cuando ésta se apoye en consideraciones de bienestar general, de defensa de la salud pública o del medio ambiente. Los gobiernos no podrán impulsar estrategias de desarrollo y, acentuarán su política de seguir compitiendo por bajar más los salarios, degradar las condiciones de trabajo o los estándares ambientales con la esperanza de atraer las deseadas inversiones.

Además, los términos del ALCA están redactados a medida de EUA. Veamos algunos ejemplos. Dado que el principal sector norteamericano en desventaja en una economía regional sin barreras sería la agricultura, la existencia de subsidios a este sector será una excepción, gracias a la cual EUA podrá mantener artificialmente, mediante sus subsidios de 80.000 millones de dólares anuales, la competitividad de su agricultura y evitar las importaciones de los Estados latinoamericanos.

Al mismo tiempo, y en uno de los puntos más importantes del proyecto, los Estados se obligan a poner los recursos naturales (en especial el petróleo) a disposición del “accionista mayoritario”. Puesto que en una economía neoliberal el Estado se verá obligado a la privatización de cualquier recurso natural que todavía tenga en sus manos, el accionista mayoritario siempre será una multinacional, y ésta, según el acuerdo de libre comercio vinculante a los Estados del continente, sólo podrá ser estadounidense (7).

Lo que está detrás del ALCA, según ha denunciado el economista uruguayo Daniel Olesker, es “reducir las posibilidades de los Estados del sur de comprar a quién le ofrezca mejores precios, marginando en los negocios a la Unión Europea y a la totalidad de los Estados del Asia, cuyas producciones serán aceptadas solo si sortean fuertes aranceles, pero que los harían igualmente no competitivos con los fabricados por las empresas inversoras norteamericanas. Por supuesto que también, con el ALCA en marcha, se liquidarán las alianzas que se están intentando desde Europa con diversas áreas económicas que están en proceso de formación en América Latina, como el MERCOSUR” (8).

Frente a esta realidad, hubo Estados que se opusieron al proyecto. Uno de los opositores fue Brasil, quien propuso la creación de un Área de Libre Comercio Suramericana (ALCSA) (9). El punto crucial para el avance del ALCSA lo constituiría las negociaciones entre la Comunidad Andina y el MERCOSUR,  puesto que un desenlace positivo de estas negociaciones prácticamente cubriría toda la geografía de América del Sur.

Este proyecto subraya una diferencia notable entre las propuestas de ALCA y ALCSA. Mientras la primera se basa en flujos de comercio significativos e intenta vincular a Estados con grados de desarrollo muy disímiles, la segunda se basa en una mayor afinidad en cuanto a niveles de desarrollo, pero desfavorablemente tiene como punto de partida lazos comerciales débiles.

Existe además la propuesta de la Alianza Social Continental (ASC). La ASC es una coalición de grupos laborales, campesinos, indígenas, de mujeres y organizaciones y redes ciudadanas que a lo largo del continente americano se han comprometido para elaborar una alternativa al proyecto del ALCA (10). El proyecto borrador de esta propuesta es la llamada “Alternativas para las Américas” y centra su propuesta sobre la base de un proyecto de carácter más social que el del ALCA, que tiene mayor componente economicista, y refuerza del rol del Estado, frente a la propuesta del ALCA que refuerza el rol del mercado. El ASC propone la construcción de nuevos caminos de integración continental basados en la democracia, la igualdad, la solidaridad, y el respeto de los derechos humanos y el medio ambiente frente a la propuesta del ALCA, que a su juicio, sólo propone la liberalización del comercio y las inversiones, de la desregulación y la privatización, puesto que es un proyecto neoliberal racista, sexista, injusto y destructor del medio ambiente.

Como vemos, con la llegada del nuevo siglo, la UE y el MERCOSUR se enfrentan a nuevos desafíos, y una vez más, marcados por el accionar de EUA que se resiste a abandonar su histórico papel de guía (11).

