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ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA REPRESENTATIVIDAD DE LOS PARLAMENTARIOS EUROPEOS


Eduardo Rivas

 

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Capítulo 2 El derrotero histórico

2.1 De la designación de una Asamblea a un Parlamento electo

Las primeras elecciones para el Parlamento Europeo tuvieron lugar en junio de 1979, en los nueve estados miembros, cerca de 27 años después de la entrada en vigor del Tratado CECA en 1952, que incluía una disposición que caracterizaba a la Comunidad entonces compuesta por los seis Estados miembros fundadores, de forma tal que fuera designada por sufragio universal su delegación parlamentaria a la Asamblea Común de la CECA.

Durante los primeros años de funcionamiento de la Asamblea, su composición no traducía la realidad del espectro político, existente en cada Estado miembro, en virtud del método utilizado para la designación de sus representantes. En la práctica, resultó que comunistas, neofascistas y representantes de pequeños partidos no tuviesen escaños en la referida Asamblea Parlamentaria (1).

Esta actitud terminó por provocar un serio problema de representatividad, en virtud de la exclusión de otras corrientes de opinión, que no sean las demócratas cristianas, socialistas o liberales.

Cabe recordar que, en la Asamblea Común de las tres Comunidades (1957) el número de 78 representantes de la Asamblea CECA fue elevado a 142 diputados, cuya designación difería entre si tanto en el método utilizado (proporcional o mayoritario) como en su cámara de origen (alta o baja).

La Asamblea Común dada su “designación”, composición y modo de funcionamiento, estaba lejos de corresponder a las expectativas de aquellos que apostaron por la creación de un foro democrático capaz de reunir a las varias corrientes de opinión representativas de la diversidad de los pueblos de Europa y que resultase directamente de la expresión del voto popular.

La identificación de varios problemas y la búsqueda de soluciones ideales para los mismos, como por ejemplo la creación de un sistema electoral uniforme, exigirán una ardua reflexión.

En tanto, varios obstáculos de orden técnico y político tuvieron que ser vencidos. De los primeros, sobresalen las dificultades generadas de la aplicación de un modo de escrutinio proporcional, cuando por ejemplo, en la Europa de los 6, la Francia de la Quinta República, al tener instituido un sistema electoral mayoritario con dos vueltas, demostraba algún rechazo en aplicar un procedimiento que ya había estado vigente durante la Cuarta República. Por otro lado, con la adhesión del Reino Unido a las Comunidades Europeas en 1973, se colocaba sobre el tapete la cuestión de tener que explicarse a la opinión pública británica la sustitución del sistema electoral vigente (mayoritario) por otro proporcional, que podría provocar contradicciones entre los resultados de las elecciones para la Cámara de los Comunes y los de las elecciones para el Parlamento Europeo.

Pero el problema fundamental que subsistía era de naturaleza política pues bastaba solo con el hecho que las elecciones europeas tuvieran lugar, para que esto implicase la reintegración de la República Federal de Alemania en el concierto de las naciones europeas pasando los electores de este país a ser considerados como ciudadanos de pleno derecho en la nueva Europa en construcción. El momento no parecía adecuado para aceptar tal eventualidad, fruto de las consecuencias de la guerra.

Los principales recelos al resurgimiento de Alemania venían de Francia, y aquellos sólo fueron atenuados, en gran parte, después de la reconciliación franco alemana (1963), la admisión de las dos Alemanias en la ONU (1973) y el reconocimiento definitivo de las respectivas fronteras resultantes de la Segunda Guerra Mundial (1975).

Una vez superadas algunas de las dificultades que venían inviabilizando la realización de las primeras elecciones europeas, que finalmente tuvieron lugar en junio de 1979, por sufragio universal directo, en los nueve Estados miembros (Acta relativa a la elección de los representantes al Parlamento Europeo), se alcanzaron un conjunto de reglas comunes, correspondiendo, para muchos observadores, en un mínimo denominador común, sin que haya sido posible proceder a la adopción de un sistema electoral uniforme por la oposición de los Estados miembros.


1. Hay que recordar que durante la década del ´50 estos grupos se opusieron en los respectivos parlamentos nacionales a la constitución de las diversas Comunidades.

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