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EL PALIMPSESTO DE LA CIUDAD: CIUDAD EDUCADORA

Jahir Rodríguez Rodríguez

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3.2.2 Desarrollo urbano y medio ambiente.

Al trabajar la dimensión ecológica de la ciudad, aparecen las variables de desarrollo urbano y medio ambiente. Para que exista realmente una Ciudad Educadora, tiene que existir una intervención racional y equilibrada en el medio ambiente urbano. Y a su vez, el desarrollo urbano debe estar muy ligado a las condiciones y a las acciones medioambientales. En este aspecto tienen responsabilidad y campo de acción el Estado, los particulares y las comunidades organizadas. Para considerar la amplitud del tema es necesario tener en cuenta las siguientes características:

- Desde el punto de vista económico, espacial y ambiental, la característica más sobresaliente y distintiva de las áreas urbanas, tal vez sea la presencia de externalidades.

- En las áreas urbanas hay externalidades de la más variada índole, pero en términos geográficos conviene destacar que las hay con alcances espaciales de distinto rango, o con diferencias de intensidad que pueden variar en el espacio.

- Si bien muchas externalidades se originan en decisiones privadas que conciernen al medio urbano y a su entorno, también existen aquellas que surgen de decisiones públicas y tienen relación con elementos de contacto o de intervención directa.

- En un régimen económico-político, caracterizado por un esquema de mercado basado en decisiones atomizadas y en otros supuestos que tipifican el modelo de competencia perfecta y con la ausencia total de un ente público, es poco o nada lo que un agente económico cualquiera, localizado en un espacio urbano, puede hacer para garantizar la calidad del medio en el entorno inmediato y en el ámbito urbano en general.

- En las sociedades modernas el Estado existe e interviene en el medio urbano, no sólo porque hay externalidades, sino también porque hay monopolios naturales, necesidad de bienes públicos (o de consumo colectivo), bienes con costo marginal igual a cero, bienes y servicios socialmente deseables ("merit goods") y toda una gama de instancias de intervención orientadas a redistribuir el ingreso; pero también, para otorgar a la ciudad un carácter orgánico que es difícil, sino imposible, de generar con base en decisiones atomizadas, y más difícil aún de preservar en una ciudad que crece sobre la base de adiciones marginales fundadas en intereses individuales.

- En el mismo plano teórico puede establecerse que el mercado del suelo -pivote en torno al cual se articula y organiza el espacio urbano-, no cumple con ninguno de los supuestos de la competencia perfecta. Más aún, este mercado suele quedar sujeto a un fuerte estímulo especulativo, que si bien puede ofrecer ventajas en el caso de otros bienes, sólo impone costos y desventajas en la ciudad.

- Si es un hecho que un agente económico individual localizado en la ciudad pueda hacer poco o nada a través del mecanismo de mercado, o a través de la formación de coaliciones para mejorar las condiciones ambientales del medio geográficamente mediato o inmediato, la consecuencia lógica será que, en un contexto con una autoridad pública que regula e interviene directamente en la definición del medio ambiente, buscará la manera de influir ya sea en la orientación de las normas o en la dirección geográfica de la intervención pública directa, a fin de lograr este propósito.

- La combinación de una situación caracterizada por una distribución regresiva del ingreso, la riqueza, la educación, la cultura, el poder, etcétera, es decir, de una sociedad marcada por una estructura socio-económica claramente diferenciada y de una autoridad pública con recursos limitados para mejorar las condiciones ambientales urbanas, llevará la mayor parte de las veces a la generación de una estructura residencial altamente segregada en términos socio-económicos y espaciales.

- Esta segregación socio-económica espacial, así como la diferenciación en la calidad ambiental, se produce desde la fundación misma de nuestras ciudades y se perpetúa y amplifica en la historia con base en decisiones adoptadas con este propósito.

- La fuerte crítica que suele plantearse respecto a la actuación del sector público en las grandes ciudades, podría deberse parcialmente al hecho de que no ha habido aportes teóricos de envergadura que permitan plasmar criterios de eficiencia y equidad para la función pública en el ámbito interurbano. De hecho, las ciudades se han manejado con base en normas y estándares de alcance parcial y con una fuerte dosis de arbitrariedad.

- La generosidad del Estado respecto a la población en general, debería manifestarse principalmente cuando las adversas condiciones ambientales de los más pobres ponen en jaque el bienestar de toda la población, cuando la presión política se hace insostenible o cuando ineludiblemente se dan fenómenos que afectan a todos por igual y que requieren de una solución generalizada.

- Es interesante destacar que a pesar de las abismales diferencias que se producen por las condiciones ambientales de las ciudades colombianas y no obstante la fuerte influencia que en el tema urbano tiene el Estado sobre las condiciones de vida de la población, la ciudad como tal no haya tenido una connotación política de primer orden.

 


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