El MERCOSUR se encuentra en pleno proceso de reformulación, puesto que algunos de sus integrantes, con Argentina como principal referente, ven más interesante la opción de integrarse al ALCA que de profundizar la construcción de la integración sureña. Así, recientemente, el gobierno argentino ha resuelto modificar su arancel externo, con lo cual se produce un notable retroceso en la unión aduanera flexible, camino a un mercado común, para pasar a ser tan sólo una zona de libre comercio (12). Por el contrario, Brasil busca repotenciar el MERCOSUR y en consecuencia alienta el posible ingreso de Venezuela al bloque económico, situación que daría mayor fuerza al grupo y tendería un puente importante de cara a la Comunidad Andina, situación ésta que sería la antesala de un acuerdo entre ambos procesos de integración latinoamericanos que conduciría a la creación del ALCSA (13).

A esta realidad interna se debe agregar que con la llegada al gobierno estadounidense de George W. Bush, vuelven a cobrar fuerza las propuestas conservadoras del Comité de Santa Fe, que ya habían sido el “think tank” (14) de las presidencias conservadoras de Ronald Reagan y George Bush. Este grupo presentó en junio de 2001 el Documento Santa Fe IV, en el que se expresa el interés por revivir la Guerra Fría al señalar “la amenaza soviética ha desaparecido.

No sólo nuestras fuerzas armadas se ven comprometidas por este cambio radical, también nuestra imagen de nosotros mismos. […] Ahora que se ha superado la amenaza soviética, tenemos que reconstruir la nación. Pero sin ese peligro externo, nos puede faltar la identificación necesaria para salir adelante”. En la introducción de dicho documento señalaba James Lucier, director de staff del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, que “aunque los días en que debimos defender la independencia de las repúblicas de Sudamérica parecen haber pasado, aún persiste el hecho de que aquella seguridad y libertad, tanto de los Estados Unidos como de las repúblicas sudamericanas están inextricablemente unidas”. Como deja claramente expuesto Santa Fe IV, “la soberanía y la integridad de un cierto número de países se hallan en riesgo, no por otra nación sino por organizaciones criminales internacionales tan poderosas que le están denegando a los pueblos de Sudamérica su herencia de libertad”. Una vez más se repite el argumento del Estado bueno que se ocupa de cuidar a los pobres Estados del sur, basando su accionar en las denominadas nueve D que reseña el Documento, éstas son Defensa, Drogas, Demografía, Democracia Populista, Desestabilización, Deforestación y Declinación de Estados Unidos.

Y a la hora de justificar su accionar, el “think tank” del Presidente George W. Bush encuentra problemas en todas las latitudes, así identifica a “los capitanes de la droga de América del Sur, especialmente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia […] el castrista Chávez de Venezuela […] el surgimiento de un militarismo izquierdista en los países andinos que finalmente está obteniendo un poco de atención por parte de los medios, en la medida en que el «bolivarismo» se convierte en un grito de ataque de los comunistas y socialistas […] y los bancos españoles, supuestamente financiados por los narcodólares de la mafia rusa, cubriendo el continente en lo que se llegó a conocer como «la reconquista de las Américas»”.

Pero esta política no se queda tan sólo en propuestas, y su mayor exponente es el Plan Colombia, que otorga dinero, armamento y capacitación al gobierno colombiano para combatir el narcotráfico, cuando en realidad lo que se está combatiendo es la guerrilla, que actualmente se encuentra en un proceso de   paz con el gobierno del Presidente Pastrana. Esto es central para EUA ya que, como veíamos, entienden a su seguridad profundamente relacionada con la seguridad de los Estados latinoamericanos, y una resolución, a su juicio equivocada, del conflicto colombiano puede repercutir en los países vecinos.

En términos económicos, y a fin de poder llevar adelante el ALCA, las propuestas difieren un poco. El ex Secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, en un libro de su autoría de reciente publicación, considera un error histórico de la diplomacia norteamericana no haber ahondado en la relación con los países del MERCOSUR. Revertir la situación depende de la capacidad de Estados Unidos de integrar a estos países sudamericanos al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas.

