La Economía Política de la Construcción del Socialismo
Figueroa Albelo y otros

 

 

CRÍTICA-ASIMILACIÓN CREADORA DE LAS CONCEPCIONES NEOCLÁSICAS ÚTILES A LA EVALUACIÓN DE PROYECTOS DE INVERSIÓN CON ENFOQUE SOCIAL [1]

 

Inocencio Raúl Sánchez Machado

 

La economía cubana se transforma. Cambian sus estructuras y mecanismos económicos así como la superestructura. El desarrollo económico requiere que las decisiones de inversión sean canalizadas ordenadamente. Las decisiones que comprometen el desarrollo económico social futuro de la economía cubana, adquieren una característica especial en el actual contexto del país. Dentro de estas, las relacionadas con las inversiones ocupan un lugar excepcional.

Los dueños de los medios de producción o sus usufructuarios directos han cambiado. Han aparecido nuevos sujetos económicos; las redes de intereses económicos y sociales se han complejizado. La nueva empresa cubana en sus diversas formas jurídicas y económicas aparece con una característica que la distingue sustancialmente de la existente en la pasada década. El interés financiero empresarial se fortalece en la actualidad y con ello, los criterios de decisión empresarial no necesariamente se entroncan de modo congruente con las expectativas de la economía en su conjunto, e incluso, a escala regional se requieren nuevas posiciones de regulación y planificación a fin de que los nuevos recursos destinados para el fomento socio productivo respondan a los intereses de la comunidad.

La reforma que se aplica en el mundo de nuestras empresas postula como objetivo central la eficiencia empresarial sobre la base de una mejor organización, control de los recursos, eficiencia en el empleo del factor humano, rentabilidad y disponibilidad de fondos financieros, así como una adecuada estructura de financiamiento de la actividad; por este camino las empresas se proponen ser rentables e incluso solventes, o sea, contar con los recursos financieros necesarios para enfrentar los gastos que demanda su desempeño. Las empresas intentan la reanimación económica, restituyendo las capacidades ociosas y se abren con empeño al marketing, hasta ahora no explorado con no pocas complejidades y retos para los que se inician en esta dirección de trabajo. En las normas introductorias que rigen el Perfeccionamiento Empresarial se plantea que: "el perfeccionamiento de la empresa estatal tiene  como objetivo central incrementar al máximo su eficiencia y competitividad".

No obstante que la empresa sea de propiedad estatal, el manejo de los recursos, con el aumento de la autogestión operativa y de largo plazo (nos referimos en este último caso, a las decisiones y acciones que se relacionan con la ejecución de inversiones), sigue siendo competencia de los órganos de gobierno territoriales e institucionales, a los que se subordinan aquellas, por lo que la determinación de su encargo social, es una ardua tarea en las actuales circunstancias del país. No pueden quedar exclusivamente en manos de las empresas las decisiones relativas al  qué, cómo, cuándo y cuánto invertir en cada momento, sin que sea revisada su actuación para evitar desviaciones del sendero que necesita la sociedad cubana.

El sostenimiento del rumbo socialista de la Revolución Cubana impone en las nuevas condiciones retos mayores que en el pasado. Hasta el presente se ha alcanzado un adecuado grado de conocimiento y desarrollo de las técnicas de evaluación de inversiones con criterio financiero y se cuenta con trabajos científicos acerca de la planificación territorial de las inversiones incluyendo elementos de determinada integralidad.

El ordenamiento de los flujos de gastos en inversiones debe evitar que responda de forma espontánea a las decisiones empresariales sin que en cada territorio se concilien las prioridades de las necesidades para el desarrollo integral, coherente y sustentable del mismo. En las normas del perfeccionamiento se plantea que los Organos Superiores de Dirección de las empresas tienen la misión de "evaluar económica y financieramente,  los resultados de toda la organización en su conjunto y de las empresas y unidades empresariales de base que agrupa", sin embargo debe seguirse de cerca la experiencia en su aplicación puesto que la visión de una Unión, Asociación, Grupo Empresarial, Corporación o Cadena Empresarial, es insuficiente para el logro de un enfoque socioeconómico integral.

Otro problema de singular relevancia en la actualidad se relaciona con la predectibilidad económica y su impacto en las decisiones a tomar. Las condiciones esencialmente estables de desenvolvimiento de la economía en su intercambio con el resto del mundo hasta la pasada década, hicieron poco usual los análisis de incertidumbre y riesgo a escala social, que hoy se demandan con gran fuerza en la toma de decisiones en una región o comunidad.

