América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

Algunas conclusiones

El objetivo de la clase estuvo dirigido a reflexionar sobre las conexiones existentes entre una ciencia de la que se supone que se conoce mucho, la economía, y de otro factor sobre el que no se sabe que se desconoce tanto, el hombre. Era necesario por tanto, antes de entrar a realizar los posteriores análisis establecer algunos principios de reflexión sobre los cuáles poder ir construyendo el discurso posterior.

Para comenzar pedí una definición de economía. La respuesta fue el concepto tradicional que se suele hacer de la economía: ciencia que estudia la forma de gestionar eficientemente recursos escasos. Aquí nos encontramos con un problema. ¿Qué es gestionar eficientemente? Y ¿qué son recursos escasos? Al hablar de los radicales humanos en la economía –que por cierto, serán la clave para establecer los análisis posteriores- llamó mucho la atención el principio de resultado asociado al radical moderno. Efectivamente, con este radical pueden comprenderse muy bien los traumas y las ansiedades del hombre actual, desde un punto de vista psíquico y desde un punto de vista operacional. Casualmente, estuve viendo una película sobre un exitoso presentador de televisión norteamericano, que logró ascensos en su carrera profesional, a costa de arruinar su familia. Su padre, le felicitó por su último ascenso, que significó un salario de un millón de dólares al año, y que representaba un “éxito norteamericano”. El éxito del resultado.

Cuando comenzamos a hablar del principio de resultado, alguien comentó que era lo mismo que el principio de eficiencia. Ser eficaz y eficiente pueden confundirse y de hecho eso ocurre. Por eficaz se entiende el logro de un objetivo y por eficiente, su logro estableciendo un plan de acción de minimice los costos. Pero al final, todo se resume en alcanzar un resultado. ¿Importan los medios? Si observamos que el predominio del radical moderno basado en el principio de resultado es pan de cada día, así, la eficacia y la eficiencia dominarán el esquema relacional, fundamentado en dicho principio. Todo vale con tal de conseguir el resultado. Todo se instrumentalizará para lograr el objetivo. El resultado será el fin, todo lo demás, un medio. En estas circunstancias, los motivos intrínsecos y trascendentes no tienen ningún tipo de validez. Ni la tendrían entonces tampoco los radicales anteriores al moderno. ¿Quién es hombre? Un medio.

Como veíamos, la economía es una herramienta al servicio del hombre. Por tanto es del hombre de quien depende organizar el estatuto de la economía y de dotarla de significado. Dotarla de significado equivaldría a conocerla y a poder definirla estableciendo sus limitaciones. Si no se dota a la economía de significado, sino se acotan sus limitaciones, observaremos que será la economía la que dotará de “un” significado al hombre, y por cierto, no será un significado inocuo. Será puramente instrumental, y, desde el punto de vista de los sistemas comentados anteriormente, el hombre será tratado como un sistema ultraestable, no libre.

Así la eficiencia no está basada en el análisis de un plan de acción que busca la reducción de los costos en busca de un resultado, sino que debería estar relacionada con un concepto de responsabilidad. Ninguna acción injusta puede ser eficiente, puesto que la eficiencia y la justicia buscan la sostenibilidad y esta la búsqueda incansable del bienestar global del hombre libre. Sostenemos por tanto, que no acción eficiente si no es responsable. De este modo, la gestión económica tampoco podrá ser eficiente, sino es responsable, teniendo en cuenta que el hombre es un fin en sí mismo.

Ser un fin en sí mismo, significa que no puede ser utilizado instrumentalmente. Por lo tanto tampoco podría definirse al hombre “recurso humano”. Como veíamos en la definición anterior de la economía, se hablaba de la gestión de recursos escasos. En este caso, la economía y el lenguaje que permite la utilización de este concepto de “recurso humano” es el producto de una pseudo ideología basada en el principio de resultado. El hombre no es un recurso porque no es un medio.

Durante la clase critiqué este concepto de igual manera que critiqué el concepto de capital humano o capital social. La base de la crítica se argumenta de la misma manera que en el anterior caso. Tengo que reconocer que criticar conceptos que están tan arraigados de forma aparentemente muy sólida, no es fácil, por cuanto, al “pensar” al hombre desde una dialéctica puramente material, los conceptos derivados son muy fáciles de digerir y de reproducir. Cuando critiqué estas ideas, algunos me comentaron que eran conceptos necesarios para poder analizar las características diferenciales entre realidades y que todavía, estas definiciones no habían sido superadas. La superación de un concepto como capital social, capital humano, o recurso humano, no es dificultosa en absoluto, y no exigiría una crítica, si es que se conociera quién es el hombre y cuáles son sus aptitudes y dimensiones. Por tanto, más que buscar la sofisticación conceptual, se requiere una vuelta a un pensamiento humanista que permita integrar, la dimensión productora con los otros dos radicales humanos.

Al hablar de humanismo también estamos pensando en la crítica directa al conductismo y en defensa de una contracultura que tendería a revertir el estatismo provocado por el mal llamado “pensamiento único”. A continuación, haremos unas reflexiones sobre la historia del pensamiento económico, que tiene mucho que ver con lo que hemos venido exponiendo más arriba.


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