Obstáculos y Palancas
para la capitalización y expansión
de la Pequeña y Mediana Empresa

Guillermo Luis Locane

 

 

 

EL UNIVERSO PYME EN ARGENTINA

El “universo” PyME es vasto (abarca desde micro emprendimientos unipersonales hasta potentes empresas familiares) y heterogéneo (comprenden todo tipo de actividades de producción y servicios). Se caracteriza por una alta “turbulencia”, con continuos “nacimientos” y desapariciones de firmas, lo cual confiere, por otro lado, un alto grado de dinamismo a la economía en su conjunto.

Pequeñas, medianas y otras más

En la Argentina se utilizó durante un tiempo, una formula polinómica que dependía de tres atributos -personal ocupado, ventas anuales y patrimonio neto- para saber cuando se estaba frente a una PyME. Actualmente el encuadre legal lo brinda la ley 24.467 (1995) conocida como “estatuto Pyme”. La clasificación según tamaño, surge de la Resolución 675/2002 de la (por entonces) Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y de Desarrollo Regional, para los sectores Agropecuario, Industria y Minería, Comercio y Servicios, según niveles máximos de ventas totales anuales En tanto, mediante la sanción de la Disposición 303/2004, la (actual) subsecretaría, encuadró a las firmas del sector de la construcción.

Tamaño Sector

Agropecuario
$

Ind. / Min.
$

Comercio
$

Servicios
$

Construcc.
$

Micro

270.000

900.000

1.800.000

450.000

400.000

Pequeña

1.800.000

5.400.000

10.800.000

3.240.000

2.500.000

Mediana

10.800.000

43.200.000

86.400.000

21.600.000

20.000.000

Pero, además, basta ajustar la lente para descubrir que existe toda una variedad de empresas pymes, caracterizada por diferentes estrategias, estructuras organizacionales, bases tecnológicas, grados de especialización, capacidades de innovación, etc., y, consecuentemente, distintas potencialidades competitivas y mayor o menor posibilidad de insertarse de manera exitosa en el nuevo escenario. También es posible observar la presencia de un número importante de empresas familiares, de alta facturación e importante patrimonio, las que, si bien superan los parámetros de clasificación reglamentados, comparten muchos aspectos de la problemática PyME.

Hay mayoritario consenso en que los rasgos predominantes de las PyMEs argentinas, antes del proceso de apertura operado en los 90’ eran:

La centralización de la gestión en la figura del dueño.

La inserción externa poco significativa.

El predominio de estrategias defensivas.

La escasa especialización productiva.

La reducida cooperación con otras firmas.

La escasa relevancia de las actividades de innovación

El reducido nivel de inversión.

 

Estas características, a las que se adicionan la existencia de información incompleta y el dificultoso y oneroso acceso al crédito, han condicionado las respuestas que pudieron implementar frente a las reformas estructurales ocurridas a fines del siglo pasado en Argentina. 

En efecto, desde el comienzo de la década del '90 las PyMEs estuvieron expuestas a cambios estructurales y a procesos de globalización y de integración que aumentaron la presión competitiva y las obligaron a encarar un cambio estructural que fuera más allá de un reajuste en la trayectoria evolutiva recorrida previamente. La gestión del cambio de las empresas se da simultáneamente con una creciente concentración y segmentación de los mercados, que replantea el tamaño mínimo de las unidades productivas y la identificación de una mayor diferenciación en la producción de bienes y servicios.

Los cambios tecnológicos y organizacionales recientes están diseminándose por todo el tejido productivo. Debido a las diferencias existentes en sus capacidades y madurez, las firmas decodifican de diferente forma la mayor incertidumbre del ambiente. La mayor heterogeneidad de las respuestas se traduce en una amplia variedad de estrategias competitivas:

 

La inserción externa.

La cooperación empresarial.

La mayor importancia asignada a los procesos de innovación.

 

Uno de los aspectos, observado en los últimos tiempos, ha sido el aumento relativamente generalizado de la productividad, con impactos empresariales y sectoriales cualitativamente distintos. Este proceso abarcó a la actividad agropecuaria, de comercio, construcción, servicios, y en particular al manufacturero (industrial y  especialmente agroindustrial).

En forma sucinta, es posible delimitar para el conjunto de las empresas dos grandes grupos diferenciados:

q       El primero, caracterizado por reestructuraciones "ofensivas", con subas de la productividad que le permitieron a las empresas alcanzar niveles internacionales. Se trata de un grupo minoritario de firmas, de elevado posicionamiento competitivo, que exhibe rasgos de excelencia productiva y comercial y que tiene perspectivas favorables para adaptarse a las nuevas reglas del juego.

q       El segundo grupo está caracterizado también por un notable incremento de la productividad si su punto de comparación es su propio pasado. En cambio, si la comparación es con los mejores niveles internacionales, la brecha es aún muy grande. Su supervivencia en los mercados se basa en lo que pueden llamarse estrategias "defensivas". Aquí está ubicada la mayor parte de las empresas y del empleo.


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