La transición de mercados a sociedades emergentes

Iván Ureta-Vaquero

 

PARTE 3

COMUNICACIÓN Y ECONOMÍA: EN BUSCA DE LA SIMETRÍA COMUNICACIONAL A TRAVÉS DE LA TEORÍA DE LA OPTIMIZACIÓN DE RECURSOS INTERNOS. O.R.I.

I. Comunicación y economía.

Hay pocas cosas más satisfactorias que entender y ser entendido, que comprender y ser comprendido y pocas cosas son más decepcionantes que lo contrario. Cuando uno no entiende o no es entendido tiende a desplazarse, a aislarse y así se marcha a un exilio del que saldrá cuando encuentre un interlocutor que le entienda y que pueda entenderle. Así nuestras relaciones sociales pasan del exilio de la incomprensión a una repatriación inmediata y exaltada. Este autoexilio nos impide relacionarnos simétricamente con otras personas, sin embargo, tenemos que tratar de hacer esfuerzos por encontrar esa punto medio en el cual a pesar de las diferencias poder sobrevivir. En la medida que observamos que somos comprendidos y que comprendemos, somos capaces de realizar acciones. Es esta esfera de entendimiento forzado donde se realizan las acciones interagenciales, la arena donde se establece la negociación, el ámbito de donde salen soluciones. Así las relaciones económicas se centrarían en esa esfera de negociación que se deriva de un esfuerzo por entenderse, de lo que se deriva que en si, como todas las disciplinas humanas, estas son subsistemas comunicacionales que tienen sus propios códigos.

Nos preocupa la economía. Parece ser que es lo que más nos preocupa. En la calle se habla de economía, cada vez hay más alumnos cursando carreras como administración y economía, han proliferado las escuelas de negocio porque muchas son un negocio en si. Los expertos en economía cada vez son más numerosos. En definitiva, la información económica constituye una avalancha pero este torbellino no nos permite alcanzar las orillas donde poder sentarnos a ver como discurren a toda velocidad esos rápidos y analizar que ocurre en realidad. Ver el orden del caos y así poder encontrar un orden a todo eso que nos aturde y nos impide aclarar el panorama. Es decir, tratar de hacer una epistemología, una ontología de la observación que nos permita descifrar cómo se establecen esas relaciones comunicaciones que dan como resultado al subsistema económico y así poder-entender en que consiste dicho fenómeno.

Pero antes de continuar es preciso aclarar algo. ¿Por qué hablo de subsistema? Es evidente que este concepto implica subordinarlo a otro. Siguiendo a Aristóteles, la política es la disciplina bajo cuya rectoría y autoridad se desarrollan y caracterizan las demás y la economía es una de ellas. No es baladí expresar esta opinión por cuanto cada vez es más frecuente hacerse la pregunta de si existen las ideologías, de si existe un pensamiento político o de si la economía ha terminado por sustituir al papel de la política y consecuentemente, si los Estados son Estados realmente o son mercados y así incluso poder pensar si la economía no se restringe solo al mercado y es este el fin de esta ciencia en vez de un medio. En el centro de estas incertidumbres se encuentra un hombre cada vez más desolado. Cada vez menos participativo y más expuesto a los vaivenes de esos intereses abstractos y volátiles que son los mercados.

Como decíamos en la segunda parte, desde el año 1981 aproximadamente, la literatura económica habla de mercados emergentes, de economías emergentes, de países emergentes en el mejor de los casos, pero nunca o casi nunca de sociedades emergentes. Es evidente que el concepto de crecimiento podría adscribirse a las ideas de economía o mercados, mientras que el concepto de desarrollo estaría implícito en el de países y sociedades. Es cuestión de cantidad o de calidad. Y en definitiva, pensando en el origen de las cosas ¿qué es origen de que? Si es que puede plantearse esta pregunta, nuestra respuesta no puede ser radical ya que somos partidarios de fórmulas mixtas que impliquen cesiones cooperativas y simétricas. O en el lenguaje filosófico la búsqueda de un justo medio.

Estamos convencidos de que las dos esferas, la cualitativa y la cuantitativa están a su vez relacionadas con dos visiones de la economía: una subjetiva para la primera y una objetiva para la segunda. Estas dos dimensiones hay que dejarlas bien claras para acomodar en ellas la participación activa o pasiva del hombre. En el caso de la economía objetiva, la economía se justifica por si misma, mientras que en la visión subjetiva la economía se revela exclusivamente a partir de la acción humana que la protagoniza. Y si creemos y defendemos un perfil económico subjetivo, entendiendo que la acción humana nace del pensamiento y se manifiesta en la expresión, la acción comunicativa es un elemento sobre el cual hay que prestar mucha atención como lo han demostrado autores como Wittgenstein o Habermas en su momento. (1)

Este enfoque es para nosotros una evidencia que muestra las relaciones socioeconómicas entre sistemas económicos tanto a nivel micro, meso o macro. El nivel de análisis de este modelo puede por tanto aplicarse a cualquier manifestación social, política o económica que deseemos. Estamos particularmente convencidos de que las crisis económicas, en realidad no son crisis económicas, sino que son crisis del pensamiento económico que diseña desde-por-y-para modelos de acción económica. Decimos que las crisis económicas son crisis de pensamiento económico porque del pensamiento surge la expresión y de la expresión la comunicación y de la comunicación la interacción y de la interacción las consecuencias y de las consecuencias la validación y la posible rectificación.

Si esto es así, estaremos diciendo que la economía además de ser una ciencia social es un subsistema comunicacional con unas características particulares y además de tener unas características particulares, dichas características pueden ser simétricas o asimétricas, lo que definitivamente pueden permitir una cooperación entre subsistemas socioeconómicos o una utilización desigual entre los mencionados subsistemas. Por estas razones, como diremos más adelante, la economía o los sistemas económicos no son ni buenos ni malos, ni fallan ni tienen éxito per se. Los sistemas y las recetas económicas son básicamente objetivaciones del pensamiento económico, el cual deriva de una preconcepción antropológica determinada ya que como decíamos al principio la expresión y la comunicación dependen y están condicionados por este perfil.


1. Evidentemente no puede dejar de mencionarse a Niklas Luhmann pero criticaremos de su visión un exacerbado análisis anti antropológico que no compartimos.


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