EL PALIMPSESTO DE LA CIUDAD: CIUDAD EDUCADORA
Jahir Rodríguez Rodríguez
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1.2.5 Ética, tolerancia y convivencia.
En todas las épocas la convivencia social ha generado procesos de socialización entre sus miembros, y se estima como uno de los elementos básicos de su propia existencia.
Lo que distinguía la convivencia humana, en la polis de otras formas de asociación humana, y que los griegos conocían muy bien, era la libertad, informaba Arendt, pero esto no significa que lo político y la política se entendieran como un medio para posibilitar la libertad humana, en una vida libre. Ser libre y vivir en una polis eran en cierto sentido uno y lo mismo.(1) Esto tiene su expresión máxima en la convivencia en la ciudad. Para ser libre y convivir en ella el hombre debía ser liberado o liberarse él mismo y sentirse libre de las obligaciones necesarias para vivir.
Asociada a éstas, la solidaridad es una regla de acción que verifica y amplía para determinados casos la ética, la tolerancia y la convivencia porque viene a complementar el principio de igualdad, es decir, el principio por antonomasia de la distribución de los derechos.
En relación a la polis no es que esta tolere la diversidad, es que la estimula y la premia. A la ciudad, en efecto, le es indispensable reclutar la diversidad si quiere ver cumplido aquel requisito, enunciado ya por Darwin y por Durkheim, según el cual la diferenciación y la especialización son requisitos que toda sociedad demográficamente densa exige para que se quede garantizada su propia supervivencia.(2)
1. Cfr. ARENDT, Hananh. ¿Qué es la política?. Op. cit
2. Cfr. DELGADO RUIZ, Manuel. Op.cit. p. 79.
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