La Economía Política de la Construcción del Socialismo
Figueroa Albelo y otros

 

 

 

MERCADO AGRÍCOLA: ¿NECESIDAD DE LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO?

 

 

Jaime García Ruiz

 

A MODO DE INTRODUCCIÓN

La existencia del Mercado Libre Agropecuario tiene su explicación última en las relaciones monetario-mercantiles y en la acción de la ley del valor en la economía de transición al socialismo. Aquí se esbozarán sintéticamente algunas de las claves de dicha teoría, que sirven de base general para el análisis del mercado en las condiciones actuales de la construcción  del socialismo en Cuba y en la agricultura en particular.

Las cuestiones en torno al contenido y el papel de las relaciones monetario-mercantiles y el mercado en el socialismo, han sido ampliamente discutidas por los economistas políticos fuera y dentro de Cuba,[1] de la Nueva Política Económica (NEP) primero en la URSS, y las experiencias de Viet Nam y China, después, confirman la necesidad de combinar la planificación y el mercado en el modelo de construcción socialista en países de economía atrasada que pretenden impulsar su desarrollo. El gran reto de Cuba, hoy, es demostrar que es necesario y factible lograr un vínculo eficiente y eficaz entre la planificación y el mercado.

Las concepciones acerca de la relación entre la planificación y el mercado en la construcción del socialismo no son siempre coincidentes; algunas de ellas son maximalistas. Pueden distinguirse al menos tres puntos de vista sobre la relación plan – mercado. Primero, el que reconoce como única forma de movimiento económico a la planificación, negando de plano y totalmente el mercado; segundo, el que le asigna al mercado un papel absoluto y niega la planificación o le confiere un lugar insignificante. Por último, existe el punto de vista que aboga por una combinación entre la regulación planificada y el mercado. Este punto de vista sostiene que el mercado constituye una extensión de la función de planificación, por lo que se habla de un mercado planificado, también se dice regulado. En tal caso la regulación planificada adquiere dos modalidades: la regulación directa e indirecta en el tipo socialista de economía y la indirecta sobre el resto de los tipos de economía no socialistas. La llamada regulación indirecta opera a través de las categorías monetario-mercantiles y las políticas financiera, fiscal, monetaria, de precios, etc. Mientras que la regulación directa descansaría en la naturalización de las relaciones con índices físicos o materiales (valor de uso).

La práctica histórica y la realidad objetiva confirman la necesaria acción de la regulación planificada sobre todo el ámbito económico a base de instrumentos monetarios mercantiles, donde la distribución de los factores y la retribución se realice financieramente. El mercado debe ser utilizado pero sometido a la regulación social, a la planificación.

La fundamentación del problema de la existencia de las relaciones monetario-mercantiles y del mercado y su necesaria combinación con la planificación en las condiciones de la economía de transición del capitalismo al socialismo está en la explicación de la subsistencia de las premisas que le dan origen a tales relaciones económicas.

Lenin consideraba que la producción mercantil es “una organización de la economía social en la cual los productos son producidos por productores individuales y aislados (cursiva del autor), cada uno de los cuales se especializa en la elaboración de un producto, de modo que para satisfacer las necesidades sociales le es imprescindible comprar y vender productos (que por esta razón se convierten en mercancías) en el mercado”.[2]

Así, las condiciones para la existencia objetiva de las relaciones monetario-mercantiles son, por un lado, la presencia de un determinado nivel de división social del trabajo y de especialización, lo cual refleja el desarrollo de las fuerzas productivas y la necesidad del intercambio de productos y, por otro lado, el aislamiento económico de los productores, es decir, que el qué, el cómo y el cuánto producir lo determina cada productor independientemente.[3] De este modo, en toda economía donde estén presentes en alguna medida tales premisas, el intercambio debe realizarse por medio del acto de compraventa en el mercado. Estas premisas asumen ciertas peculiaridades según el sistema de relaciones de producción imperante.

La otra forma del movimiento económico es la regulación planificada; esta expresa los nexos económicos que se establecen entre los productores asociados, lo cual se manifiesta esencialmente en que antes de producir (y sobre bases científicas) la sociedad distribuye previamente los factores de la producción entre los distintos eslabones de la división social del trabajo en proporciones que permitan producir una masa de riquezas en cantidad y calidad, que satisfaga las necesidades crecientes personales y productivas de la sociedad.[4]

Los fundamentos del movimiento planificado radican en las relaciones de propiedad y en el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. En su trabajo sobre la cooperación Marx dejó sentado que existiría planificación allí donde existiera el trabajo directamente social o colectivo.[5] Por su parte Lenin, criticando a Plejanov, señaló que: “Tal organización pueden también darla los trust”.[6] Claro, en los marcos de la monopolización no se logra una concertación a escala de toda la sociedad dada la conservación del aislamiento económico de los productores en su expresión más elevada. Así, la historia conoce de la existencia de la planificación fuera de los marcos socialistas. Por lo tanto, no basta el alto desarrollo de las fuerzas productivas, sino que se requiere de formas de propiedad socializadas a escala social para que la planificación se convierta en la forma dominante del movimiento económico

La economía de transición es un sistema único y a la vez diverso, heterogéneo y contradictorio pues está formado por diversos tipos y formas de propiedad y producción sociales. Esta heterogeneidad socioeconómica es una manifestación de los niveles insuficientes de desarrollo de las fuerzas productivas, lo cual se traduce en formas incompletas de socialización de la producción y del trabajo. Para Lenin estaba constituido por “elementos, partículas, pedacitos tanto de capitalismo como de socialismo”.[7] Lenin identificó (para la Rusia soviética) cinco tipos socioeconómicos: 1) economía campesina, patriarcal, 2) pequeña producción mercantil; 3) capitalismo privado; 4) capitalismo de Estado y 5) socialismo.[8]

Los distintos tipos de economía en la transición tienen un comportamiento relativamente independiente, al mismo tiempo que se intervinculan en el sistema único nacional de tal manera que los vínculos económicos no pueden realizarse sino a través del intercambio de equivalentes. Al interior de cada tipo de economía, como de sus subsistemas relativamente independientes, se dan también relaciones de intercambio mercantil.

El tipo privado conserva el aislamiento económico absoluto. En el tipo mixto (o Capitalismo de Estado como lo denominara Lenin), se da una coexistencia del aislamiento económico absoluto y relativo. Esto no requiere de una explicación adicional.[9]

La explicación de la subsistencia de las relaciones de intercambio dentro del tipo socialista ha sido explicada por múltiples autores. Aquí no entraremos en detalle, sino que asumiremos simplemente las posiciones más comúnmente aceptadas que reconocen la acción del valor y del mercado en todo el ámbito de las formas socialistas de economía. Las causas que se esgrimen son: primero, la existencia de la forma estatal y cooperativa de economía socialista como sujetos económicos independientes y aislados. Segundo, la presencia al interior de cada una de estas formas de economía socialista de la división social del trabajo y del aislamiento económico relativo de los productores; esto último tiene su explicación última en el grado insuficiente de socialización de la producción y del trabajo.

Las mismas características de la economía de transición explican la necesidad de las relaciones monetario-mercantiles y del mercado, a la vez que de la planificación y su combinación con el mercado. Al sustituirse la gran propiedad privada capitalista sobre los medios de producción por la propiedad social, aparece la posibilidad real de la regulación planificada a escala de toda la sociedad.

La transformación del productor en propietario de los medios de producción y la identificación del trabajo con los resultados tiene sus límites en el insuficiente desarrollo de las fuerzas productivas y en la heterogeneidad socioeconómica. Todo ello determina el alcance limitado de la regulación planificada. En estas condiciones, el modelo económico y su mecanismo de funcionamiento deben dar espacio a múltiples formas de regulación social, además de la planificada, donde la primacía la ocupa esta última, pero sin negar la existencia objetiva de las relaciones monetario-mercantiles y del mercado como mecanismo alternativo de regulación.

La regulación planificada influye directamente en el tipo socialista y por medio del valor sobre el resto. A su vez, la existencia de las relaciones monetario-mercantiles en los tipos de economía socialista, privada y mixta, no deja de ejercer su influjo sobre todo el sistema económico global, lo cual indica que el modo de tales vínculos no puede ser ignorado.

Planificación y mercado agrícola

La agricultura posee características específicas, diferentes, al resto de los sectores económicos. Aquí los tipos y formas de producción aparecen representados en una más amplia y completa diversidad socioeconómica; el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas es más bajo y diferenciado territorialmente por la diversidad de las condiciones naturales; la incertidumbre de la producción, la inflexibilidad de los factores productivos y de los ciclos de producción determinan la existencia de sistemas productivos de diferentes tipos y niveles de desarrollo relativamente independientes. Tales características condicionan la forma mercantil de realización del producto.

La planificación y el mercado, en la práctica histórica de otros países y de Cuba, no siempre ha sido combinada adecuadamente. Es más ha sido el talón de Aquiles en toda la experiencia histórica conocida.

