América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

 

A modo de conclusión: Ingredientes de un enfoque con AI.

Las secciones anteriores han presentado breves ejemplos, muy simplificados, de modelos económicos donde un equilibrio ‘pobre’ es perfectamente estable. Simplemente porque la economía pasó en un momento cerca de ese equilibrio, puede haber quedado entrampada – nada dentro del modelo podría explicar la transición a un mejor equilibrio. En este capítulo, se ha usado la sigla AI para significar algún tipo de ‘acción individual’; es decir, algún tipo de libre iniciativa de algún individuo que decide escapar la lógica del modelo. En el caso del Gran Empujón, esta AI consistía en dar ejemplo e invertir, aun cuando los beneficios podrían ser negativos si nadie siguiese ese ejemplo. En el caso del modelo de Acemoglu, consistía en resistirse a ser un bribón ‘asaltante’, y dedicarse más bien a alguna actividad productiva, aun cuando es alto el riesgo de perder parte del fruto de ese trabajo, a manos de algún asaltante.

Es fácil imaginar otras narrativas. Por ejemplo, la economía puede quedar entrampada simplemente por aversión al riesgo: los pobres se sienten más vulnerables y tienen mayor temor a perder; por tanto, no invierten; y por tanto, permaneces pobres. En este caso, haría falta algún ‘audaz’ que infundiera confianza en los demás (como en Banerjee, 2000). Igualmente, los salarios pueden ser bajos por la limitada productividad de los trabajadores, que a su vez permanecen improductivos porque sus salarios no les permiten adquirir alimentos nutritivos (como en Dasgupta y Ray, 1986). AI requiere entonces de algún empleador que decida pagar salarios más altos.

En cualquier caso, el argumento puede resumirse en que la economía puede enfrentar un círculo vicioso que ‘alguien’ debe romper. El progreso no se da ‘mecánicamente’, como en Solow. Desde luego, aquel ‘alguien’ puede ser el gobierno – al fin y al cabo, estos modelos sólo aciertan a señalar la necesidad de algún elemento exógeno, ajeno a la mecánica del mercado. De hecho, el Estado es un interventor natural en muchos casos (bienes públicos, o externalidades en la explotación de recursos naturales, por poner dos ejemplos por demás conocidos). Sin embargo, en muchos otros, limitaciones de información, insuficiencia de capacidad operativa y problemas en la estructura de incentivos desaconseja la participación del Estado – Tullock, Seldon y Brady (2002) proveen una revisión resumida y sencilla de estos argumentos. En tales cases, son individuos privados, ‘ciudadanos de a pie’, quienes deben intervenir a través de su AI.

¿Cuáles son las consecuencias para la teoría económica? Probablemente, la implicancia más importante es que modelos con equilibrios únicos no son necesariamente las descripciones más convenientes del mundo. En realidad, pueden existir trampas, es decir situaciones indeseables pero estables, aun cuando otros equilibrios existen. Este es el marco en el que las AI adquieren importancia central.

Uno de los ingredientes de este tipo de modelos es la presencia de economías de escala, por ejemplo como en los Gráficos 1 y 2. Si el equilibrio ‘bajo’ es sostenible, debe ser porque por debajo del nivel crítico (en Acemoglu, ), cualquier reducción en la variable de interés lleva a subsecuentes reducciones drásticas, de modo que es imposible escapar del campo de atracción de ese bajo equilibrio.

Estas economías de escala pueden ser directamente tecnológicas, como en el caso de Dasgupta y Ray (1986), donde la nutrición tiene retornos inicialmente crecientes sobre la productividad. En otros casos, pueden también traducirse en economías externas pecuniarias, como en el Gran Empujón, pues en ese caso el efecto ocurre a través del mercado: la cantidad absorbida por el mercado se eleva en la medida en que la industria como conjunto explota las economías de escala tecnológicas.

Un segundo ingrediente puede notarse en este mismo ejemplo. Cuando se trata de beneficios que sólo se pueden cosechar en una acción coordinada (es decir, cuando las acciones son complementos estratégicos, en el lenguaje de Cooper y John, 1988), la interacción entre los individuos (y no sólo sus acciones individuales, AI) es crucial. Por tanto, la conocida teoría de juegos es una herramienta potencialmente útil en este campo. De hecho, tanto el equilibrio tradicional como el moderno en el modelo del Gran Empujón pueden describirse como equilibrios de Nash. En particular, esta teoría puede discernir hasta dónde llega el juego de las interacciones, y así resaltar dónde comienza la AI. Sin embargo, las limitaciones de este enfoque también han sido ya discutidas largamente (por ejemplo, Kagel y Roth, 1995).

En realidad, es difícil pensar en una teoría económica que maneje adecuadamente estas acciones individuales. Precisamente porque se trata de decisiones libres, no es plantear un modelo perfectamente capaz de predecirlas. Las AI no responden necesariamente a un cierto criterio unívoco como la maximización de beneficios o de utilidad. Por su misma esencia, se trata de decisiones que sacan al individuo fuera del patrón normal entre sus iguales, fuera de lo que ningún modelo puede predecir.

Por otro lado, estas conclusiones no anulan el papel de la teoría económica – sin embargo, sí resaltan la necesidad de que queden claros sus límites, y de que no se ignore la importancia del actuar de cada individuo, con decisión personal. El uso de modelos con equilibrios múltiples contribuye a esta claridad: los problemas no tienen una solución única, sino que la economía puede desembocar en una de varias situaciones estables, en un largo o menos largo plazo. El destino final de la economía es decidido al nivel de cada una de las personas.


Google
 
Web eumed.net

 

Volver al índice de América Latina Hoy ¿Y Hasta Cuándo?

Volver a "Libros Gratis de Economía"

Volver a la "Enciclopedia y Biblioteca de Economía EMVI"