América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

 

El ascenso de Estados Unidos y Japón. La teoría de la Optimización de Recursos Internos.

Tras la primera guerra mundial hubo dos principales beneficiados: Estados Unidos y Japón. Inglaterra había sufrido los efectos de una devastadora guerra y la reconstrucción europea exigió mucho esfuerzo. En este período, los principales factores que se desarrollaron durante la paz británica dentro del modelo comentado anteriormente, es decir, el capital, el conocimiento y la tecnología, buscaron un refugio donde poder avanzar de una forma más rápida y segura. En este sentido, Estados Unidos tenía la posibilidad de convertirse en un país de referencia. Lo mismo que Japón. Ambos lo hicieron. Pero hasta conseguirlo recorrieron un camino largo.

Se piensa o existe la tendencia impuesta por los mercados más avanzados, que el desarrollo económico sólo es posible a través de un crecimiento abierto. Pero tenemos ejemplos como los de Japón, que representa un caso exitoso de crecimiento cerrado, un crecimiento en el que no intervino -de forma exclusiva- la ayuda extranjera en forma de capitales. ¿Cuál fue la diferencia? La gestión del capital social, la canalización de la creatividad, la abolición por parte del Estado de los sistemas restrictivos que regían las actividades económicas, el desarrollo de la industria y el desarrollo de la empresa privada. El financiamiento de este desarrollo se pudo hacer efectivo sin la “ayuda” extranjera. En el siguiente cuadro se reproduce la evolución de la deuda nacional japonesa entre 1872 y 1919 (millones de yenes).

Año Total Deuda interior Deuda exterior

1872 33 23 10

1877 240 213 27

1885 239 223 16

1894 234 230 4

1903 539 441 98

1907 2244 1078 1166

1914 2561 1036 1525

1919 3326 1995 1331

Fuente: Allen, 1946.

A pesar de defender la hipótesis de un crecimiento aparentemente cerrado que base sus planteamientos en la observación de la historia del lugar en cuestión, somos conscientes de que el éxito en la aplicación de esas medidas reguladoras, digamos “históricas”, pasan por una correcta reinterpretación para adaptarlas a una situación y un momento diferente. Así, cuando hablamos de las posibilidades de crecimiento cerrado mencionando el caso japonés, queremos demostrar que, integrando las capacidades productivas e institucionales de una región, de un país, se pueden alcanzar nuevos techos de desarrollo integral que permitan una optimización de los recursos internos, colocando a la región, una vez cumplida esta renovación, en un momento óptimo para recurrir a una posible ayuda externa -vía C.I., inversiones públicas o privadas, etc- con mayores garantías de sostenibilidad. En el caso japonés (Allen. 1946:147), se observó un éxodo rural, merced al cual las florecientes industrias pudieron contar con mano de obra. Sin embargo, en el caso peruano la situación debería haberse revertido y un marco de descentralización debería haber coadyuvado para que las regiones alcanzaran un atractivo merced al cual, los emigrantes provinciales, que descapitalizaron el campo por diversos motivos, vuelvan a sus zonas de origen para integrar un proyecto comunitario.

Es válido pensar según nuestro esquema de análisis, que las condiciones de emergencia no deben ser asignadas por países con intereses comerciales en diferentes áreas geográficas consideradas estratégicas, sino que deben ser autoconceptualizadas por los propios gobiernos con políticas claras de desarrollo socioeconómico. De este modo, la facilidad o dificultad de orquestar un programa de desarrollo autónomamente diseñado será directamente proporcional al compromiso político de desarrollarlo efectivamente. Por esta razón, más que fijarse la atención de forma obsesiva en las cifras macro, se debería prestar un agudizado criterio teórico y práctico sobre las políticas que afectan a la seguridad y sostenibilidad de todos los factores que afectan a la microeconomía.Según estas concepciones lo que se propone es reevaluar los indicadores de competitividad microeconómica (cualitativos y cuantitativos), los cuales nos permitirán diagnosticar el grado de Optimización de Recursos Internos (O.R.I.) de las comunidades del interior del país, independientemente de que se caractericen por ser economías monetizadas, escasamente monetizada o limitadamente monetizadas. Las principales variables de competitividad microeconómica podrían ser las que se enumeran a continuación.

• El nivel de tecnología y de conocimientos científicos acumulados por las instituciones técnicas, así como la tecnología utilizada en el sector privado.

• La calidad de la investigación científica y la educación, especialmente en ciencias y matemáticas.

• La inversión agregada y las tasas de ahorro de la economía.

• Desarrollo de infraestructura (caminos, puertos, telecomunicaciones).

• Una situación política y legal estable.

• El nivel de confianza que generen las instituciones que regulan el ambiente de negocios.

• La intensidad de la competencia dentro de una economía y el nivel de exigencia de los clientes locales.

