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VENEZUELA, CAPITALISMO DE ESTADO, REFORMA Y REVOLUCIÓN

Edgardo González Medina

 

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Decodificación del proyecto bolivariano

El período bonapartista quedaría agotado si emergiera el proyecto original de una revolución auténtica. Quedaría agotado también si quedara desnudo el liderazgo de Hugo Chavez sobre las masas que lo siguen en buen número por las extremas condiciones de alienación al que han llegado. De estas dos soluciones, los mecanismos que se han imbricado en el poder actualmente dan cuenta y por ello las mayores represiones se dirigen contra los pálidos intentos de sus propios partidarios de pensar siquiera en los términos del proyecto original. Si algo caracteriza a los partidarios del gobierno es su actitud acrítica. El régimen ha venido institucionalizándose con la reedición de las viejas conductas administrativas, multiplicándose geométricamente la corrupción y el uso descarado de los dineros públicos, pero a las masas no parece importarle. El disfrute de comodidades y privilegios del Estado, distribuídos en diferentes escalas, inhiben a partidarios que no quieren arriesgar la buena vida que poseen por encima del mundo común de carencias y necesidades insatisfechas de las grandes mayorías.

Pero si la práctica política ha traído un nuevo régimen excluyente de los sectores auténticamente revolucionarios, la esencia del proyecto bolivariano es un componente teórico fundamental de las luchas futuras.

El proyecto finalmente llamado “bolivariano”, en sus etapas previas de formulación, es un producto de pensadores revolucionarios donde no había participado ni siquiera el propio Hugo Chavez, mucho menos los grupos de militares que se alzaron el 4 de febrero de 1992 y pocos o ninguno de su dirigencia política actual.

Fue el filósofo José Rafael Nuñez Tenorio quien se encargó de publicar en plena campaña electoral de 1998, un documento doctrinario absolutamente conclusivo del proyecto original, que fue rebautizado para efectos electorales como El Arbol de las Tres Raíces.

Se explicaba a las masas que las “tres raíces” eran Simón Bolívar, su maestro Simón Rodriguez, y Ezequiel Zamora; pero por encima del símbolo emocional poca gente tenía una explicación racional de él.

Jose Rafael Nuñez Tenorio en especial, había sido un luchador social y polìtico desde su juventud, miembro dirigente de la Juventud Comunista de Venezuela, integrante del Comité Central del PCV, activista universitario desde las aulas de la Universidad Central de Venezuela contra la dictadura de Marcos Perez Jimenez, y transitó la suerte común de los comunistas venezolanos a partir de la táctica de insurrección popular y lucha armada revolucionaria de los años sesenta del siglo XX.

Sufrió numerosos años de cárcel por su respaldo fundamentalmente intelectual a la lucha armada. Graduado previamente en la Escuela de Filosofìa de la UCV, con diversos reconocimientos de cuarto nivel, desarrolló una formación ideológica marxista de las mas sólidas conocidas en el mundo. Reconocido en innumerables academias latinoamericanas, europeas, asiáticas y africanas, por los cuantiosos volúmenes de filosofìa en general y marxismo en particular que le fueron publicadas y traducidas en escasas dos décadas, durante las cuales también terció en los más altos foros internacionales con los filósofos marxistas mas relevantes, Nuñez es una versión de cómo la mezquindad de la historia venezolana le ha negado a sus mejores talentos el reconocimiento auténtico y sobre todo oportuno.155

Desde la juventud comunista, Nuñez se habia encaminado en la corriente crítica de quienes terminaron por abandonar la vieja organización del Partido Comunista de Venezuela, por variadas razones. Paralelamente a la escisión del Movimiento al Socialismo, liderado intelectualmente por Teodoro Petkoff, también se escinden otros grupos, cada uno por su lado, como una reacción casi común a la derrota de la táctica de guerra armada y contra el sometimiento a las líneas del politburó soviético, a las cuales se subordinaba igualmente la Revolución Cubana.

