LOS MISTERIOS DEL SOCIALISMO ANDINO PARA LA DEMOCRACIA

Saturnino Flores Landeo

 

 

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EL INDIVIDUALISMO

Durante milenios, la sociedad de la comunidad primitiva utilizó los bienes que le brindó la naturaleza en función de los intereses comunes, quiere decir, compartieron todo entre todos. Al descubrirse la agricultura, cuando los más fuertes se apoderaron de las tierras más fértiles surge la propiedad privada de las tierras, del ganado y de sus herramientas. Posteriormente, las maquinarias, el capital financiero, los medios de producción, los medios de información se convierten en propiedad privada individual o grupal. Este fenómeno hace que se consolide el individualismo en el espíritu humano occidental al sostener que “es mío”; el egoísmo y la codicia hace que el hombre occidental capitalista pierda su sensibilidad; mientras la sociedad andina, al utilizar las tierras en propiedad social y la reciprocidad conserva su sensibilidad ante el prójimo.

Desde el punto de vista filosófico, según el análisis del filósofo FEDERICO NIETZSCHE, a los líderes políticos individualistas les domina el voluntarismo que representa al “espíritu dionisiaco” ante la razón o intelectual que representa al “espíritu apolinco”. Dice Nietzsche: “El espíritu dionisiaco se manifiesta plenamente en el SUPERHOMBRE que está por encima de otros que forman el REBAÑO. En la realización de su voluntad de poder, el superhombre está por encima de toda norma moral o de toda verdad. Lo único válido es lo que él mismo decide; en cambio para los hombres comunes, destinados a ser dominados, existe la moral social o moral de esclavos” (Pág.61-Luís Pizcoya-Filosofía). Según esta tesis habrían demostrado su voluntarismo: Hitler, Mussolini, Franco, Pinochet y tantos dictadores políticos que llegaron a atropellar los derechos de cientos de miles de personas. En la actualidad, el superhombre, a nombre de la democracia es George V. Bush, quien pretende imponer su espíritu dionisiaco no sólo en el Medio Oriente, sino en cualquier parte del mundo, con cualquier pretexto para apoderarse de su riqueza y tener al pueblo como siervo político.

Cuando del individuo egoísta se apodera una “pasión patológica”, como dice Freud, el hombre se convierte en superhombre y comete actos bestiales. De otra manera no se puede justificar la agresión despiadada del agresor. Más aún, la bestialidad de un ladrón que mata al quien no se deja robar. Esta bestia que “no pueden vivir en sociedad... no es un hombre, sino una bestia” (Pág.80-J. Marías-H. de la Filosofía). Pero, en la práctica, son hijos innatos del capitalismo, insensibles, fríos como el metal. Son capaces de causar todo tipo de males al prójimo y a la sociedad y, perturban la paz y el desarrollo sostenido mientras en la sociedad socialista andina no existe el superhombre que cause daño a su semejante y a la sociedad; sino, son colectivistas, en vez de hacer daño, se preocupan de proteger y ayudar a su prójimo y a la sociedad, como demuestra, en su testimonio del siglo XVI, el cronista P. Cieza de León: “…Los indios son de buena manera, pacíficos, y unos entre otros tienen entre sus costumbres algunas buenas para pasar esta vida sin necesidad; y danse poco por honra; y así, no son ambiciosos por haberla; y a los cristianos que pasan por su provincia los hospedan y dan bien de comer, sin les hacer enojo ni mal aunque sea uno solo el que pasare…” (Pág.190 - Cap.LXXVII - Pedro Cieza de León – La Crónica del Perú). Esta actitud de solidaridad del hombre andino, sobrevive en las etnias donde no llegó a contaminar el individualismo occidental.

 

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