• El conjunto de instituciones privadas y públicas que apoyan la innovación (laboratorios, academias e institutos de investigación del sector privado).

• El flujo de ideas de economías extranjeras.

• El flujo de ideas entre los diferentes sectores de la sociedad.

• Las prácticas de operación de las compañías, sus estrategias y la calidad de sus insumos, entre ellos, el nivel de educación de la fuerza laboral, sus habilidades y actitudes, así como el talento gerencial.

• El nivel de tecnología usado por las empresas para la producción, las estrategias de mercadeo, la especialidad de los productos y el enfoque de internacionalización.

• La presencia de capital de riesgo y financiero. Falta de barreras administrativas.

En resumen estos indicadores no siempre son adaptables a la multiplicidad de casos que pueden encontrarse en países con bajas tasas de economía monetizada. Gracias a la agregación de Indicadores de Competitividad Microeconómica Adaptados (ICMIA), podremos planificar las políticas microeconómicas más ajustadas a la realidad de una comunidad o una región. Se pretende huir de la idea que relaciona el desarrollo y el bienestar de un grupo humano al crecimiento económico expresado en el PBI y que busque hallar la forma de analizar el desarrollo de una manera integral, que incluya el desenvolvimiento de las capacidades integrales de los habitantes de una comunidad o región.

Lo que estamos analizando es, en definitiva, el grado de competitividad que puede alcanzar una comunidad optimizando sus recursos internos sin tener que recurrir a la financiación internacional. Es lo que podría denominarse Índice de Competitividad Global (ICG). Parte de estas propuestas de análisis del Índice de Competitividad Global fueron recomendadas por el Foro Económico Mundial en 1999, y los 8 principales indicadores hacían referencia a:

• Apertura.

• Finanzas

• Gobierno.

• Instituciones.

• Laboral.

• Gerencia.

• Tecnología.

• Infraestructura.

Sin embargo el mismo Foro, en 2.000 introdujo otras dos dimensiones de la Competitividad: 1) El Índice de Crecimiento de la Competitividad (I.C.I.) y 2) Índice de Competitividad Corriente. Con estos índices podremos calcular la capacidad que presenta una economía para generar un crecimiento, no solo económico, sino también integral en el mediano plazo. (1) Pero nuevamente tratan de explicar el crecimiento económico desde una perspectiva macroeconómica que no es válida para comprender realidades escasamente monetizadas y con un alto índice de informalidad. Es decir, se están analizando las capacidades o características competitivas pero no tanto así las comparativas. Es decir para el año 2.000 la medición de la Competitividad se basaba en un modelo de crecimiento tecnológico:

Y= A K (1)

Donde:

A= El nivel de tecnología o el promedio de productividad de una unidad de capital.

K= Capital físico, Capital Humano: educación, experiencia y conocimiento empresarial.

Y= Nivel del PBI per cápita.

De esta forma, el crecimiento económico se puede explicar fácilmente con el desarrollo de la siguiente ecuación, que pretende demostrar que el crecimiento económico está relacionado por dos variables; el cambio tecnológico y la profundización del capital. A partir de estas dos ecuaciones se establecería por lo tanto el Índice de Competitividad Corriente (nivel del capital) y el Índice de Crecimiento de Competitividad, que depende fundamentalmente de la tasa de ahorro y el cambio tecnológico.

y/y=A/A+sA (2)

Sin embargo insistimos que este modelo no serviría para explicar de forma satisfactoria la problemática de las microeconomías sobre todo en comunidades con una escasa profundización de la economía monetaria y con un alto índice de informalidad. En este sentido para nosotros uno de los principales indicadores sería el Índice de Creatividad Económica (I.C.E.) que se desprende del Índice de Crecimiento de la Competitividad, los Índices Financieros y los Índices de Apertura. Pero, uno de los alcances conceptuales que estamos criticando es la invalidez de este método para evaluar de una forma satisfactoria las características de una economía informal o escasamente monetizada. Es decir, si observamos que en la segunda fórmula se está contemplando la tasa de ahorro (s) con relación al incremento del nivel de tecnología o el promedio de productividad de una unidad de capital significando su resultado el incremento PBI per cápita, en una economía no monetizada o escasamente monetizada, tendremos que emplear otro indicador que supla la tasa de ahorro.

En este sentido apreciamos que si no existe capacidad de ahorro monetario que permita la inversión que posibilite el incremento tecnológico, uno de los elementos más representativos que deberemos contemplar es la aportación de mano de obra comunitaria. Es decir, en un plano de trabajo solidario, la tasa de ahorro puede aumentar en una proporción directa a las horas de trabajo comunitario per cápita. Asó se están ahorrando horas de trabajo remuneradas por horas de trabajo donadas en beneficio de la comunidad. A esta nueva tasa la denominaremos tasa de Aporte de Mano de Obra (m), que permitirá ahorrar otros recursos económicos y financieros que faciliten en incremento del nivel de tecnología y posteriormente el PBI per cápita. Según esta propuesta tendríamos la siguiente ecuación:

y/y = R/R + mR (3)

y: PBI per cápita.

