La transición de mercados a sociedades emergentes

Iván Ureta-Vaquero

 

Conclusiones

Hacer balance nunca es fácil. Y resulta todavía más complicado cuando las herramientas y la metodología que se ha empleado, ha sido fundamentalmente interdisciplinar. Un análisis epagógico, permite aclarar muchas preguntas, pero no son sencillas de jerarquizar. Me sentiría absolutamente satisfecho, si el lector, después de compartir conmigo unas horas de reflexión, estuviera de acuerdo en algo sobre lo que se ha insistido mucho en estas páginas: el rol del hombre como agente libre. Mi primera conclusión por tanto, es que lo que deberían llamarse subsistemas -en este caso, la economía es uno de ellos- no son ni buenos ni malos por naturaleza. Su existencia revela la naturaleza del hombre y el hombre es a su vez revelado por ellos. De este modo, lo malo o lo bueno que tenga un modelo socioeconómico, es exclusivamente un problema antropológico. Es decir, el perfil antropológico que subyace a la propuesta socioeconómica.

En segundo lugar, quisiera reforzar una idea que también ha sido comentada ampliamente. Entiendo al subsistema económico como un subsistema de comunicación. La expresión, posterior al pensamiento, permite una forma de acción que a su vez está relacionada con una percepción del ser humano. Y esta percepción puede corresponderse con el esquema de sistema ultraestrable, o dotarle al marco la identidad de un sistema libre. Así la forma en la que se piensa y se expresa actuando, debe estar dirigida por el principio de la racionalidad, que está alentado por las luces de la libertad, la cual exige un esfuerzo para su aplicación a cada uno de nosotros. Y en esa libertad por hacer las cosas, está el secreto de hacer las cosas bien –bene omnia fecit- puesto que de acuerdo con Aristóteles las cosas se pueden hacer mal de muchas maneras, pero bien, solo de una. Y esa forma de hacer las cosas bien, es una actitud que guiada por las virtudes, reflejan a la libertad.

Por este motivo, es por el que pienso que si efectivamente, la economía es un subsistema de comunicación, este debe guiarse por la libertad y por la eficiencia, entendiendo por eficiencia, a aquello que se hace con responsabilidad. Esto nos encamina a una tercera conclusión. En el texto hemos propuesto la existencia de sistemas de comunicación primaria y sistemas de comunicación secundaria. En esencia, esta denominación se debe a la existencia de una asimetría que impide una colocación paralela en la cual, el hombre en igualdad, pueda o tenga la capacidad de comunicarse y expresarse libremente. Y además hay que partir del concepto comunicación, el cual en latín vendría a significar compartir. Y auxiliar (se), colaborar, distribuir(se), dividir (se), participar, partir, repartir (se) sus sinónimos.

Por ello, cuando hablábamos de la existencia de un marco interrelacional socioeconómico basado en motivos extrínsecos, los cuáles se conectan con la satisfacción de necesidades materiales, y que ello conlleva a un modelo socioeconómico que no es libre, que es estático y que observa al hombre no como un ser personal, sino como un algo, es decir, como un sistema ultraestable, decíamos, que la asimetría comunicacional, tampoco puede ser buena por no estar fundada en la libertad. Galbraith dijo en un determinado momento, que parece que los países con un mayor PBI tienen una “conseguida” autoridad moral para dar consejos a los paises tradicionalmente llamados tercermundistas.

La cuarta conclusión se descuelga de la tercera. Pienso como se ha expresado en el texto, que las crisis económicas, son, fundamentalmente, crisis del pensamiento económico. Y que conste que escribo “pensamiento económico” de una forma muy consciente. Tal y como están las cosas hablaría más de un “economicismo pensante”. En esta fórmula, el sustantivo original se convierte en adjetivo, lo que significa que la virtualidad de la proposición original, basada en la rectoría del pensamiento queda destruída. En palabras sencillas: ya no pensamos a la economía, la economía nos piensa. Y lo peor de todo, es que parece que dejamos que así sea. Si hay crisis de pensamiento, hay crisis de identidad. Si hay crisis de identidad, no se bien quien soy. Si no se definirme, estoy ante un problema interno. Dramatico. Antropológico nuevamente.

Por tanto, la apuesta por la simetría comunicacional, da lugar y espacio a que los países mal denominados emergentes, por los sistemas de comunicación primarios, puedan diseñar sus propuestas de pensamiento económico basadas en sus características particulares, y apostando por un modelo antropológico que dote al marco de interactuación de plena libertad, repitiendo nuevamente, que ello exige esfuerzo y responsabilidad. Esto permite lograr uno de los principales ingredientes que dotan al hombre de capacidad agencial. Es decir, de la confianza. Y lo que es válido para un hombre, lo es para una sociedad. De modo que la recuperación de la confianza colectiva, de la estima social, es el ingrediente estrella para el establecimiento de marcos de interacción horizontal.

Pienso con toda sinceridad que es en estas economías donde debemos buscar las claves del pensamiento económico de altura que debe realizarse en una nueva fase de interpretación social, política y cultural. No me refiero únicamente al empleo de estas claves para diseñar las estrategias de progreso de estas sociedades, sino para el diseño de las estrategias de progreso a nivel mundial.

La quinta conclusión representa la forma en la cual se puede lograr dicha simetría comunicacional. Estamos convencidos de que un modelo de crecimiento y desarrollo endógeno puede ser el más adecuado para la necesaria reconstrucción de la identidad de los países que disponen de un modelo de comunicación secundario. Pero hay que decir, que se utiliza el concepto de endogenismo y no el de endomorfismo. Cuando hablamos de endogenismo admitimos la necesaria interacción con sistemas comunicacionales externos, no de una cerrazón que impidiera desarrollar el ethos de esta hipótesis: la comunicación. Finalmente me queda decir que la mayoría de los problemas que aquejan a los países, no son ni los problemas que pueden generar los sistemas económicos, ni la coyuntura internacional. En general los problemas se tienen dentro y hay que solucionarlos desde dentro. Y el problema como vemos es que no somos capaces de establecer sistemas de comunicación paralelos, unitarios. Y eso tiene una razón antropológica otra vez. Si vivimos en paradigma socioeconómico que se guía principalmente por motivos extrínsecos donde la falta de libertad nos hace ser sistemas ultraestrables. En una realidad que no es generada por el pensamiento sino por un economicismo que nos piensa, nos hacemos egoístas y es ese egoísmo el que no nos permite generar sistemas de comunicación eficientemente, porque comunicarnos, es compartir, auxiliar, distribuir.


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