América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

 

Cambio cultural, fundamento del cambio institucional.

El Banco Mundial, las agencias de Cooperación Internacional, terminaron el siglo XX y comenzaron el XXI con muchas dudas respecto al éxito de los programas de ayuda o financiación. De este modo, creo que se puede decir, que a partir de estos compases temporales, habría que comenzar a hablar de un Período Científico de la Cooperación Internacional. Esto significa de alguna forma asumir que desde que se comenzaron a desarrollar estos programas, desde la segunda mitad de la década de los cuarenta, hasta la actualidad, a pesar de ser ciertas algunas etapas, los conceptos de ayuda y cooperación fueron sustituidos por la idea del asistencialismo, el cual se puede dar en varias formas. Incluso, en muchas ocasiones, hasta podría decirse que estos programas han servido y todavía pueden servir para aplacar sentimientos de culpabilidad, y con todo, hasta de esos sentimientos de culpabilidad y “ganas de ayudar” pueden sacarse jugosos beneficios.

Cuando hablo de un período científico me refiero a que la Cooperación y las ayudas deben hacerse de forma científica, no improvisada, y muchas veces, aunque no parezca improvisada, no se tienen las herramientas o criterios científicamente fundamentados para comenzar a desarrollar un programa o no. Por eso, expuse anteriormente la teoría de la Optimización de Recursos Internos. Sinceramente creo que se han aplicado muchos recursos económicos y financieros no habiendo sido necesarios tantos. Uno de los principales problemas por lo que esta dilapidación de dinero se ha ido desarrollando ha sido por creer que la pobreza es una cuestión únicamente económica. En segundo lugar, porque la cooperación se ha hecho en muchos casos, en función a los intereses estratégicos de algunos países industrializados.

¿Cómo se mide o evalúa por tanto la calidad de un proyecto de cooperación? Vamos a llegar a eso en breves momentos. Sin embargo, antes deseo mostrar algunas de las lecturas y aprendizajes que el Banco Mundial puede mostrar tras varias décadas de trabajo (1999). Como se puede observar, parece que las líneas apuntan a factores extraeconómicos, los cuales se resumen de una forma radical en la calidad de las instituciones y en las buenas prácticas gubernamentales.

• La ayuda financiera funciona en un ambiente de buenas políticas.

• Mejoras en las políticas e instituciones económicas en el mundo en desarrollo, son clave para un salto cuantitativo en la reducción de la pobreza.

• La ayuda eficaz es complemento de la inversión privada. En países con una administración económica sana, la ayuda externa no reemplaza a la iniciativa privada.

• El valor de los proyectos de desarrollo es reforzar las instituciones y políticas de forma que los servicios puedan proporcionarse eficazmente.

• Una sociedad civil activa mejora los servicios públicos.

• El acercamiento vertical y tecnócrata al diseño de proyectos y provisión de servicios no ha funcionado en áreas críticas para el desarrollo.

• La ayuda externa puede fomentar reformas aún en los ambientes más distorsionados, pero requiere de paciencia y de enfocarse en las ideas, no en el dinero.

De forma clara, los siete puntos precedentes nos sitúan en un escenario difícilmente reversible, sino es con la intervención directa en la solución de problemas de base institucional y gubernamental de los países receptores. Pero son los países receptores los que tienen que articular en primera persona la crítica sobre su pasado y la construcción de los cimientos que sustentarán su futuro, ya que de otro lado, teniendo en cuenta que uno de los criterios de la cooperación ha sido el estratégico, existiría una gran tentación por parte de los países industrializados de intervenir en las instituciones de los países donantes, algo que por otro lado, se da de forma permanente.

Como comenté más arriba, nos hacen falta herramientas extraeconómicas para evaluar los impactos de la cooperación internacional. Una de ellas es el análisis de las variaciones de los usos del lenguaje que se observan en las áreas receptoras de ayuda o financiación. Si un evaluador entrevista a los beneficiarios y obtiene respuestas relativas a las necesidades de dinero para financiar sus proyectos, al corto plazo, a la excesiva dependencia respecto de las ideas, consejos y recomendaciones de los cuadros cooperantes y financieros, o la utilización de unos conceptos que repiten pero que no entienden en su total dimensión, por su complejidad o por su inadaptabilidad a la realidad de aplicación, se habrá hecho muy poco.


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