América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

 

Actitudes asociadas a los tipos de capital industrial y financiero.

Durante el año 1982 en Piura, al norte de Perú, el fenómeno del niño provocó grandes desastres infraestructurales. Varios puentes fueron arrastrados por las aguas dejando incomunicada a la ciudad. Muchos de los llamados microempresarios se vieron abocados a padecer las dificultades para abastecer sus negocios, sin embargo, se improvisó una forma rudimentaria para cruzar el río, significando esto tener que esperar largas colas para poder hacerlo. Sin embargo, nadie tomó la iniciativa para, trabajando de forma colectiva poder desarrollar una estrategia más eficaz. Se esperó a que de forma externa se arbitrara una solución al conflicto social que se generó.

Este ejemplo ilustra con gran precisión lo que en el anterior punto comenzamos a sugerir. Para mostrar que las empresas, si son de subsistencia no son empresas, sino negocios. Analizando los cinco factores señalados más arriba, la subsistencia arruina el principio de aportación que hemos mencionado. Podría decirse, que en muchas ocasiones, una situación de crisis puede propiciar y promover una actitud que justifica la informalidad y la perpetuación de la subsistencia, no aportando así nada, sino más bien, generando una actitud que absorbe y seca el germen de la proactividad. Esta actitud receptora es característica del capital financiero. Ahora explicaremos las diferencias entre los conceptos de capital industrial y financiero.

Anteriormente hemos comentado que el capitalismo es una construcción cultural. Así también, el capital industrial y el capital financiero se pueden entender como construcciones culturales basadas en actitudes. Leonardo Polo indica que la empresa como estructura no es mercantil, sino que únicamente lo es de cara al mercado. La empresa es una organización de hombres y como tal, en ella no rigen las leyes del mercado. Mas exactamente (Polo, 1985), indica que:

“El mercado consta y está alimentado por instituciones que tienen de económico lo que tienen de incidencia en el mercado, pero que hacia dentro no son económicas. Es importante que los empresarios se den cuenta de esto. Seguramente ya han percibido ustedes el valor decisivo de lo que se suele llamar factor humano. Las relaciones que tienen ustedes con sus propios empleados no son estrictamente mercantiles, sino que trascienden constantemente el ámbito mercantil, y solo en la medida en que lo trasciendan, su empresa es rentable…Así pues, la relación entre la empresa y el mercado se define de este modo: la empresa está en el mercado, pero es impenetrable en el mercado; constituye una institución, un tipo de organización que no obedece a las leyes económicas, es decir a las leyes del mercado. No hay inconveniente en admitir las leyes del mercado. No hay inconveniente en admitir las leyes del mercado, con tal de no extrapolarlas a las instituciones”.

Como puede apreciarse en el anterior párrafo, Polo señala que la rentabilidad de la empresa está directamente relacionada con la visión humanista de la misma y no con los aspectos más relacionados con el mercado. Y se puede explicar su argumento con relativa facilidad. Tal y como indicaba en el anterior epígrafe al hablar de Mypes como iniciativas de subsistencia. En esencia, la subsistencia muestra la capacidad creativa por detectar una necesidad y tratar de satisfacerla en un entorno supuestamente estático. Digo supuestamente estático porque el dinamismo viene impuesto por la capacidad de generar respuestas innovadoras que tendrían mucho que ver la creatividad impulsadora de las condiciones necesarias para promover un cambio cultural.

Esencialmente, las empresas gastan enormes cantidades de dinero por buscar los mejores mercados, las mejores oportunidades, por tratar de anticiparse a otras compañías. Es decir, las empresas se orientan en función a las exigencias del mercado. De esta forma, en cuanto las previsiones sobre el comportamiento del mercado fallan, las empresas toman decisiones que afectan en primer lugar a los empleados, lo que ya se ha demostrado que afecta a la rentabilidad a mediano y largo plazo. Sin embargo, la prioridad que se le da al mercado como ente rector de las organizaciones humanas es lo que permite que al hombre se le denomine recurso. De este modo se aprecian algunos casos empresariales en los cuáles, a pesar de la coyuntura o del comportamiento del mercado, la adaptación al mismo se resuelve de una forma más satisfactoria. Cuando digo satisfactoria no me estoy refiriendo al corto plazo, sino al mediano y al largo, porque la empresa al ser de largo aliento hay que evaluarla en un período de tiempo. Como podemos ver, tratamos de diferentes tipos de actitud.

Nuevamente volviendo a este particular, por lo general aquellas empresas que se comportan partiendo de una autodefinición mercantil suelen tender a manifestar una excesiva dependencia de las fuentes de financiación. Es decir, del capital financiero. En estas circunstancias se podría decir que el sistema empresarial está desnaturalizado. Y esta es la mayor tendencia que se observa en el mundo empresarial actual independientemente del nivel de empresa del que hablemos. Por tanto, el capitalismo financiero se considera superior al industrial y ello muestra una gran debilidad de un factor fundamental: el factor humano y el ámbito decisional. Esto provoca que hoy día vivamos una crisis en la capacidad de toma de decisiones y esto puede evidenciarse en el ejemplo que se comentó en el principio respecto a los comerciantes y esta es la explicación.

Cuando a alumnos tanto de licenciatura como de maestría les pregunto acerca de lo más importante que necesitan para desarrollar una empresa, la respuesta no se hace esperar: dinero. Algún tímido dice: una idea. En otras ocasiones, cuando he viajado por diferentes lugares de la sierra peruana como representante de una fundación de cooperación internacional, los representantes de ONG locales siempre me han dicho que su problema es el financiero. Posteriormente me he reunido con responsables de agencias internacionales de cooperación internacional y me han manifestado con preocupación que tras haber invertido mucho dinero en proyectos de diferente tipo, una vez terminada la financiación, todo vuelve a los niveles previos. Esto indica que el problema no es financiero.


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