En este trabajo se concentrará la atención al análisis crítico de los puntos de vista teóricos sobre la evaluación de las inversiones con un enfoque socioeconómico.

I. FUNDAMENTOS TEÓRICOS PARA UN ENFOQUE ECONÓMICO- SOCIAL DE EVALUACIÓN DE INVERSIÓN

Mucho se habla del "problema económico" que se presenta en cualquier nivel de la sociedad. De modo sintético se puede expresar que los recursos son  relativamente escasos[2] y los usos múltiples en función de las necesidades a satisfacer, de ahí que se presente el dilema universal de: ¿Qué producir? ¿Cómo producir? ¿Cuánto producir? ¿Cómo distribuir lo producido?

LÓGICAS TEÓRICAS DESDE LA ECONOMÍA DE MERCADO: ENCUENTROS Y DESENCUENTROS

La solución del "problema económico" indicado que se presenta ante los individuos, familias, colectividades, empresas y regiones, y demanda de técnicas de evaluación de análisis con el propósito de establecer criterios para identificar y valuar costos y beneficios para toda la vida del proyecto. En cualquiera de los textos especializados sobre la materia se repite un proceso analítico, más o menos ordenado, contentivo de los siguientes pasos:

(1) Definir correctamente el proyecto; así como la situación optimizada sin proyecto.

(2) Definir los beneficios que ocurrirán con proyecto con relación a la situación optimizada sin proyecto.

(3) Definir los costos que ocurrirán con proyecto en similar situación que (2).

(4) Valuar los beneficios y costos ya formulados cualitativamente.

(5) Aplicar criterios de definición.

(6) Asignar prioridades si hay que elegir entre varios proyectos.

El proceso arriba descrito tiene sus deficiencias según el punto de vista en que se haga el análisis. La óptica empresarial abarca objetivos y formas de medición no siempre coincidentes con la óptica económica y la óptica social. “El inversionista puede ser un individuo, empresa , provincia, país. Para que un individuo se decida a concretar la inversión, requiere que esa inversión sea rentable desde su propio punto de vista, o sea, que los beneficios que él espera percibir debido a esa inversión superen a los costos en los que él debe incurrir, todo debidamente actualizado”.[3]

En definitiva lo que se persigue siempre es demostrar “si al hacerlo su riqueza será mayor o menor que si no lo hace”.[4] Las ópticas antes mencionadas no tienen que ser mutuamente excluyentes o absolutamente independientes, puesto que todo depende de la forma económico-social imperante o predominante en el país. De este modo, un proyecto concebido por una empresa estatal, con una real socialización productiva por parte de sus miembros, no puede ser visto solamente desde una óptica empresaria.

“Puede suceder que la evaluación social de un proyecto coincida con la evaluación empresarial. Este es el caso cuando la inversión en cierta actividad afecta solamente a esa actividad y no a otras ajenas al inversionista individual. Sin embargo la mayoría de las inversiones empresariales tienen efectos sobre otras actividades, otras empresas y otros individuos distantes de quien toma la decisión de invertir”[5]

Lo ideal, que siempre debería ocurrir es que el proyecto de inversión sea factible para el inversionista, para el financista y para la comunidad. No obstante, la práctica enseña que se pueden dar las variantes siguientes:

 

 

La transición de la sociedad a formas de organización superiores ha ido entrelazando los nexos producción-cambio-consumo a niveles cada vez más complejos y eficientes por lo cual es menos probable el aislamiento económico para tomar decisiones. Por ello se puede aceptar la definición de Fontaine sobre que evaluación social de proyectos “persigue medir la verdadera contribución de los proyectos al crecimiento económico del país”[6] y coincidir con el autor en cuanto a que la social, en este caso a tratar, no se refiere a los efectos sociológicos que la inversión pueda tener, sino a los efectos económicos para el conjunto del país. Tampoco tiene nada que ver con la evaluación desde el punto de vista del Estado, aún cuando se trate de un proyecto encarado por él.”[7]

La evaluación social de proyectos busca saber si el país, región o comunidad aumenta o disminuye su bienestar como consecuencia del proyecto. Pero, la medición del bienestar depende de la cuantificación de variables múltiples en las que la teoría y la práctica económica, no han consensuado todas las aristas del impacto general. En tal sentido hemos optado por referir los diversos criterios, alrededor del método esencial en que se sustenta el análisis económico - social por las decisiones de proyecto, el denominado método de análisis beneficio - costo.

