América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

LA EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO AL ECONOMICISMO PENSANTE.

“Es posible licenciarse en ciencias económicas en Estados Unidos y, a la vez que se aprende un montón de teoría económica, no aprender nada de economía.”

Douglas Down

 

Introducción

La historia del pensamiento económico, es la historia de cómo el hombre ha interpretado la forma de gestionar de forma eficaz y eficiente sus recursos escasos. Aunque tampoco estemos de acuerdo con esta definición, y será dicho porqué más adelante, se observa que la expresión pensamiento económico coloca antes al pensamiento –sustantivo- que al adjetivo. Es decir, lo económico es una consecuencia del pensamiento. Dicho de una forma más clara, es el producto del pensamiento. Pero ¿qué es pensar o pensamiento? Pensar es una acción exclusivamente humana y para serlo debe ser racional y operar de forma libre y siendo libre, responsable. Si no es así simplemente no es pensamiento. Por tanto, veremos la forma incluso en que no es factible hablar de pensamiento económico, sino de economicismo pensante, donde el anterior adjetivo alcanza una situación de sustantivo. ¿Es apropiada esta figura? Desde el punto de vista en que la teoría económica se convierte en el protagonista personalizado que describe los contornos de un ser que está a su servicio y que por tanto lo piensa, sí.

Con estos criterios analizaremos lo que es pensamiento económico y lo que es economicismo pensante. Aquí por tanto entraremos en la visión muchas veces caleidoscópica e incluso alucinógena del mito y la realidad. Muchos de estos mitos se deben a que debido a nuestra desorientación –es gracioso saber donde estamos incluso cuando tenemos navegadores satelitales como GPS, cuando no sabemos quiénes somos- caminamos cansinamente y sin rumbo por un desierto que tiene un horizonte que no deja de mostrarnos espejismos. Lo malo es que estos espejismos se han convertido en el atrezzo de un teatro en el que debemos cumplir con un guión políticamente correcto.

Estatismo y dinamismo. Estas dos fuerzas contrapuestas se disputan una plaza protagónica en todos los eventos cotidianos. Aunque pueda parecer algo paradójico, el estatismo es una fuerza importante que atenaza con los brazos del miedo a la libertad, la posibilidad de pensar y actuar dinámicamente. Sin embargo, el dinamismo como fuerza opuesta, significa una revelación a favor de la vida, y así, pensar y actuar dinámicamente significa estar vivo. Existir y ser. Un tronco en un torrente de agua no puede dirigir, aunque sea con mucho esfuerzo su destino. Un hombre, aunque sea con la fuerza de sus brazos y de sus piernas, puede alterarlo. Esta idea tiene mucho que ver con uno de los primeros mitos que pesan sobre el pensamiento económico.

¿Existe el pensamiento económico? Y si existe ¿Qué es? Y si existe y es, ¿para que sirve? o sea, ¿para que es útil? Mi respuesta sería, con las restricciones que comentaré después, que el pensamiento económico si existe. Por tanto, existiendo, habrá que ver que es y para que sirve, aunque esta idea también es problemática. Es abrupta debido a las restricciones que anunciábamos cuando decíamos que el pensamiento económico sí existe. Dentro de la formulación “pensamiento económico” hay que señalar que efectivamente hay dos partes: pensamiento y económico. Antes que pensamiento económico tiene que haber pensamiento.

3.1.Doctrina o pensamiento.

Si hiciéramos caso a la revista Fortune, deberíamos comenzar los análisis del pensamiento económico a partir de Adam Smith. La misma revista dice que los seis economistas más importantes de la historia son: Smith, David Ricardo, Robert Malthus, John Stuar Mill, Karl Marx y Marshall. Puede que la revista tenga razón, sin embargo, aceptar este planteamiento sin realizar unas consideraciones adicionales puede ser un tanto ilegítimo, siendo esta ilegitimidad, uno de los elementos más problemáticos si queremos realizar un análisis racional y por tanto, lo menos parcializado posible. El peligro de sugerir a estos autores como los más relevantes del pensamiento económico significa obviar sus fundamentos y partir de un momento histórico dominado por un planteamiento basado en el radical moderno y en el principio de resultado. En pocas palabras podemos decir, que si descuidamos el análisis de la economía según los dos previos radicales humanos, estamos dando carta de naturaleza a una economía fundamentalmente basada en el utilitarismo, en el egoísmo y en el determinismo. Y la culpa de entender la economía de este modo, hoy en día, se debe a estas imprecisiones.

Debido a esta deuda histórica, quizá habría que prestar más atención que la que habitualmente se presta, a todos los autores previos que trataron de resolver problemas de corte económico. Obviamente, esto no significa que nosotros lo vayamos a hacer ahora. El interés de este capítulo se centra básicamente en proponer algunas ideas, nacidas de interrogantes aparentemente sencillos de responder o incluso, desde su formulación, entendidos como algo innecesario. Pero es precisamente esa posibilidad de impertinencia, la que nos puede permitir criticar con cierta frescura, paradigmas de base culturalmente aceptados.

Para empezar quizá sea necesario establecer una frontera entre dos conceptos que suelen usarse indistintamente cuando hablamos de esta materia: ¿doctrinas económicas o pensamiento económico? Si aceptamos el concepto de doctrinas, estamos asumiendo un conjunto de creencias defendidas por un grupo más o menos homogéneo. Sin embargo, decir pensamiento, significa ensalzar las facultades de una actitud racional más profunda que la doctrina. Se podría decir que la doctrina no piensa, sino que cree. Cree porque no le hace falta pensar, debido a que se muestra una fe inquebrantable sobre su objeto de defensa. Este punto de vista puede llegar a ser sumamente peligroso desde el punto de vista de las ideas.

Debido a esta razón, cuando aludíamos a los riesgos de restringir el inicio del estudio de la economía a un momento en el que el radical moderno está fuertemente instaurado, estábamos anunciando que en este momento, el pensamiento se puede entender como doctrina y que esta doctrina, generadora de una visión de ortodoxia, elimina la noción racional del pensamiento. La ortodoxia en este caso, es una manifestación de supuesta racionalidad cultural válida para un momento histórico preciso y determinado, difícilmente aplicable a todas las circunstancias ni momentos. Esta visión de ortodoxia es lo que genera a la doctrina y desecha el planteamiento del pensamiento.


Google
 
Web eumed.net

 

Volver al índice de América Latina Hoy ¿Y Hasta Cuándo?

Volver a "Libros Gratis de Economía"

Volver a la "Enciclopedia y Biblioteca de Economía EMVI"