La transición de mercados a sociedades emergentes

Iván Ureta-Vaquero

 

II. Praxis social.

Para seguir argumentando estas percepciones se pueden establecer algunos principios prácticos a través de los cuáles poder definir la forma de actuar tras la preconcepción teórica. La puesta en práctica de la teoría puede llevarse a cabo bajo dos supuestos a priori: el factor internalista y el factor externalista. El internalismo según Thomas Nagel es la opinión según la cual la presencia de una motivación para actuar moralmente está garantizada por la verdad de las proposiciones éticas mismas.(1) Pero antes de seguir sería necesario preguntarse ¿qué es la motivación? Tal y como está sugerido por Nagel, pueden existir varios tipos de motivación, pero en este contexto y siguiendo a Pérez López –como veremos un poco más tarde- se está confundiendo motivo con motivación. La motivación efectivamente puede ser de dos tipos: racional y espontánea. Por esta razón, a lo que llama Nagel motivación en realidad son motivos y los motivos pueden ser de tres tipos: extrínsecos, intrínsecos y trascendentes. Más tarde observaremos estas cuestiones. Lo que en este punto queremos analizar es que efectivamente existen dos esferas, una interna y otra externa. Para el mismo autor, el externalismo sostiene que la motivación necesaria no es provista por los principios éticos y los juicios mismos, y que se precisa una sanción psicológica adicional para motivar nuestra aceptación y acatamiento.

Aunque sobre esto seguiremos reflexionando más adelante, puede resultar interesante caracterizar diferentes sistemas en función al tipo de decisión y de comportamiento. Juan Antonio Pérez López distinguió tres tipos de sistemas: 1) Sistemas estables 2) Sistemas ultraestables y 3) Sistemas libremente adaptables o sistemas libres.(2) Para Pérez López, los sistemas estables son aquellos que no tienen ningún tipo de aprendizaje y que por tanto podrían resumir las cualidades de objetos no animados. Los sistemas ultraestables son aquellos en los que si existe un aprendizaje. Sin embargo no es un aprendizaje basado en la racionalidad sino en la experimentación del tipo ensayo-error. Sería el sistema que resumiría el comportamiento instintivo de los animales. Por último, los sistemas libres, son aquellos en los que existe un aprendizaje basado en la experimentación que a su vez es guiada por la razón, atributo exclusivamente humano. Se supone en este nivel que un individuo escoge, inteligente, racional y libremente sus acciones y que obviamente analiza las posibles consecuencias.

Pero vayamos un poco más allá. De acuerdo con Pérez López, teniendo en cuenta que en resumen los tipos de necesidades son tres -materiales, cognoscitivas y afectivas- también existen tres motivos que se corresponden con cada uno de los tipos de las necesidades y que son guías para comprender qué es lo que le mueve a cada uno a la hora de hacer algo. El plano decisional más básico es el que se corresponde con los motivos extrínsecos. Es decir, actuar dominado casi exclusivamente para satisfacer las necesidades materiales. O en palabras de Etzioni, actuar motivado casi exclusivamente por factores económicos o relativos.

Estas ideas complementan a las anteriores, de modo que es posible deducir que un individuo o una sociedad que se comporte con patrones fundamentalmente relativos es un individuo o una sociedad que se acerca más al estatus de ser que al de ser personal y por tanto, la figura de zoológico humano temático podría tener su sentido con esta lectura. Pero dicho zoológico más que ser una figuración abstracta y metafórica resume físicamente y en extremo la vida en muchas de nuestras grandes ciudades y es posible que sea en aquellas ciudades donde existan mayores desigualdades donde esto se aprecie de una forma más notoria. Tras varios años viviendo en América Latina, me siguen sorprendiendo las medidas de seguridad que se ven por todos lados. Este panorama es desconcertante para quien provenga de una sociedad donde exista una clase media más asentada. Ventanas enrejadas, puertas de seguridad, tendidos eléctricos coronando los muros perimetrales de seguridad de las viviendas, vigilancia privada, cámaras de videodetección, calles enteras cercadas por puertas de hierro. Lejos de ser viviendas o de parecerlo hacer un recorrido por una capital como Lima es la muestra más evidente del citado zoológico ya que las casas han perdido ese carácter de apacibilidad, de segundo útero donde el hombre encuentra la tranquilidad y un entorno privado. Las calles por tanto se convierten en las veredas desde donde se pueden visitar las jaulas en las que habitan quienes salen a la calle temerosos.

Zygmunt Bauman (2003, p. 133) en su análisis sobre la comunidad, analiza los efectos de una estructura social movida por las grandes desigualdades y por motivos extrínsecos.(3) Una de las consecuencias es la formación de guetos, entendiendo que la guetización no es un fenómeno reductible a las clases sociales bajas, sino que hay jaulas de todos los tipos.(4) Esta estructura social es el principal elemento que interviene y dificulta el desarrollo de países que aspiran a mejorar los niveles en la calidad de vida de sus habitantes. Por estas razones cuando leo los periódicos y me detengo a observar los análisis económicos, a pesar de las posibles buenas cifras pienso que no se están deteniendo a reflexionar sobre el problema principal. Esas cifras macroeconómicas nunca llevarán al desarrollo, entiendo como desarrollo aquello que dije en la introducción. El desarrollo es en definitiva un proceso de humanización. Pero esto hay que saberlo bien. Consecuentemente creo que el primer síntoma de desarrollo –entendido como proceso de humanización- debería ser la paulatina desguetización, la progresiva reducción de elementos de seguridad que en definitiva manifiestan la posibilidad de establecer un diálogo social basado en la confianza y en compartir unos principios de actuación moral. Es decir, en un diálogo que permita una convivencia humana y no prácticamente animalizada.