R: reinversión.

m: aporte mano de obra.

Con estos conceptos estamos tratando de observar como una comunidad con escasos recursos económicos puede desarrollar estrategias de optimización de sus recursos internos para convertirlos en unidades cuantificables que permitan el crecimiento integral de su realidad como indican Gonzáles de Olarte (1988:60) y Lang (1970:43). En este sentido observamos que uno de los principales recursos a optimizar en economías con escasa monetización, no es la petición de financiamientos externos, sino la optimización del trabajo comunitario y del desarrollo de la creatividad o el talento, medida que exige una planificación con resultados en el mediano y largo plazo, pero que sin duda refuerza la sostenibilidad de futuras inversiones.

Lo que vendría a evidenciar este caso, o un caso más actual como el de la reestructuración de la banca Grameen II (SGG) de Bangladesh u otras instituciones del tipo de Oikocredit, es que la productividad y el éxito colectivo está relacionada con la gestión de la creatividad como uno de los principales recursos. Los anteriores modelos (1 y 2) propuestos por el Foro Económico Mundial en su informe de Competitividad Global para 2.000, habría que incluirle un nuevo índice: Índice de Superación de Crisis. Es decir, el tiempo real empleado en la solvencia de una contingencia con relación a la necesidad de recursos económicos para paliarla y el endeudamiento. Es decir en el caso de las economías rurales, cual es la relación entre las Buffer-Stocks y el lapso de tiempo hasta que se produzca la posibilidad de nuevo ingreso que permita una mínima acumulación, lo que indica la superación de una contingencia o un proceso de crisis. En suma, el I.C.E. trataría de conocer y diagnosticar la congestión, que representaría el contexto en el cual el factor o factores que se mantienen constantes no permiten el pleno desarrollo.

Índice Innovación Tecnológica.

Indice Tecnológico.

Índice de Transferencia Tecnológica.

ICE

Facilidad de Apertura.

Índice sobre la facilidad

Para nuevo negocio. Disponibilidad de financiamiento.

Préstamos sin colaterales.

Nosotros proponemos:

(y/y)Ri = (P/P + mP) + (C/C + mC) + (R/R+mR) (4)

Donde P=producción.

Donde C=creatividad.

Donde R= reinversión.

Donde m= aportación mano de obra.

En función a estas consideraciones estimamos que el incremento diferencial del PBI con relación a la reinversión y compra de tecnología, vinculadas ambas a una tasa de ahorro (2) considerada como m (aportación de mano de obra o trabajo comunitario), tendría que estar relacionado, de igual manera con un incremento diferencial de C (Creatividad). Además pensamos que las posibilidades de incrementar la reinversión están relacionadas con el incremento de la creatividad, la producción y la tasa de ahorro convertida en “m” por lo que el incremento diferencial de la reinversión podría relacionarse con el siguiente modelo:

R/R= (C/C) (P/P +mP) (5)

De lo que puede deducirse que el incremento diferencial de C, estaría relacionado con el siguiente modelo:

C/C= (R/R) / (P/P +mP) (6)

100

PBI/PBI p.c.

. P

. P ´

.P*

0

O.R.I. 100

Puede observarse como en P, la curva que relaciona PBI con ORI, es fundamentalmente vertical. Este modelo haría referencia a una economía desarrollada económicamente a un nivel determinado, pero con escaso porcentaje de integración y Optimización de Recursos Internos. Es decir, correspondería a un tipo de economía que respondería –posiblemente- a un esquema de demanda inelástica. Sobre este particular no se estarían desarrollando al 100% las posibilidades de desarrollo potencial que ofrecerían sus recursos internos, sino que únicamente se explotan de forma cortoplacistas algunos de ellos. En el caso de que la demanda inelástica se desintegre se entrará en una fase de contracción económica que se saldaría con la emigración o con el empobrecimiento al no haberse diversificado la economía. En este modelo, la inserción de capital procedente de Cooperación Internacional, no serviría nada más que para solventar alguna solución momentánea, pero no sería sostenible en el largo plazo. ¿Por qué? Fundamentalmente porque no se conoce la frontera que puede alcanzarse en el caso que aumentara el porcentaje de la O.R.I. Se estarían pidiendo recursos económicos que podrían no ser necesarios si se alcanzara un mayor porcentaje de la O.R.I.

