La transición de mercados a sociedades emergentes

Iván Ureta-Vaquero

 

IV. Distanciamiento entre gobernantes, autoridades y la ciudadanía y de la ciudadanía entre si.

Puede resultar interesante, tomando como hipótesis las ideas comentadas anteriormente, descubrir el coeficiente de ciudadanía que está presente en una comunidad y que nos permitiría realizar un análisis ponderado del estado de las instituciones públicas y privadas de una comunidad, o de una ciudad para comprobar el grado de integración ciudadana y las posibilidades de potenciar los recursos interinstitucionales, puesto que de no haber un coeficiente alto de ciudadanía es más difícil establecer un programa de potenciación de recursos internos. En palabras de Aristóteles, “no se es ciudadano por residir en un lugar (…) ni tampoco se es cuando la comunidad de derecho no se extiende a más de poder ser actor o demandado (…)Pues bien, el ciudadano en sentido absoluto por ningún otro rasgo puede definirse mejor que por participación en la judicatura y en el poder.”(1) Aristóteles ya reconoce que una de las partes más importantes a la hora de evaluar el grado de eficacia institucional y en suma, al grado de desarrollo sostenible integral que puede alcanzar una ciudad, municipio, es precisamente ese coeficiente de ciudadanía que se desarrolla y perfecciona gracias al ejercicio comprometido del comunitarismo de acuerdo con Etzioni. (2)

Cuando hablamos del coeficiente de ciudadanía así como de los conceptos múltiples de clase social, es importante el nivel de implicación de los agentes económicos y sociales con la región y más allá con el país y esto se evidencia con las manifestaciones de identidad nacional. En países como Perú, existe una auténtica campaña gubernamental por incentivar la exaltación de los valores nacionales y patrióticos. Semanalmente en las plazas de armas desfilan solemnemente los alumnos de alguna institución educativa, además de cantar el himno nacional y ejercer un ritualismo encaminado a la potenciación del patriotismo. De igual manera a un nivel interno, las campañas publicitarias hacen referencia a la calidad de los productos peruanos, ya que el consumidor, desprecia al producto nacional, teóricamente por su baja calidad, prefieriendo el producto importado que se libra a un precio más alto que el de producción nacional. ¿Por qué ocurre esto?.

Como ha sucedido a lo largo de la historia, el desequilibrio y desconexión entre el gobierno y la población, genera un sentimiento de inquilinismo que desemboca en una deserción de las lealtades ciudadanas. No se puede pedir un grado de implicación fuerte en un proyecto político, si un porcentaje alto de la población vive al margen de la ley, en la informalidad y con dificultades para integrarse en la ciudadanía activa, que permita al elector sentirse representado por los equipos de gobierno “elegidos”. Siendo esto así, se explica porqué el gobierno obliga a votar a todos los censados mayores de edad, aplicando multas y sanciones en el caso de no hacerlo. De no ejercer estas medidas punitivas, posiblemente el porcentaje sería muy bajo y es posible que se restringiría a aquellas personas integrantes del subsector económico formal.

Otra de las cuestiones preocupantes y que inciden sobre la profundización de los problemas estructurales que caracterizan las economías más contraídas es el del populismo político. Efectivamente, hay partidos políticos que de forma irresponsable anuncian la ampliación de puestos de trabajo en alto número. Sin embargo, este populismo choca frontalmente contra las posibilidades reales de creación de empleo, y sobre todo hablando de una economía deprimida. Hay que tener en cuenta que para generar un empleo es necesaria una inversión de entre 25.000 y 30.000 US$ según la OIT. Por lo tanto, un gobierno que promete un aumento del empleo en 1.000.000 de puestos estaría asumiendo que es capaz de movilizar los recursos de inversión equivalentes 30.000.000 millones de dólares, no teniendo en cuenta que la inestabilidad política es uno de los principales elementos disuasores de la inversión extranjera. Otra de las cuestiones ligadas al populismo político es el propio impulso del político a hacerse con el poder independientemente de las posibilidades reales que este tenga, para efectuar las reformas que promete. En este sentido, y como comentábamos más arriba, el político utiliza un lenguaje que fácilmente llama la atención de las clases sociales más desfavorecidas, sobre todo, porque sabe que palabras claves como: generación de empleo, seguridad, inversión, justicia, etc…son vitales para la consecución del fin, ya no de poder político sino de poder real y consecuentemente de enriquecimiento grupal. Por lo tanto, los políticos abocados a desarrollar programas políticos excesivamente populistas -in crescendo- utilizan un lenguaje que Minkowski ó Raimond Arón, catalogan como esquizofrénico. (3)