 

 

PRINCIPIOS BÁSICOS DEL ANÁLISIS BENEFICIO -COSTO. ALGUNAS CONSIDERACIONES CRÍTICAS

La aplicación del método del análisis beneficio - costo (ABC) es una alternativa a tener en cuenta por los evaluadores socioeconómicos de proyectos de inversión[8]. Lo singular para Cuba es encontrar los asideros que hagan posible readecuar este método de análisis desde la teoría y la praxis económica sin caer en la tecnocracia contemporánea. Nadie mejor que al propio ente gubernamental  de un país le interesa medir cuánto aumenta el bienestar de la comunidad que representa por las decisiones  que toma; de este modo, podrá priorizar los proyectos que generan  cambios medibles y no medibles (intangibles es como lo reconocen la mayoría de los autores) en la contaminación ambiental, salud o riesgos de cualquier naturaleza. Los cambios en tales aspectos, podrán considerarse como beneficio o costo de un proyecto, comparable con una ganancia o pérdida dada.

Existen otras razones para el uso del ABC en la evaluación social, concernientes a la fijación de precios y a los recursos usados o los beneficios creados por el proyecto. En la óptica empresarial son los “precios de mercado” la base de las decisiones adoptadas, pero en una decisión social es preciso preguntarse si en todos los casos los “precios de mercado” miden realmente los beneficios y costos sociales.

Hay una última razón para el uso del ABC en un análisis social. Los objetivos de política económica en un país o territorio pueden no ser congruentes e incluso llegar a contraponerse. En otros casos, pueden agregarse diferentes objetivos por ejemplo, aumentar las fuentes de empleo, incrementar los recursos destinados a la inversión y elevar la distribución equitativa de los ingresos. La medición del impacto de cada uno de estos objetivos de forma aislada es un problema complejo de ahí que sea preferible encontrar un resultado sintético y concluyente. Existen diferentes “tradiciones intelectuales” que sustentan los principios generales del análisis y aplicación del método ABC desde la "Economía del bienestar", la “Microeconomía” y el “Public Choice” (Decisiones Públicas).[9]

 

LÓGICA DE LA ECONOMÍA DEL BIENESTAR

 

La regla de Paretto según la cual un programa X conduce al bienestar en la sociedad si esto hace bien a una persona  y no hace mal a ninguna otra sintetiza las bases de esta lógica de pensamiento. En este sentido guarda una lógica coherente con el "optimo parettiano" que como supuesto teórico solo es un método de análisis para intentar normativamente exponer una realidad. El principio parettiano se ha desarrollado en la teoría y la práctica de políticas económicas donde los beneficiados con un programa están dispuestos a compensar a los desfavorecidos con dicho programa hasta el punto en que éstos se consideren satisfechos.

El problema práctico de la medición agregada del bienestar o pérdida en que incurren los beneficiarios - perjudicados de un proyecto, es un tema de incalculable complejidad. En tal sentido dos economistas británicos Nicolás Kaldor y John Hicks han desarrollado la conocida “regla de Kaldor - Hicks”, según la cual: un programa X tiene un beneficio neto positivo si los ganadores pueden compensar a los perdedores y hacerlos callar para que se sientan mejor. Obviamente esta regla se sustenta, como la original parettiana, en la hipótesis de la “racionalidad” de los consumidores y la “inevitabilidad de las leyes del mercado”, y como si todo el bienestar, incluso el espiritual, fuesen tangibles o medibles en términos monetarios.

De cumplirse la regla de Kaldor-Hicks también se cumple la de Paretto. Si, en lugar de ocurrir un pago equilibrado entre ganador y perdedor, el  ganador logra ganar más que lo perdido por el perjudicado, existirá un beneficio neto positivo para toda la sociedad en su conjunto; y cuando esto no ocurre para todas las personas en la sociedad o no se está gustoso o satisfecho con la comparación interpersonal de utilidades, no se puede asegurar que aquel “programa X” implique un bienestar para la sociedad.

La diferencia entre ambas reglas puede ilustrarse a través de un concepto usado comúnmente en estadística. El tomador de decisión buscará siempre minimizar el “costo social del error” en la decisión adoptada. el error puede ser de dos tipos:

 

(A)              Tipo I: el proyecto es realmente beneficioso pero se rechaza.

(B)              Tipo II: el proyecto es perjudicial y no se rechaza.

