América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

Algunas ideas sobre el origen del pensamiento económico.

Abramos cualquier libro cuyo título indique historia del pensamiento económico o historia de las doctrinas económicas y observaremos cómo se tratan los diferentes capítulos. Los “orígenes” , es decir, los temas relacionados con Grecia y Roma suelen resolverse en unas pocas páginas. Páginas que por lo habitual tienen que existir puesto que queda muy bien y parece erudito hablar de Platón, de Aristóteles, de Zenón, Jenofonte o de un mal interpretado Protágoras. Si avanzamos en el tiempo, el pensamiento escolástico se trata de una forma un poco más extensa, el mercantilismo y la fisiocracia todavía más y cuando llegamos a Adam Smith, la atención se intensifica sobresalientemente.

Puede que este aparente desprecio se deban a opiniones como las de Gide y Rist o Cannan, quienen dicen que “nos llevaríamos una desilusión si esperáramos encontrar especulaciones económicas interesantes en los escritos de los filósofos griegos” o Dühring quien indicó en su Kritische Geschichte der National Ökonimie un des Sozialismus (1874) “que el pensamiento antiguo y medieval, no aportaron nada positivo a la ciencia económica” o de un Schumpeter que en su Epochen der Dogmen und methodengeschichte (1925) admite la influencia indirecta de la filosofía griega, pero minimiza sus aportaciones. Como podemos observar, las fechas en las que están explicitadas estas ideas corresponden con un período en el que la ciencia económica va labrando un cauce propio sin una desembocadura prevista. Finalmente estas ideas irían cuajando de una forma cada vez más galopante después de los acontecimientos de la bolsa del 29, hasta llegar a la célebre expresión de Robbins, pocos años después.

Con estos antecedentes introducíamos el capítulo con una sugestiva cita de Down, en la que se indicaba que paradójicamente, en un país que se supone tiene la preeminencia del pensamiento económico, curiosamente, se puede terminar la licenciatura sin saber nada de economía, aunque sí, mucha teoría económica. El autor se refiere a la economía en su dimensión de ciencia social. Es decir, la idea de economía que estoy defendiendo en estas páginas y que no debería ser otra. De todos modos, suponiendo, como se supone desde la ortodoxia, que la ciencia económica es lo que es, es posible aceptar casi sin ningún tipo de restricción la acotación que hacía Marx respecto a la influencia de los grupos económicamente poderosos en la rectoría de lo intelectual.

Cuando indiqué siguiendo al profesor Polo los diferentes radicales humanos que se habían desarrollado en la historia, las distintas dimensiones, que de forma integrada significaban la globalidad de la naturaleza humana, estaba completamente convencido que ese esquema iba a permitir aclarar desde el principio algunos problemas. Y esos problemas han llegado. El primer problema es precisamente lo que comenzábamos a denunciar en el primer párrafo de este epígrafe. Se restringe el análisis del contenido económico asociado a los pensadores griegos.

No se les puede negar el valor a los escritos de Platón en cuanto a algunos aspectos de su teoría política, que sin duda contribuyó a crear las bases interpretativas del pensamiento social. Igualmente estudia la conformación de las ciudades y explica, también como Jenofonte en su Ciropedia, la teoría que le haría célebre a Smith; la división del trabajo. Tampoco puede despreciarse su idea del gobierno de elite que sería más tarde asumida por Pareto pensando en que este es la fuerza impulsora del progreso y Wells, quien expresa que la semilla de un gobierno racional. También persisten hasta la actualidad la impresión de que existen ocupaciones indignas.

En Aristóteles tenemos nada más y nada menos que los fundamentos de la ciencia. Además en contra de Platón defenderá la propiedad privada. Trabajó temas relacionados a la conceptualización de la riqueza y de cómo conseguirla de forma justa o no. Respecto a su teoría del dinero, podría decirse que incluso anticipa a la teoría estatal del dinero posteriormente desarrollada por Knapp, la cual, hace al dinero una criatura de la ley. Hay pocas ideas que actualmente nos preocupan que no fueran tratadas de una forma directa o indirecta por Aristóteles. Recuerdo a un alumno que quería hacer un trabajo sobre la corrupción y no sabía por donde comenzar. Inmediatamente le dije: ¿has leído las ideas de la Generación y la Corrupción de Aristóteles? A lo que me respondió ¿es que también Aristóteles escribió sobre eso?

Quizá uno de los aspectos más relevantes de la obra del estagirita, sean sus estudios sobre la justicia. El capítulo V de su ética a Nicómaco es realmente inspirador a este respecto y sin duda, marca unas pautas fundamentales. Pienso que sus estudios sobre la justicia es uno de los pilares que marcan de forma directa a su pensamiento económico, y por supuesto, al pensamiento económico posterior, sobre todo expresado en la figura de San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino, quien siguiendo la estela de Aristóteles indicó que la “homo naturaliter est civilis et oeconomicus”. Integrando por tanto las dimensiones del ser racional, del ser personal y avanzando el concepto del radical moderno.

Para terminar estos breves comentarios, tampoco sería justo criticar a los romanos por la escasez de su pensamiento económico, ya que una de las principales herramientas regulatorias de la sociedad y la economía, la encontramos en su corpus iuris civilis. Incluso, los estoicos como Séneca, Marco Aurelio o Epícteto, criticaron el lujo y la ostentación, como también lo criticaría Smith en su momento.

Como vemos, desde una perspectiva puramente materialista puede justificarse el cierto desprecio con el que se toman las reflexiones de los autores griegos fundamentalmente. Los críticos pueden decir: eso es filosofía. Pero esa actitud puede ser debida a los supuestos sinsabores o las conquistas supuestamente efímeras conseguidas por el pensamiento filosófico a lo largo de la historia, que tanto Nietzsche como Marx denunciaron. Sin embargo, ambos autores, no pudieron alejarse de la filosofía para edificar sobre unos cimientos particulares su mundo ideal.

Con todo, queremos manifestar que la verdadera importancia del pensamiento griego y medieval tiene que ver con la construcción de los dos radicales humanos: el del ser racional y el ser personal. Ambos radicales dotan al hombre de razón y de dignidad. A través de estos aspectos el hombre actúa y los actos le revelan. De este modo, la economía es un instrumento empleado por el hombre. Esta forma de entender al hombre de forma completa y protagónica es lo que en si permite dignificar su dimensión económica tanto teórica como práctica. Observamos que para estos autores la acción económica está sujeta a un marco normativo que no debería transgredirse. Dentro de los autores escolásticos, como hemos mencionado antes, uno de los autores más significativos es San Alberto Magno. Indicó que la injusticia hace insostenible cualquier régimen político y económico. Esta idea se debería escuchar hoy con mucha atención y observar si nuestro entorno está organizado por propuestas políticas y económicas basadas en la justicia. Si esto no es así, nuestros modelos son simplemente insostenibles.

Sería muy necesario seguir profundizando en estas ideas, sin embargo, a continuación procederé a analizar sobre estos fundamentos algunas reflexiones sobre el capitalismo, puesto que sobre el pesan supuestos que enturbian una visión de por si poco diáfana. Es obvio que haciendo un repaso por la historia del pensamiento económico hubiese sido deseable analizar aunque sea brevemente el feudalismo, pero para mi propósito es más interesante dedicarle algo de tiempo al capitalismo.


Google
 
Web eumed.net

 

Volver al índice de América Latina Hoy ¿Y Hasta Cuándo?

Volver a "Libros Gratis de Economía"

Volver a la "Enciclopedia y Biblioteca de Economía EMVI"