En síntesis, para EUA los principales elementos geoestratégicos, que son importantes de cara al presente siglo, son el control de los estrechos atlánticos; el uso del Canal de Panamá; un camino alternativo por el Cabo de Hornos; tener la seguridad que los países del hemisferio no son hostiles a la visión de seguridad nacional de EUA; y que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para responder a las prioridades nacionales estadounidenses. Como señala el Documento Santa Fe IV, “Una nueva Doctrina Monroe”.

La UE, en tanto, se enfrenta a un proceso de reformulación de su proceso de integración, marcado por la posible ampliación al Este y por las reformas de sus instituciones.

Durante el año 2000 fue suscripto por los quince Estados miembros de la UE el denominado Tratado de Niza, que daba respuesta a las cuestiones institucionales que no se habían resuelto a través del Tratado de Ámsterdam, y que debían resolverse antes de la ampliación (15). Este paso adelante dado por la UE lo fue en dos frentes que siempre generaron discusiones en su seno, si se debía priorizar una mayor extensión o una mayor integración (16). Sin embargo no todo fue resuelto y en el año 2004 habrá una nueva Conferencia Intergubernamental para saldar las cuentas pendientes, para definir el futuro de la UE (17).

Pero, una vez más, EUA mete subrepticiamente la “cola” a fin de influir en el destino que debe tener la UE. Tal como señala el ex presidente del Parlamento Europeo José María Gil-Robles “EUA plantea una Europa inmensa, con Turquía y Rusia incluidas, tan grande y con tantas diferencias en su interior que no pueda llegar a convertirse nunca en una verdadera unión sólida y bien trabada, ni tener una política exterior y de seguridad propias. O sea, una simple área de comercio libre, bajo protectorado estadounidense” (18).

Es decir, mientras desde Europa se propone avanzar en las propuestas de Schuman, Adenauer y De Gasperi, a favor de un avance que tenga como meta una verdadera Federación Europea, EUA trata de obstaculizar, y hasta evitar que se tome ese rumbo.

Así lo señalaba el presidente George W. Bush en la gira realizada por Europa en junio de 2001, cuando señaló que “celebramos un mayor papel de la UE en la seguridad europea, adecuadamente integrada en la NATO. Celebramos el incentivo para las reformas que crea la esperanza de pertenecer a la UE”, aunque a continuación dejó en claro cuál es la intención política estadounidense para la región al afirmar que la UE debía “tender la mano a Ucrania”, que “Rusia es parte de Europa” y que “por primera vez en la historia, todos los gobiernos de forma, se aceleraría el proceso legislativo, dando un mayor calado a la presencia de los interesados. 5.

Fijación de las condiciones para establecer y elegir los organismos reguladores de la UE, de modo que se refuerce la eficacia de las normas de la UE a los ojos de la actividad empresarial y del público; acercando las decisiones sobre las áreas más complejas a los propios interesados. 6. Reenfoque de los papeles y las responsabilidades de cada institución europea, a fin de ayuda a los ciudadanos a acercarse a sus líderes e instituciones, al objeto de comprender de mejor manera las decisiones que va adoptando la Unión”.

TAMAMES, R., 29 propuestas de los Profesores Jean Monnet de España…, Madrid, 17 de septiembre de 2001.

  la región son democráticos, comprometidos en la cooperación recíproca y predispuestos a sumarse a Europa” (19).

Y dado que políticamente la UE ya está demostrando su propio punto de vista y su propio accionar, EUA apuesta por influir en sus decisiones por otras vías. Tal como afirma Henry Kissinger, “En Europa, Estados Unidos se enfrenta a un cambio sustancial. Durante la Guerra Fría, la integración europea estaba en consonancia con la Alianza Atlántica, pero hoy el propósito de la integración es crear un contrapeso al poder estadounidense. Para el 2003, la UE tendrá su propia fuerza militar que, así se prevé, será independiente de la estructura de la NATO” (20).

