Obstáculos y Palancas
para la capitalización y expansión
de la Pequeña y Mediana Empresa

Guillermo Luis Locane

 

El aporte de las ciencias económicas

Como soporte teórico y técnico de un nuevo paradigma orientado al desarrollo, las ciencias económicas juegan un papel fundamental. La construcción de un paradigma orientado a la producción y el trabajo, en reemplazo del fracasado paradigma adoptado en Argentina durante los años noventa (enfocado en la apertura comercial indiscriminada y las súper-rentas financieras) debe además proveer, herramientas útiles y novedosas que apalanquen la expansión y capitalización de las fuentes de trabajo por excelencia: las empresas (en su formato tradicional) y los emprendimientos productivos[1] (en formato de cooperativas, ONG y otros).

En lo instrumental, es necesario comprender y  aprender que la economía siempre es proceso, pudiendo ocurrir que lo que es palanca (solución) en un momento dado, puede convertirse en obstáculo (problema) en otro, como sucediera recientemente en nuestro país con la herramienta de estabilización llamada convertibilidad (históricamente conocida como caja de conversión), que de solución para una etapa de inestabilidad y alta inflación, terminó convirtiéndose - por su aplicación atemporal y acrítica -, en un obstáculo (cepo cambiario) para la  competitividad internacional de las fuerzas productivas.

Al respecto aparece como realmente estratégico que, como expresan las Recomendaciones para una Estrategia Nacional de Desarrollo[2], “Argentina tenga una política cambiaria con  tipo de cambio real razonablemente estable y competitivo a niveles que reflejen condiciones de sostenibilidad de mediano y largo plazo de las cuentas externas, considerando las perspectivas de exportaciones, importaciones y flujos financieros”. Es decir que transforme en palanca, lo que -en la mayor parte de la década anterior- fue obstáculo.

Pensando en términos de la jerga profesional, será útil mantener una visión completa del panorama económico, lo que podría traducirse como “mirar la macro, sin perder de vista la micro”. La realidad argentina ha demostrado que la macro por si sola no resuelve problemas de competitividad específicos, ni las políticas especificas (las micro) resuelven los problemas si no cuentan con un escenario macro sustentable.

La tarea de construir el mercado ­-igualando las oportunidades, mejorando las capacidades, desarrollando las instituciones y replanteando el papel de la empresa– equivale a crear un nuevo entorno para fortalecer el progreso económico y generar empleo decente [3].

En ese sentido casi resulta innecesario remarcar la evidente correlación que existe entre desempleo masivo o empleo subremunerado, y mercados infradesarrollados.

Ese déficit de desarrollo de los mercados internos es un obstáculo estructural cuyas consecuencias repercuten principalmente sobre la mayoría de las pequeñas y medianas empresas, aun cuando las nuevas oportunidades de exportación o de aprovechamiento de fenómenos como el turismo extranjero hayan contribuido a aminorar en parte dicha situación. La dimensión de tal obstáculo lo da el siguiente resumen:

A fines del 2004, el 42,8% de la población que trabajaba o estaba en condiciones de trabajar, casi 6,4 millones de personas, tenía ingresos inferiores al valor de la canasta de indigencia. Esto significa que no les alcanzaba para comprar los alimentos básicos para una familia tipo (matrimonio y dos hijos) que, a diciembre del 2004, era de 335 pesos mensuales (poco más de cien dólares).

Según datos del INDEC, procesados por la consultora porteña Equis, el 40% de esos 6,4 millones de trabajadores es jefe de hogar y responsable principal o único del ingreso familiar. Incluso con el ingreso de dos personas, esas familias no podrían superar la línea de pobreza, valuada en 745 pesos por mes.

Este universo de 6,4 millones de indigentes por ingreso, está constituido por los desocupados que no reciben ningún plan social, los que trabajan a cambio de un plan como el de Jefes y Jefas de Hogar y los subocupados y ocupados de bajos salarios. Otros datos brindados por el INDEC[4] respecto al nivel de desempleo en la Argentina al final del primer semestre de 2004, mostraban que el mapa del desempleo varía según el criterio que seguido al computar los planes sociales.

            Según datos oficiales el desempleo nacional, en el momento indicado (primer semestre de 2004) se ubicaba en el 14,6%. Pero si no se computaban a los beneficiarios de planes sociales la desocupación trepaba al 19,8%. Es probable que dichos guarismos hallan mejorado al momento de publicarse el presente estudio[5], pero lamentablemente no en la magnitud que puedan invalidar el razonamiento que se pretende realizar.