Uno de los principales enemigos que vician la posibilidad de emprender una escalada hacia la humanización es el perfil antropológico de un homo consummens que por serlo ha perdido en gran parte las virtudes que se supone deberían ser atributo de un sapiens, es decir, inteligente y racional, no rígido, ni ultraestable, ni estático. Este hombre que está relegado a actuar de forma dirigista actúa bajo slogans del tipo: “Visa, porque la vida es ahora”. O por frases y estilos de vida o formas de pensar supuestamente buenos por la sociedad como ser Open Mind, ya que si no lo eres estás fuera, no eres cool. Estos son los paradigmas con los que convive el individuo relativista que caracteriza una estructura social difícilmente dirigible al proceso de humanización.

Siendo esto así los paradigmas comúnmente aceptados son peligrosos porque encierran convicciones abstractas basadas en una desinformación irreflexiva sobre los principios sobre los cuáles se articulan constructos dinámicos. Este constructo dinámico es la persona que a través de su naturaleza humana llega, o debe llegar, de forma libre al ser humano, siendo estas dos dimensiones integrantes. Uno de estos paradigmas, adalid de la sociedad supuestamente progresista es el concepto open mind que hemos comentado anteriormente.

Ser open minded está bien visto por una sociedad que entiende el concepto de libertad como se entendió desde el concepto de libertad manado desde la ilustración, el cual, se enmarca dentro de la tradición utilitarista. Pero además, y peor que eso, open mind es una marca registrada de la sociedad norteamericana la cual crea y exporta sus productos de forma eficaz, no eficiente, puesto que si fuera eficiente sería responsable. Ser open minded es aceptar todo sin que se plantee el principio de la sindéresis basado en el bien y el mal. Por tanto, todo vale. Nada escandaliza. Todo es relativo. Si todo vale no estoy pensando en las consecuencias de las acciones que estoy ejecutando o que estoy valorando. Si no pienso, no soy persona, tengo naturaleza humana pero no soy ser humano puesto que no evalúo de forma responsable las consencuencias de mis actos. Si no pienso no estoy ejercitando la entelechéia (inteligencia) y sin inteligencia no hay acción y sin acción no hay crecimiento, no hay dinamismo. Luego si no hay crecimiento hay estatismo, por tanto, conservadurismo.

Así, el ser openminder es ser esencialmente conservador. Se ve por tanto que el openmindismo está mal empleado, en realidad es narrowmindismo. A lo que se le llama actualmente conservadurismo es a darle al hombre la capacidad de pensar de forma libre. Si no pensamos, de todo nos pueden convencer. Si de todo nos pueden convencer no somos libres. Si no somos libres nos tratan objetivamente. Si nos tratan objetivamente nos tratan como algo, no como alguien. Por tanto seríamos objetos pasivos. Sin vida porque no pensamos. Como dijo Aristóteles en de ánima (sobre el Alma) “La vida es en el movimiento”. Pensar es vivir. No pensar en no vivir. Es estar en acto, no en la potencia dinámica de crecer siendo y viviendo. Ser Openminder es ser conformista.

Hay que saber que el dinamismo del viviente surge desde dentro de él mismo, no es principiado por algo externo, no es algo accidental, radica en su naturaleza como dice Castillo. Luego, supuestamente el concepto de open mind trataría de generar ficticiamente y de forma externa el supuesto dinamismo del que carece. Es decir, ser conservador es negar el principio vital que permite crecer y desarrollarse. Luego ser openminders nos estanca en la aceptación de una externalidad que nos “piensa” objetivamente. También se podría decir según lo anterior que ser conformista y conservador es fundamentalmente autodestructivo. Yo propongo cambiar hablar de openminders en el sentido opuesto al que se utiliza actualmente. Hay que ser openminders buscando la verdad. No dejándonos convencer por lo que es socialmente aceptado. Escapando del relativismo. Atreviéndonos a pensar y a tomar partido. Porque el hombre es libre. Y por ser libre responsable y por ser responsable, ser social. Y así…dinámico: ¡Vivo!


1. NAGEL, T. 2004: La posibilidad del altruismo. FCE. México. Pág 19.
2. PÉREZ LÓPEZ. J.A. 1991: Teoría de la acción humana en las organizaciones. La acción personal. Rialp. Empresa y Humanismo. Madrid. También se recomienda la lectura de FERREIRO, P y ALCÁZAR, M. 2002: Gobierno de Personas. Universidad de Piura. PAD. Perú.
3. BAUMANN, Z. 2003: Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Siglo XXI. Madrid. Pág 133.
4. Respecto a los guetos, “sus habitantes descubren, para su consternación, que cuanto más seguros se sienten dentro de su confinamiento, menos familiar y más amenazadora parece la jungla exterior, y cada vez necesita más valor para aventurarse más allá de los guardas armados y del alcance de la red de vigilancia electrónica. Los guetos voluntarios comparten con los genuinos una tremenda capacidad de autoperpetuar y autoexacerbar su aislamiento.” BAUMAN, Z. 2.003. Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Siglo XXI. P. 139. y citando a Richard Sennet, “…el clamor por la ley y el orden es mayor cuando las comunidades están más aisladas del resto de la gente de la ciudad…” Ibidem.


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