En P´observamos que el nivel de PBI es el mismo que en P, pero sin embargo el área es mayor, es decir, existe un mayor porcentaje de integración y de O.R.I. consecuentemente puede deducirse que aunque existe un nivel de desarrollo económico similar a P, el desarrollo no es puramente económico sino también social e institucional y posiblemente exista un menor grado de desigualdad entre los integrantes de la comunidad. En este modelo la comunidad se estaría acercando a la O.R.I. total, saturando todos sus recursos y ampliando su frontera de posibilidades, pero con la particularidad de hacerlo de forma más sostenible.

En P* observamos una mayor área y un mayor aprovechamiento de O.R.I., lo que indica una buena planificación. En el caso de que saturación de las posibilidades sea completa y haya que recurrir a la financiación externa, se sabría exactamente para que pedir recursos y se emplearían de forma eficaz y puntual. Con ello se trata de ahorrar recursos financieros y poderlos destinar de forma más productiva en aquellos momentos que se pueda asegurar una saturación de los recursos internos.

La tercera fase del método se establecería con relación a la reestructuración del PBI per cápita para financiar la fase - generalmente largoplacista – de O.R.I. Se tendría que conseguir por un lado reducir el consumo per cápita observando que la rentabilidad del ahorro, entendida como inversión o consumo futuro, es mayor que la del consumo de corto plazo. La tasa de ahorro que permita la inversión en tecnología o en la diversificación de las actividades económicas puede conseguirse como hemos visto antes con m –aporte de mano de obra- y con la reducción del consumo público y privado. Una mayor O.R.I. indicará cuándo es momento indicado para solicitar financiamiento –Momento Óptimo de Inversión (MOI)- pero antes debe existir un esfuerzo comunitario para reestructurar su PBI y alcanzar un desarrollo del trabajo comunal que genere una tasa de ahorro basada en m. No obstante puede haber diferentes momentos óptimos de inversión en función a la fase de desarrollo de O.R.I. ya que estamos proponiendo la reducción de la tasa de consumo en un largo plazo y los resultados de O.R.I. podrían tardar en llegar y desembocar en una reducción de la confianza de los integrantes del proyecto comunitario. Generalmente apoyamos la ayuda de la C.I. vinculada a procesos de fortalecimiento democrático, capacitación y gestión cooperativa lo que permitirá ir cimentando el proceso de O.R.I.

Por tanto lo que se persigue es reducir la tasa de consumo público y privado y destinarlo a la financiación de la O.R.I. –además de la tasa m – y reducir temporalmente la frontera de A a B, para posteriormente, y con esfuerzo comunitario alcanzar una nueva frontera A’ –repitiéndose el ciclo- lo que permitirá ir acercándose a una saturación en la O.R.I. y así poder alcanzar un Momento Óptimo de Inversión (M.O.I.) que posibilitará acceder al financiamiento con mayores garantías de sostenibilidad gracias a una mayor integración de los sectores públicos y privados basada en la confianza.

No hay que olvidar que las posibilidades de éxito serán mayores o menores en función de las transferencias que el gobierno central haga a los gobiernos regionales, que en definitiva tendrían que ser los que lideraran estos mecanismos de crecimiento endógeno y de rediseño regional. En suma, estamos proponiendo un tipo de crecimiento que surja desde la célula de la provincia y que irradie con su ejemplo a otras comunidades que puedan beber de su experiencia consolidando los lazos de la confianza institucional, única garantía de desarrollo local.


1. Reportes del Foro Económico Mundial. Sumario ejecutivo del Reporte de Competitividad. 2.000. Págs 14-17. Sin embargo estos índices adolecen de la posibilidad de ofrecer una información que profundice en las causas y consecuencias de los problemas estructurales a niveles microeconómicos y sobre todo en aquellos ambientes que presentan unas características de informalidad y escaso desarrollo de la monetización.

2. Obviamente nos encontraremos con dificultades a la hora de planificar una economía reduciendo la tasa de consumo debido a que se chocaría contra una mentalidad que no observa –al menos en un alto porcentaje- que es mayor la rentabilidad del ahorro que la del consumo. De acuerdo con Gregorio Giménez con relación a la tasa de ahorro y la adquisición de nueva tecnología: “Dicha adquisición conllevará unos costes y unos beneficios. La decisión final dependerá de que la inversión en la nueva tecnología conlleve unas ganancias netas positivas. Estas ganancias van a depender, según el modelo planteado, del período en el que se adquirió la tecnología que se estaba utilizando en el momento de plantearse comprar una nueva, del período en el que se oferta la nueva tecnología, de la duración de la vida de la misma, de la velocidad del proceso de innovación, del tipo de interés, de los costes de adquisición de la tecnología y de los costes de aprendizaje y de uso de ésta.” Ver GIMÉNEZ, Gregorio (2004): La inversión en tecnología: Una modelización del proceso de toma de decisiones de consumo. Documento de trabajo. Universidad de Zaragoza. P. 11.


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