Lenin en 1921, concebía en los marcos de la Nueva Política Económica (NEP), la organización de las empresas estatales sobre la base de la autogestión financiera y “el paso de las empresas del Estado, en un grado considerable, al principio comercial. Esta circunstancia, debido a la apremiante necesidad de elevar la productividad del trabajo, de lograr que cada empresa del Estado trabaje sin pérdidas y sea rentable”.[10] Además, previó y puso en práctica en la Rusia soviética la libertad de comercio para satisfacer al pequeño productor en dos direcciones. “En primer lugar, se precisa cierta libertad de intercambio, libertad para el pequeño propietario privado, y, en segundo lugar, es menester facilitar mercancías y productos”.[11] Con ello, según Lenin, “añadiríamos a nuestro poder político el poder económico. La puesta en circulación de estas mercancías reanimaría la pequeña economía agrícola”.[12] Esto constituía un incentivo al pequeño agricultor adecuado a su base económica. En las condiciones de un país altamente atrasado y subdesarrollado habría sido un error ir “demasiado lejos por el camino de la nacionalización del comercio y de la industria, por el camino de cerrar la circulación local de mercancías”.[13] La cuestión, alertaba, es hacer las cosas con medida y con un adecuado control por parte del Estado.

En otros países, como China y Viet Nam, también se han desarrollado experiencias que persiguen una combinación de la regulación planificada y el mercado. Luego de la reforma China de 1978, se implementó el “sistema de responsabilidad por contrato basado en la familia y con ingresos en función de los rendimientos”. Una vez cumplidos los compromisos con el Estado, las familias pueden realizar su producción según su voluntad y las necesidades del mercado.[14]

VISIÓN EN CUBA SOBRE LAS RELACIONES DE MERCADO

El reconocimiento, en Cuba, de la existencia de las relaciones monetario-mercantiles y la utilización de la ley del valor ha transitado por diferentes etapas. La polémica sobre esta temática fue amplia durante la década de los años sesenta.[15] El Che y Carlos Rafael Rodríguez fueron sus máximos exponentes. En esta etapa y hasta 1967 funcionaron en Cuba dos sistemas paralelos de gestión de la economía: el Sistema Presupuestario de Financiamiento y el del Cálculo Económico (Autofinanciamiento) en la agricultura. Ambos sistemas tenían en común la planificación centralizada y el control como categorías definitorias.

En la polémica del Che con Charles Bettelheim están las mayores contribuciones del primero en relación con la ley del valor y su papel en la economía de transición. “La teoría de eliminar la ley del valor, - dice Carlos Rafael Rodríguez -, no la planteaba el Che como absoluta”.[16] Este último afirmaba que “no se está impugnando la vigencia de la ley del valor; se está considerando que esta ley tiene su forma de acción más desarrollada a través del mercado capitalista, y que las variaciones introducidas en el mercado por la socialización de los medios de producción y los aparatos de distribución, conlleva cambios que impiden una inmediata calificación de su acción”.[17]

Carlos Rafael Rodríguez a continuación apunta: El Che “decía que la ley del valor no podía ser rectora de la actividad económica; que nosotros teníamos condiciones creadas por el socialismo para manipular la ley del valor, para utilizarla en beneficio del socialismo”.[18] En definitiva, Carlos Rafael Rodríguez coincidía con el Che cuando, éste último, decía que consideraba “la ley del valor como parcialmente existente debido a los restos de la sociedad mercantil que todavía subsisten”[19] y que “la ley del valor y el plan son términos ligados por una contradicción”.[20] Sin embargo, el Che negaba la existencia de las categorías mercantiles dentro del sector estatal; consideraba las relaciones mercantiles ajenas al tipo de economía socialista,[21] solo válidas en tanto que simples formas aritméticas de medición de los gastos de trabajo. Al mismo tiempo, Carlos Rafael Rodríguez pensaba que el plan se hacía conciliable con el mercado al interpretar la ley del valor como vigente parcialmente, cuando el mercado es considerado como un elemento subordinado a la regulación planificada.[22]

La Ley General de Precios de 1963 reconoció la existencia objetiva de la ley del valor y su utilización planificada,[23] pero en la práctica no se ejecutó adecuadamente. Hacia 1967 se eliminó la dualidad del sistema de gestión económica existente y se instauró el Sistema de Registro Económico que excluía la utilización de los instrumentos monetario-mercantiles.

Hasta el primer trimestre de 1968, subsistió el pequeño comercio – tenderos y otros en el sector servicio y la pequeña industria local - con un alto componente de regulación estatal directa. La etapa siguiente estuvo envuelta por el subjetivismo y el voluntarismo en la conducción de la economía que sería rectificada a partir de los años setenta. En el año 1975, el I Congreso del PCC sintetiza este proceso[24] con la aprobación del Sistema de Dirección y Planificación de la Economía donde se reconocía nuevamente la existencia objetiva de las relaciones monetario-mercantiles, la acción de la ley del valor y su utilización planificada. No es hasta el año 1981, que la conjugación plan – mercado adquiere una nueva dimensión con la apertura del Mercado Libre Campesino (ver ampliación de este problema en el Capitulo II) y la existencia de otras formas de mercado. 

En la construcción del socialismo en Cuba, la regulación económica se ha realizado sobre la base de la planificación centralizada, basada en los balances materiales, como forma dominante y predominante, y a la vez se ha hecho un uso limitado, insuficiente, y en determinados momentos excluyente, de las relaciones monetario-mercantiles y del mercado.

La política de rectificación de errores y tendencias negativas convocada en 1986 señalaba la necesidad de iniciar un proceso de cambios en el sistema de gestión de la economía que intentaron retomar elementos utilizados a fines de la década del sesenta con la consiguiente limitación del papel de las relaciones monetario-mercantiles y se suprimió, como se dijo, el mercado libre campesino.[25] En 1986 cesa la práctica del Mercado Libre Campesino.

La reforma de la economía cubana en los inicios de los años noventa ha introducido importantes cambios estructurales y en el mecanismo de gestión. Las formas de tenencia y explotación de la tierra amplían la estructura socioeconómica heterogénea de la agricultura, mediante la transformación de las grandes empresas estatales en Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), la formación de empresas de nuevo tipo y su organización en fincas relativamente independientes y la entrega de parcelas en usufructo a nuevos productores. El proceso de transformación estructural de la agricultura cubana ha generado, por tanto, nuevos elementos de aislamiento económico que expresan el insuficiente y diferente nivel de desarrollo de las fuerzas productivas agrícolas y la necesidad de fortalecer sus vínculos a base del intercambio de equivalentes.

Desde el punto de vista del mecanismo de gestión, “la planificación transita de un modelo excesivamente centralizado, sustentado en balances materiales, a otro (…) a partir de la valoración y balances financieros de los recursos”.[26] Se introducen nuevas formas de gestión de la propiedad que apuntan a la congruencia del movimiento de los valores de uso y los valores, dándosele un papel más activo al dinero, y el perfeccionamiento de los vínculos mercantiles y monetarios entre los sujetos económicos. A la eficiencia económica se le asigna la primera prioridad y es la base sobre la que se sustenta el perfeccionamiento empresarial.[27] La retribución por los resultados finales se convierte en un mecanismo impulsor de la eficiencia. Por último, la apertura comercial no se restringe solo a la puesta en funcionamiento del Mercado Libre Agropecuario o del Mercado de Productos Industriales y Artesanales, sino que es más abarcadora.

La despenalización del dólar dio paso a una economía dual monetaria, con sus respectivos mercados y vínculos objetivos que se establecen entre ellos.[28] El cuentapropismo abarca no solo la esfera productiva y de servicios sino también la comercial, originando una gran diversidad de mercados. La multiplicación y diversificación de los mercados hasta el momento revela que uno de sus rasgos más notorios es la segmentación (aislamiento relativo) y el acceso diferenciado. Todo ello impone la necesidad de avanzar hacia la unificación de los mercados como un sistema único y articulado internamente con una sola moneda.

En resumen, la economía de transición del capitalismo al socialismo es heterogénea en el plano socioeconómico, pues coexisten como regla formas socialistas junto a otras no socialistas. Ello es un reflejo del insuficiente nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Los distintos tipos y formas de economía tienen un comportamiento relativamente independiente, lo que fundamenta la necesidad, por un lado, de la forma mercantil de realización de la producción mediante la acción de la ley del valor y, de otro lado y al mismo tiempo, de la planificación y su combinación con el mercado.

La economía cubana es por su esencia de transición al socialismo. La reforma económica de los noventa ha ampliado la estructura socioeconómica heterogénea de las relaciones de producción e intercambio, generando nuevos elementos de aislamiento económico y la necesidad de la existencia de un modelo de realización de la producción que combine la regulación planificada con el mercado para impulsar el desarrollo. La combinación de la regulación planificada y el mercado requiere objetivamente una solución que tenga en cuenta los cambios ocurridos en la economía cubana.