Pero Nuñez va a pertenecer a –o mejor, a organizar- grupos radicalmente definidos por el marxismo-leninismo y la lucha revolucionaria, en lo cual persiste aún en condiciones de derrota. Continuando con su labor fundamental que denominaba “práctica teórica”, a través de una persistente labor de conferencias, foros, seminarios, y publicaciones para la orientación marxista-leninista, encuentra espacios cada vez más propicios para la acción revolucionaria en grupos políticos inicialmente universitarios, y andando el tiempo por medio de esos grupos, finalmente entra en contacto con los militares jóvenes cooptados en el camino, entre ellos Hugo Chavez. Previamente junto con otros filósofos y dirigentes políticos, enrte los cuales se mencionan a Pedro Duno(+), Kleeber Ramirez(+), Antonio Alvarado, Douglas Bravo, etc., habían perfilado el proyecto teórico conocido como proyecto revolucionario bolivariano. Asi mismo, el grupo que se denominó Causa R dirigido por el dirigente Alfredo Maneiro -exmiembro también del Buró Polìtico de la Juventud Comunista junto con Petkoff y Nuñez Tenorio- habia elaborado unas bases programáticas concebidas como La Nueva República, cuyo nombre también fue adosado para la denominación electoral finalmente llamada V República. La juventud comunista habia producido estos tres dirigentes que seguían cada uno un camino diferente: Petkoff, con un partido policlasista predominado por una clase media universitaria (Movimierntyo al Socialsimo,MAS); Maneiro con un partido inicialmente clasista, sustentado por los sectores obreros de la región siderúrgica de Guayana; y Nuñez Tenorio, con un movimiento inicialmente intelectual y universitario que finalmente fue la base civil del proyecto electoral bonapartista.

Nuñez habia batallado durante su vida de teórico marxista por la imposición de reglas casi manualescas de ciertas claves del marxismo como filosofìa, como teoría de la historia y como propuesta política revolucionaria. Se habìa empeñado en un diseño simple y comprensible de lo que insistìa en llamar “tres direcciones básicas” de la filosofìa y en especial del marxismo: 1) La dirección ontológica, con su planteamiento fundamental de la existencia objetiva del Ser y la primacía de la Materia sobre el Espíritu (como categorías filosóficas), 2) La direción gnoseológica, con su postulado esencial de la primacia del Existir sobre el Pensar, el objeto como dato primario frente al pensar, el desdoblamiento del pensamiento en dos grados, percepción y razón(una posicion en línea con Lenin, quien ya habia sido atacado por filósofos europeos de postguerra imputándosele un exceso de “kantismo” en su obra “Materialismo y Empiriocriticismo”), y la preminencia de las ciencias frente a todas otras formas de conciencia social, y 3) La dirección antropológica, en cuyo centro se situaba el desarrollo material del ser humano como motor de la historia, sus luchas revolucionarias por la apropiación de sus condiciones de vida, la práctica social en correspondencia con una teoría revolucionaria, la existencia de relaciones sociales contradictorias entre los propietarios de los factores de producción y los trabajadores, etc.

Estas tres direcciones básicas de la filosofìa en la comprensión del materialismo filosófico y el materialismo histórico, tanto teoría filosófica como teoría de la historia, son practicamente volcadas en la concepción de esa doctrina pensada para ser dirigida a las masas, que se convirtió en El Arbol de las Tres Raíces.

La direcciòn ontológica, convertida en el planteamiento más específico del Ser Social, y limitado a la esfera espacio-temporal de la sociedad venezolana, resultó finalmente simbolizado en una figura humana de la mas elevada significación para el venezolano: Simón Bolívar. Este pasaba a ser el símbolo del espíritu de pueblo venezolano, enlazado en su visión anti-colonial y anti-imperialista e integradora de la nacionalidad, en su tiempo una manifestaciòn de la conciencia social de carácter burgués pero que podìa ser reisertada con un carácter de espíritu en desarrollo, actualizado, socializado.

La dirección gnoseológica, sustentada en la afirmación de la objetividad como elemento fundamental del pensamiento y el conocimiento, es simbolizada en Simón Rodriguez, el maestro de Simón Bolívar, y sus ideas educativas basadas en concepciones mas o menos regulares de carácter positivista, realista, naturalista. El viejo maestro, quizá muy positivista o escéptico para un examen ortodoxo del materialismo, sin embargo representaba un racionalismo positivista, un encuentro de la experiencia natural del pensamiento científico, que habia obrado contra las ideas místicas y religiosas de su tiempo, es decir contra otras tantas de las corrientes del idealismo gnoseológico, y rescatado y proyectado a la perspectiva de nuestro tiempo podía convertirse en bandera de los debates teóricos actuales en variados campos de la cultura, de la ciencia y el conocimiento en general.

