América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

 

LA APARICIÓN DE LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES; CUANDO A LA SOLIDARIDAD SE LE PONE UN PRECIO.

“Cuando un sector de la población tiene necesidades puede ser coercionado mediante el lenguaje del intercambio comercial o la negociación política”.

Paulette Dieterlen (2003:111)

“Explicar en qué consiste ser solidario no es tratar de descubrir una esencia de lo humano, sino en insistir en la importancia de ver las diferencias (raza, sexo, religión, edad) sin renunciar al nosotros que nos contiene a todos”.

Adolfo Vásquez Rocca.

6.1. La reflexión y la “solidaridad” de la postguerra.

En 1939 Einstein escribió una carta a Roosevelt a petición de Szilard y Fermi advirtiendo de los peligros que podría entrañar la aplicación de su famosa ecuación. Parece que los alemanes estaban cerca de construir la primera bomba atómica y eso animó a Estados Unidos a invertir una astronómica suma de dólares para construirla ellos mismos. Concretamente, en el proyecto Manhatan se invirtieron 2.200 millones de dólares para financiar veintiocho meses de trabajo que ocuparon a 130.000 personas, setenta mil menos de las que murieron en las detonaciones de Hiroshima y Nagasaki, después de experimentar exitosamente la primera explosión en Trinity, New México. Así terminó la segunda guerra mundial y tras ella, de forma inmediata aparecieron voces que aclamaron un giro de las relaciones internacionales.

En 1944, tras la segunda guerra mundial y con Europa prácticamente destruida, se unieron Estados Unidos e Inglaterra para establecer un sistema que velara por la paz internacional y la reconstrucción de los países más afectados. Estas iniciativas se desprendieron de algunas tesis del propio Keynes, quien proponía buscar un crecimiento económico desde una perspectiva global. Sus bases teóricas incluyeron en primer lugar, la creación de un banco mundial centralizado, responsable de apoyar a países con excedentes en las exportaciones con el fin de estabilizar la economía mundial. El segundo paso sería crear una organización internacional de carácter comercial cuya misión sería la estabilización de los precios de las exportaciones de materias primas. Paralelamente se crearía un fondo para la reconstrucción y el desarrollo para permitir que los países económicamente más desfavorecidos pudieran tener acceso al crédito. Por último la creación de un programa de ayuda asociado a las Naciones Unidas sobre subsidios no reembolsables.

Bretton Woods fue el inicio de instituciones como el Banco Internacional de Reconstrucción y el Desarrollo o el Fondo Monetario Internacional. Pocos años después en 1948 se creó el General Agreement on Tariffs and Trade (GATT). El objetivo más relevante del Bretton Woods System fue el establecimiento de un orden económico y comercial mundial fundamentado en un sistema monetario internacional donde el dólar fuera el patrón de referencia. A partir de 1947, tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial pasaron a formar parte de los organismos de la Organización de las Naciones Unidas. Según el artículo número cincuenta y cinco de la carta de las Naciones Unidas, tienen como obligación expresa el cumplimiento de los siguientes objetivos:

• Promoción de niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos y todas y condiciones de progreso y desarrollo económico y social.

• La solución de problemas internacionales de carácter económico, social y sanitario, y de otros problemas conexos, y la cooperación internacional en el orden cultural y educativo.

• El respeto universal a los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos y todas sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión y la efectividad de tales derechos y libertades.

Con esta declaración de intenciones tanto del Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial tendrían la misión de asistir monetaria y financieramente para promover planes de inversión productiva. Como puede verse, desde el principio existió un interés por los países promotores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional por asegurarse un espacio de negociación fundamental en la toma de decisiones a nivel global. Este desequilibrio asimétrico en la toma de decisiones ha provocado el mantenimiento de una estructura de pensamiento directamente relacionada con una teoría económica neoclásica. Desde el momento en el cual se constituyen estas instituciones supranacionales, en el espíritu de Bretton Woods, se subraya la intención de mantener la convertibilidad del dólar, pero en 1971 dicho sistema tuvo que suspenderse en un momento en que las economías europeas y japonesa se estaban recuperando y como consecuencia la hegemonía norteamericana se comenzaba a resquebrajar. En los años posteriores la mayoría de los países decidieron liberar sus tipos de cambio.

