BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

INFORME SOBRE NECESIDADES SOCIALES EN GUANAJUATO.

Elementos de reflexión para el rediseño curricular de las carreras económico – administrativas.

Coordinador: Ricardo Contreras Soto

 

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¿Cuántas horas las personas ven la Televisión en Guanajuato? El consumo de los televidentes.

Imaginemos el tiempo (1)“disponible diario” de las personas comunes de este estado (en el supuesto de que la gente trabaja o estudia) son aproximadamente 8 horas promedio; más 8 horas de descanso; más 1.5 horas de transporte (ida y regreso, en las ciudades pequeñas y en las comunidades quizá sea menos, pero creemos que no es muy bueno en general el transporte, de igual forma en las ciudades medianas como Irapuato, Celaya y Salamanca, mientras que en León es una ciudad grande y por lo tanto es más probable que sea mayor el tiempo); 3.5 horas de aseo y atención a las necesidades vitales (comer, desayunar, cenar, ir al baño…); 1 hora de quehacer o de tarea doméstica (es mayor en nuestra cultura en las mujeres); aproximadamente quedan 2 horas o menos para el tiempo de recreación, esparcimiento y/o formación cultural complementaria o alternativa (deportes, idiomas, artes, si hay acceso), … ¿Qué hacemos con ese tiempo?, ¿en qué lo invertimos?, siendo una de nuestras pocas oportunidades de emancipar nuestra “voluntad de ser” en el llamado “tiempo libre” ¿en qué lo dedicamos?, ¿hay una visión - aspiración positiva nuestra apegada a una acción?.

Quizá la mayoría de los núcleos familiares guanajuatenses, al margen de sus condiciones económicas y sociales, y de sus modos de asumir las tareas comprometidas en afianzar la continuidad del existir, destinan un margen considerable de intervalos de su diario acontecer, al distracción-esparcimiento, proporcionado por la condición de televidente. Los datos del análisis estadístico, confirman ese señalamiento.

Tabla 5 ¿Cuántas horas al día ve televisión?

De 2913631 personas, 69988 centran su atención en el televisor menos de una hora (el 2.4%); mientras que 307804, de una hora a menos de dos horas (10.6%); 1558156, de dos horas a menos de cuatro horas (el 53.5%, que es la media, la mediana y la moda); 805644, de cuatro a cinco horas (27.7%); más de cinco horas, 172040 (6%).

Cifras significativas en cuanto a la restricción de lo sensible a una mirada unilateral puesta en la tele. Sartori ha referido a dos implicaciones atenuantes de las posibilidades del ser de lo humano: de una parte, la aptitud ancestral del habla, del intercambio de la palabra, del encuentro vis a vis desde el ejercicio discursivo que posibilita la concurrencia dialógica; de otra, un empobrecimiento de la facultad humana para entender y entender-se, para comprender y comprender-se. Una suerte de pliegue del homo sapiens a favor del despliegue del homo videns. Condición preocupante.

Porque el apego al mundo de la imagen cancela en demasía el desarrollo de las posibilidades de pensar y actuar. Un deterioro que eclipsa el panorama de nuestra experiencia. En efecto, ¿cómo es posible el despliegue de la capacidad de pensar que conduce a la recreación, a la innovación, a la reinvención de nuestras realidades, si aparecemos instalados en el arraigo a una forma de percepción cerrada, monótona, reiterativa? ¿Cómo generar la estimulación, el gusto, el disfrute mismo, por las diversas expresiones en que el mundo se nos muestra y que constituyen su carácter de riqueza, si nuestra corporeidad se sucede de ordinario en una invariante sujeción a la costumbre de un modo de ver, que por añadidura atrofia la mirada, de un modo de escuchar que estrecha el oído? Adelgazamiento de la sensibilidad y, con ello, de la percepción; resultante de la adicción al dispositivo del televisor.

Si tomamos a la percepción como el acontecimiento fundante de nuestro ser, en cuanto que es la condición primaria y permanente de nuestro encuentro con el mundo, emerge a nuestra consideración otra derivación funesta del fenómeno que se analiza. En la percepción humana se conjugan paralelamente, van de la mano, a manera de una complementación plena, el ver y la mirada, una relación quiásmatica, como la denominara el filósofo francés Maurice Merleau-Ponty.(2) El ver es condición del mirar, el mirar es condición del ver. El encuentro humano con el medio televisivo, al limitar la capacidad perceptiva a la simple visión, limita la capacidad de apertura a la experiencia. Una mirada más atenta es impedida.

El ser de lo humano incide en una atmósfera propicia a la estrechez de mirar, en el momento en que el darse de la percepción se agota en la exclusividad del proceso físico de la visión. La condición de televidente ha dislocado el momento correlativo subjetivo-intencional de la mirada, al privilegiar y sobreponer el elemento del ver sobre el mirar. Por eso, a partir de la instalación preferente en esa condición (la de televidente), nos vemos impedidos para reorganizar activamente nuestro campo visual, para hacer aparecer el fondo en que se sitúan las cosas, las objetualidades al alcance de nuestra mirada, de una atenta, misma indispensable al enfoque de los detalles, de los matices, de los aspectos, que amplifican la dimensión del entendimiento, de la comprensión.

La promoción de una cultura sustentada en el homo videns, nos lleva a considerar, para el caso de Guanajuato, el apocamiento en manifestaciones decisivas del ser, vivenciado por una parte considerable de sus pobladores, traducido las más de las veces en una economía del esfuerzo intelectual. La indisposición para la profundización de los márgenes de la mirada, impacta en la negación para abrir líneas de apropiación de lo real a partir de la creación de otros espacios o recrear los ya existentes. La desestimación del esfuerzo intelectual, esa actitud que conduce a la preferencia por lo simple, por lo breve, por lo escueto, ha generado todo un panorama funesto para procesos de constitución de individuos que se cuestionen a propósito de su realidad social, aptos para reflexionar acerca de sus marcos vitales y de sus experiencias.

Con el vasto campo de influencia de la tecnología televisiva, el ser humano guanajuatense, en una parte considerable, ha tomado distancia respecto del interés por la riqueza brindada por los discursos emplazados en la conversación, en el encuentro ameno con el campo discursivo de los libros. El televisor ha dispuesto a la palabra en un movimiento unilateral que cancela el intercambio, la reciprocidad. La pasividad, el acomodo a un estado meramente receptivo, se han conformado como tendencias dominantes en el escenario sociocultural de nuestra demarcación geográfica. Ajustados a la situación de comodidad de prescripciones exteriores, nos mantenemos sometidos a la idea de que la aptitud para determinar los problemas de nuestro convivir, para discutir y resolver sobre los mismos, ha de partir de las diversas instancias de autoridad de los variados planos de organización del mismo.

 

También queremos señalar que no es un problema solo de la región, ni del estado, pero nos debe de preocupar ante la limitante de ese tiempo que nos pertenece y nos puede redimir culturalmente, y sobretodo ser concientes selectivos en nuestras prácticas y consumos.

La televisión es la mayor de las prácticas de consumos culturales en Guanajuato.


1. Ante una estimación de 3, 514, 432 respuestas y omisiones 600, 801. Este apartado participó conjuntamente con Nicolás Gerardo Contreras Ruiz (filosofo) de la UPN de Celaya.
2. Merleau-Ponty, Maurice, Fenomenología de la percepción, Madrid, Ed. Península, 1996.

 

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