Finalmente, la dirección antropológica debia simbolizarse en la práctica política del venezolano a través de su historia. Diversos símbolos quizá fueron considerados, como la figura del indio Guaicaipuro o del negro José Leonardo Chirinos, pero éstos entrañaban una visión racial que podía chocar con la exigencia universalista del símbolo. Se trataba de tomar una figura en medio de un proceso característico de lucha por la apropiación de las condiciones de vida y de producción social, y nada resultaba mas apropiado que un líder que como Ezequiel Zamora habia tomado parte de lo mejor de la epopeya federalista, muerto sin tomar contacto con las consecuencias deformantes posteriores de ese proceso. “Lucha por la tierra y hombres libres”, síntesis de una aspiración de clases campesinas, poco actualizado para una teoría revolucionaria contra el régimen capitalista y su moderno modelo de expropiaciòn del excedente económico del trabajador asalariado, sin embargo pasaba a simbolizar la mejor expresión de la práctica revolucionaria espontánea de las clases populares venezolanas.

Esta es la decodificación del proyecto original llamado bolivariano, que podemos pensar con toda lógica no fue ni ha sido comprendido cabalmente por la llamada dirigencia del chavismo. Como teoría para las masas quizá ha fracasado relativamente en su propósito de armar la conciencia social de los trabajadores venezolanos, pero está allí para ser reinsertada en las luchas populares futuras. No es el proyecto de Hugo Chavez, sino el fruto de muchas mentes teóricas, de muchos pensadores que habían pasado su buen tiempo en la práctica polìtica y social concreta. Si nos detenemos en una evaluación de la conformidad del curso del movimiento oficialista actual con la doctrina de El Arbol de las Tres Raíces, comprendemos fácilmente la abismal distancia existente. Pero sus planteamientos están aquí, fueron concebidos y escritos y no pueden desconocerse, y no dudamos deben ser reinsertados en los planteamientos futuros de la socialdemocracia venezolana, como elementos adicionales de su configuraciòn teórica, por su elevada eficacia explicativa y nivel de racionalidad.

Finalmente, no se puede omitir esta experiencia: Nuñez Tenorio en 1998 era el alma ideológica del proyecto político que encabezaba Hugo Chavez. Estaban allí otros filósofos, pero sin la experiencia y el conocimiento político de Nuñez Tenorio. Nuñez fue uno de los principales fundadores del Movimiento V República, era considerado el segundo hombre después de Chavez. En la dirección nacional del movimiento (Comando Táctico Nacional), era el dirigente civil-político, enfrentado abiertamente a los integrantes militares(Dávila, Izarra, Chirinos, etc) y al bonapartismo de izquierda en general(Luis Miquilena, Antonio García Ponce, José Vicente Rangel, etc). Contaba con un grupo de exmilitantes del Partido Comunista y de otras organizaciones de izquierda, siendo su mentor. Desarrolló componentes programáticos revolucionarios del inminente gobierno de Chavez, que comenzaron a ser anatemizados por la propaganda anti-comunista del sistema, y Nuñez fue convertido en la principal amenaza anti-sistema de la candidatura de Chavez, quien cediendo a las exigencias formales de la participación electoral, mostró dejar de lado a Nuñez y sus planteamientos radicales, desautorizándole públicamente en algunos aspectos. Con todo, tenía ganado el control de la dirección nacional del MVR, y en momentos en que se van a elegir diputados y senadores previamente a la elección presidencial, es el principal candidato al viejo Congreso Nacional por el Distrito Federal, donde hubiera sido probablemente el Presidente del Poder Legislativo, y desde donde no hubiera dudado en intentar imitar la experiencia leninista de lucha por el poder a través de la base (los soviets). Pocos días antes de ver coronadas las intensas luchas de tantos años, sufre un accidente cardio-vascular y muere, dejando estupefactos a los millares de seguidores que veían en Nuñez la imagen de un nuevo Lenin para una auténtica revolución venezolana y latinoamericana, visión que era compartida por personalidades relacionadas del mundo marxista de diversos países. Fue un momento en que pudo aceptarse que la historia tiene cierta clase de accidentes.


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