La agricultura en la transición socialista posee también una estructura heterogénea; los tipos y formas de producción reflejan una diversidad socioeconómica más amplia y completa; el nivel de las fuerzas productivas es más bajo entre otras razones por la presencia de la producción en pequeña escala, especialmente la de tipo campesino; la diversidad territorial de las fuerzas productivas viene dada por las diferencias en las condiciones naturales; la incertidumbre de la producción es mayor; además, la inflexibilidad de los factores productivos y de los ciclos de producción determinan la existencia de sistemas productivos de diferentes tipos y niveles de desarrollo relativamente independientes. Todas estas características refuerzan la necesidad de la forma mercantil de realización del producto.

 

MERCADO AGRÍCOLA EN LA ECONOMÍA CUBANA

La agricultura cubana refleja y reproduce el carácter heterogéneo de la economía; es un sector que funciona sobre la base de un sistema de relaciones de producción diverso: el tipo socialista, bajo su forma estatal y cooperativa coexiste con el privado. A tales relaciones y formas de organización de la producción agrícola debe corresponder un sistema de comercialización congruente.

Entre las formas de producción en la transición existen aquellas que admiten un grado mayor de regulación social directa y otras que, por su naturaleza socioeconómica, buscan constantemente un espacio para realizarse como formas comerciales libres. De aquí la necesidad objetiva de la existencia de formas de comercialización regulada y libre. El mercado de productos agrícolas, bajo una u otra forma, es el mecanismo que vincula los distintos tipos y formas de economía agraria.

El comercio de productos agrícolas en Cuba, desde 1968, cuando se nacionalizó el mercado privado, hasta octubre de 1994 - excepto la etapa de 1980-1986 en que funcionó el Mercado Libre Campesino - se basó oficialmente en el acopio y el comercio minorista estatal. La experiencia histórica acumulada y la Reforma Económica iniciada en los años noventa sugirieron cambios en el mecanismo económico, especialmente la apertura del mercado, que lo hiciera corresponder con las necesidades objetivas y particularmente con la estructura agraria emergente de la reforma de la tenencia de la tierra desde 1993.[29]

La solución del problema de la autosuficiencia alimentaria del país no puede reducirse a la comercialización de productos agrícolas y mucho menos a una sola forma de mercado, sino que depende de un sistema de formas y vías intervinculadas entre sí, compatible con la estructura agraria múltiple existente en Cuba.

En conclusión el análisis acerca de la evolución de la organización de las relaciones económicas respecto al mercado debe tomar en cuenta, entre otros factores, las transformaciones socioeconómicas de la agricultura y las estructuras que emergen de tales cambios, el mecanismo económico de gestión y el papel que le fue asignado a las relaciones mercantiles monetarias, especialmente a la articulación entre la regulación planificada y el mercado. (Aquí omitiremos el análisis histórico de la evolución del comercio agropecuario antes de 1994).

 

RASGOS DE LA ESFERA AGROCOMERCIAL CUBANA POSREFORMA

La esfera agrocomercial en la economía de transición cubana tiene un conjunto de rasgos distintivos. Algunos de ellos son parte de una herencia que de una u otra forma se mantiene hasta nuestros días; otros han surgido como resultado del desarrollo económico. La interrelación entre ellos es evidente.

Monopolio estatal de la esfera comercial de alimentos

La monopolización estatal de la esfera comercial de alimentos ha sido un rasgo determinante en toda la trayectoria de la construcción económica de estos años.

La circulación mayorista y minorista forma parte de cualquier proceso de comercialización agrícola. La intermediación es consustancial a todo proceso de desarrollo fundamentado en la división social del trabajo y la especialización. Lo característico de este proceso en Cuba ha sido el monopolio estatal de la circulación mayorista y del comercio minorista. La intermediación mayorista no estatal nunca ha sido reconocida legalmente, aun en aquellos períodos en que funcionó el mercado privado minorista.

Presencia del mercado informal

El mercado informal (negro, subterráneo) de bienes de consumo agrícolas ha estado siempre presente en el sector agropecuario cubano. Las razones que explican su existencia son muy diversas, entre ellas se encuentran: 1) la insuficiencia crónica de la oferta de bienes agrícola, 2) la rigidez y excesos regulatorios que limitan los flujos regulares y sistemáticos que supone el mercado de alimentos, 3) la presencia de un sector productivo informal formado por usurpadores de tierra o conuqueros los cuales producen no solo para el sustento familiar, sino también venden excedentes ocasionalmente, 4) la venta por los beneficiarios de la parte que excede a las necesidades familiares del autoconsumo distribuido por las empresas estatales y cooperativas, 5) el comercio “a pie de finca” por falta de tradición comercial de los pequeños productores agrícolas,[30] y limitaciones asociadas a la falta de medios de transporte e infraestructura correspondientes, 6) el control insuficiente de las empresas estatales,[31] 7) las fallas de los sistemas monopolizados del comercio mayorista y minorista, 8) las etapas de crisis económica, particularmente la alimentaria, y los elevados niveles de inflación, 9) el monopolio de compradores “mayoristas” en los mercados libres y el arbitraje de los mercados; por último está, 10) la falta de reglamentaciones jurídicas que formalicen algunas de las figuras económicas que existen en la esfera de la circulación. En ocasiones, y para algunas de las figuras económicas que lo integran, el mercado informal agropecuario deja de ser un mercado de supervivencia para transformarse en un mercado que genera ingresos considerables y es una fuente de empleo de relativa estabilidad. Tal es el caso de los actuales “intermediarios mayoristas” del Mercado Libre Agropecuario. El mercado negro desestimula la producción socializada, contribuye al desvío (redistribución) de productos, a la especulación e inflación, así como al enriquecimiento ilícito.

Modalidades del Mercado de Autoconsumo (autosubsistencia)

La economía campesina y parcelera es dual ya que es un tipo de producción mercantil y de subsistencia. Esta herencia se transmitió a las Cooperativas de Producción Agropecuaria que cuentan con áreas específicas (o asignaciones de producción) orientada al autoconsumo del socio y su familia. Con la crisis agroalimentaria se extendió esta práctica a las empresas estatales agropecuarias.

El autoconsumo es aquella parte de la producción que  no tiene una finalidad comercial, sino de subsistencia de los trabajadores  y familiares de las unidades productivas que explotan áreas agrícolas con esta finalidad. El autoconsumo, sin mediación de las relaciones de compraventa, siempre ha estado presente en la agricultura cubana. Como mercado, es decir, en tanto que relación económica entre productores y consumidores mediados por el acto de compraventa, es un fenómeno más reciente. Su aparición tiene lugar en la segunda mitad de la década de los años ochenta y adquiere gran fortaleza y dinamismo en los marcos del Programa Alimentario. Esta modalidad de mercado agropecuario se diferencia del resto de los mercados agrícolas existentes. Sus rasgos más evidentes son: 1) la producción se realiza (compraventa) dentro de la unidad productiva. Su finalidad principal no es el mercado local o el citadino, 2) el oferente y el demandante es el mismo sujeto: el colectivo cooperativista, obrero, etc.,3) es un mercado regulado al no basarse en el libre juego de la oferta y la demanda, pues el precio es determinado de antemano por  el propio colectivo que establece las cantidades a vender y los métodos y vías de distribución. En Cuba es considerable su magnitud en cuanto a los consumidores que satisfacen sus necesidades de alimentos por la vía del autoconsumo. Estudios realizados consideran que alrededor de tres millones de personas satisfacen sus necesidades por esta vía.[32]

En conclusión, el sistema de comercialización agrícola en Cuba se caracterizó antes de la reforma económica de los noventa por la tendencia a la universalización del modelo estatal en la esfera mayorista y minorista, hasta su conversión en la única vía oficial y legalmente aceptada. Esta tendencia estuvo condicionada por el modelo económico aplicado, la universalización de la estructura agraria bajo la fórmula estatal directa e influyó la prolongada escasez y la distribución racionada de alimentos. El monopolio estatal comercial se extendió paulatinamente y abarcó, en su casi totalidad, al resto de las formas no estatales de economía como una fórmula de socialización de la pequeña producción mercantil. En la práctica se estableció un signo de igualdad entre la propiedad estatal, el sistema empresarial correspondiente y la regulación social. La identidad absoluta de la forma estatal de propiedad con la esencia de la propiedad social socialista. La lógica de este sistema identificaba al monopolio estatal del acopio con la socialización socialista real.

El Mercado Libre Campesino (MLC) entre 1981 y 1986 significó una ruptura del modelo establecido. Su disolución se justificó en virtud de las condiciones económicas internas y externas de la economía cubana a mediados de los ochenta, a la contradicción que suponía frente al modelo económico vigente lo que determinaba una lógica valorativa respecto a sus efectos positivos y negativos y, por último, a las concepciones que negaban la viabilidad al mercado liberado.

El Mercado Libre Agropecuario[33] (MLA)

Antes del proceso de ajuste y reforma económica, iniciado en la primera parte de la década de los noventa, la economía estaba conformada por el tipo socialista de economía, bajo las formas estatal y cooperativa de producción, y el privado individual. A cada uno de ellos correspondían formas concretas de organización de la producción.

