Obstáculos y Palancas
para la capitalización y expansión
de la Pequeña y Mediana Empresa

Guillermo Luis Locane

 

El Sistema bancario

“Con acceso al crédito bancario pagando un costo que sea compatible con la evolución de los precios internos y el flujo previsible de ingresos a mediano plazo, el tramo PyME de la economía argentina puede convertirse en la fuente principal de crecimiento económico, desarrollo tecnológico y generación de empleo[1]. Este diagnóstico, ciertamente más optimista que el que pudiera haberse hecho en años anteriores, presenta un condicionante: Crédito accesible y de razonable costo.

La flexibilización de las regulaciones del Banco Central para permitir a las pymes un acceso al crédito más fluido y en condiciones adecuadas, contemplando no sólo el desempeño histórico de las empresas  sino también el análisis de su capacidad de repago a futuro; la efectiva puesta en marcha de diversos instrumentos previstos en las leyes de fomento  que, si bien datan de la década anterior, nunca habían sido aplicados, (por ejemplo el régimen de bonificación de tasa de interés en los créditos para las PyMEs)[2]; así como la implementación del Fondo Nacional de Desarrollo para la Micro, Pequeña y Mediana Empresa[3], han contribuido a mejorar paulatinamente la calidad y cantidad de opciones en el menú de financiamiento para el sector.

De todos modos, forma parte de la mitología PyME, que el vínculo entre éstas y las entidades financieras nunca fue sencillo.

Al respecto, es considerable el reclamo de las empresas por la “calidad” de la atención. Un reiterado obstáculo que ellas observan en la mayoría de los bancos –principalmente los de mayor tamaño– es la despersonalización en el trato con el cliente. E incluso observan que en  ocasiones, no existe criterio uniforme a la hora de atender una determinada situación.”Hay cuestiones que en un banco son absolutamente normales y en otro son inimaginables”.

Dentro de la atención al cliente, un aspecto traumático para las empresas, y fuente de no pocos inconvenientes, ha sido la gran rotación de personal que hubo en los bancos históricamente, acentuada en la época post-crisis. “Cuando cambian al gerente, cambian las condiciones de juego, uno vuelve a ser un cliente nuevo, no tienen confianza”. Así lo resumía un veterano empresario de mediana envergadura de la zona sur del gran Buenos Aires: “La mayoría de los gerentes que nos mandan a las sucursales del conurbano son apenas bancarios, y nosotros necesitamos banqueros que conozcan su oficio, como los industriales conocemos el nuestro”.

Estos condicionantes, parecen en los últimos tiempos haber entrado en una curva de cambio positivo, por la importancia que ha comenzado a tener el sector PyME en los bancos pertenecientes al Estado y los privados recientemente adquiridos por empresarios nacionales, quienes junto con la banca cooperativa (tradicional fuente de financiamiento del sector) conforman el núcleo central del sistema.

Este paulatino cambio constituye una indudable comprobación acerca de cómo un nuevo paradigma (nacido por la estrepitosa caída del anterior), aunque aún no se halle explícitamente definido y establecido en los niveles estratégicos superiores, puede repercutir en un nivel tan instrumental, como es la forma de atender al cliente.

Sin embargo, “para bailar bien un tango hacen falta dos”, y si ello no es posible no es justo acentuar toda la culpa sobre uno de los participantes. No todas las cargas sobre los obstáculos para el financiamiento deben ponerse sobre los bancos.

En el segmento PyME, la falta de un verdadero management en el área financiera hace que en muchas ocasiones no se optimicen recursos, utilizando principalmente instrumentos tradicionales, que resultan más costosos que acceder al mercado de capitales mediante otras modalidades emergentes. “Es un problema cultural, que representa una oportunidad muy especial para el especialista en Finanzas. Pero, en la profesión casi todos estamos marcados por un plan de estudios que no nos otorga una especialización en Finanzas, sino que es apenas una materia. Y eso (...es un obstáculo que...) debería corregirse”[4].

En definitiva, entre bancos a los que les cuestas acercarse y entender a las PyMEs; profesionales que deben - en algunos casos - actualizar su bagaje para mejorar el asesoramiento; y empresarios que le rehuye a otros instrumentos que no sean los tradicionales del crédito, lo que asoma como obstáculo central parece ser una variante de lo que estudiaron Akerlof, Spence y Stiglitz, referido al análisis de mercados con información asimétrica, y por lo que recibieron el Nobel de Economía en el año 2001. Veámoslo en apretada síntesis.

 

En teoría se supone que la economía de libre mercado produce por sí misma una asignación de recursos inmejorable, un “óptimo paretiano”. Pero ello ocurre si se cumple un supuesto: que todos los operadores en el mercado posean igual información acerca de todas las variables económicas. Ejemplo: hoy la mayoría de autos nuevos están en la ciudad Buenos Aires, y la mayoría de autos usados de más de 20 años pertenecen a gente del Gran Buenos Aires. Estos compraron sus autos ya usados y en estado de alto deterioro. Aunque los hay con menor o mayor daño, el comprador suele pagar un precio que refleja una calidad media, por lo que, en la realidad, paga de más cuando el auto tiene daños que no se ven, y paga menos cuando el auto fue bien tratado y no tenga tanto daño, aunque ello no se note.

Como sólo el vendedor de un auto usado sabe cómo él trató al auto, quien lo trató muy bien e invirtió mucho en todos sus services y repuestos, puede considerar que el precio medio de los usados no refleja el valor del suyo propio, y no ponerlo en venta.

