América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

Las necesidades

Al comenzar este punto, no tengo la intención de aclarar lo que son las necesidades, sino mostrar el panorama abstracto y complejo que se deriva de ellas. Lo quiero hacer así, para mostrar que un concepto tan manido y tan usado, en realidad es muy complicado de definir y de estructurar. Sin embargo, a pesar de su supuesta ambigüedad, el lenguaje político y económico, encuentra en este recurso conceptual un ingrediente fundamental. Que un concepto tenga altas dosis de abstracción significa que puede ser altamente vulnerable a la manipulación. Como decíamos al principio, desde un punto de vista demagógico, las necesidades pueden sustituir al discurso racional y así generar por sí mismas una estructura creencial artificial y postiza. El producto, es materializar el discurso y así al hombre. Por ello, resulta muy sencillo instrumentalizar las necesidades y ponerlas al servicio de la justificación de cualquier propuesta económica irracional.

No es fácil responder a la pregunta que me interroga acerca de si se lo que necesito. Antes de decir sí o no, tendré que hacerme una pregunta sugerida más arriba. ¿Se quien soy? En la medida que pueda responder a esta incómoda cuestión, podré definir mejor lo que necesito. Pero podemos seguir inquiriéndonos un poco más. ¿Sabemos quiénes somos por nosotros mismos? O ¿La idea de nuestra identidad es una construcción eidética que nos ha sido proporcionada externamente? Si la respuesta es afirmativa en el segundo caso, también podríamos decir que nuestra noción de necesidades está supeditada a la forma en la que nos muestran que es lo que nos hace falta.

El asunto es grave por cuanto, la segunda idea significa el desprendimiento de la soberanía del ser personal y de su libertad. Quizás desde un punto de vista operativo nos podríamos preguntar si entonces, para satisfacer a esas necesidades-producto, recurriremos a acciones pensadas por nosotros o “impuestas” también externamente. Quiero decir, que si no se quien soy, tampoco puedo saber qué necesidades tengo, y si esto ocurre, tampoco sabré de forma autónoma como enfrentarme a su satisfacción.

Hace pocos días recibí un correo electrónico con una convocatoria –no voy a indicar la institución- para un proyecto de investigación. Se habla cada vez con mayor intensidad de la existencia de una sociedad de la información, hasta el punto de manifestar expresamente conceptos como brecha digital o incluso, pobreza digital.

Análisis de la oferta. Nuevos modelos de propiedad y gestión de redes.

En la región, se están probando nuevos modelos de gestión de las redes y de los servicios que se oponen al modelo ya tradicional de un gran operador, verticalmente integrado que llega hasta la última milla. En esta línea de trabajo, es importante conocer sobre las nuevas herramientas para la inclusión digital, como plataformas tecnológicas alternativas (digital TV, powerlines, Wi-Fi) y formas de provisión alternativas, tanto en contenido como en aplicaciones. Un enfoque interesante es el desarrollo de juegos y aplicaciones de entretenimiento que puedan servir como estrategias de aproximación para demostrar el valor para los más pobres de acceder a las TICs, incorporando la noción de aprendizaje a distancia, facilitando la capacidad de usar las TICs a través de la promoción de culturas locales. El análisis de las posibles barreras regulatorias existentes al uso de tecnologías alternativas y nuevas aplicaciones es también relevante a esta temática.

El reto del servicio universal

En la Sociedad de la Información, las nociones de servicio y acceso universal a las telecomunicaciones adquieren un contenido diferente al tradicional de una vivienda – un teléfono. En este contexto, es importante abordar las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los modelos existentes y qué limitaciones presentan dadas las nuevas necesidades de información y de comunicación y las nuevas demandas que ellos implican? ¿Cuáles son los incentivos que la regulación puede plantear a las operadores para el desarrollo de las redes en áreas remotas y excluidas o con predominio de pobres? ¿Cómo las PYMES pueden contribuir al desarrollo de alternativas de última milla y cómo estas estrategias pueden cuestionar los marcos regulatorios existentes?