El tipo socialista de economía estaba organizado en empresas estatales, como eslabón central, además de las empresas cooperativas de producción agropecuarias. El privado individual seguía siendo integrado por campesinos, organizados en su gran mayoría en CCS, otros tenedores de tierra no asociados y los llamados parceleros o conuqueros.

Desde el mes de septiembre de 1992 comenzó a delinearse una forma nueva de organización de la producción en la agricultura, las Granjas Estatales (GE), que eran subdivisiones organizativas al interior de las empresas agropecuarias. La GE tenía como objetivos: elevar la eficiencia de la producción,  resolver  las necesidades del autoconsumo y de vivienda de sus  miembros; autofinanciarse, además pretendía que los trabajadores participaran en la distribución de los resultados finales.

Las G. E. existieron apenas un año y no lograron los saltos cuantitativo y cualitativo necesarios en la agricultura; fueron  realmente una estructura más de organización de la producción entre otras tantas experimentadas hasta entonces, especialmente en la agricultura cañera. La propiedad sobre la tierra y demás medios de producción, la producción y los ingresos quedaron intactos; el autofinanciamiento no paso del plano formal. La dimensión de las empresas agropecuarias quedó como antes, sustentada en el concepto de la economía de gran escala.

El desarrollo del movimiento cooperativo, del tipo CPA, creó los antecedentes y constituyó el fundamento teórico-práctico de las transformaciones de la estructura agrícola del país ocurridas a partir de septiembre de 1993. El contexto histórico en que se acomete dicho proyecto se caracteriza por el agotamiento del modelo económico implementado hasta esa etapa; desde 1986- 1987 ya era necesario transformarlo, sobre la base de una perspectiva de largo alcance, como continuación y ruptura articulada a la política de rectificación de errores y tendencias negativas. Por su parte, la crisis de los años 90, al modificar cardinalmente las condiciones internas y externas en que se desenvolvía la economía, hicieron más evidente y necesaria una reforma de la estructura agraria que permitiera resolver los grandes problemas acumulados en la misma y la crisis alimentaria del país.

Con esta reforma ocurren transformaciones trascendentales en el régimen de tenencia y explotación del suelo. La fisonomía heterogénea de la agricultura se acentúa aún más generando cambios en las relaciones monetario-mercantiles. A la par que se diversifica la forma colectiva del tipo socialista, se amplía el tipo privado. Una buena parte de la tierra, propiedad estatal, se transfiere en usufructo gratuito y por tiempo indefinido a colectivos de trabajadores, organizándose la producción bajo una nueva forma colectiva de explotación del suelo: las Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC).

La agricultura estatal en diciembre de 1992 poseía el 75.2% de la superficie agrícola del país y reduce su peso relativo al 33.4% hacia 1998. Por su parte, el tipo colectivo de economía agraria crece y comienza a ocupar el peso fundamental. El área  agrícola ocupaba el 10.2%  en el año 1992 y alcanza el 50.4% hacia el año 1998.

El cambio fundamental se produjo dentro del sector estatal en su tránsito a la forma colectiva del tipo UBPC. Esta última forma de organización de la producción agropecuaria ocupa actualmente 3128.5 miles de Ha. de superficie total y 2709,6 miles de superficie agrícola, respectivamente; es decir, el 41,2% dentro de la superficie agrícola total.

La segunda dirección del cambio, se refiere al crecimiento del tipo privado individual de economía, al que se añaden los nuevos productores usufructuarios. Este sector abarcaba en 1994, 1141,3 miles de Ha, de superficie total y 1008,1 miles de área agrícola, ocupando el 154.6% del área agrícola total en el año 1992. En 1998 llega a alcanzar el 16.2%.De esta forma el sector no estatal (cooperativo y privado) se convierte en dominante con el 66.6% de la superficie agrícola del país.

El proyecto UBPC no es un elemento aislado e incoherente, sino un componente esencial en el proceso de adaptación del modelo de transición al socialismo en Cuba, llamado a solventar la crisis estructural en esta esfera.[34] La razón fundamental del cambio se sustenta en la necesidad del perfeccionamiento del sector estatal dentro del modelo de desarrollo económico cubano. No se trata de una estructura provisional o pasajera, sino que tiene un carácter estratégico para el desarrollo agropecuario cubano.[35]

Ciertamente, en la agricultura se habían acumulado limitaciones que debían ser resueltas por medio de cambios estructurales y del mecanismo económico. Las limitaciones pudieran resumirse en las ineficiencias de la producción, la irrentabilidad crónica, el déficit de fuerza de trabajo, la carencia de recursos materiales como combustible y fertilizantes, y la insuficiente oferta del sector para acabar con el racionamiento,[36] entre otros. Todo ello, junto a la gran dimensión de las entidades productivas existentes que hacían prácticamente inmanejable la producción agropecuaria e indicaban la necesidad de un ajuste de las escalas productivas en el sector.

Hoy, las UBPC están formadas por obreros y asimilan muchos elementos acumulados de la experiencia del funcionamiento de las CPA. Las UBPC no constituyen un paso atrás en materia de política agraria. El Estado conserva el monopolio de la propiedad sobre la tierra y cede la explotación de la misma a los colectivos obreros. Las unidades “tendrán el usufructo de la tierra por tiempo indefinido” conservándose la de propiedad estatal. Además, “la empresa (Complejo Agro Industrial (CAI), Empresa Integral Agropecuaria (EIA), etc.) tendrá el control estatal de esas unidades”.[37]

La constitución de las UBPC es un proceso condicionado por la dinámica del desarrollo de las fuerzas productivas. Estas deben convertirse en un elemento dinamizador de su desarrollo en la agricultura. De esta manera, las UBPC están llamadas a contribuir a la formación de nuevas proporcionalidades y al logro de una eficiencia económica creciente en el sector agropecuario.

 

FUNDAMENTOS DEL MERCADO LIBRE AGROPECUARIO EN LOS 90ta

El mecanismo de gestión económica de la agricultura no escapa, lógicamente, al proceso de reforma estructural. Ello no excluye, sino que supone, la transformación de la esfera de la circulación. El Mercado Libre Agropecuario es, por tanto, un componente esencial en la reforma del modelo de desarrollo económico cubano.

La economía de transición del capitalismo al socialismo en Cuba post reforma tiene un carácter complejo y contradictorio dado por la heterogeneidad económico social de la estructura económica. Esto condiciona la necesidad del mercado que conjugue y articule las distintas formas de propiedad sin que se abandone la regulación planificada de toda la economía y del propio mercado.

Como parte de la reforma económica, ocurre una transformación creciente del mecanismo de gestión que impone la articulación de los distintos componentes económico–sociales en la economía nacional única y la necesidad objetiva del mercado. La apertura del Mercado Libre Agropecuario es la expresión más evidente de tal necesidad.

La formación del MLA, casi un año después de iniciado el proceso de reforma económica, reflejó un desfasamiento entre el cambio estructural y el ocurrido en el mecanismo económico agropecuario, lo que estuvo condicionado por factores sociopolíticos y organizativos. De una parte, aún estaba presente en la conciencia popular, de los productores y de los cuadros de dirección la crítica al Mercado Libre Campesino disuelto en 1986, por lo que se hacía necesario buscar un consenso favorable al cambio. De otra parte, se requería un modelo de mercado que desde el punto de vista organizativo impidiera las inconsecuencias de aquel anterior experimento, que evitara la entronización de la anarquía en medio de las difíciles condiciones de la crisis agroalimentaria y que, por el contrario, propiciara la regulación y el control social por parte del Estado.

Cuadro 6. Liquidez y Déficit presupuestario respecto al PIB.

Conceptos

1989

(%)

1993

(%)

93/89

(veces)

20,0

66,5

3,3

6,7

30,4

4,5

Fuente: Ver Figueroa Albelo, Víctor: Ensayo “Cuba: un modelo de desarrollo económico en la periferia (visión desde la Economía Política). Cap. VI, p. 122. Marzo 10/2003. Fondo Bibliográfico Universidad Central de Las Villas.

El Mercado Libre Agropecuario no es una solución coyuntural sino que se vincula a la formación de un modelo de desarrollo económico social de la transición en Cuba en las nuevas condiciones internacionales en que se desenvuelve el país. Sin embargo, existen elementos coyunturales, presentes en el momento de su creación que no pueden dejar de tenerse en cuenta. En primer lugar, la crisis financiera interna con un alto nivel de inflación. El exceso de liquidez ascendía a más de 11 mil millones de pesos en 1994, una moneda altamente depreciada y un presupuesto deficitario en más de 5 mil millones. Todo ello contribuyó al crecimiento de la especulación y del mercado negro. Ante esta situación el país se vió en la necesidad de iniciar un proceso de saneamiento de sus finanzas internas.

