BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


ASPECTOS SOCIOPSICOLÓGICOS DEL TURISMO

Miguel Matute Peña y otros


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4.2-UNA RESEÑA REPRESENTATIVA DEL TRATAMIENTO SOCIOLOGICO A LOS PROBLEMAS DEL OCIO.

Un tratamiento del ocio con pretensiones sociológicas lo encontramos en el artículo de Garcia Vega J.L.”REFLEXIONES SOBRE OCIO Y TURISMO”.

La introducción de este trabajo contiene un excergo que como todas las figuras de esta clase, refieren, en forma literaria, una síntesis del posterior contenido.

El ocio es, por su misma esencia, moral: favorece en el hombre, por una parte, su potencialidad activa, y por otra, su Libertad. JEAN LALOUP

No obstante queremos señalar algunos elementos, de lo que consideramos que es la posición del autor y su avenencia o desavenencia con nuestros criterios.

Las ideas del autor son mas representativas de los intereses de la sociedad emisora de turismo, de los derechos a disfrutar del ocio que deben tener los ciudadanos. No desconoce los convenientes e inconvenientes de la recepción de turismo, es simplemente un problema de énfasis.

Son atinadas sus apreciaciones en ambos sentidos, pero las posibilidades de hacer una síntesis entre sus ideas y las de la Psicología Social se dificulta.

La Psicología Social es posibilitadora del trabajo experimental, aún en el plano de la Sociología, pero se requieren puntos de vistas que posibiliten el acople.

Este trabajo es de corte eminentemente teórico, que busca en la historia las raíces de sus afirmaciones. Contiene valiosas periodizaciones e importantes modelos, que permiten adentrarse al lector, en la difícil problemática de la relación ocio-turismo.

Nuestra reseña no toca todos los aspectos que se tratan, sino que, se hace una selección de aquellos asuntos, que vienen de acuerdo con la lógica de nuestro trabajo.

Comienza refiriendo una historia de la temática:

“A principios de los años setenta, la opinión de los sociólogos acerca del ocio se concretaba en la siguiente idea: una vez culminada la Tercera Revolución Industrial (también llamada revolución de la automatización), la civilización occidental entraría plenamente en la cultura del ocio. Es decir, la desproporción entre tiempo de trabajo y tiempo libre se había de invertir, y el hombre podría definitivamente dedicarse a trabajar para vivir, y no al revés. A los albores del tercer milenio esta idea todavía está bastante alejada de la realidad…”

“La condición de masividad que ha adquirido el turismo en el siglo XX lo ha convertido en un fenómeno de notable complejidad”,

“Quizás una delimitación demasiado estricta de los términos de ocio y turismo será falsa, ya que si bien el segundo sólo es posible a partir del primero, ambos fenómenos tienden cada vez más a asociarse. El ocio, el tiempo liberado, es condito sino que son para empezar a pensar en una situación de libertad. Y una vez conseguida tal situación, aunque las posibilidades de empleo son infinitas, el hombre está demostrando su evidente preferencia por dedicar su tiempo libre al turismo. Si el derecho al trabajo, a trabajar es algo que el hombre ha conquistado en época relativamente reciente y sólo en los países occidentales, hablar del derecho al ocio como si fuese una realidad inmediata continúa siendo obviamente utópico”.

“Yendo ya al análisis del concepto de turismo, una de las mayores dificultades que se plantean al estudiar un fenómeno tan complejo como este es la casi absoluta imposibilidad de diferenciar las causas de los efectos que intervienen en su génesis y posterior desarrollo. En el caso del turismo, las causas últimas que impulsan el afán viajero están tan enraizadas en la especie, los efectos que su manifestación masiva está provocando en el mundo son tan complejos, y las reacciones o efectos secundarios se han entreverado de tal modo en las estructuras de cada nación, que las dificultades para delimitar los contornos de este fenómeno con un mínimo de exactitud son casi insuperables porque, además, son móviles: como en el turismo están indisolublemente mezcladas razones económicas, técnicas, políticas, instintivas, psicológicas, sociológicas, etc, apenas hay invariantes, es decir, normas fijas que permitan extrapolar y compilar toda una serie de leyes que constituyan una ciencia”.

Huelgan los comentarios a los párrafos anteriores. Ahora nos presenta un modelo que simplifica la comprensión de la temática:

“Vista desde nuestra actual perspectiva, existe una interacción entre los diferentes factores determinantes del turismo. Esa interacción, que, en realidad, esconde la ambigüedad de la causa-efecto, se puede reducir a un esquema muy simplificado:

Acción Reacción

Emigración del campo a la ciudad Éxodo de la ciudad al campo

Desplazamiento de sur a norte Regreso al origen de norte a sur

Proletarización Masificación

Concentración urbana Necesidad de evasión

Concentración económica Posibilidad monetaria

Reivindicaciones Tiempo libre

Cambio de mentalidad y género de vida Aspiración a la felicidad

De hecho este esquema simple podría simplificarse más aún con la siguiente respuesta: la necesidad de desplazamiento sólo puede quedar satisfecha a escala general cuando un país alcanza un determinado nivel de renta nacional y la distribución de dicha renta es lo suficientemente justa para cubrir las necesidades vitales de la mayor parte de sus ciudadanos. En la fórmula apuntada a modo de definición, hay dos partes (la necesidad de alcanzar una determinada renta nacional y la conveniencia de que dicha renta esté lo más repartida posible) que coinciden casi exactamente con las dos etapas que se dan en todo proceso de industrialización y cuyas características han quedado delimitadas en el esquema anterior en los epígrafes correspondientes a la acción y a la reacción”.