El verdadero peligro lo constituye el distanciamiento cada vez más acusado entre la población y la clase política. Un claro ejemplo de esto es el número de denuncias elevadas a la JNE (Jurado Nacional de Elecciones), para revocar los cargos de 66 alcaldes distritales de todo el país. Pero quizá el dato más llamativo es que de ese total, 22 corresponden a Lima (hay que observar que Lima metropolitana tiene 45 distritos). Desde una perspectiva más dramática no pueden dejar de mencionarse los acontecimientos producidos en Ilave (municipio de mayoría étnica Aymara) donde los habitantes ajusticiaron y dieron muerte a su alcalde y a un regidor, por unas supuestas acusaciones de malversación de caudales públicos.(4) Pero este hecho no es aislado, sino que en la misma región de Puno, se están produciendo levantamientos que pueden alcanzar el mismo rango de agresividad que el de Ilave. Estas protestas y levantamientos están descentralizados a lo largo y ancho de la geografía peruana: tal es el caso de los levantamientos de 10 asentamientos humanos en Pucallpa, la huelga indefinida de la salud pública o la marcha a Lima de los campesinos cocaleros. Todo ello en el lapso de abril-mayo de 2.004.

Además hay que comentar con preocupación el uso que los medios de comunicación están haciendo de estos acontecimientos. Existen dos perspectivas complementarias desde las cuales se pueden hacer diversas valoraciones: Por un lado, el tratamiento de estas informaciones se están realizando de forma sensacionalista, lo que de otra manera, no dista del procedimiento habitual que caracteriza a los mass-media. Sin embargo hay que observar que el actual gobierno Toledo está en su recta final y todo se está disponiendo para las elecciones generales del 2.006. Podría decirse, que el tratamiento morboso de los acontecimientos representarían el apoyo a una campaña de desprestigio hacia el actual gobierno. Pero desde un segundo enfoque, podría elucubrarse una organización popular en contra de estos sistemas de gobierno y en función a estos descontentos podría llegarse a reactivar el nunca resuelto problema del terrorismo. (5)

Otro de los factores importantes que hay que tener presente a la hora de analizar la representatividad de los peruanos y su lejanía con la clase política, es el electoral. Antes de comenzar quizá deberíamos hacernos una pregunta: ¿Cuántos peruanos acudirían a las urnas en el caso de que el voto no fuera obligatorio y no estuviera penalizado?. Según las fuentes del Jurado Nacional de Elecciones, en Perú existen 14.906.233 personas que deberían votar, sin embargo, 6.085.358 millones de ellos, es decir, el 40.82% pueden hacerlo. (6) El resto está inhabilitado porque a) Carecen de Documento Nacional de Identidad o b) No lo tienen actualizado. Pero ¿es tan relevante este dato?. En efecto lo es. La institución que se encarga de la emisión y actualización de los DNI, la RENIEC, cobra una media de 22 soles (6 US$) por la renovación del documento cada 6 años. Hay que tener en cuenta que con 22 soles, una familia puede llegar a alimentarse en zonas de asentamientos humanos durante una semana. Por otro lado, no es tan solo el costo de la actualización del DNI (el cuál según ley sólo debería costar el equivalente al material empleado), lo que hay que tener en cuenta, sino que también habría que contabilizar la pérdida económica por día no trabajado debido a las esperas que hay que realizar para actualizar el documento. Este enfoque vendría a rebatir la teoría de Stein/Monge, quienes aseguran una activa participación de la población en los procesos electorales.(7) Pero este es uno de los errores más característicos que afectan a los estudios sobre temas peruanos y es que suele generalizarse en función a Lima, la capital, no teniendo demasiado en cuenta que las estadísticas son muy diferentes si hablamos de Lima y las provincias. Incluso, tanto si hablamos de las estadísticas de la OIT, como del Banco Central de la Reserva ó el INEI, los principales datos hacen referencia a la capital, no analizando con el mismo grado de profundidad las características provinciales.