Para avanzar en el proceso de saneamiento financiero y en la recuperación del poder adquisitivo del peso, en condiciones donde se transita paulatinamente de un patrón igualitarista de distribución a otro que tiende a una mayor diferenciación de los ingresos, es necesario contar con una contrapartida en la oferta de bienes de consumo, desarrollando el mercado al que pueda accederse en moneda nacional.[38] Las fuentes de ingresos de la población se habían diversificado reforzando la diferenciación económica y social. Sin un aumento y diversificación de la oferta no es posible elevar la capacidad adquisitiva del dinero, ni reducir la inflación, ni alcanzar tampoco un equilibrio más aceptable de las desigualdades, esto es, una mayor equidad.

Por último, la crisis alimentaria se manifestó sobre todo en un desabastecimiento de productos del agro, provocado por factores internos vinculados a las ineficiencias del sector, a factores articulados al sector externo[39] y a las políticas aerocomerciales. Parte de la gran demanda insatisfecha de productos del agro debía ser cubierta por el MLA.

El mercado libre como institución

Mediante el Decreto No.191 del 19 de septiembre de 1994[40] se aprobó la creación del Mercado Libre Agropecuario que comenzó a funcionar en octubre de ese mismo año. En dicho documento se señala que “se hace necesario incrementar los niveles de las producciones agropecuarias con destino al consumo de la población, para lo que deben utilizarse todas las vías posibles, entre ellas brindar a los productores la posibilidad de concurrir a un mercado más amplio con precios liberados entre otros incentivos económicos a partir del cumplimiento de las obligaciones con el Estado”.[41] El mercado con precios libres, como vía alternativa a la regulada, debía conducir a una elevación de los niveles de producción con destino al consumo de la población: gran objetivo de su creación.

En el MLA pueden ser comercializados los productos agrícolas naturales y frescos, que excedan en surtido y volumen a la producción contratada con las entidades estatales con destino al consumo racionado de la población, al sector público, al consumo social, la exportación, el turismo, la industria transformativa y semillas. La magnitud del producto excedente sobre las producciones contratadas se relaciona con las producciones fundamentales y comprende un por ciento determinado de la producción programada.

Las producciones no contratadas que constituyen producciones no fundamentales, pueden ser vendidas en el mercado sin ninguna restricción. También pueden ser comercializados en el mercado agropecuario otros bienes: productos elaborados por la gastronomía o manufacturados de origen agrícola.

El sistema de contratación, además de servir de regulador del mercado, pretende liberar de trabas a las fuerzas productivas del sector agropecuario basándose en el principio de que venderá más, aquel que más produzca.

Los productos excluidos del libre mercado: carne de bovino (vacuno y búfalo), carne de equino (caballo, mulo, burro), café y cacao, así como sus derivados que se consideran estratégicos para el consumo y para la exportación.

La organización del MLA se basa en la creación de una institución comercializadora; una red de mercados o establecimientos que deben funcionar de acuerdo al principio de la autogestión económica y financiera. Esta red de establecimientos la organiza, supervisa y controla la Dirección de Comercio de los Consejos de la Administración del Poder Popular de cada municipio.

Los sujetos económicos que están autorizados (según Resolución Conjunta de los Ministerios de la Agricultura y de Comercio Interior) a asistir: “a) las empresas y granjas estatales, b) las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) no cañeras, c) las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), d) las Granjas del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), e) las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) en representación de sus asociados  o parte de estos, f) los pequeños agricultores, g) las Empresas y Unidades presupuestadas que produzcan en sus áreas para el autoabastecimiento, h) los productores en áreas entregadas para el autoabastecimiento familiar, i) los productores en patios y parcelas pequeñas".[42] Como se observa las UBPC cañeras no fueron autorizadas a concurrir al mercado. Se estimó que debían concentrarse en la recuperación de la producción cañera por lo que se restringió la producción colectiva de bienes para el consumo. Esta medida fue contraproducente pues creaba una desigualdad respecto al resto de los productores que terminó desestimulando a la propia producción cañera.

Todos los productores pueden designar representantes vendedores excepto los pequeños agricultores que, además de poder designar un representante, pueden concurrir individualmente. Los productores en áreas entregadas para el autoabastecimiento o patios y pequeñas parcelas deben concurrir individualmente.[43]

El Mercado Libre Agropecuario es más que una entidad y un espacio físico, desde el punto de vista socioeconómico expresa las relaciones de producción que establecen los productores, vendedores y consumidores en torno a los resultados de la producción agropecuaria. Es en gran medida un mercado de excedentes agropecuarios marginales (un submercado) dentro del agrocomercio cubano visto en su sentido más amplio; aunque es fundamental para algunos bienes de consumo en la etapa actual.

El funcionamiento del MLA se basa en una amplia utilización del libre juego de la oferta y la demanda: los precios son acordados libremente entre vendedores (productores o sus representantes) y compradores. Por tanto, se pudiera considerar como un mercado espontáneo donde el regulador fundamental es la ley de los precios que impone por si mismo su racionalidad. Existe dentro de una gran diversidad de mercados que distribuyen productos similares, complementarios y substitutivos; esto es en un entorno que puede ser altamente competitivo y donde los precios relativos juegan un papel decisivo. Por otro lado, puede considerarse como un mercado regulado estatalmente. El Estado ejecuta acciones de supervisión y regulación: determina directa o indirectamente los tipos de productos a vender y su cantidad, los sujetos participantes, los impuestos a pagar, venta de servicios, control higiénico y veterinario. También maneja un sistema de protección estatal de las producciones consideradas estratégicas.

Así, entonces, en el Mercado Libre Agropecuario se entrelazan distintos tipos de economía, que dado su heterogeneidad socioeconómica y diversificación es más amplia, múltiple y contradictoria desde el ángulo socioeconómico que los precedentes. El MLA proyecta nuevas contradicciones de diversos tipos. Los intereses del sector agrícola estatal, cooperativo y privado con sus diferentes grados para la libre realización mercantil de la producción a precios diferenciados les induce a ajustes en la asignación de los factores productivos – este fenómeno está vinculado fundamentalmente a la tierra y al trabajo - que en determinados casos afectan y han afectado seriamente las producciones de materias primas para los sectores agroindustriales y de exportación. Por último, el acceso mayor o menor al MLA ha provocado una diferenciación de los ingresos; a su concentración en determinadas capas y sectores de productores e intermediarios que expresan diferencias socioeconómicas antes desconocidas legalmente.

Reestructuración del consumo personal y social

La oferta con destino al consumo personal y social se ha reestructurado de modo tal que obliga a los consumidores a complementar su cuota de consumo a través del MLA a precios más altos, con lo que la capacidad real de los ingresos y, por consiguiente, los niveles de consumo se deterioraron especialmente entre los grupos sociales de menores ingresos. Esta situación se complejizó ya entrado este nuevo siglo, lo que enfrentó el país con una política social activa del gobierno central que reforzó su atención a los grupos sociales menos favorecidos con medidas especiales que incluyen asignaciones de cuotas extraordinarias de alimentos y de liquidez.

El Estado mantiene el monopolio de la comercialización de determinados productos de especial relevancia como son los casos de la papa, leche, cárnicos y otros, en virtud de la tecnología de la producción, condiciones naturales, almacenamiento y prioridades en la satisfacción de las necesidades sociales. 

El intermediario minorista es una figura también múltiple, entre ellos tenemos los privados y entidades socializadas. A esos intermediarios se les denomina “representante”. También podrán designar un representante “los agricultores pequeños, mientras que los productores en áreas entregadas para autoabastecimiento o patios y pequeñas parcelas concurran individualmente".[44] Así, queda resuelto legalmente el problema del intermediación minorista.

El sistema de contratación estatal (empresas de acopio) regula la concurrencia al mercado y la magnitud a ofertar por las distintas figuras económicas. El cumplimiento de la cifra mensual contratada comercializable define el nivel de bienes que excedan a las contratadas[45]que pueden venderse libremente. Las no contratadas, es decir, los productos que no constituyen las producciones fundamentales de los productores acceden directamente y según las decisiones del productor-intermediario al mercado. Esto significa que las reglamentaciones conciben, de un lado, la primacía de los intereses sociales por encima de cualquier otro, colectivo o individual, y, de otro, la protección del consumo de aquellas capas de la población de más bajos ingresos.

Precio A: PMD>PMLA>PMT>PMI>PN>PSA>PSE

 

Mercados Minoristas

 

1.       Mercado de divisas (MD)

2.       Mercado Libre Agropecuario (MLA)

3.       Mercado de Precios Topados (MT)

4.       Mercado Cadena Ideal (MI)

5.       Mercado Negro (MN)

6.       Mercado Subsidiado Autoconsumo (MA)

7.       Mercado Subsidiado Estatal

 

Nota: P significa precio

 

La venta de los excedentes sobre las producciones contratadas por las empresas de acopio es conflictivo dada la segmentación de mercados y de precios para un mismo producto. Ello explica la posibilidad de la aparición de fenómenos negativos como el descontrol, el desvío de parte de la producción hacia los canales  informales y el propio MLA, y la reasignación de insumos y otros factores de una a otra producción. En definitiva la población paga estas anormalidades. Se impone, entonces, el perfeccionamiento del sistema sobre todo en materia de precios.