La siguiente tabla siguiente ejemplifica que lo expuesto es marcadamente grave en algunos conglomerados del interior de país:

 

CIUDAD

CON PLANES

SIN  PLANES

San Luis

3,00%

26,9%

Gran Rosario

18,5%

25,9%

Gran Tucumán

15,1%

22,2%

Gran La Plata

16,4%

22,0%

Bahía Blanca

17,1%

21,7%

Gran Resistencia

8,3%

21,3%

Corrientes

10,3%

21,0%

Formosa

6,6%

20,7%

La Rioja

9,9%

20,0%

   

 

Que la economía encuentre soluciones creativas a los problemas del desempleo, dando cabida en la producción y generación de riqueza a la mayor parte de esa población de millones de personas, no es solo un ineludible compromiso de justicia social, también es un imprescindible requisito para la superación del obstáculo que, para las pequeñas y mediana empresas, representan los mercados empobrecidos o infradesarrollados ya que éstas, en su inmensa mayoría, se desempeñan abasteciendo al mercado interno, cuyo sostenimiento y expansión requiere del círculo virtuoso empleo – producción – consumo, “generando (al mismo tiempo) una redistribución de ingresos que permita recuperar dinamismo al consumo como factor de crecimiento del nivel de actividad y de las inversiones” [6]

Lo que trae a colación otro obstáculo estructural de significativo peso para la evolución de la economía: el nivel de inversión bruta de las empresas, como factor condicionante de un crecimiento sostenido a largo plazo. Se calcula que una suba de las inversiones hasta, por ejemplo, el 18% del PBI para el 2005 permitiría apenas un crecimiento del 3% del mismo, pero se requeriría que el Producto crezca como mínimo un 5% para reducir satisfactoriamente la pobreza, y para sostener un crecimiento alto que genere mayor empleo productivo hay pensar en niveles de inversión del orden del 23% del PBI.

La capacidad productiva y por ende de mayor nivel de ocupación, una vez superada la etapa de recuperación post-crisis (sobre todo en el sector industrial), dependerá de los nuevos proyectos de inversión, los cuales, a su vez, son condicionados por la influencia que tiene sobre tales proyectos, las expectativas de evolución de la economía.

“Solo un razonable proceso de expansión y diversificación productiva, cuyo perfil vincule el mercado interno con el mercado internacional, que amplíe sustancialmente el nivel de industrialización y multiplique la tecnificación del campo, podrá encontrar respuestas adecuadas para incorporar a la totalidad del cuerpo social”[7]

Ello resalta la importancia que tienen las expectativas para derribar obstáculos y apalancar el crecimiento de dos factores económicos centrales: el consumo y la inversión, determinantes de la producción y del empleo.

Por otra parte, pero integrando el conjunto de nuevos enfoques de la teoría económica, se ha reconocido que el crecimiento de largo plazo se explica en gran medida por la capacidad que tienen las economías para generar e incorporar conocimientos y tecnologías y facilitar su aplicación y difusión en las empresas y la sociedad, o sea (parafraseando a Abramovitz) “por la capacidad social para el desarrollo”.


 

[1] Una interesante iniciativa es la siguiente: En los terrenos que alguna vez pertenecieron a una fábrica de pinturas, se planea la construcción del primer complejo habitacional que será edificado por una cooperativa conformada por miembros de una agrupación piquetera. Poseerá 334 viviendas, que darán albergue a mil personas con problemas habitacionales, que pertenecen al Movimiento Territorial de Liberación (MTL), y será construido mediante un crédito de 13.600.000 pesos otorgados por el gobierno de la Ciudad. El complejo estará integrado por edificios de cuatro plantas con cuatro departamentos por piso. Las viviendas serán de 1, 2 y 3 dormitorios. También en el complejo se piensa destinar un espacio para una guardería, un salón comunitario de usos múltiples y 10 locales comerciales. "La intención es que esos locales los trabaje la misma gente del movimiento generando nuevos empleos y dando un servicio para la gente del barrio". El Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires es el organismo que estuvo a cargo de la adjudicación del crédito otorgado.- www.clarin.com  .- enero 2005

 

[2]  “Recomendaciones para una Estrategia Nacional de Desarrollo”. www.mecon.gov.ar

 

[3] Kosacoff,Bernardo – Las claves para avanzar por un sendero de desarrollo sostenido.- Revista Universo Económico. Nro. 72.- Octubre de 2004.

[4] Diario Clarín. Jueves 30 de diciembre de2004.

[5] En la segunda mitad del año 2004 la dinámica del empleo se desplazó de la región metropolitana hacia el interior del país. Probablemente debido a factores estacionales, vinculados al turismo y la dinámica agropecuaria. 

[6] Peirano Miguel, Poli Federico.- La historia enseña cómo salir de la crisis. Diario Clarín. 02/11/2001

[7] Ponce de León, Luis M. – “La construcción de un nuevo proyecto nacional”. Revista Universo Económico. Nro. 72 .- Oct/2004


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