Sin estar disociada de estos planteamientos tendríamos que hablar de un fenómeno que azota la estabilidad socioeconómica del país; la corrupción.¿Cuál puede ser la causa de una corrupción tan generalizada entre la clase política?. Estamos observando que Perú, es un país como una cantidad ingente de recursos naturales, pero es incapaz de desarrollarse autotélicamente, sino que su desarrollo depende en muy primera instancia del tipo de gobierno que desarrollan sus gobernantes, de la asunción de pueblo como ciudadanía activa y de la coyuntura del libre mercado internacional.(8) En este sentido, Stein y Monge (1988), hablan de del desprecio que los peruanos manifiestan contra los órganos institucionales, los cuales son incapaces de canalizar y de resolver problemas de índole social y económica. Además, esta situación de descontento generalizado, de centralismo, de divorcio entre Lima y provincias, pudo provocar en un principio el arraigo de las clases menos favorecidas en los movimientos terroristas como Sendero Luminoso, cuya tesis apoyaba la destrucción del sistema político y social. Igualmente se produce un proceso de polarización entre las diferentes masas populares, en el cual se quiebra la confianza, la cohesión social y las relaciones patrimoniales que formaron los cimientos de la cohesión social del país. (9)

A pesar de que la idea de la corrupción está relacionada con la debilidad socioeconómica, nuestro análisis debe ser un tanto reservado al respecto. No podemos olvidar que Japón, uno de los países más prósperos industrialmente del mundo, desde la era Tokugawa y durante todo el siglo XX ha padecido gobiernos con unas tasas de corrupción muy elevadas, manteniendo stándares de crecimiento sostenido. Este análisis sería necesario tratarlo en otra obra con carácter exclusivo.

Como sea, la situación de crisis económica puede darnos algunas explicaciones. Desde un punto de vista psicológico, quizá sería interesante retomar la frase de Hobbes que hablaba del homo fame futura famelicus,(10) o sea, que en este caso que tomamos, el político, o sea, hombre al fin y al cabo, no puede sustraerse de eludir la anticipación de sus futuras limitaciones y privaciones. Es decir, el político intuye que quizá en el futuro pueda carecer de lo que puede conseguir como político corrupto y eso favorece un tipo de comportamiento bien definido y desleal. Continuaría funcionando en este caso la cultura del corto plazo y del enriquecimiento rápido y oportunista.(11) Uno de los principales problemas a los que se enfrentan las políticas locales es el relacionado con la escasa profesionalidad de los representantes públicos. Políticos localistas que observan la política como una vía de enriquecimiento rápido y alejados de una visión de servicio social que es pertinente en una sociedad con grandes necesidades. (12)

Retomando el coeficiente de ciudadanía, este concepto se valoraría como el grado de implicación de un individuo dentro de la comunidad asociado al grado de comunicación transversal con todos los integrantes de la misma. Una característica que hace a especial al caso peruano es el gran clasismo existente y que se manifiesta, ya no tanto en la cuestión de la liquidez, como en la exhibición de unos rasgos físicos o raciales determinados. Una de las muestras más palpables se representa diariamente y a todas horas en los anuncios publicitarios, sustentadores por excelencia del sistema capitalista, y que incluyen en su práctica mayoría modelos netamente europeos, algo que se aleja mucho de los rasgos de la mayor parte de los consumidores. Este ejemplo es una anécdota que no puede pasar desapercibida, como tampoco lo pueden hacer las constantes evidencias de racismo que en cualquier momento, de forma tácita o explícita, se producen en las calles. Esta diferencia de “clase social” que se despega del factor económico y se entronca con el racial, es fomentado debido a las necesidades de perpetuar la exclusividad conseguida en épocas pasadas y cuyo desprendimiento resulta doloroso. Tan doloroso como despegarse de una herencia no tanto monetaria, sino de prestigio social. Y ello coadyuva a profundizar la brecha social existente por los motivos expuestos y que dificulta todavía más la implementación de un programa que lejos de estas diferencias, coopere a favor del desenvolvimiento democrático colectivo, no parcelado. En definitiva, el proyecto social de un país. Este espíritu de incomunicación social que podría representarse como la campana de cristal que sugirió Fernand Braudel, lo describió a la perfección Bryce Echenique en este fragmento:

“Le molestaban 2 o 3 huelgas que se anunciaban. Pero en fín, eso era Lima. El secreto está en transportar cualquier problema, cualquier disgusto a un campo de Golf; ahí alcanza su verdadera dimensión. Hay que ver como cambia la perspectiva”. (13)

Los comentarios anteriores sirven para ilustrar los problemas que se solapan en la actualidad. Y para aclarar estas ideas puede ser útil comentar un caso real. Esta reflexión sería lo más cercano al concepto de servicio social por política y no al de política por servicio social, ya que una sociedad necesita satisfacer determinadas necesidades básicas y no necesidades básicas artificiales o generadas en virtud a los potenciales réditos políticos.