La segmentación del mercado impide la formación de precios únicos; entonces los incentivos suelen ser contradictorios a nivel de un mismo bien.  Si tomamos un bien A veremos simbólicamente como los precios diferenciados distorsionan su rezón de estimulación directa y relativa.

Los precios de acopio se diferencian si el bien se dirige al mercado peso o divisa (USD o CUC); pero generalmete son suficientemente bajos de modeo que se produce un financiamiento del subsidio o de una parte del mismo por los productores directos.

El resultado es conflictivo porque el subsidio se ha concentrado en el producto y no en las personas que lo necesitan.

El movimiento de productos entre la grandes ciudades no se deja a la espontaneida, tal como sucedió en el antiguo mercado libre agropecuario. Así, se establece que “el surtido y los volúmenes de productos a trasladar entre provincias y otros destinos priorizados, les serán determinados a cada provincia”[46] por los Ministerios de la Agricultura y Comercio Interior. En esta dirección también opera el régimen tributario.

El régimen tributario diseñado es otro mecanismo regulador de la concurrencia al mercado. Los concurrentes al mercado deberán “abonar al Estado el impuesto establecido y otros pagos por el uso de locales y servicios que se ofrezcan”.[47] Además, son sancionados los incumplidores de los contratos. “Al productor que teniendo los productos para cumplir las entregas contratadas en el mes, la incumpla se la impondrá un multa cuya cuantía será el equivalente de multiplicar el volumen incumplido al mayor precio del mercado agropecuario en el momento del incumplimiento”.[48]

Contrapunteo: MLC y MLA

No puede establecerse un signo de igualdad entre el Mercado Libre Campesino (MLC-1981- 1986) y el Mercado Libre Agropecuario, en tanto que modelo de comercialización agrícola, pues se ignorarían las condiciones socioeconómicas e históricas concretas en que ambos surgen y se desenvuelven.

La relación entre el Mercado Libre Agropecuario y Mercado Libre Campesino se expresa en los siguientes momentos fundamentales:

·   Formalmente su denominación es diferente; más a fondo son diferentes por que responden a modelos agrarios diferentes. El MLC excluyó a los productores estatales y después a las cooperativas. En el Mercado Libre Agropecuario participan todos los actores agrarios y además legaliza la figura del intermediario denominando como Representante.

·       El MLA nace con un sistema tributario diseñado, mientras que en el MLC se introdujo, a casi dos años de funcionamiento, un impuesto del 20% sobre el valor de las ventas, único y universal para todos los mercados y productos.

·       El movimiento de los productos hacia las grandes ciudades no queda sujeto a la espontaneidad del mercado como en el MLC, sino que es objeto de regulación por los Ministerios de la Agricultura y el Comercio Interior.

INTERMEDIACIÓN

La intermediación (comercio) tiene que ver con las actividades y funciones de los sujetos económicos que circulan la mercancía del productor al consumidor. Esta actividad puede ser de tipo mayorista o minorista. En ambos casos el intermediario se identifica con la figura del comerciante.

Esta actividad económica específica tiene su sustento objetivo en la división social del trabajo que convierte a los distintos agentes de la cadena producción-consumo en eslabones especializados lo que es expresión del desarrollo de las fuerzas productivas. La intermediación y el intermediario son fenómenos históricos enteramente objetivos, derivados del desarrollo, a la vez que se convierten en medios para impulsarlo a niveles superiores. El comercio libera a los productores directos de esta engorrosa función, para la cual la mayoría no tiene preparación especial. Así ambos siguen ganando, el productor se concentra en la producción a costa de enajenar una parte del excedente al comercializador.

Los consumidores de las ciudades no están en condiciones de trasladarse al campo para adquirir los alimentos, salvo a un alto costo de oportunidad. El comercio vincula e integra el campo a la ciudad. Los mercados agropecuarios de bienes de consumo directo son fundamentalmente citadinos.

La intermediación cumple funciones de acopio, transportación, promoción y transformación del producto agrícola, promueve nuevos mercados y necesidades, agrega también nuevo valor al producto. Esta actividad reduce el gasto de tiempo global que la sociedad invierte en la producción y realización de la producción agrícola. Facilita, además, la creación de reservas de productos en períodos picos de producción para su venta en época de déficit.

En no pocas ocasiones los intermediarios han sido vistos como “parásitos” y “especuladores”. Cierto es que en época de crisis y en condiciones específicas se convierten en especuladores y en explotadores de la masa campesina. También al comerciante individual se le atribuyen maleficios que son originados objetivamente por las fuerzas del mercado y el comportamiento de la economía.

Sin embargo, esta figura es un producto del desarrollo que no puede desconocerse. Ellos cumplen funciones importantes y los ingresos que reciben son, como regla, los que el sistema económico objetivamente les asigna. Aquí cabría recordar la teoría marxista acerca de las formas transformadas de la plusvalía y de la formación de la cuota media de ganancia. Los intermediarios compran y venden subordinados a las leyes económicas objetivas, asumen los riesgos del mercado y buscan los beneficios que les corresponden como retribución.

En las condiciones de la construcción socialista, el intermediario minorista de bienes agrícolas, puede tomar formas sociales diversas: estatal, cooperativa, mixta y privada. El sistema de circulación (cambio, intercambio) estará siempre subordinado al sistema social de producción. Esto es, la estructura de la producción social determina el de la circulación de lo producido. En principio, el intermediario privado es objetivamente necesario mientras exista la economía privada agrícola. La intermediación debe funcionar como un sistema integral sin exclusiones arbitrarias. Los instrumentos económicos, comerciales, financieros, fiscales y otros, constituyen componentes de cualquier regulación social del intercambio.

En Cuba, los criterios negativos hacia los intermediarios han estado asociados a las políticas económicas aplicadas y a las concepciones que las animaron. También tiene una herencia política. La lucha contra el papel especulador y explotador de los intermediarios que medraban a los campesinos en la etapa capitalista y primeros años de la Revolución[49] formó parte, justamente, de los programas políticos de las fuerzas más progresistas. La tradición de más de treinta años de funcionamiento del comercio estatal como única forma de intermediación reconocida y su grado de universalización a precios regulados centralmente, contribuyeron a crear una visión de exclusión de otras modalidades. Las ineficiencias objetivas y subjetivas en la producción agropecuaria y el acopio estatal, convirtieron al intermediario informal en una figura casi insustituible.

La crítica a los maleficios del monopolio no es exclusiva al mundo del capital. La monopolización de segmentos o de mercados completos con ganancias  extraordinarias es un serio peligro en múltiples sentidos con independencia del sujeto monopolizador. Por ello es necesario instrumentar sistemas sociales de regulación y control adecuados y políticas de protección a los consumidores.

No es hasta 1994 cuando se reconoce la intermediación privada bajo la figura del “representante”, hasta esa fecha solo existió el intermediario estatal mayorista y minorista. El intermediario privado floreció con la apertura del Mercado Libre Campesino y aceptado a regañadientes hasta el cierre de dicho mercado. Con el MLA se legalizó, finalmente, a esta figura clave en sus operaciones, aunque el intermediario privado mayorista no es reconocido.

En los momentos actuales se viene configurando una política que pretende limitar las tendencias a acuerdos de monopolio colusorio entre los intermediarios privados. En esta dirección cobran importancia: a) la política de reforzamiento de las CCS, orientada especialmente a la ampliación de sus funciones directas de cooperación en el comercio agrícola; b) se amplía el papel y la participación de las organizaciones estatales en el MLA; c) la apertura del llamado “Mercado Diferenciado” y, finalmente la transferencia creciente de las placitas de venta de bienes racionados a los canales de la libre comercialización. Esta política no está ni puede estar orientada a la liquidación del intermediario privado so pena de enfrentar fuertes limitaciones y desajustes en la oferta y el consumo. Todo parece indicar que el modelo conservará la heterogeneidad y diversidad de espacios de comercialización en favor de la eficiencia de la circulación y en beneficio de los consumidores.

Transformación de los canales de distribción con la apertura del MLA

Como se ha visto en los apartados anteriores, el comercio de productos agrícolas en Cuba ha pasado por diversas etapas y ha adquirido diversidad de formas. La empresa Nacional de Acopio ha desempeñado el monopolio estatal del comercio, encargándose del comercio mayorista de productos y su distribución en la red minorista. Ha servido de intermediaria entre los productores y los consumidores en la comercialización de casi todo el espectro de productos agrícolas. El comercio minorista también ha tomado la modalidad libre. Sin embargo la forma predominante ha sido la regulada. Tal sistema, altamente regulado y centralizado, respondió a la forma de producción estatal y de propiedad dominante en el país.

Gráfico 1. Sistema de mercadeo agrícola hasta octubre de 1994.
 

Fuente: Elaboración propia

La comercialización de productos agrícolas constituye todo un sistema de actividades físicas y económicas o de intercambio en el proceso de transferencia de productos desde el productor hasta el consumidor final,[50] incluyendo la transportación, el acopio, el procesamiento (mejoramiento), embalaje y la distribución. El mercado, por su parte, es el núcleo central de dicho sistema.

