BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales
 

 

EL PRESUPUESTO PARTICIPATIVO

Defendiendo lo público y construyendo ciudadanía.

La experiencia del departamento de Risaralda. Colombia

 Jahir Rodríguez Rodríguez

 

 

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PRESENTACIÓN.

“Llamemos democracia al derecho del individuo; a diferir, a pensar y a vivir distinto, en síntesis, al derecho a la diferencia. Democracia es un derecho a ser distinto, a desarrollar esa diferencia, a pelear por esa diferencia, contra la idea de que la mayoría, porque simplemente ganó, puede acallar a la minoría o al diferente, la democracia no es el derecho de la mayoría, es el derecho del otro a diferir.”ESTANISLAO ZULETA

 

Notas iniciales. Uno de los rasgos característicos de las democracias modernas es la tendencia a dar preponderancia a la participación ciudadana como elemento que eficientiza y enriquece la acción de gobierno.

El avance de la democracia participativa debe verse como una forma de complemento y no de oposición a la democracia representativa, aunque mucho del crecimiento de la primera se adjudique a la crisis de la segunda.

La tendencia a la descentralización y transferencia de competencias de los gobiernos nacionales hacia los gobiernos locales también favorece la participación, porque acerca las decisiones cada vez más a sus destinatarios. En efecto, los gobiernos nacionales tienden actualmente a delegar competencias en los gobiernos locales y éstos, a su vez, tienen un contacto más cercano con los ciudadanos.

Dentro de esta tendencia de abrir el juego de la participación, aparece el presupuesto participativo con el fin de que las decisiones de los gobiernos sean avaladas, convalidadas y legitimadas por los ciudadanos, y que éstos ejerzan un control de gestión mayor sobre las políticas públicas. Esto a su vez, hace más transparentes los actos de gobierno, y evita o disminuye situaciones de corrupción.

El presupuesto participativo es básicamente un sistema de formulación y seguimiento del presupuesto mediante el cual la población determina, a través de debates y consultas, dónde serán hechas las inversiones, cuáles son las prioridades, obras y acciones a ser desarrolladas por el gobierno. Es, desde otro punto de vista, una valiosa herramienta de planificación presupuestaria.

Sin embargo, debe comprenderse que la participación ciudadana no puede establecerse por decreto. Es la resultante de un proceso cultural lento, donde las leyes pueden ayudar a sugerir conductas pero no pueden imponerlas. Es preciso que tanto el gobierno como los ciudadanos pierdan desconfianzas mutuas y preparen el terreno para poder trabajar juntos en políticas que logren una mejor calidad de vida para la comunidad.

Resulta necesario que el gobierno local estimule la participación a través de dos maneras, básicamente. En primer término, brindando información a la comunidad ya que sin información la gente no puede participar. Esta información comprende no sólo ilustrar respecto de qué es el presupuesto, y en particular qué es el presupuesto participativo, sino también hacer saber a los ciudadanos cuál es la acción de gobierno realizada, en que se han gastado los dineros públicos (rendición de cuentas), cuáles son los compromisos asumidos y en qué se proyecta gastar en los próximos ejercicios.

En segundo lugar se deben institucionalizar espacios de participación para que este proceso se consolide. Esto requiere un trabajo constante y continuo, en el que no puede estar ausente la capacitación tanto de la comunidad como de los propios funcionarios de gobierno. Ello es necesario para determinar las necesidades, planificar soluciones y crear mecanismos de información y consultas permanentes que resulten confiables.

En este orden de ideas, la vocación y la función de las iniciativas sociales se dirigen al intento de consolidarse como mediadores sociales, una expresión de ello lo constituye el proceso de formulación, concertación y aplicación del presupuesto participativo en el departamento de Risaralda, para lo que se precisó de una compleja y múltiple estrategia relacional que vinculó y puso en interacción recíproca a muy diferentes y diversos agentes y actores sociales que intervienen en el medio físico y social en el que se inscribe esta iniciativa.

El desarrollo de la potencialidad de las relaciones entre la base social ciudadana, la optimización de los vínculos entre las asociaciones de todo tipo, las empresas, las instituciones y administraciones públicas, en nuestro caso, gobernación y alcaldías municipales, sólo será posible con un tejido asociativo potente, dispuesto y conciente de su papel mediador y con un sentido profundamente democrático de la sociedad, donde la democracia y la eficacia social pueden hacerse más que compatibles.

Somos consientes que sólo avanzando en la corresponsabilidad, en el principio de subsidiariedad y en la participación social es posible la vertebración de una sociedad que siendo consciente de sí misma y de sus necesidades y potencialidades sea capaz de procurarse altas cotas de calidad de vida.

