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EL PALIMPSESTO DE LA CIUDAD: CIUDAD EDUCADORA

Jahir Rodríguez Rodríguez

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1.1.2 Panorama histórico de la ciudad.

El recorrido por la historia de las ciudades se hace en función de la identificación de su proceso evolutivo, del papel que jugaron en la formación de sus ciudadanos y de los legados que le dejaron a la humanidad.

En la polis, el pensamiento alcanza sublimes alturas en la filosofía, la poesía y el arte, aunque sólo por la solidaridad, libertad e independencia que proporciona al individuo, independencia no solamente enraizada en las condiciones cívicas, sino también en las materiales.

Un conocido proverbio medieval afirma que "El aire de la ciudad libera a quien lo respira", este proverbio puede aplicarse a toda la historia de la vida urbana, según lo destaca Bookchin.(1) Y eso es lo que se describe en este panorama histórico sobre la ciudad.

La ciudad antigua.

Las grandes civilizaciones primigenias surgieron en torno a los fértiles valles de los ríos históricos como El Nilo, El Tigris, El Eufrates, El Ganges y El Indo. De las congregaciones humanas que allí se formaron no se conocen en la actualidad restos importantes de ciudades propiamente dichas, solo monumentos y templos que identifican estos lugares como centros religiosos, morada eterna de sacerdotes, dioses y de gobernantes divinizados. De ahí, es importante destacar los motivos de congregación humana para efectos de convivir, gobernar y adorar, lo que le daba identidad política y religiosa a estas urbes antiguas.

Tal vez uno de los ejemplos más antiguos de organización que se conoce es el de la ciudad de Illahum (actual Kahum) en Egipto. De ella se conservan los restos de una ciudad que fue formada probablemente cuando, en el remoto pasado, las primeras hordas de habitantes de la llanura del Nilo, comenzaron a concentrarse en pequeños poblados identificados por totems de animales protectores y ancestros comunes, que más adelante fueron a conformar el nutrido panteón egipcio. Estos clanes se unieron entre sí, formando dos regiones de culturas opuestas: El Reino del Alto Egipto y el del Bajo Egipto, que fueron unificadas con posterioridad bajo las dos coronas que ciñó Menes(2), fundador de la primera dinastía faraónica.

Más importante llegó a ser la ciudad de Tell-el-Amarna fundada por Amenophis IV (l369-l354), impulsor del culto solar. La ciudad sagrada de Atón, tenía una construcción rectilínea y casas hechas en piedra, grandes edificaciones de servicios administrativos y los palacios reales, así como un templo de firmes columnas y sin cubierta alguna, de modo que en el culto de la mañana el templo era iluminado por los rayos sagrados de Atón y así eran bendecidas las tierras de Egipto.

Pero el preludio de las grandes conformaciones urbanas es visible en las ciudades de fuerte composición religiosa y teocrática, tales como Menfis, Tebas y Tell-el-Amarna, entre otras, que llegaron a ser llamadas, desde entonces, ciudades-templo.

Un ejemplo notable de la urbanización asiria, lo constituyen los restos de la ciudad de Korssabad, fundada por Sargón II, cuando se abandonó la antigua capital de Nínive. Las residencias agrupadas en torno al templo-palacio expresan claramente el tipo de subordinación cultural. Es decir, ahí se aprecian y reflejan las funciones religiosas y políticas centrales de la ciudad.

En el siglo VI antes de Cristo, Babilonia era una gran ciudad, atravesada por el río Eufrates y defendida por fuertes murallas, una configuración muy común en las ciudades posteriores. Este espacio constructivo contaba con monumentales palacios, templos, torres y edificios administrativos. Son famosas las puertas de entrada a la ciudad llamadas de Ishtar y los jardines colgantes construidos en honor de la reina, en los bíblicos tiempos de Nabucodonosor.

En el valle del Indo existió la ciudad de Mohenjo-Daro, que floreció 2.000 años antes de Cristo, al parecer fruto de una civilización muy organizada desde el punto de vista del desarrollo urbanístico. Esta ciudad presentaba una elaborada planificación y un gran dominio de la técnica, al punto que poseía una sofisticada red de alcantarillas.

Las culturas griega y romana fueron civilizaciones eminentemente urbanas. Algunos de los conceptos básicos de urbanismo nacieron en Grecia, tales como los planos de Mileto y Priene que muestran una perfecta cuadrícula, modelo que se usará con profusión en el transcurso de los siglos.

Hoy existen restos interesantes de ciudades como Cnosos; Palaikastro y Gurnia en Creta; y Tirinto y Micenas en la península griega. En todas ellas sobresalen los aspectos del gobierno, la religión y la seguridad, a través de su fortificación.

Jaeger, en Paideia(3), señala que describir la ciudad griega equivale a describir la vida de los griegos en su totalidad. Sólo en la polis es posible hallar aquello que abraza todas las esferas de la vida espiritual y humana, y que determina de un modo decisivo la forma de su construcción.

Con el desarrollo de la democracia en las ciudades-estado de Grecia, surgen espacios urbanos y políticos muy importantes como: el ecclesiasterón (sala para asambleas públicas), el bouleutérión (sala para asambleas municipales) y el prytaneión (donde se reunía la cámara municipal); todas ellas construidas en torno al ágora.

Es este núcleo de la ciudad, formado (evidentemente) para la discusión de los asuntos públicos, el estilo propio de los gobiernos democráticos antiguos, donde se convivió muy bien el humanismo (el hábitat) y la gobernabilidad (la política) de la época.