El sistema funcionó en mientras Estados Unidos tuvo las suficientes reservas de oro, además, como país competitivo pudo ir acumulando grandes beneficios en su balanza comercial. Durante el período 1960-1965, Norteamérica alcanzó un superávit comercial de 21.305 millones de dólares, mientras que en lustro posterior, dichas ganancias se redujeron prácticamente a la mitad. Alrededor de 1971, el déficit comercial comenzó a atemorizar al país, que desde aquel momento hasta el año 2005, sobrepasó los 800.000 millones de dólares de déficit por cuenta corriente. El desenlace de 1971 ya se podía prever. Dicha previsión incluía la situación de incapacidad por parte de Norteamérica de respaldar con oro las grandes sumas que se habían dispersado por el mundo sin haber respetado los compromisos de Bretton Woods. En 1971, Japón, Alemania, Francia e Inglaterra tenían unas reservas en divisas que alcazaban los 34.350 millones de dólares, los cuáles, en caso de haber sido exigidos convertidos en oro hubieran significado casi cuatro veces las reservas disponibles. La obsesión por el patrón oro y la teoría económica clásica despertó las opiniones de algunos economistas como Alan Greenspan, quien manifestó que:

“Un antagonismo casi histérico hacia el patrón oro une a todos los estatalistas. Parecen darse cuenta, tal vez con mayor claridad y sutileza que muchos liberales, que el oro y la libertad económica son inseparables, que el patrón oro es un instrumento del laissez-faire, y que cada uno implica y requiere el otro”.

La situación que se respiraba internacionalmente a finales de los sesenta y a comienzos de los setenta hubiera recomendado la celebración de una conferencia internacional que tratara de paliar los efectos imprevistos de la reunión de Bretton Woods. Obviamente la reunión no se celebró porque hubiera significado, cuando menos, poner en evidencia y en peligro la hegemonía económica y financiera que Estados Unidos había logrado hasta ese momento. En un desequilibrado juego de relaciones internacionales las negociaciones pasaron a formar un anecdótico segundo plano comentado por analistas políticos y económico. El resultado, fue la consolidación de los Estados Unidos como promotor de un statu-quo político, económico y comercial, que traspasó sus costos al resto de países. Y el pago de estos costos en un nivel alto fueron y son asumidos por los países latinoamericanos.

Gracias a la coyuntura internacional posterior a la depresión de los años treinta, los gobiernos latinoamericanos, como expresamos en el anterior capítulo, debieron reinventar sus instituciones y en la medida de lo posible, ensayar nuevos modelos de gestión político-económica con la intención de sacar provecho. A comienzo de la década de los cincuenta, los países pertenencientes a las LA6 (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Uruguay) la industrialización se colocaba en la vanguardia de la región como indica Bulmer-Thomas (2003:323). Algunas de las nuevas naciones latinoamericanas incitadas por la contracción del mercado internacional ensayaron propuestas de sustitución de importaciones y se abocaron a una política particular de crecimiento cerrado. Otros países como Perú, a pesar de prácticamente no contar con un desarrollo industrial competente optó por continuar con una estrategia exportadora, la cual se intensificó a partir de 1948. Este modelo de crecimiento abierto lo integraron los LA14.

Los países que defendieron la propuesta del crecimiento cerrado tuvieron que enfrentarse con los dictados tanto del Banco Mundial como del Fondo Monetario Internacional. En este tipo de países las dos instituciones presionaron para que se eliminaran las cuotas y los tipo de cambio múltiples, ya que como dijimos más arriba, según el espíritu de Bretton Woods, se estableció que el dólar norteamericano fuera la moneda de cambio internacionalmente aceptada en base a su convertibilidad con el patrón oro establecida en treinta y cinco dólares la onza troy. De aquí en adelante la bibliografía es abundante y no me interesa particularmente hacer un análisis de la crisis de los setenta en adelante porque estaríamos hablando de consecuencias, y ya habíamos manifestado desde el principio, que nuestro interés era, esencialmente, el análisis de las causas que muchas veces, opacadas por los grandes golpes de efecto y por coyunturas que desalojan grandes cantidades de información al respecto, se ocultan e impiden la realización de un análisis más centrado.

La literatura sobre la globalización no es en su mayoría un esfuerzo por analizar los problemas causales, sino como digo, se empeña en muchos casos en las consecuencias. Analizar consecuencias es relativamente fácil, incluso este enfoque puede ser utilizado como recurso político o económico, ideológico o doctrinal. Desde el consenso de Washington ha existido una moda basada en los estudios de impacto de una política económica neoliberal. Quizá no escribiendo en este momento nada al respecto, me inhiba de participar de esa moda, sin embargo, dentro de varias décadas a este período tan fértil de publicaciones puede que se le dé algún nombre y ocupe un puesto en la historia del pensamiento económico. Espero que no se le llame escuela consecuencialista, o algo por el estilo. Sin embargo, parece que los indicadores económicos señalan una divergencia cada vez mayor entre países ricos y pobres. Esto significa que a pesar de todos los esfuerzos por escribir y diagnosticar, no conseguimos cambiar mucho los horizontes. Terminamos por tanto siendo comentaristas asalariados de consecuencias y no nos comprometemos en muchos casos a parar el ritmo y a detenernos en las causas. Si hiciéramos lo contrario, quizá se escribiría mucho menos, pero se avanzaría más, sobre todo, en lo referente a la honestidad y al compromiso de querer cambiar verdaderamente las cosas.


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