Usando la regla de Paretto, será frecuente incurrir en errores de tipo I, pues, al decisor le cuesta trabajo aceptar que no hayan perjudicados, pero esta regla prevendrá de cometer errores de tipo II. La regla Kaldor-Hicks parece ser una respuesta, en términos de visión, al conservadurismo de Paretto: permite aceptar proyectos con potencialidades de aceptación, pero definitivamente hace frecuente el error de tipo II, siendo escasas las situaciones de error  de tipo I. Las bases de la economía del bienestar han tenido una regla práctica utilitaria en decisiones de proyectos múltiples. Esta puede sintetizarse del modo siguiente: En situación de proyectos múltiples, la selección es de aquella alternativa que genera el mayor beneficio neto.

 

LÓGICA MICROECONÓMICA

 

Las ideas esenciales del enfoque microeconómico se pueden derivar cuando se plantea la interrogante: ¿cuánto producir de un bien “público.”[10]?. Se conoce que los individuos pueden limitarse de consumir el bien dado al desconocer los otros beneficios que podrían recibir con su consumo. Aceptando el esquema microeconómico clásico de Oferta - Demanda, donde existen tres tipos de consumidores del bien se sigue que (A) mantiene una política conservadora con baja demanda a cualquier nivel de precio, (C) sigue una política liberal y (B) combina los rasgos de (A) y (B), o sea, se coloca en una posición intermedia.(Véase Gráfico 2)

La suma vertical de las demandas individuales ofrece la disposición social de pago por consumir determinada cantidad del bien evaluado. Es aceptable que el nivel óptimo de producción Q* se localiza donde la suma vertical o beneficio marginal social  es igual al costo marginal de compra del bien. El punto Q* conocido en la literatura contemporánea por el punto Samuelsoniano, garantiza que el beneficio marginal se iguale al costo marginal (óptimo económico). Aquí se localiza la síntesis de la teoría del valor por el trabajo de Carlos Marx, ahora instrumentalizada  y fetichizada en un cuadro microeconómico por los clásicos y neoclásicos como Samuelson; esta idea subyace en la teoría de los precios como reflejo del valor de la mercancía, esto es cuando representen los gastos de trabajo socialmente necesarios invertidos en su producción.

Como se trata de un bien “público” a un precio P/3, el consumidor (A) compraría al igual que (B) y (C) la misma cantidad del bien Q* con lo que ganan un “excedente del consumidor” equivalente a G pero más allá de Qa; como su disposición de pago por cada unidad de Q es menor a P/3 (el costo de cada unidad) incurre en una pérdida igual a F. A nivel agregado de todos los consumidores, el excedente neto social será toda el área sombreada por debajo de la curva de demanda social y superior al costo marginal social.

 

           

 

Este análisis si se hace para cada consumidor en términos teóricos se obtendrá igual resultado. Al final, al evaluar el problema habría que aceptar que la óptica microeconómica empalma perfectamente con Kaldor- Hicks y Paretto. Un incremento productivo de Qa a Q* implica una pérdida de F para el consumidor (A) pero una ganancia de excedentes para los consumidores (B) y (C) con lo que podrían compensar a (A) de tal modo que éste pasaría al estado de indiferencia y en una situación mejor (B) y (C).

 

LÓGICA DE LAS DECISIONES PÚBLICAS

 

La tradición de la “Public Choice”  se mueve del campo de las ideas normativas a las ideas positivas de “cómo decidir” con “criterio de democracia”.[11] Más que la búsqueda de un nivel óptimo de gastos incurridos, esta tradición busca encontrar, cómo las “democracias” trabajan en la práctica y cómo fijan los niveles de actividad de diferentes procesos de decisión.

Retomando el ejemplo del  Gráfico 2, supongamos que (A), (B) y (C) pagan cada uno la tercera parte del costo marginal de un bien público. El consumidor (A) preferiría consumir Qa, (B) sólo Qb y (C) consumiría Qc si fuera posible, entonces en una predicción positiva la mayoría votaría por un nivel de producción Q*. La “Public Choice” reconoce que aquí sucede igual que en un "referendo" siendo "el nivel Q* el que mayor número de votos alcanzaría".[12] Sucede de todos modos que donde se concentra el mayor número de votantes también se localizará el criterio microeconómico y el de Kaldor- Hicks. Pueden darse circunstancias extremas en las que según los autores de “Public Choice” se den “distorsiones antidemocráticas” para cumplir las reglas de Paretto y Kaldor- Hicks. Véase el Gráfico 3 que ilustra esta corriente de pensamiento.