En este orden de ideas, como lo ha señalado la Gobernación de Risaralda la participación ciudadana directa en la gestión pública promueve la democratización del Estado y el control social en las acciones del Gobierno, asegurando mayor transparencia en la inversión de los recursos, dirigidos hacia las diferentes necesidades de la población.

El presupuesto participativo es una potente herramienta de relación permanente del Gobierno con la población, un modelo de gestión pública democrática, donde la ciudadanía participa de forma directa, voluntaria y universal. En éste, la comunidad prioriza programas, formula perfiles de proyectos y propone la distribución de los recursos de inversión. Además hace el control social a respectiva ejecución.

De modo que el presupuesto participativo es una herramienta para que la población proponga en que invertir los recursos públicos.(1)

Desde esta perspectiva y teniendo como guía metodológica el esquema Ciclo del proceso(2), instrumento que en permanente ajuste ha servido como guía del proceso, el trabajo de sistematización en el departamento de Risaralda y que se presenta tiene como norte los siguientes elementos:

1. Metodología. Como proceso abierto y en construcción se trabajo la metodología de diálogo de saberes, donde se promovió el aprendizaje, la construcción de conocimiento y la participación como acción dialógica y participativa; donde los conocimientos o saberes son construidos de manera colectiva, pero que sobre todo reconoce el carácter político, de los procesos de formación y capacitación.

La propuesta metodológica del diálogo de saberes que se instrumentó para la sistematización puede resumirse en siete momentos, los cuales siempre estuvieron presentes a lo largo del proceso, tanto en las entrevistas como en los diálogos que se sostuvieron con funcionarios, delegados de la comunidad, expertos y ciudadanos del común; dichos momentos o pasos son:

1. Rescate del saber de las comunidades, sobre el tema que se trabajo o con relación a su historia, etc.

2. Sistematización o resumen del saber de las comunidades.

3. Aporte de otros conocimientos y saberes.

4. Resumen o sistematización de los nuevos conocimientos.

5. Diálogo de saberes: Comparación entre el resumen del saber de las comunidades con el resumen del nuevo conocimiento, esta es la contrastación para construir conocimiento colectivo.

6. Las acciones a realizar en función de metas comunes.

7. Acuerdos sobre un proyecto colectivo y político, que busque ampliar los espacios de participación y movilización social.

El ejercicio que se desarrolló, además de registrar los procesos desatados y los resultados obtenidos, busca realizar una reflexión sobre el alcance y la naturaleza de la intervención. Ésta es un nivel de reflexión superior a la evaluación aunque se apoya en ésta, es de más largo plazo que la evaluación misma. Esta reflexión fue adelantada desde los postulados de la Investigación-acción-participación, buscando se convierta en un elemento de la Educación Popular.

La Educación Popular, como una práctica esencialmente política que contribuye al desarrollo de la capacidad de transformación y decisión de la sociedad, es una estrategia que permite, de diferentes maneras y modalidades, articular una coherencia entre el proyecto educativo y el proceso de construcción del sujeto popular, y en cuyo ámbito colectivo se posiciona como el continente de lo individual y no como su diluyente.

En consecuencia, la educación popular es una estrategia caracterizada por la coherencia entre el proyecto académico, los procesos cotidianos y organizativos que garantizan la participación ciudadana. Es pues, el ámbito específicamente productor de contenidos culturales simbólicos, en el marco del proceso de construcción político y cultural.

En otras palabras, es una práctica que se mueve, esencialmente, en el plano del conocimiento y la acción, o sea, en el plano en el cual los grupos, los colectivos, y las personas asumen el proceso de aprendizaje, como el proceso de dar cuenta de la realidad, con el fin de plantearse desde allí como sujetos transformadores de esta.(3)

Se trata de construir un escenario que nos permita entender y dar sentido a los procesos e interacciones que se desarrollan como producto de una experiencia; se dirige a explicitar los supuestos que fundamentan y organizan la propuesta de la acción; se trata de analizar el conjunto de mediaciones que van desde el nacimiento de las propuestas a la materialidad de su puesta en ejecución; en otros términos, busca construir teoría de la acción a partir de la sistematización de los elementos constitutivos de la práctica.

La reflexión permanente sobre este conjunto de interacciones en distintos niveles nos permite desarrollar un acompañamiento de la experiencia, trascendiendo el ámbito de una simple descripción y logrando profundizar en un análisis teórico y critico, que permite enriquecer la acción y aportar en una conjunción estratégica entre praxis y teoría, a la transformación de la realidad en la cual estamos inmersos.

