Obstáculos y Palancas
para la capitalización y expansión
de la Pequeña y Mediana Empresa

Guillermo Luis Locane

 

Una estrategia para el desarrollo: Ambiente y Participación

“En países de débil institucionalidad – producida por la ausencia o insuficiencia del contrato social – un pacto político orientado al desarrollo puede ser un buen sustituto para procurar fortalecer la gobernabilidad” [1]

Pero como la historia lo ha demostrado, lograr un mayor bienestar para la población requiere mucho más que aumentar las cuentas de ingresos de los países. Como ejemplo, baste recordar que la Venezuela del superprecio del petróleo de los años ‘70 no pudo, pese a su repentina riqueza, salir del subdesarrollo. Como bien lo plantea  Amartya Sen (premio Nobel 1998), es necesario acordar que si una sociedad desea obtener mayores cantidades de riqueza o producto, no es porque lo desee en sí mismo, sino  porque por medio de éste podrá conseguir una mejor calidad de vida.

En el centro del debate sobre el desarrollo suele ponerse el acento en el crecimiento económico, dándole prioridad a temas como el aumento de las exportaciones, la inversión en capital físico, la productividad laboral, la entrada de divisas, los problemas del déficit y de la deuda, cuando en realidad todo eso es un medio y solo se convierte en un resultado valioso, cuando el ser humano logra tener la posibilidad de aplicar sus capacidades, y de “incluirse” dignamente en el proceso productivo.

Hace más de treinta años M. Abramovitz hablaba de una “capacidad social para el desarrollo”[2]. En la actualidad es posible reinterpretar dicha capacidad  y basar una estrategia de desarrollo en dos pilares:

La existencia de un ambiente que facilite la inversión productiva, los negocios lícitos y el crecimiento y al mismo tiempo le facilite a las capas más pobres de la población los medios para participar en la generación de ese crecimiento y la distribución de sus beneficios.

El concepto de “ambiente” abarca el ambiente político, institucional y de conducta actual y esperada, que tiene o puede llegar a tener influencia en los resultados y riesgos relacionados con la inversión productiva y los negocios que generan ocupación y empleo.

El concepto de “participación” refiere la necesidad de incluir a las grandes masas de la población no solo en los beneficios del desarrollo a través de una más equitativa distribución de los ingresos, sino - y ante todo - incluirlas en el proceso mismo de  generación de riqueza, mediante mecanismos que les abra las puertas del trabajo en las empresas y los emprendimientos productivos.

Procurar condiciones para la masiva inclusión de personas en el proceso productivo y de generación de riqueza, puede tener tanto efecto sobre la reducción de la pobreza como cualquier acción reparadora directamente orientada hacia ella, con una crucial diferencia en lo cualitativo.

En la Argentina de inicios del siglo XXI, amplios sectores de la población han demostrado una notable capacidad de acción colectiva en la defensa de sus derechos económicos (trabajo y salario digno). Han sido verdaderos actores sociales. No puede haber mayor justicia social que su inclusión como actores económicos. La nueva realidad da cuenta de interesantes experiencias en ese sentido:

En el taller de costura que el Movimiento de Trabajadores Desocupados tiene en su Centro para la Educación y Formación de Cultura Comunitaria en Laferrère, Martín Churba (exitoso diseñador de moda) improvisa lecciones de diseño textil y economía. Las tratativas de esta alianza se iniciaron en marzo de 2004. El plan era reactivar unas pocas máquinas que tenían los piqueteros y a las que no les encontraban la vuelta desde la producción ni desde la comercialización. Las dudas se despejaron con la campaña “Pongamos el trabajo de moda”. ¿Cuál sería la prenda para simbolizar esa idea?. "Surgió el guardapolvo como icono transversal, que preserva la identidad, protege, iguala en las diferencias a médicos, maestros, chicos o mecánicos".A la alianza se sumaron Pro-Tejer, la fábrica de telas INTA (Industria Textil Argentina), la marca Casa Quintás, la marca Arciel. Cada uno aportó lo suyo, mientras los piqueteros etiquetaron, estamparon, se capacitaron. Los guardapolvos desfilaron en Buenos Aires Fashion Week. La venta de los primeros 300 dio impulso al taller. Churba tiró más leña al fuego: "Me pidieron unos guardapolvos para Japón, ¿se animan? Tenemos una semana". Las prendas volaron puntualmente a la capital japonesa, con solapas triples y bolsillos diagonales, estampadas por los flamantes trabajadores. Hoy buscan crear su propia marca[3].

 


 

[1] Bresser, Luis y Nakano Yoshiaki.- “The Missing Social Contract”. - Conferencia PNUD – BID Montevideo. 1996

[2] Abramovitz y David “Reinterpreting Economic Growth: Parables and Realities” American Economic Review. 1973

[3] www.lacion.com.ar


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Web eumed.net

 

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