Según Kissinger, “Estados Unidos tiene que responder a esta dinámica de una manera imaginativa pero sin perder de vista su interés nacional” (21). El autor concede que “el sistema de seguridad europeo debe ser autónomo aunque ligado a la NATO. El nuevo sistema de seguridad atlántica estará dispuesto como círculos entrelazados. En el amplio círculo militar convergerán, aunque no siempre de manera armoniosa, la NATO y la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE). En el círculo de seguridad estarán integrados los países de la UE que no pertenecen a la Alianza Atlántica” (22). Finalmente, el círculo económico abarcará a todos los países que pertenezcan a lo que Kissinger denomina el Área de Libre Comercio Trasatlántico, que no es más que la fusión económica de la UE y el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Para que este sistema funcione, debe haber un mecanismo institucional de toma de decisiones. Kissinger le ha dado nombre a este mecanismo: Grupo Atlántico de Coordinación.

La nota particular de esta propuesta es que incluiría a la UE y a los integrantes del NAFTA, quedando de manifiesto una vez más que América Latina es, a juicio de EUA, territorio exclusivo estadounidense.

 


1. HIRST, M., La Unión Europea, el MERCOSUR y el nuevo multilateralismo, Escenarios Alternativos, Número 9, Buenos Aires, invierno de 2000.

2. VIANNA MELLO, F., MERCOSUL e ALCA: diagnóstico e indicações para atuação, http://www.forumsocialmundial.org.br/

3. VIANNA MELLO, F., MERCOSUL e ALCA: diagnóstico e indicações para atuação, http://www.forumsocialmundial.org.br/

4. “Los Jefes de Estado de 34 países americanos reunidos en Miami (EUA) en diciembre de 1994 en la «Cumbre de las Américas», resolvieron iniciar las negociaciones para la creación del ALCA. El tema esencial es el libre acceso a los mercados, pero además se consideran materias tales como servicios, propiedad intelectual, inversiones, políticas de competencia, compras del sector público y solución de controversias. En la segunda Cumbre, realizada en Santiago de Chile en abril de 1998, se adoptó un Plan de Acción que estableció que las negociaciones deberán concluir a más tardar en 2005.

El ALCA tiene un objetivo declarado -el libre comercio-y otro real, que consiste en estructurar la primacía de EUA. Plantea primero la finalidad económica: América entera como territorio de libre circulación de bienes, servicios y capitales -pero no de personas-; el dólar adoptado como moneda de todos los países (si fuera posible, con exclusión de la moneda nacional); apertura externa irrestricta; disminución de las funciones del Estado; privatización de los servicios públicos y desregulación de la actividad económica. Como esquema de integración es en esencia heterogéneo, puesto que rigen las mismas leyes para El Salvador y Brasil, para Belice y Argentina. Así, no habrá mercado interno que resista. Las filiales de empresas extranjeras, en especial estadounidenses, ejecutan la actividad económica en las áreas más importantes de casi todos los países sudamericanos […] Lejos de contribuir a sociedades más homogéneas, la actividad productiva queda relegada a funciones parasitarias, con el agravamiento de las desigualdades sociales.

Además se trata de una alternativa excluyente: la implantación del ALCA implica la desaparición del MERCOSUR y de la Comunidad Andina. En el plano del comercio, al eliminarse la tarifa externa común existiría un solo mercado continental, manejado por EUA. También se suprimirían las preferencias establecidas por la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), con lo cual disminuirían las exportaciones latinoamericanas a los demás países de la región, en especial las industriales. Asimismo, se perdería el incentivo para invertir dentro de los países con el fin de evitar barreras de protección, porque esas barreras no existirán; y aun si se instalaran, las empresas transnacionales importarían sus insumos de los países sede, con arancel cero. La contrapartida, que es la entrada recíproca de manufacturas, se parece mucho a una cláusula de los tratados del siglo XIX entre Inglaterra y Argentina, que fijaba el criterio igualitario que la flota inglesa podía navegar libremente en los ríos argentinos y la flota argentina en los ríos británicos. Sólo que la flota argentina... no existía”. CALCAGNO A. E. y CALCAGNO E., Sudamérica es el camino. Ante un mundo multipolar dominado por Estados Unidos, Le Monde Diplomatique, Número 15, Buenos Aires, septiembre de 2000, http://www.eldiplo.org/