 

                       

El caso que ilustra el Gráfico 3 es la base teórica que sustenta los sistemas impositivos redistributivos intentando estimular un interés social no alcanzable en la producción. En toda esta teoría se han desarrollado los impuestos Clarke o de Erick Lindahl.[13] Según Clarke los impuestos se basan en que el votante principal  puede cambiar la regla de la mayoría pagando una compensación igual a las pérdidas impuestas a los demás por un cambio de producción pues la permanente presencia de preferencias asimétricas puede generar problemas de eficiencia económica. Según Lindahl los impuestos se basan en que cada  consumidor se gravará por su disposición a pagar por Q*, de este modo la sociedad  alcanza el óptimo y cada “votante” por su cantidad exacta demandada. Esta teoría es el fundamento de un sistema de impuesto diferenciable por el nivel de ingresos o de propiedad, para distinguir los alto-demandantes de los bajo-demandantes.

 

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LAS TRADICIONES EVALUADAS

 

En todos los casos, usando la lógica de la economía del bienestar, la microeconómica o de decisiones públicas, se llega al mismo resultado final: la mejor de todas las reglas es la que selecciona el máximo beneficio neto social. Este último es el resultado de adicionar todas las ganancias sociales y deducir todos costos sociales y en todas las situaciones es preferible seleccionar el proyecto de mayor beneficio neto. Pero el gran problema radica en aceptar la monetización de todos los efectos producibles por un cambio en un sector o actividad dada.

La medición de los gastos de trabajo incurridos en el proceso de una actividad económica, ha sido estudiada y abordada desde diversas aristas en la obra de Marx y Engels y más cercanamente por otros autores marxistas como Novozhilov y Leontiev. Novozhilov reconoce la necesidad de incorporar “la escasez como un factor que, en cierto sentido, aumenta los gastos”[14] y entre las múltiples imperfecciones a la hora de medir los gastos destaca:

1.      La inexistencia de normas para el plazo de recuperación de las inversiones.

2.      La tasación de los productos secundarios y residuales afecta el cálculo de los productos primarios.

3.      Los métodos de evaluación de la significación de la escasez en los precios.

4.      La evaluación de los fondos fijos y cómo deducir su obsolescencia.

5.      Los métodos para tasar medios de producción no reproducibles tales como la tierra al determinar las pérdidas por las inundaciones en la construcción de obras hidroeléctricas.[15]

Novozhilov advierte que  “sabemos que los objetivos establecidos por un plan están lejos de ser siempre compatibles con los estímulos financieros al nivel de empresa, existen objetivos "rentables" y "no rentables" para las empresas y la ventaja financiera choca a menudo con los intereses de la economía, con el plan”.[16]

Un aspecto de alta dificultad es la medición de los efectos económicos, pues aún cuando estamos midiendo la productividad del trabajo no contemplamos la real efectividad del trabajo. Engels lo advertía al recomendar el uso de los "efectos  útiles". “Los efectos útiles de los diversos artículos de consumo, comparados unos con otros y con la cantidad de trabajo requerida para su producción, determinarán el plan en última instancia”.[17] El problema más complejo radica entonces en cómo reducir a un efecto común diferentes variantes de proyecto. De este modo se desarrolla el criterio de los gastos reducidos mínimos según el cual, cualquier inversión puede reducir su gasto social a :

            C1+  En K1  (1)

Siendo:

C1: costo de producción anual de la variante 1.

K1: Costo de inversión de la variante 1.

En: Norma de efectividad de la inversión resultante.(Equivale a 1/t siendo t el período de recuperación ).

Según Novozhilov en decisión de alternativas será priorizable una variante (1) de inversión frente a una variante (2) siempre y cuando:

 

            C2 - C1   En    (2)

            K1 - K2

 

Solo será priorizable la variante (1) si las economías que se alcanzan en los costos de producción son suficientes para resarcir las deseconomías de inversión que implica aquella. No obstante, la práctica ha demostrado los errores cometidos en la selección de En. Debe comprenderse que la selección de En se convierte en instrumento de política inversionista y de prioridad en el desarrollo de un país o región.

CONCLUSIONES GENERALES

El enfoque económico y social de los estudios de inversión en la economía cubana es un tema inédito en las nuevas condiciones en que se desenvuelve el país y lo será con mayor fuerza en los próximos años.