Es posible encontrar algunas diferencias entre lo expresado en este modelo de interacciones y las ideas expresadas en este trabajo. No hay una discrepancia radical, por lo que puede considerarse como algo alternativo.

A continuación nos presenta un espectro de motivaciones.

Sobre ellas, puede decirse que no son expresivas de la relación ocio-turismo, que es lo que se supone que debe expresar cada parte de su artículo en los espacios convenientes.

“es posible establecer una lista de las motivaciones que provocan un desplazamiento a nivel individual o colectivo;

Culturales, educativas o profesionales: deseo de conocer sociedades diferentes, asistir a acontecimientos muy especiales y participar de algún modo en la Historia.

Económicas: precios ventajosos que permiten estancias más prolongadas y con un nivel de vida desacostumbrado.

Étnicas: regreso al origen para reanudar los lazos familiares o por motivos puramente sentimentales.

Deportivas: asistencia o participación en una manifestación de carácter deportivo.

Físicas: recuperación de la salud en un centro especializado o, simplemente, deseo de reposo y relajación.

Técnica: utilización de un medio de transporte novedoso, bien sea privado (estrenar el coche) o colectivo (nuevo modelo de aviación, inauguración de un vehículo distinto)

Sociológicas: conocer mejor el mundo en que se vive o pagar tributo a una moda interesante.

Religiosas: peregrinación a lugares santos o de especial devoción”.

Estas motivaciones son explicables desde un punto de vista sociológico general y son dignas de tener en cuenta, pero no son congruentes con la relación ocio-turismo.

El párrafo a continuación concuerda con nuestras ideas pero somos partidarios de la utilización de un modelo promocional que exprese el dinamismo de estos factores.

“El turismo afecta directa o indirectamente a todos los aspectos de la economía de un país, y por eso se puede calificar de un "fenómeno totalizador". Y aunque esta influencia tenga aspectos claramente positivos (como en los casos de la balanza de pagos, del impulso a la industrialización o del desarrollo económico de regiones enteras), en otros aspectos su influencia es más ambigua cuando no francamente nociva. A la tendencia inflacionista y al desajuste entre oferta y demanda que provoca su concentración temporal y espacial, hemos de añadir, entre sus efectos negativos, las perturbaciones y congestiones que produce en servicios vitales para un país. La red de transportes y de distribución, o los servicios de telecomunicaciones, no son tan elásticos como el propio turismo y deben funcionar en un régimen de normalidad, pero estando preparados para afrontar los periódicos incrementos de su uso y el posterior regreso al régimen de normalidad (la temporalidad del trabajo es obviamente otro problema. Sin embargo, se puede considerar que toda esta negatividad es ambigua pues el turismo es evidentemente un factor de impulso y de desarrollo. El caso de los transportes, por ejemplo, es muy claro; gracias a él, la capacidad de transporte y velocidad, el índice de seguridad, etc. han mejorado prodigiosamente en un período de tiempo muy breve, lo que compensa esos momentos de congestión los ponen al borde del colapso”.

A continuación nos presenta los inconvenientes que ocasiona el turismo.

“En otros aspectos, en cambio, su efecto ha sido tan nocivo que tendrán que pasar muchos años antes de que los beneficios globales compensen la pérdida inicial. Tal es el caso del urbanismo: las monstruosidades cometidas contra el paisaje, en nombre de la urgencia y al amparo de una pavorosa especulación, van a permanecer ahí, en ocasiones de forma definitiva, mientras que el impulso dado a la construcción en general aún tardará mucho tiempo en igualar, positivamente, las aberraciones cometidas”.

Efectivamente, el carácter omnipenetrante del turismo, requiere de la participación del Estado. Otra cosa sería la ruina de la industria turística.

“Incumbe al Estado, cuando todavía hay tiempo, tratar de evitar los males inherentes a un fenómeno masivo que cogió un poco por sorpresa a todo el mundo. El desorden, la improvisación y las soluciones de emergencia sólo se remediaran si se produce una auténtica concienciación del país sobre lo que el fenómeno significa”.

No podían faltar los medios de difusión:

“Una vez más, los medios de comunicación social pueden llegar a desempeñar un papel decisivo. El escalonamiento de las vacaciones para romper la concentración temporal; la promoción de las regiones menos favorecidas para ayudar a su industrialización y romper así la concentración espacial; la racionalización del uso de las instalaciones e incluso contrarrestar mediante una información objetiva, los efectos negativos que pueda tener la aparición de un imponderable (como un cambio político, etc.), son ejemplos de las muchas posibilidades de acción que están reservadas a los medios de comunicación”.


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