Haciendo negocios en Venezuela
 

Luis Oliveros

 

Un Fondo de Ahorro, ¿para que?

 

Para todos los analistas, y en especial para los venezolanos, es muy bien conocido el carácter cíclico que tiene el mercado petrolero. En estos últimos años hemos vivido un incremento importante de los precios del crudo, lo cual ha propiciado elevar los niveles de gasto gubernamentales (relación causa – efecto muy común en nuestro país).

Según algunas publicaciones, el gasto público desde 1999 se ha incrementado cerca de un 600%, mientras que en el primer semestre de este año la cifra del aumento cerró en 38%, según un reporte del Banco Central de Venezuela (BCV). El año pasado, el gasto público ya había aumentado un 61 por ciento. Ante tales cifras, ¿estamos preparados para un descenso en el precio del petróleo?, ¿o es que estamos seguros de que seguirán en estos mismo niveles en el mediano y largo plazo?. Es indudable que en el corto plazo la tendencia se mantendrá, pero la preocupación que podríamos tener es que en la actualidad no contamos con ningún mecanismo que nos ayude a amortiguar la siempre dolorosa y costosa (en términos de crecimiento, empleo y pobreza) caída de los precios petroleros.

Ante tal panorama, es interesante revisar el ejemplo de países como Noruega y Kuwait que han adoptado mecanismos para cuidarse ante eventuales movimientos bruscos en las cotizaciones del crudo. El primero creó un Fondo Petrolero Estatal en 1990 que acumula superávit o cae en déficit cuando el precio del petróleo está por encima o por debajo del promedio. Este fondo actualmente supera los USD 190 mil millones y es reinvertido en acciones y/u obligaciones (siempre minoritarias y en el extranjero para cuidarse de una posible enfermedad holandesa). Cuando los precios petroleros caen, el fondo se financia con deuda y mantiene la inyección de recursos en la economía. Esta deuda luego se cancela cuando la relación de los precios se revierta. Por otra parte está Kuwait, el cual también su Fondo para las Futuras Generaciones, y la regla es mucho más sencilla: Ahorrar el 10% de los ingresos petroleros para cuando el petróleo se acabe, o cuando se produzca una disminución importante en las cotizaciones. Es importante observar que ambos casos no solamente ayudan a la realización de una planificación macroeconómica más estable en el tiempo (se elabora un presupuesto fiscal con ingresos y gastos bien cercanos a la realidad, independientemente a lo que ocurra en el mercado internacional), sino que además funciona como señal para los agentes económicos de que el gobierno está comprometido con el mantenimiento de finanzas sanas a largo plazo.

La clave de estos fondos se fundamenta en estar conscientes que son instrumentos para un fin específico, y que la posibilidad que un político haga uso de estos recursos para “atacar otros problemas” (financiar gasto público para buscar apoyo en elecciones, etc.), lo mataría como mecanismo de estabilización. Por lo tanto es menester tener instituciones independientes que puedan mantener los recursos fuera del alcance de estos personajes.

Dicen que para comprender el presente y tener ideas del futuro, se debe conocer bien el pasado. Ojala nuestro país tome el rumbo correcto, y no caigamos nuevamente en los errores de la “IV República”, ya que ninguna Revolución se debería permitir eso.

 


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