La elaboración de políticas económicas coherentes con el desarrollo del proyecto social de la Revolución Cubana exigen nuevos enfoques en los que las metodologías establecidas de la pasada década resultan obsoletas ante la existencia de nuevos escenarios y agentes económico - sociales que no siempre tendrán que contar con una conducta congruente y simétrica con los intereses socioeconómicos dominantes o predominantes.

La ciencia económica heredada del pasado no resulta tampoco suficiente para interpretar y regula el escenario peculiar en que se desenvuelve la economía cubana y, sobre todo, para las condiciones venideras cuando se despliegue el "perfeccionamiento empresarial", que liberaliza la función económica independiente de las empresas tras la rentabilización frente a la eficiencia y eficacia del modelo económico cubano en su conjunto.

La búsqueda del nuevo conocimiento en el área de la planificación que demanda el modelo económico cubano en los albores del nuevo milenio, recaba asumir críticamente y adecuar las teorías económicas existentes, digamos, la síntesis neoclásica, acompañada de la renovación creadora del marxismo desde una perspectiva tercermundista. Sin quedar en la actitud ecléctica del economicismo, es preciso replantear la necesidad de pronosticar y evaluar el desarrollo inversionista y monitorear el grado de correspondencia de los avances en el plano empresarial con los avances reales en el plano económico y social de las nuevas inversiones que se lleven a cabo.

Es asignatura pendiente de los economistas y cientistas sociales cubanos, encontrar el asidero científico que permita a la economía política marxista avanzar desde una perspectiva universal a las condiciones del subdesarrollo periférico a fin de  que no quede relegada a un copismo de nuevo cuño; peor aún y nefastas si fueran las recetas elaboradas desde los grandes centros de poder político y económico hegemónicos. La lucha por mantener el carácter original e inédito del marxismo tampoco puede conducirnos por el camino de la negación absoluta del conocimiento acumulado. Ni el liberalismo, ni el dogmatismo, pueden ser los ingredientes que nos separen de las corrientes neoliberales de moda.

La necesidad de avanzar en el auge inversionista debe estar acompañada de una política que sea fruto de una elaboración teórica suficientemente argumentada para que no nos sorprendan los errores estratégicos, e incluso los tácticos. Debe la ciencia económica cubana establecer sus propios parámetros que sean sustentables en horizontes temporales suficientemente prolongados de tiempo, como para que las proyecciones de inversiones tengan un criterio decisional homogéneo, con criterio de país, y no solo  empresarial.

Aún cuando gran parte de las empresas cubanas sigan siendo de propiedad estatal, el manejo de los recursos, con el aumento de la autogestión operativa y de largo plazo (nos referimos en este último caso, a las decisiones y acciones que se relacionan con la ejecución de inversiones) sigue siendo competencia de los órganos de gobierno territoriales e institucionales a los que se subordinan aquellas, por lo que la determinación de su encargo social es una tarea ardua en las actuales circunstancias del país. No puede quedar solamente en manos de la propia empresa la decisión del qué, cómo, cuándo y cuánto invertir en cada momento, sin que sea objeto de la regulación social que limite y restrinja las desviaciones posibles del sendero que necesita la sociedad cubana.

El ordenamiento de los flujos de gastos en inversiones no debería responder de forma espontánea a las decisiones empresariales, sin que en cada territorio se concilien las necesidades priorizadas para el desarrollo integral, coherente y sustentable del mismo. En las normas del perfeccionamiento se plantea que los Organos Superiores de Dirección de las empresas tienen la misión de "evaluar económica y financieramente los resultados de toda la organización en su conjunto y de las empresas y unidades empresariales de base que agrupa". Sin embargo debe seguirse de cerca la experiencia en su aplicación, puesto que la visión de una Unión, Asociación, Grupo Empresarial, Corporación o Cadena Empresarial, no escapa a la visión estrecha para un enfoque socioeconómico que rebasa los límites del interés empresarial.

De nada vale que una empresa mejore, si el perjuicio global de su decisión excede el beneficio que le reporta en su estado de cuenta. ¿A qué nos referimos con el "perjuicio global"?. No es otra cosa que el saldo final negativo sobre los agentes que se perjudican con la actuación de la empresa. "La facultad  de aprobación de las inversiones no nominales de las empresas de cada actividad local,  corresponden a los consejos de la administración provincial, atendiendo a los intereses territoriales, y a la disponibilidad financiera existente". Asi se norma en las bases del Perfeccionamiento Empresarial, pero ahora resulta clave saber si estas instituciones poseen el conocimiento necesario para "seleccionar los proyectos más rentables desde el puntos de vista económico, social y financiero".