5. En declaraciones al diario El Universal, el presidente venezolano Hugo Chávez mencionaba su oposición al ALCA, manifestando “No podemos hablar de un acuerdo de libre comercio tabla rasa, donde nos midan a todos por igual. Cómo se podría comparar Haití con Estados Unidos, para poner el ejemplo más extremo. Esa es una reserva que nosotros tenemos sobre la declaración, ya veremos si la mantenemos o no. Yo no puedo comprometerme para que el 31 de diciembre del 2005 entre el ALCA en vigencia para Venezuela”.http://www.el-universal.com/

6. Esta es una de las razones que lleva a Alfredo Calcagno y Eric Calcagno a sostener que “Lo que se decidirá en los próximos años excede a la mayor o menor prosperidad -o pobreza- que pueda obtenerse con la pertenencia a uno u otro esquema de integración. Estará en juego la subsistencia de los países sudamericanos como naciones soberanas. Se trata de la alternativa entre el ALCA o MERCOSUR/Comunidad Andina, que supera lo económico y tiene un claro significado político. Es muy diferente una integración entre iguales a una unión del más poderoso con un grupo de débiles: EUA tiene un PBI 6,3 veces mayor que todos los países sudamericanos y más de 5 veces mayor que todos los latinoamericanos, sin mencionar la abismal brecha científico-tecnológica o de infraestructura financiera, comercial, entre otros”. CALCAGNO A. E. y CALCAGNO E., Sudamérica es el camino. Ante un mundo multipolar dominado por Estados Unidos, Le Monde Diplomatique, Número 15, Buenos Aires, septiembre de 2000, http://www.eldiplo.org/

7. Como sostuvo Guillermo Almeyra en el diario mexicano La Jornada, “En este contrato desigual América Latina pone las riquezas y, mediante la exacción constante y creciente de enormes sumas en concepto de pago de la deuda (de tributo al capital financiero), da el dinero a Estados Unidos para que explote las riquezas ajenas y se apropie de ellas en nombre del desarrollo compartido. Los ferrocarriles, canales, caminos son las venas de un sistema. Por ellos no sólo circulan las mercancías, sino también las personas, las ideas”.http://www.jornada.unam.mx/

8. Francesc Granell afirma que “El ex presidente portugués Mario Soares ponía de relieve que el ALCA puede alejar a Europa de la América en desarrollo. El ALCA inquieta a Europa no tanto porque el comercio entre los ochocientos millones de americanos pueda llegar a realizarse sin aranceles cuando culmine el desarme aduanero previsto para 2005, sino por lo que puede suponer respecto a la generalización de normas técnicas y sanitarias, modos de hacer y procedimientos comerciales y financieros basados en la normativa y la realidad estadounidense, que complicará la actividad de las empresas europeas en los mercados latinoamericanos y del Caribe. Esto podría hacer variar, en el futuro, los términos de lo que hasta ahora había sido la concurrencia entre Europa y América para conseguir nuevas bazas económicas en los países del Sur, afectando a los europeos que más relaciones tienen con América Latina y el Caribe”. GRANELL, F., ALCA, Estados Unidos, Europa, Revista Política Exterior N° 82, página 74.

9. Paralelamente a la propuesta de ALCA se planteó la de crear un Área de Libre Comercio Suramericana (ALCSA). La idea fue lanzada por Brasil en 1993 y su primera reunión formal se realizó durante el mes de agosto del 2000, fecha en la que el Presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, convocó la Primera Cumbre Suramericana. Esta iniciativa no es un proyecto elaborado como el ALCA, pero se ha ido concretando a través de negociaciones parciales que bien pudieran avanzar a un ritmo más acelerado que las hemisféricas.