Como el precio es un promedio de muchas calidades diversas, al retirarse algunas unidades de gran calidad, la calidad media de los que se siguen ofreciendo es menor, por lo que el precio caerá. A un precio menor, habrá otros propietarios que estimen que no se paga por su auto lo que realmente vale, y lo retiran del mercado, repitiéndose el caso anterior, e induciendo un precio más bajo. En el límite, no se ofrecerá ni venderá ningún auto, aunque todos habrían podido venderse si los compradores hubieran poseído la misma información que los vendedores. Este es el problema que planteó tres décadas atrás Akerlof, en su trabajo El mercado de limones (1970).En Estados Unidos se denominan “lemons” a los autos que en Argentina se llamarían “batatas”.

 

No todas las pymes son batatas. Pero, ¿Cómo saberlo? Los problemas de información asimétrica entre el banco (acreedor) y el deudor presenta aspectos que técnicamente se conocen como de selección adversa, riesgo ético y costos de monitoreo. Cuando estos problemas se agravan, inducen al racionamiento del crédito (escasas líneas) y acentúan el costo de las tasas de interés (mediante la elevación de las primas de riesgo).

Al ser multicomplejo seguramente habrá que desarrollar varias líneas de solución al problema que plantea el obstáculo que hemos asimilado al de información asimétrica. Señalaremos dos:

La primera, ya lo vimos, es un reclamo del sector empresario: volver a una relación basada en el concepto “cliente – proveedor”, en reemplazo de la infructuosa relación burocrática.

Los bancos deben esforzarse para superar y derribar los obstáculos que muchas veces ellos mismos imponen, y tratar de conocer a su cliente, su patrimonio, su mercado, sus perspectivas de negocios e  inclusive el ebitda[5]. Ello les permitirá ofrecer a la empresa los mejores instrumentos crediticios a un costo adecuado.

Los empresarios PyME deben asumir, que mejorar sus alternativas de financiamiento y al mismo tiempo reducir sus costos requiere una tarea de management idóneo, preferiblemente a cargo de un profesional en la materia.

Y los profesionales en ciencias económicas que atiende o trabajan en pymes deben contribuir a ello, levantado el techo del asesoramiento con un portafolio de nuevas herramientas.

La segunda línea de solución a los problemas de información asimétrica pasa por mejorar de las garantías. Por ejemplo a través del instrumento denominado Sociedades de Garantía Recíproca, que consiste en una estrategia asociativa entre grandes empresas y PyMEs.

Estas Sociedades son un formidable instrumento, aún no utilizado en toda su magnitud, que permite a las PyMEs superar el obstáculo que significan las insuficiencias patrimoniales o de otra índole y garantizar una gran variedad de compromisos u obligaciones susceptibles de apreciación dineraria.

Las Sociedades de Garantía Recíproca tienen por objeto otorgar garantías líquidas a sus socios partícipes (PyMEs) para mejorar sus condiciones de acceso al crédito. Esta actividad la pueden realizar a través de la emisión de avales financieros (préstamos), técnicos (cumplimiento de contratos) o mercantiles (ante proveedores o anticipo de clientes) y de cualesquiera de los permitidos por el derecho, mediante la celebración de Contratos de Garantía Recíproca.

Las SGR están constituidas por socios participes y por socios protectores: Socios partícipes: Únicamente pequeñas y medianas empresas, sean personas físicas o jurídicas. Socios protectores: Personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, nacionales o extranjeras, que realicen aportes al capital social y al Fondo de Riesgo de las SGR. El Fondo de Riesgo está destinado a dar sustento a las garantías que se otorgan Beneficios Para la SGR: Comisiones exentas de IVA y Ganancias. Las garantías otorgadas que se inscriban en el Banco Central gozan del máximo prestigio ante los Bancos. Son un centro de desarrollo empresarial.

 

Para los socios protectores: Los aportes son deducibles del monto sujeto al Impuesto a las Ganancias. Desarrolla clientes y proveedores: para profesionalizar el riesgo de exposición ante clientes PyMES así como de potenciar las posibilidades de acompañamiento de proveedores en la política de expansión de las grandes empresas.

Para los socios participes: Los aportes son deducibles del monto imponible del Impuesto a las Ganancias. Mejora la capacidad de negociación frente al sistema financiero y grandes clientes o proveedores. Mitiga los requerimientos de garantías al ser evaluados en función del conocimiento de la empresa y su proyecto. Disminuye costos financieros o alarga plazos para proyectos de inversión. Recibe asistencia técnica en el armado de proyectos y carpetas de crédito Para el Estado: Logra transparencia en la asignación de los recursos. Incrementa cantidad y variedad de agentes económicos. Favorece la creación de riqueza genuina.

 


 

[1] Valle Héctor W. Revista Universo Económico. Nro. 72

[2] Consiste en la licitación entre los bancos de fondos presupuestarios destinados a bonificar la tasa de interés activa para los préstamos a estas empresas, adjudicándose los fondos según la menor tasa propuesta.

[3] Aporta capital y brinda financiamiento a mediano y largo plazo para inversiones productivas, a través de la constitución de fideicomisos financieros. Es particularmente útil para aquellas empresas que, siendo viables, no pueden acceder al sistema financiero, mediante una línea crediticia específica con fondos del Tesoro que no exige analizar las normas del Banco Central en materia de previsión y calificación, con tasas bajas y un menú de garantías que incluye la propia facturación de la empresa y créditos fiscales.

[4] Givone Horacio.- “El desafío de los magos del dinero”.- Revista Universo Económico Nro. 73.- Feb. 2005.- El agregado entre paréntesis es nuestro.

[5] Ebitda, o ganancias antes de interés, impuestos y amortizaciones, indica la capacidad para distribuir resultados a los tres participantes de las rentas de las empresas: los propietarios, los prestamistas y el estado.


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