“Se intenta así contribuir a la producción de un nuevo saber que permita a los sujetos incrementar el poder sobre dimensiones y procesos que condicionan su existencia. Esta construcción de conocimientos y de nuevas interpretaciones de la realidad se entiende como un proceso de diálogo mediatizado por la práctica.

La mayoría de estas experiencias pueden ser entendidas como una serie de procesos que a lo largo de su trabajo intentan conocer los problemas y las causas de acuerdo a la interpretación de los propios sujetos, aportar nuevos elementos e información para mejorar o superar críticamente dicha interpretación y definir así caminos viables para enfrentar colectivamente los problemas identificados.

El problema de estudiar y comunicar este tipo de experiencias radica, precisamente, en como dar cuenta de estos procesos a través de los cuales los sujetos reinterpretan su experiencia otorgando un nuevo sentido a la practica social que desarrollan”(4). Lo cual permite que la comunidad apropie los saberes y aprendizajes en un proceso de transformación de la realidad, a partir de la acción sobre ella.

El proceso contribuye a la construcción de una ciudadanía más activa y autónoma, de una democracia directa y responsable; a generar confianza entre todos los actores del proceso; a propiciar un empoderamiento de la comunidad; a brindar espacios de formación y construcción colectiva de saberes; a generar transferencia de conocimientos a los distintos actores; a garantizar la sostenibilidad y gobernabilidad de todo el proceso de concertación del presupuesto participativo; al fortalecimiento de la sociedad civil, como lo destaca la Dra. Claudia María García M., Secretaria de Planeación Departamental: “… Pero la sociedad civil por sí sola no genera esta nueva cultura: es necesario que el Estado se replantee a sí mismo su rol, en función de crear espacios y condiciones sistemáticas de participación de la comunidad en la gestión de lo público y ello implica trasladar poder a la comunidad a través de un ejercicio compartido en la toma de decisiones…”(5) en definitiva, a la construcción de hombres y mujeres más responsables de su destino como constructores de la sociedad, en el entendido que: “ cada persona es sujeto en la construcción de la historia de su comunidad y su región”.

En definitiva el documento da cuenta del proceso de sistematización y contiene cinco grandes capítulos y unas lecturas recomendadas que ilustran el proceso.

En primer lugar, se hace una lectura política del ejercicio donde se presentan los resultados desde la dimensión política, en segundo lugar, se incluye una reflexión de contexto y experiencias del nivel internacional, en tercer lugar, se agrupan los temas más relevantes del proceso y los aportes que hacen los principales actores, tanto del Estado como de la sociedad civil, en cuarto lugar, se registra el proceso metodológico desplegado, en quinto lugar, se consignan unas reflexiones a manera de consideraciones finales que dan cuenta de los aprendizajes del proceso en los temas más relevantes y último término se incluyen unas lecturas recomendadas para el apoyo conceptual.

El trabajo de sistematización se apoya en un módulo de carácter pedagógico que se presenta para atender nuevos procesos de construcción de estos ejercicios.

Este trabajo se adelantó en el marco del convenio interinstitucional firmado entre la Gobernación del Risaralda y la Universidad Tecnológica de Pereira y contó con el apoyo de los funcionarios de la gobernación de Risaralda, los Alcaldes municipales y los miembros de la comunidad que participaron del proceso. Reconocimiento especial merece el Dr. Oscar Diego Acevedo Ríos, coordinador del proceso en Risaralda por su apoyo metodológico a la sistematización.

El trabajo de sistematización se adelantó durante el año 2003 y en pleno proceso de construcción del ejercicio, proceso que se ha ido ajustando a lo largo de la experiencia y que se ha validado en diversos foros y actos de gobierno del departamento de Risaralda.


1. Cfr. GOBERNACION DE RISARALDA. Proceso de presupuesto participativo. La ruta para hacer del presupuesto público, un proceso participativo. Pereira, 2002.

2. Cfr. GOBERNACIÓN DE RISARALDA. Metodología y resultados del proceso participativo 2002. Departamento del Risaralda. Pereira. 2003. Cd. Interactivo.

3. Cfr. RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Jahír. Los retos de la investigación, acción, participación. Manizales 1991. Universidad de Manizales.

4. MARTINIC, Sergio y WUALKER, Horacio. Elementos metodológicos para la sistematización de experiencias de educación popular. En: Aportes No 32. La sistematización en el trabajo de educación popular. Dimensión Educativa. Bogotá. 1990

5. GARCIA MUÑOZ, Claudia María. Presentación. Op.cit. pág. 2  

 

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