 El Mercado Agrícola en Cuba puede agruparse teniendo en cuenta diferentes principios de clasificación. Aquí nos interesa para su estudio concretamente aquella clasificación que distingue la forma regulada directamente (Empresas comerciales, Empresas Agroalimentarias, Acopio, Frutas Selectas, Semilla) de la de libre oferta y demanda (Mercado Libre Agropecuario y Organopónicos. Es decir, que el Mercado Libre Agropecuario refleja la forma más reciente de funcionamiento del mercado de productos agrícolas.

La producción social agrícola en la economía de transición al socialismo es heterogénea desde el punto de vista socioeconómico. Como se ha dicho, la reforma ocurrida en la agricultura cubana abarcó cambios no solo en las relaciones y las formas organizativas de la producción, sino también en el sistema de gestión y de intercambio.

El Mercado Agropecuario de Alimentos sufre una transformación trascendental a partir de la creación del MLA; pues antes existía un mercado estatal único y centralizado que se encargaba de la comercialización de toda la producción agropecuaria. Más allá el mercado subterráneo que se había fortalecido, especialmente en la década de los noventa.

La circulación del producto agrícola de los diferentes productores pasa por diferentes canales desde la esfera de la producción hasta llegar al consumidor final. Los canales de comercialización, - las “etapas” o “circuitos” por los que pasan los productos desde el productor hasta el consumidor[51] expresan en buena medida el carácter del sistema de comercialización. Los sistemas de comercialización, teniendo en cuenta “la estructura funcional y el centro de gravitación de las decisiones”[52] se clasifican por algunos autores como sistemas centralizados y descentralizados; aquí el centro de atención se pone en el aspecto estructural y en la “etapa” de la comercialización en la que se concentra la producción o el centro de poder, ya sea en la “etapa mayorista” (sistema centralizado) o en el “detallista” o minorista. En dicha clasificación se pone el énfasis en el aspecto técnico y no en el nivel de autonomía, que sobre las decisiones del mercado tienen los diferentes sujetos económicos participantes. Este último enfoque es vital en el análisis del sistema de comercialización cubano, pues el mismo se realiza a través de dos formas fundamentales: regulado centralmente y libre. Además, como que la producción es heterogénea y correspondientemente existen distintos niveles de desarrollo de la agricultura comercial, los diferentes tipos de economía, como tendencia, participan con su producción en uno u otro canal.

Un canal centralizado de comercialización en Cuba es aquel en el que la contratación de la producción, el acopio, la fijación de precios y la distribución, es decidida centralmente mediante la gestión de las Empresas Mayoristas Estatales. En este canal la autonomía de los productores - Estatal, UBPC, CPA, incluso los productores privados - es limitada. Por su parte, los canales libres de comercialización funcionan basándose en precios regidos por la oferta y la demanda.

El sistema regulado ha basado su funcionamiento en el acopio de aquellos productos agropecuarios de interés nacional que son objeto de distribución racionada a toda la población y el vínculo productor- mayorista ocurre sobre la base de la contratación con créditos, precios y suministros asegurados. Las entidades de acopio conforman un sistema nacional – territorial de almacenamiento de productos agrícolas. El acopio estatal rige para los distintos tipos de productores del sector estatal, cooperativo y privado. Además se encarga de la distribución a la red minorista.

El sistema de contratación contiene un conjunto de elementos que enlazan la distribución regulada con la libre.

Las estructuras de distribución de cada producto o grupo de ellos, muestran características peculiares que responden al tipo de producto que se comercializa y al sistema de comercialización. Los productos excluibles como la papa, siempre se distribuyen a través de los canales largos de comercialización (Productor-Acopiador Rural-Empresa Mayorista-Detallista-Consumidor). Otros como los contratados pasan del productor al mayorista, de este al minorista y finalmente al consumidor. Esto significa que cuanto mayor sean los niveles de producción contratada y los bienes “excluibles”, mayores serán los costos y los riesgos que los productores deben compartir con el resto de los miembros del canal de distribución. Un canal corto reduce riesgos, costos, intermediarios, pérdidas y mermas.

Así pues, el Mercado Libre Agropecuario es un mercado de nuevo tipo que se basa en el libre juego de la oferta y la demanda en la formación de los precios. Al mismo tiempo se trata de un mercado sujeto a la regulación estatal por diversas vías y mecanismos. Su estructura socioeconómica es heterogénea ya que en él están presentes todos los componentes del sistema agrario nacional, con la sola exclusión las UBPC cañeras en sus inicios.

Con la apertura de mercado ha sido reconocido al “representante” o intermediario privado como una figura objetivamente necesaria. Su admisión es regulada socialmente a través de un conjunto de disposiciones y mecanismos sociales, legales y fiscales. Su representación debe ser certificada por los productores campesinos por lo que no se admite el acopio por la libre. En general, se observa la tendencia a restringir la participación de los intermediarios privados. En los últimos años se viene reforzando el papel de las CCS en la intermediación y el nivel de participación de las entidades estatales en los mercados liberados. Todo parece indicar que se está en un proceso de reestructuración social de los canales libres de circulación a favor de una mayor regulación e intervención estatal.

El MLA es un modelo de comercialización de los bienes de consumo que se ajusta a las exigencias de la economía de transición al socialismo; expresa, por tanto, la tendencia dominante para la apertura futura de un mercado único nacional, bajo determinadas condiciones y superadas las limitaciones actuales, y a través de formas sociales de organización múltiples y diversas.

PREMISAS PARA LIBERALIZACIÓN DEL RACIONAMIENTO

La eliminación del racionamiento de productos alimenticios en general y de bienes agropecuarios en particular, es uno de los propósitos de la política actual del país. Para ello deberán crearse un conjunto de condiciones[53]  objetivas y subjetivas que hagan posible la extinción paulatina de un sistema que hasta ahora se ha tornado “indispensable” económica, social y políticamente y, observarse algunos principios fundamentales. Tales condiciones tienen que ver con la oferta, con la demanda y con el sistema de distribución de bienes que se aspira alcanzar.

Las condiciones que deben crearse del lado de la oferta pueden formularse de forma resumida en las siguientes: a) los niveles de oferta suficientes, determinados por el consumo: las necesidades sociales históricamente determinadas; b) la estabilidad de la oferta, lo que evitaría el desabastecimiento de los mercados, el acaparamiento de los bienes por determinados segmentos de la población, la especulación y la inflación y, por último, la diversificación de la oferta: de los productos de uno y de diferente género y de los mercados liberados (no precisamente de libre oferta y demanda).

La diversidad creciente de los mercados daría opciones a los consumidores a buscar productos substitutivos a precios diferenciados controlados. La estabilidad de una oferta diversificada, eliminaría las denominadas “insatisfacciones cruzadas resultantes de propósitos de compra que no pueden materializarse, desviándose las intenciones de compra hacia otros objetos ajenos a la intención inicial y a las necesidades reales del consumidor”.[54]

Desde el lado de la demanda, las condiciones que deben alcanzarse para suprimir el sistema de distribución racionado tendrían que ver con: a) la solución de las inequidades que aún persisten en el sistema de distribución. La distribución según el trabajo debe convertirse definitivamente en un sistema estable en el que la medida del consumo de cada cual sea un reflejo de la medida del trabajo. En Cuba en no pocos períodos históricos se ha venido violando esta forma de distribución socialista. La igualdad alcanzable en la fase de construcción socialista se refiere a que cada cual reciba de la sociedad en correspondencia a los que aportó: el rasero es el trabajo. La estabilidad en la conformación e implementación del sistema de distribución debe despojarse de formas de distribución igualitaristas y centralizadas por las que se a visto perneada aún en aquellos momentos de máxima plenitud en su utilización. Con ello se puede garantizar hasta cierto límite un acceso equitativo a los bienes de consumo, b) la reducción de la brecha existente entre la demanda efectiva – la cual tiene que ver con cuánto y qué podemos adquirir con los ingresos dado el nivel de precios – y las necesidades objetivamente existentes que deben ser satisfechas.  A ello debe contribuir la elevación del poder adquisitivo del peso cubano y la consecuente reducción de la liquidez acumulada. El crecimiento de la oferta de bienes y servicios y no de la masa de dinero en la circulación debe conducir a alcanzar la relación adecuada entre la liquidez y los ingresos de la población. “No es cuestión de imprimir billetes y repartirlos sin que tengan una contrapartida en mercancías o servicios”,[55] c) la eliminación de la doble circulación monetaria: MN y CUC. La existencia de dos monedas en la esfera de compra – venta y por tanto de dos mercados (mercado MN y mercado CUC) nítidamente diferenciados, se traduce en última instancia en inequidades entre los consumidores. Los mercados se diferencian y relacionan no solo en cuanto al tipo de moneda que circula, sino en cuanto a la calidad, al tipo de productos y a los precios. La condición debe ser el establecimiento de una moneda única como medio de circulación y finalmente, el perfeccionamiento de los canales de distribución y ampliación de la red comercial.