El ALCSA supone la integración de un espacio geográfico que supera los 17 millones de kilómetros cuadrados, lo que representa el 85% de toda América Latina y el Caribe y aproximadamente el 45% del continente americano. Además, su población es de aproximadamente 340 millones de personas, lo que representan el 67% de América Latina y el Caribe y el 55% de la población total del continente.

Los doce países sudamericanos que integran el ALCSA -Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela- difieren entre sí considerablemente en cuanto a extensión territorial, número de habitantes, producto por persona, entre otros. Se distinguen también por estar parcelados en diferentes subregiones y esquemas de integración, como la Comunidad Andina (CAN) que comprende a cinco de ellos; el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), que cuenta con cuatro países y dos países asociados: Chile y Bolivia y, finalmente, Surinam y Guyana, que forman parte de los países de la Comunidad del Caribe (CARICOM).

El punto crucial para el avance hacia ALCSA lo constituye las negociaciones actualmente en curso entre la Comunidad Andina y MERCOSUR.

Según el Acuerdo Marco para la Creación de la Zona de Libre Comercio entre ambos bloques, suscrito el 16 de abril de 1998 en Buenos Aires, hasta el 30 de septiembre de 1998 se concertó una primera etapa consistente en la negociación de un Acuerdo de Preferencias Arancelarias sobre la base del patrimonio histórico que podrá incluir nuevos productos. Una vez culminada esta etapa se inició una segunda que va desde el primero de octubre de 1998 hasta el 31 de diciembre de 1999, durante la cual se discutió un Acuerdo de Libre Comercio que abarcará los productos negociados en la referida primera etapa y el resto del universo arancelario. Se presume que estas negociaciones pudieran tener alguna similitud con el acuerdo alcanzado entre Chile y MERCOSUR, pero adicionalmente se deben tomar en cuenta los compromisos que los países andinos mantienen entre sí y con terceros países.

Un desenlace positivo de las negociaciones de la Comunidad Andina con MERCOSUR prácticamente cubriría toda la geografía suramericana, dado que Chile ya ha avanzado en su vinculación con los países sureños y ha suscrito acuerdos bilaterales de libre comercio con el resto de los países de la subregión, excepto Perú.

Bolivia, por su parte, firmó en 1996 un acuerdo marco con MERCOSUR, que prevé adelantar negociaciones conducentes a la liberación del comercio. Inicialmente se planteó la disyuntiva sobre si los países andinos negociarían con MERCOSUR individualmente o en conjunto. La incertidumbre fue despejada en la Cumbre Presidencial Andina celebrada en mayo de 1997 en Sucre, Bolivia, en la cual se adoptó la decisión de negociar conjuntamente.

El tema de negociación más controversial lo constituye las negociaciones agrícolas y es la razón por la cual sólo se han podido alcanzar acuerdos parciales. En agosto de 1999, Brasil y la CAN suscribieron un Acuerdo de Complementación Económica, como un primer paso hacia la creación de la zona de libre comercio, al igual que el acuerdo suscrito entre la CAN y Argentina el 29 de junio de 2000. Adicionalmente, en el marco de la Cumbre Suramericana, los Jefes de Estado del MERCOSUR y la Comunidad Andina decidieron iniciar nuevas negociaciones para establecer, antes de enero de 2002, una zona de libre comercio entre ambas agrupaciones.

La Primera Cumbre Suramericana convocada por el Presidente Brasilero, Fernando Henrique Cardoso, del 31 de agosto al 1º de septiembre de 2001 en Brasilia, constituye el evento de mayor significación para la concreción del Área de Libre Comercio Suramericano. Este encuentro sirvió para reafirmar el compromiso de la región con la paz, la democracia y la integración, además de reiterar la necesidad de profundizar la cooperación y la solidaridad internacional.

En esta Cumbre participaron los Jefes de Estado de los 12 países suramericanos y los Presidentes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Corporación Andina de Fomento (CAF). Entre los observadores estuvieron el Gobierno de México y organismos regionales como Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Banco Latinoamericano de Exportaciones (BLADEX), Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA), Parlamento Latinoamericano (PARLATINO) y Sistema Económico Latinoamericano (SELA).