Las relaciones económicas de Cuba con el resto del mundo han cambiado respecto a la pasada década. Hay nexos económicos que se desarrollan con menor certidumbre que en el pasado, lo que gravita sobre las decisiones económicas y sus posteriores efectos. La coyuntura económica mundial es altamente cambiante. Aún cuando el Estado Cubano y sus instituciones realizan importantes esfuerzos para reducir los impactos negativos de las relaciones directas con el capital extranjero en tanto que suministrador, comprador, financista, se hace cada vez más evidente su influencia y los efectos concomitantes del ciclo económico mundial capitalista sobre la economía interna. Toda esta situación, dibuja un escenario en el que los tomadores de decisión enfrentan decisiones de largo plazo con alto riesgo e incertidumbre.

En la vida real, no conocemos a ciencia cierta el valor exacto de todos los parámetros que afectan a la rentabilidad de un proyecto de inversión. La realización de un único cálculo, empleando los valores esperados de cada parámetro, da por resultado un alto margen de error, ya que la probabilidad de que todos los parámetros alcancen simultáneamente su valor esperado es prácticamente nula.

La validez informativa de un estudio de factibilidad depende en gran medida del probable margen de error calculado en el resultado final pronosticado. Por eso es muy poco usado en la actualidad  "trabajar" en condiciones de la  "mejor estimación" (lo que otros autores llaman imprecisamente la "certeza"). Para un análisis  de este tipo se necesita algo más que una simple identificación del mejor o el peor caso posible. Esto se debe a que los valores situados entre los casos extremos no son igualmente probables; de hecho lo más común es que haya cierta concentración de la probabilidad alrededor del resultado más probable. Si esta concentración es lo suficientemente fuerte, los valores extremos pueden ser de poca significación práctica para la toma de decisiones.

Para que un estudio de factibilidad pueda informar decisiones reales, lo que interesa calcular es la probabilidad de las pérdidas o ganancias que promete. El uso del VAN probabilístico puede ofrecer importantes datos al decisor sobre la rentabilidad social y financiera del proyecto, así como su nivel de riesgo, con vistas a que en función del "grado de indiferencia al riesgo" se puedan tomar decisiones robustas y compensadas.

Acerca de la nueva ética del economista e investigador social en estos temas de decisión, hay que comprender que lo más importante es saber de un lado cuánto se avanza o se avanzará y, de otro, el retardo del desarrollo económico y social en cada alternativa que sea valorable, sin menospreciar cualquier valor que sea detectable y que represente una señal útil para el que tiene en sus manos la tarea de decidir, evitando el voluntarismo, el practicismo y la improvisación extrema. Aún cuando compartimos la idea que nuestro proceso de construcción socialista tiene además de bases objetivas que lo sustentan, incuestionables fundamentos subjetivos y de espiritualidad en la búsqueda permanente de un hombre nuevo, hemos de calcular los avances y retrocesos que constituyan llamadas de atención para esta gran obra social y humana que construimos.

 

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38.   Suárez Suárez, A. “Decisiones óptimas de inversión y financiación”. Ediciones Pirámide S. A., Madrid, España, 1986.

39.   Tesis de Maestría: Análisis bajo condiciones de riesgo de instalaciones turísticas hoteleras en la cayería nordeste de Villa Clara, 1998.

40.   Trabajo de Diploma: Estudio de factibilidad de abasto de agua a la cayería nordeste de Villa Clara. 1998.

41.   Trabajo de Diploma: Estudio de factibilidad financiera de proyecto vial de enlace Aeropuerto Santa Clara- Km 0 Pedraplén, 1998.         

42.   Urquijo de la Puente, José Luis. “Análisis para decisiones financieras”. Ediciones Deusto S. A., Madrid, España, 1993.

43.   Van Horne, J. C. “Administración Financiera”. Ediciones Contabilidad Moderna, Buenos Aires, Argentina, 1973.

44.   Varian, Hal R. “Microeconomía Intermedia. Un enfoque moderno”. 3ra Edición. Antoni Bosh Editor S. A., Barcelona, 1994.