Sumadas a estas políticas populistas que poco o nada tienen de vocación de servicio a la sociedad, habría que añadir los efectos de la corrupción (14) que ya han sido parcialmente comentados con anterioridad. Hasta de alguna manera se ha dicho que se ha institucionalizado y reconociendo esto, se justifica argumentando que estamos atravesando una crisis de valores que es la que, actualmente, está incidiendo sobre las formas de gobierno y de las relaciones sociales. Sin embargo, desde otra perspectiva, hablar de crisis de valores no resulta satisfactorio para explicar de forma global los problemas de la corrupción. Por lo tanto, observamos que los cambios políticos, sociales, institucionales deben ser pilotados por los propios protagonistas, quienes atendiendo a su naturaleza de integrantes de una comunidad, adquieran un compromiso colectivo para superar los niveles de subdesarrollo o corrupción, pues uno de los principales ingredientes que fomentan estas actitudes es la incomunicación que existe entre los integrantes de una colectividad. La comunicación o la concertación podría interpretarse como la liberación de tensiones en el corto plazo, para eliminar en la medida de lo posible la liberación, en forma violenta, de tensiones en el largo plazo. Y este lineamiento es tarea de los propios actores.

Como dijo Galbraith en sus notas biográficas: “En esta era prosaica y excesivamente intelectualizada hay hombres y mujeres que no creen en los milagros”. Pero la elección de esta cita tiene una doble intención. Por un lado, quisiéramos criticar que el nivel actual de “intelectualismo” ha favorecido la separación del hombre de los aspectos básicos y esenciales de su existencia, pero no solo en las sociedades desarrolladas, sino que también lo está haciendo en las menos desarrolladas económicamente. Por ello, en las economías menos dinámicas las personas que creen en los “milagros”, piensan que dichos “milagros”(15) proceden o pasan casi exclusivamente por la intervención de la ayuda externa, dificultando así la aparición de iniciativas locales que puedan paliar, sino en su totalidad, si una buena parte de sus problemas. Lo que se ha perdido en muchas de estas economías es la idea de que el “milagro” está en sus propias manos, no en la idea peregrina de que en algún momento puedan recibir algún tipo de ayuda técnica o económica.


1. En Aristóteles. Op.cit. Pág 147.

2. “La comunidad, a mi entender, se basa en dos fundamentos, reforzadores ambos de las relaciones Yo-Tú. En primer lugar, las comunidades proporcionan lazos de afecto que transforman grupos de gente en entidades sociales semejantes a las familias amplias. En segundo lugar, las comunidades transmiten una cultura moral compartida: conjunto de valores y significados sociales compartidos que caracterizan lo que la comunidad considera virtuoso frente a lo que considera comportamientos inaceptables y que se transmiten de generación en generación, al tiempo que reformulan su propio marco de referencia moral día a día. Estos rasgos distinguen las comunidades de otros grupos sociales”. En ETZIONI, Amitai (2.000): La tercera vía. Hacia una buena sociedad. Propuestas desde el Comunitarismo. Minima Trotta. Madrid. P. 24.

3. En este sentido, Gabel expresa que “las distorsiones del lenguaje de la política son un aspecto esencial de los diversos procesos de des-realizacióon de la conciencia política (…) el término delirio lógico evoca en el espíritu de un psiquiatra un dato bien preciso: el racionalismo mórbido, variante de la esquizofrenia que ha sido individualizada por E. Minkowski y que éste caracteriza muy precisamente como una obsesión lógica delirante unida a una preponderancia patológica de las funciones espaciales. Se puede comprender que con su tendencia antidialéctica el lenguaje político sea un factor de esquizofrenización de la conciencia política.”. GABEL, Joseph (1971): “Lenguaje y política” en VVAA: “El lenguaje y los problemas del conocimiento”. RAE. Buenos Aires. 2ª edición. Págs 102-103.