Los acuerdos y resultados alcanzados en esta Cumbre Presidencial quedaron reflejados en el "Comunicado de Brasilia". Si bien este Comunicado no fijó un programa completo de acciones, con sus etapas, recursos y modalidades, sí ha proporcionado algunas pautas e instrucciones para los diferentes gobiernos y organizaciones en los cinco temas que conformaron la agenda de la Cumbre.

Estas pautas e instrucciones, identificadas por los Presidentes con criterio pragmático, dejan delineados cinco importantes pilares a utilizar en la construcción del espacio suramericano: la democracia, como fundamento y marco institucional; el comercio, en sentido amplio, como vehículo y medida; la infraestructura de integración, como condición necesaria; la lucha contra el narcotráfico y delitos conexos, como expresión de fortaleza moral, y la información, conocimiento y tecnología, como llaves para participar mejor en un mundo globalizado.

10. “La Alianza Social Continental (ASC) es un foro de organizaciones y movimientos sociales progresistas de las Américas, creado para intercambiar información, definir estrategias y promover acciones conjuntas, todo ello encaminado a la búsqueda de un modelo de desarrollo alternativo y democrático, que beneficie a nuestros pueblos. La ASC es un espacio abierto a las organizaciones y movimientos interesados en cambiar las políticas de integración a nivel hemisférico y en promover la justicia social en las Américas.

La iniciativa para crear la ASC surgió del foro de la sociedad civil realizado en mayo de 1997 en Belo Horizonte, Brasil, de forma paralela a una reunión de ministros de comercio del hemisferio, efectuada a su vez en el marco de las negociaciones del ALCA.

La propuesta de impulsar la construcción de la ASC fue aprobada por los participantes en la Cumbre de los Pueblos de las Américas, realizada en Santiago de Chile en abril de 1998.

La Alianza Social Continental se constituyó formalmente en abril de 1999, en una reunión celebrada en San José, Costa Rica, en la que se definieron la misión, los objetivos y la estructura del nuevo espacio de articulación ciudadana en el hemisferio”. http://www.asc-hsa.org/

11. Fernando Henrique Cardoso fue categórico cuando se refirió a lo esencial y a lo accesorio en el MERCOSUR: “Nuestro problema es el siguiente: el MERCOSUR es una operación ventajosa recíprocamente; para Brasil, Argentina y los otros socios. Tiene un impacto político porque nos permite tener más fuerza en el ALCA y en la Ronda del Milenio, en la medida en que tengamos una opinión homogénea sobre ciertos ítems importantes. El MERCOSUR es inicialmente una construcción política que no puede dejarse perder por el choque de conflictos económicos específicos. Y debemos impedir que los gobiernos se embarquen en conflictos económicos específicos”. SCHVARZER, J., MERCOSUR: una crisis largamente anunciada. Bajo la influencia de la ortodoxia económica, Le Monde Diplomatique, Número 2, Buenos Aires, agosto de 1999, http://www.eldiplo.org/

12. Como señala Roberto Lavagna, “La idea es simple: en un área de libre comercio cada una de las partes debe asegurar el libre flujo de bienes entre sí, pero retienen la capacidad de fijar sus políticas respecto del resto del mundo, tanto en materia de tarifas aduaneras (aranceles) como del resto de las políticas comerciales (reintegros, estímulos). LAVAGNA, R., ¿El fin de la integración o la insoportable levedad de las propuestas, Escenarios Alternativos, Número 9, Buenos Aires, invierno de 2000.