En la espléndida época de Perícles (el llamado Siglo de Perícles) aparece un urbanista riguroso, científico y razonable de nombre Hippodamos, a quien se le atribuyen los planos de muchas ciudades hoy desconocidas, pero sobre todo de Pireo y Rodas. Escribió tratados de arquitectura y geometría, y se dice que fue artista y filósofo al mismo tiempo. Hippodamos había nacido en Mileto.

Entre las ciudades greco-helénicas que recogen las enseñanzas de Hippodamos, se registran: Mileto, Olynto, Prienne, Cnido, Pérgamo, Efeso, Magnesia y Gerasa, en el Asia Menor. A éstas se les conoce como ciudades hippodámicas.

Además del desarrollo constructivo y la ejemplaridad estética en materia de urbanismo de Grecia y en particular de Atenas, es importante destacar los orígenes de la academia, la reflexión y la función pública de la educación, desde sus orígenes mismos.

Roma, sin seguir el modelo político de la polis griega o ciudad-estado, estructuró un potente imperio con una base urbana centralizada en una gran capital.

De esta forma, cuando las culturas aldeanas de los etruscos, latinos y sabinos, luego de las numerosas guerras internas, lograron unificarse bajo antiguas monarquías, se fundó la ciudad: Roma, en torno a las siete colinas en la llanura del Lacio, en el lugar donde los dioses fijaron su hogar o residencia fija para su culto.

La cultura romana se convirtió en civilización urbana propiamente dicha, bajo cuya égida florecieron las ciudades de comerciantes y burgueses de la época. El urbanismo fue algo ininterrumpido, de tal manera que llegó a calificarse al Imperio Romano como un agregado de ciudades griegas, itálicas y provinciales. Se gozaba de gobiernos autónomos, vida local, organización municipal; pero también existía tutela imperial con la respectiva recaudación de impuestos.

Las ciudades del Imperio Romano se pueden clasificar así: Ciudades comerciales e industriales, entre las que se destacan Roma, Alejandría, Antioquía, Efeso, Cartago y Lyon. Ciudades caravaneras, es decir, que establecían el comercio con el Oriente tales como Palmira, Petra y Bosra. Y ciudades cabeza de provincia o de departamentos agrícolas en las que figuran Verona, Siracusa, Tréveris, Londres, Tarragona, Córdoba, Mérida, Timgad, Cirene, Rodas, Esmirna, Pérgamo, Mileto, Tiro, Sidón y Gerasa.(4)

Roma es la ciudad organizada y monumental por excelencia. Sus construcciones de clásica geometría aplicada a sobrios monumentos, palacios, templos, termas, anfiteatros y circos en los que se celebraban foros, juegos y fiestas públicas, están inscritas en las líneas más sobresalientes de la arquitectura universal.

La administración imperial y estatal de estos era bastante onerosa y compleja, y requería de una administración pública muy eficiente.

Pero más allá de los progresos en desarrollo físico, urbanístico y socio-económico, descrito en la anterior evolución, estaba el problema espiritual, político, educativo, es decir, lo que le confería identidad. Al respecto Spengler en su espléndida obra La Decadencia de Occidente, opina: "lo que distingue la ciudad de la aldea no es la extensión, no es el tamaño, sino la presencia de un alma ciudadana, propia de la espiritualidad general de la cultura. En Atenas, la educación no era una actividad aislada, practicada a ciertas horas, en ciertos lugares, en una cierta época de la vida. Constituía el fin mismo de la sociedad. El ateniense estaba formado por la cultura, por la paideia".(5)

De otra parte, en el caso de las ciudades americanas, los estudios etnográficos, arquitectónicos y astronómicos realizados sobre los numerosos templos, cementerios y complejos arquitectónicos ceremoniales de los pueblos indígenas americanos, aportan pruebas sobre la complejidad de su pensamiento y su concepción de la ciudad. Sólo algunas culturas prehispánicas alcanzaron el grado de evolución social y urbanística del llamado período clásico de las culturas americanas, en el cual lograron la construcción de grandes estructuras y ciudades en piedra, que igualan y en muchos casos sobrepasan en esplendor y técnica a las construcciones del antiguo continente.

En numerosas construcciones de estas edades, múltiples factores orientaban su diseño, entre ellos la hierofanía religiosa y la funcionalidad astronómica, que pone de presente la importancia que se le confería a la consulta de los astros para programar las labores agrícolas o para apoyar decisiones sociales y políticas. Esto se manifiesta también en la evidente importancia social, política, económica y sagrada que tuvo y tiene para los constructores indígenas la orientación astronómica de sus templos y sitios de habitación, muchos de los cuales muestran varios esquemas de diseño al seguir simultáneamente varios ejes astronómicos en su construcción, es decir, al estar orientadas hacia varios puntos del horizonte y varias estrellas al mismo tiempo.


1. Cfr. BOOKCHIN, Murray. Los límites de la ciudad. H. Blume. Madrid. 1978. p. 15

2. Los egiptólogos fijan como fecha probable de la fundación de la primera dinastía faraónica el año 4.600 A.C.

3. Cfr. JAEGER, Werner. Paideia. Taurus. México, 1957.

4. Cfr. CHUECA GOITIA, Fernando. Breve historia del urbanismo. Alianza, Madrid, l994

5. SPENGLER, O. La decadencia de occidente. Taurus. Madrid. 1985. p. 160.


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