4. Un informe periodístico conocido ayer en Bolivia señala que los servicios de Inteligencia de ese país consiguieron pruebas de que el líder indígena boliviano Felipe Quispe ha participado en los sucesos de Ilave, como parte de un supuesto “complot aymara”.

5. Ya hemos comentado este problema en el caso de Sendero Luminoso, pero que también ha sido la matriz de diversos movimientos terroristas no solo en las diferentes repúblicas de América Latina, sino también en otras zonas del planeta.

6. Fuente: Jurado Nacional de Elecciones.

7. STEIN, Steve y MONGE, Carlos (1988): La crisis del Estado patrimonial en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos y Universidad de Miami. Pág 87.

8. Sobre los aspectos conceptuales y epistemológicos de la corrupción con relación a la política, el desarrollo de la política en muchas ocasiones choca contra los intereses generales de forma que “es difícil pero no imposible instituir un espacio social y jurídico que armonice la vida del gobierno y la del ciudadano. Desgraciadamente, las estrategias del poder político generalmente conducen al ciudadano al desconocimiento. La negación, el silencio y el olvido son armas de poder político para alcanzar la impunidad que muchas veces se logra en nombre de la amnistía, lo que equivale a pretender instalar la amnesia como mecanismo de sometimiento.”. PEÑA, Saúl (2003): Psicoanálisis de la corrupción, política y ética en el Perú contemporáneo. Peisa. Lima, Perú. P. 58.

9. STEIN, Steve y MONGE,Carlos (1988): La crisis del Estado patrimonial en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos y Miami University. Pág 13. Pero no solo se produce un clima de fractura social, sino que estos factores junto a una crisis económica, genera que las masas sociales mas desfavorecidas caigan en una depresión de la potencialidad de sus capacidades, ya que es posible que el principal problema del subdesarrollo no esté tan solo relacionado con una cuestión puramente económica, sino que también podría entenderse como un problema psicosocial de complejo de inferioridad, que reproduce un comportamiento de subestima colectiva y de una mayor individualización. En URETA, Iván (2.003) “Cuando la financiación no basta. Perspectivas sobre el desarrollo agrícola y la organización empresarial del pequeño campesinado en la sierra central del Perú”. En VVAA. Estudios en Ciencias Administrativas. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Vol 1. Nº1. pág 66 y siguientes.

10. HOBBES, T (…) De homine. O.L. II. Cap X, 3.

11. Sobre esta particularidad, y siguiendo con la antropología hobbesiana, hay que observar el “vínculo entre autoconservación, temor-ansiedad y poder”.VALLESPIN, F (2002) “Thomas Hobbes y la teoría política de la revolución inglesa. En VALLESPIN, F (Editor): Historia de la Teoría Política. Alianza Editorial. Pág 286.

12. Esto mismo lo observa Aristóteles en la siguiente cita: “De quienes han formulado teorías sobre la forma de gobierno, algunos no han participado en actividades políticas de cualquier género, sino que han pasado su vida como particulares”. Op cit. Aristóteles. P. 194.

13. BRYCE, Alfredo (2001): Un mundo para Julius. Plaza y Janés. Barcelona. P. 101.

14. Como diría Innerarity, “la queja habitual apunta a una situación general de pérdida de valores, consumismo, desorientación, insolidaridad, hedonismo, deslealtad, tradiciones que se abandonan…En todas partes parecen quebrarse estructuras, consensos y autoridades”. Ver INNERARITY, Daniel (1999): “Valores de cambio” en GIUSTI, Miguel (editor): La noción de Areté. Volumen XI. Nº 1-2. Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima. Pág 660. Con esta misma perspectiva se puede hablar de que conceptualizar los problemas actuales como “que hay una crisis de valores en nuestra sociedad, es una apreciación errónea, pues los valores se suscitan y desarrollan de acuerdo a las necesidades primarias y secundarias de los seres humanos que les dan importancia (valor) a tal o cual cosa, y esto se modifica en relación directa con los cambios culturales que nos modifican e identifican como partes de una época o un lugar concretos” En HURTADO, José Martín (2.003): “¿Hay crisis de valores?” Revista El Catoblepas número 19 p. 16.

15. GALBRAITH, J.K. (1982): Anales de un liberal impenitente. Gedisa. Buenos Aires. P.31.


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