13. En referencia a las perspectivas de ampliación del bloque subregional, el entonces Representante Especial para Asuntos del MERCOSUR y actual Embajador del Brasil en Argentina, Embajador José Botafogo Gonçalves, afirmó que su principal misión era ampliar el bloque atrayendo a los países de la Comunidad Andina (Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela). El diplomático consideró acertada la estrategia brasileña de consolidación de un área de libre comercio en América del Sur. Al respecto sostuvo que “La frustración de la Ronda del Milenio, en Seattle, el impasse dentro de los Estados Unidos en relación a la creación del Área de Libre Comercio de las Américas y las dificultades de la Unión Europea en destrabar las negociaciones sobre os subsidios agrícolas muestran que precisamos ampliar el MERCOSUR”. VIANNA MELLO, F., MERCOSUL e ALCA: diagnóstico e indicações para atuação, http://www.forumsocialmundial.org.br/

14. A los efectos del presente trabajo se denominará como “think tank”al grupo de asesores principales de un líder político.

15. “Como han puesto de relieve Antonio Seguro e Iñigo Méndez de Vigo en su documento «Informe sobre el tratado de Niza y el futuro de la Unión Europea (2001/2022 INI)», Niza significó el agotamiento de la fórmula intergubernamental de reforma de los Tratados; al demostrarse que la suma de quince intereses nacionales no es necesariamente el interés común. De modo que en el estadio actual de la Unión Política no puede seguir considerándose la Unión Europea como un organismo internacional clásico, sino como algo sui generis, que ha de resolverse con fórmulas originales ad hoc”. TAMAMES, R., 29 propuestas de los Profesores Jean Monnet de España…, Madrid, 17 de septiembre de 2001.

16. “Hay una visión alemana, expuesta de manera clara y audaz, que presenta una Europa federal, con un reparto más nítido de competencias y la renacionalización de algunas políticas comunitarias, todo ello a través de una Constitución sintética que sería la cúpula de los Tratados. Hay una visión británica, compartida en gran medida por Suecia, que insiste en comenzar por decidir cuales son las políticas y competencias que la Unión debe ejercer. [...] Al mismo tiempo, los británicos ponen el acento en la ampliación quizá con la esperanza de que una Unión más grande amenace menos a los Estados. [...] Francia muestra una posición más bien conservadora con respecto al proyecto europeo. Aunque no rechaza la idea de una Constitución, el término clave es «Federación de Estados-Nación», poniendo el acento en la conservación de los Estados como piezas clave del rompecabezas. [...] España, por su parte, no ha entrado de lleno en el debate. Por ahora ha acentuado la importancia de la ampliación al centro y al este de Europa, y de las políticas de relanzamiento económico. Además, se ha mostrado preocupada por no perder los fondos estructurales tras la ampliación”. ORTEGA, M., ¡Viva la Constitución europea!, Revista Política Exterior N° 82, página 91.

17. De cara a esta Conferencia Intergubernamental, el pasado 25 de julio de 2001 el Presidente de la Comisión, Romano Prodi, presentó su Libro Blanco sobre la Gobernanza Europea. Los principales puntos de este Documento son: “1. Estructuración de la relación Comunidad Europea - sociedad civil. Se precisa un código de conducta que identifique las responsabilidades de todas las instituciones del entramado comunitario. 2. Mayor uso de los conocimientos y de la experiencia práctica de los actores regionales y locales, salvaguardando el papel de las autoridades nacionales. Para lo cual, la Comisión dialogará más activamente con las asociaciones regionales y locales en el proceso normativo. 3. Necesidad de recrecer la confianza pública en los expertos que asesoran a los responsables políticos, un tema en el que la Comisión aspira a promover directrices que faciliten un debate público más atractivo de las diferentes cuestiones. 4. Definición de los objetivos políticos para combinar la legislación con soluciones autorreguladoras. De esa

18. Diario El Mundo, 12 de agosto de 2000. http://www.el-mundo.es/

19. http://www.cnnenespanol.com/

20. KISSINGER, H., Does America need a Foreign Policy?, Simon & Schuster, Washington, 2001, http://www.washingtonpost.com

21. KISSINGER, H., Does America need a Foreign Policy?, Simon & Schuster, Washington, 2001, http://www.washingtonpost.com

22. KISSINGER, H., Does America need a Foreign Policy?, Simon & Schuster, Washington, 2001, http://www.washingtonpost.com  

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