45.   Vizzio, Miguel A “Estudio de Caso: Ordenamiento de la Formulación, y Evaluación Financiera”. Editora: Maestría en Formulación, Evaluación y Administración de Proyectos de Inversión. Córdoba, Argentina, 1996.

46.   Vizzio, Miguel A. “Los usos del análisis de riesgo en la evaluación de proyectos”. Folleto. Editora: Maestría en Formulación, Evaluación y Administración de Proyectos de Inversión. Córdoba, Argentina, 1996.

47.   Vizzio, Miguel A. “Recopilación de fundamentos de evaluación de inversiones”. Folleto. Editora: Maestría en Formulación, Evaluación y Administración de Proyectos de Inversión. Córdoba, Argentina, 1996.

48.  Weston, J. Fred & Brigham, Eugene F. “Fundamentos de Administración Financiera”. 10ma Edición. McGraw-Hill, 1994.


 


 

[1] Tomado del autor sobre Tesis de Maestría del autor intitulada “Formulación, Evaluación y Administración de proyectos de inversión”. Universidad de Córdoba, Argentina, 1996.

[2]  La escasez de los recursos, aunque interpretación positivista de la realidad económica, no nos puede desviar del aspecto esencial; es preciso hacer eficiente la inversión de trabajo en el modo de producir y consumir, al ser esta  una condición primaria para garantizar que la reproducción económica alcance los niveles que ostenta la sociedad actual.

[3] Cortegoso, R: La evaluación de proyectos. Nociones básicas. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina, 1980, pág. 67.

[4] Coloma, F: Evaluación social de proyectos de inversión, Asociación Internacional de Fomento - Banco Mundial, La Paz, Bolivia, marzo - abril, 1990,  pág. 8.

[5] Cortegoso, R: Ob.cit., pág. 69.

[6] Fontaine, E: Evaluación social de proyectos, Ediciones Universidad Católica de Chile, Chile, Octubre, 1994, pág.  282.

[7] Cortegoso, R: Ob.cit. pág. 69.

[8] Se ha podido constatar que aunque el método ABC es el que, en calidad de “técnica”, constituye la más completa valoración de la relación entre los recursos empleados y los objetivos perseguidos, también se aplica en ocasiones el método del análisis Costo – eficacia que viene a representar una simplificación del ABC al evaluar los costos sociales en forma  monetaria, no así los beneficios sociales; por ejemplo, la reducción de los índices de mortalidad, criminalidad, accidentalidad, etc.

[9] Cualquiera de estas llamadas tradiciones intelectuales conduce por el mismo laberinto del “laizze faire”, tal como si el mundo económico no tuviera explicación fuera de aquel. Las respuestas al problema del ABC resultan insatisfactorias desde la perspectiva de la literatura marxista. Quizás el propio Novozhilov, centro de nuestro debate final, sea un claro ejemplo de que, las bases que sustentaron Marx y Engels requieren seguirse atemperando históricamente a las nuevas condiciones del desarrollo del capitalismo y de la transición al socialismo.

[10] El concepto de Bien público es aceptado por la literatura como la denominación que reciben aquellos bienes que cumplen el principio de indivisibilidad, no-rivalidad en el consumo y que generalmente no son excluíbles. Esta acepción responde a una clasificación, bajo una intencionalidad y que más allá de los bienes públicos y privados; hay bienes sociales, colectivos e individuales sujetos a mecanismos más o menos equitativos.

[11] Es conocida la idea de Lenin de que “la política es la expresión concentrada de la economía” pero no se puede  aceptar el concepto de tratar de explicar  las decisiones económicas con los mismos mecanismos políticos que la democracia encierra. El positivismo de estos intentos teóricos hace mucho más débil su defensa a pesar de sus  probables similitudes con la realidad.

[12] Gramlich,E: A Guide to benefit- Cost Analysis, Second Edition, University of Michigan, EEUU, 1990, pág. 10.

[13] Aún cuando en la economía cubana son introducidos paulatinamente sistemas impositivos de apoyo a la esfera social del país, está demostrado que el más eficiente de los sistemas tributarios es menos competitivo que  un sistema productivo de creación de valores equitativamente concebido. Búsquese la equidad en la producción y serán menos imprescindibles los sistemas de impuestos.

[14] Novozhilov, V: La medición de los gastos y sus resultados en una economía socialista. pág., 12.

[15] Novozhilov, V: Ob.cit. pág. 13.

[16] Novozhilov, V: Ob.cit, pág., 22.

[17] Engels, F: Antidüring, pág., 293.

 


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