Herramientas regulatorias para promover el acceso, la participación y el empoderamiento de los pobres

Esta línea de trabajo abarca los retos regulatorios y las alternativas de solución para promover el acceso, la participación y el empoderamiento de los pobres en la Sociedad de la Información, haciendo énfasis en las herramientas disponibles para el regulador del sector. Un aspecto importante es la identificación de las mejores prácticas para la participación de los excluidos, así como para la resolución de conflictos y controversias que involucren a los usuarios de los servicios. Dentro de esta perspectiva, se encuentra la necesidad de desarrollar mecanismos efectivos de rendición de cuentas del regulador a la sociedad, explorando cuáles son las mejores prácticas a nivel internacional.”

He extractado este aviso como podría haber reescrito muchos otros de características similares. Como dijo uno de mis alumnos, durante la pasada sesión, la pobreza es una condición, un imperativo para que las instituciones sigan existiendo y justificando su trabajo. Así, en este caso, lo más relevante no es la creatividad que se despliegue a la hora de generar nuevos conceptos, sino, la manipulación de conceptos elásticos y abstractos, sin tener clara ni su epistemología ni su alcance. Se puede observar en el texto la forma en la que se genera un lenguaje derivado de una concepción material de una carencia. En este caso, las herramientas digitales. Es decir, se está suponiendo que el pobre, además es más pobre que antes por no disponer de estos medios tecnológicos. Desde este punto de vista material, las dimensiones de la pobreza parecen no tener límites. En la medida que surja una nueva “necesidad” material que cubrir, colateralmente nacerá el pobre que no puede cubrir esa necesidad.

Si poco a poco el lenguaje va cediendo ante esta exposición de necesidades materiales que cubrir, podríamos ver como pobre a quien no tiene esos productos. Recuerdo que durante mi infancia mi familia nunca compró un reproductor de video cuando salió al mercado, nunca compró un giradiscos cuando en todas las casas había uno, nunca compró televisión en color cuando los cátodos inundaban con destellos psicodélicos las salas de las casas modernas. Nunca hubo ni hay microondas, ni videojuegos, ni reproductor de CD, ni, ni, ni… ¡Qué pobres éramos! Qué pobres éramos según el concepto que estamos criticando. Porque siempre pude estudiar en los mejores colegios, tener la mejor alimentación y sanidad así como asistir a una de las mejores universidades, pero además, siempre me he sentido muy cuidado por mis padres, muy atendido, pero creo que sin caer en una filiación dependiente.

Con estas ideas quiero exponer, que la utilización de un lenguaje que genera necesidades producidas, o como he comentado anteriormente, necesidades-producto, provoca la gestación de creencias basadas en la satisfacción de esas necesidades. Así, yo no soy quien soy sino lo que tengo y ni siquiera eso, porque seré incapaz de sentirme satisfecho, ya que el concepto de pobreza es tan maleable y dinámico que seguro que rápidamente tendré una nueva “escasez” que tristemente me provocará una desazón y una gran frustración. Seré “pobre” nuevamente y si lo soy y no resuelvo la situación, despertaré la lástima de mi entorno y así, seguramente, me excluirán de él. Ya no seré quien soy sino lo que no tengo y al no tener, no seré.

Thorstein Veblen, cuando habla de obsolescencia programada en su teoría de la clase ociosa, en gran medida está hablando de esta idea. Las empresas necesitan inventar productos novedosos cada vez a una mayor velocidad para incrementar sus ventas. Pero lo que esto genera de forma directa en una sociedad que basa sus creencias en la satisfacción de las necesidades, es un complejo por no poder acceder a esas supuestas cotas de bienestar, representadas por un artefacto x o y. En el anterior extracto, lo que estamos viendo es que la literatura está comenzando a generar una nueva dimensión de la pobreza y esto entraña peligros objetivos graves desde el punto de vista de la reflexión de, nuevamente, quién es el hombre y cuáles son sus necesidades y conociéndolas, ayudar a resolverlas. Lo que ocurre, es que en la medida que surjan nuevas dimensiones dentro de un espectro conceptual expansivo, aparecerán también nuevos puestos de trabajo, nuevas instituciones, que generalmente no están compuestas por esos “pobres” y que tampoco obtendrán un salario mínimo, para tratar de resolver esas “injusticias”. Vayamos ahora a reflexionar sobre un par de conceptos que son claves dentro de estas consideraciones.


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