Un principio general ha de ser la gradualidad en que se libere la distribución de bienes; por lo que tal propósito debe entenderse como un proceso de creación de las condiciones objetivas y subjetivas que le den sustentabilidad. En segundo lugar, en el equilibrio general entre la oferta y la demanda debe velarse por la estabilidad de los precios y su control sistemático. La liberalización de la distribución de bienes de consumo no significa pasar a un mercado donde rija el libre juego de la oferta y la demanda de manera absoluta. Dichos mercados deben ocupar un lugar adecuado y además subordinarse a la regulación planificada de la economía. La regulación planificada por parte de la sociedad adquiere en estas condiciones aun más importancia.


 


[1] Asumo aquí las conclusiones teóricas  a las que arriban los Doctores Francisco Hidalgo Gato y Víctor Figueroa Albelo en el libro Lecciones de Economía Política de la construcción del socialismo. Carreras Económicas. Editado por ENPES en Sept. de 1991. Cap. VIII, pp. 142-155.

[2] Lenin V. I: Acerca de la llamada cuestión de los mercados. O. C. T. I , p.105.

[3] Hidalgo Gato Rodríguez, Francisco y Figueroa Albelo, Víctor. Op. Cit. p.143.

[4] Figueroa Albelo, Víctor y Leal Lidia. Op. Cit. Cap. VI. La regulación social socialista en la construcción del socialismo, p. 117.

[5] Marx, C. El Capital. Op. Cit. T . I. p. 286.

[6] Lenin, V.I.: Observaciones al segundo proyecto de programa de Plejanov. 1902. O. C. T. 6. Edit. Progreso, Moscú. p. 246.

[7] Lenin, V. I: El “infantilismo de izquierda” y el espíritu pequeñoburgés. O. E. en tres Tomos. T. 2. Edit. Progreso. Moscú. p. 725.

[8] Ibídem.

[9] Hidalgo Gato Rodríguez, Francisco y Figueroa Albelo, Víctor. Op. Cit, p. 145.

[10] Lenin, V. I.: Acerca del papel y de las tareas de los sindicatos en las condiciones de la  nueva política económica. O .E. En Tres Tomos, T. 3. Edit. Progreso. Moscú. 1961, p. 671.

[11] Lenin, V. I: X Congreso del PC (b) de Rusia. Informe sobre la sustitución del Sistema de Contingentación por el Impuesto en Especie. Op. Cit. T. 3, p. 582.

[12]  Ídem, p.583.

[13] Ídem, p. 584.

[14] Ver: Presencia China. Agricultura diversificada rumbo a la modernización. Edit. Nueva Estrella. 1994.

[15] Ver: Vilariño Ruiz, Andrés y  Domenech Nieves, Silvia. El sistema de dirección y planificación de la economía en Cuba: historia, actualidad y perspectivas. Edit. Pueblo y Educación. La Habana. 1986. pp. 87-99.

[16] Rodríguez, Carlos Rafael: “Sobre la contribución del Che al desarrollo de la economía cubana”. Rev.  Ciencias Sociales, No. 33. Mayo–Junio 1988. p.7.

[17] Guevara, Ernesto:”Sobre la concepción del valor”, en Ernesto Che Guevara. Temas Económicos. Edit. de Ciencias Sociales, La Habana, 1988, p. 295

[18] Rodríguez, Carlos Rafael. Op. Cit. p. 7.

[19] Ídem, p.9.

[20]  Ibídem.

[21] Ernesto Che Guevara en el trabajo “Sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento”, negaba “la posibilidad del uso consciente de la ley del valor, basado en la no existencia de un mercado libre que exprese automáticamente la contradicción entre productores y consumidores (…) y la existencia de la categoría mercancía en la relación entre empresas estatales”. Op. Cit. p. 315.

[22] Alfredo González Gutiérrez expresa que si bien el Che consideraba innecesario el mercado como mecanismo para reconocer socialmente los resultados de la producción de la Empresa, no dejaba de revelar la significación de las categorías valorativas para ejercer el control interno empresarial, expresadas a través de sistemas complejos de contabilidad y costos. Esto significó una visión avanzada en su época.

“Por otra parte, la idea de la planificación centralizada, coordinando directamente como un mecanismo de reloj todos los factores productivos de la economía- aunque compartida por muchos en aquella época -, resultó ser en exceso idealista”.

“El reconocimiento de la necesidad objetiva de utilizar los mecanismos de mercado en las economías socialistas, no reduce la trascendencia de las preocupaciones expresadas por el Che en cuanto a sus efectos sobre el desarrollo de la conciencia socialista. Por el contrario, el problema se eleva a un nuevo plano de análisis, al definirse la tarea de una forma más compleja que lo supuesto originalmente: no se trata de optar, sino de tener que convivir y hacer compatibles elementos que, en principio, pueden tener una naturaleza contradictoria”. Ver: González Gutiérrez, Alfredo. “Economía y Sociedad: los retos del modelo económico”. Rev. Temas, No 11/ 1998.p.6.

[23] En la Ley General de Precios del año 1963 se reconoce que: “La formación de los precios de las distintas ramas de la Economía Nacional se efectuará teniendo en cuenta la ley del valor y su aplicación planificada”. Ley General de Precios. Gaceta Oficial de la República de Cuba, La Habana, 3 de abril de 1963.

[24] “Sobre los errores cometidos”. Informe del CC del PCC al I Congreso del Partido. La Habana, 1978.

[25] Figueroa Albelo, Víctor: “La reforma Económica en Cuba y sus Direcciones Principales”. Rev. Contrapunto. Año 6. No 5, mayo de 1995, p. 40.

[26]  “Resolución del V Congreso del Partido Comunista de Cuba”. Periódico Granma. Viernes, 7 de Noviembre de 1997, p. 2.

[27] Ver: Anexos al Decreto-Ley 187 de fecha 18 de agosto de 1998. “Bases Generales del Perfeccionamiento Empresarial”. Gaceta Oficial de la República de Cuba, Edición Ordinaria, No. 45 de Fecha 25 de Agosto de 1998.

[28] Según el economista Sánchez Noda, los vínculos que se establecen entre el conjunto de mercados existentes en Cuba son aún fragmentados y requieren de una interconexión más coherente “Sánchez Noda, Ramón “Cuba: los desafíos de la equidad y la reestructuración económica”. Ponencia presentada a evento en EU. Nov./ 1998, p.4.

[29] "La crisis de los noventa tiene también su génesis interna en el agotamiento del modelo económico implantado desde los años setenta que reprodujo la experiencia de Europa del Este y de la URSS. Aquel modelo económico se basa en dos paradigmas: la identificación total e inmediata de la propiedad estatal con la propiedad socialista, y el mercado con el capitalismo. Su aplicación en Cuba se tradujo en una globalización de la estatización, que por su amplitud y profundidad, dio lugar a la socialización formal de una gran parte de las fuerzas productivas nacionalizadas y a una ruptura de la lógica estructural y evolutiva de la economía de transición al socialismo". Figueroa Albelo, V. UBPC: Desarrollo Rural y Participación, Edit. Universidad. de La Habana, Facultad de Filosofía e Historia, Dpto. de Sociología, abril/1996. Parte I, p. 3.

[30] El economista Víctor Figueroa Albelo señala que una de las peculiaridades del campesino cubano radica “en que siendo un pequeño productor mercantil no posee una psicología comercial. Históricamente su producción mercantil era comprada directamente en su finca por los acopiadores de los mercados locales. Esta tradición continuó luego del triunfo revolucionario a través  de la industria y el acopio estatales. La liquidación en 1968 del mercado minorista privado y la ausencia de un comercio local no estatal de productos agrícolas contribuyó a reafirmar dichos hábitos. Un primer saldo negativo de estos factores, conjugados con la escasez de bienes agrícolas, fue la venta al pié de la finca a compradores particulares. El segundo hecho negativo fue la aparición del “mercado negro” y su agente principal, el intermediario, que comercializaba una parte de los excedentes”. Figueroa Albelo, Víctor: “Apuntes sobre la comercialización agrícola no estatal”. Rev. Economía y Desarrollo No. 83. Nov.- Dic. 1984. p. 40.

[31] Ver: González, Alfredo. “La economía Sumergida”. Revista Cuba: Investigaciones Económicas. No. 2, 1995.

[32] Nova González y Col. “Mercado Agropecuario: ¿Apertura o Limitación?”. Edit. INIE-MEP. Marzo de 1995.p.48.

[33] Denomino el Mercado Agropecuario creado en octubre de 1994 como "Mercado Libre Agropecuario" (MLA) para distinguirlo del Mercado Agropecuario en general.

[34] Figueroa Albelo, Víctor. El sector mixto en la reforma económica cubana. Op. Cit. p.52.

[35] Lage Dávila, C. Entrevista concedida a Susana. Lee. Periódico Granma 31 de octubre de 1993.

[36]  "La agricultura de consumo interno y la exportadora entraron en contradicción cuando la preferencia por la segunda provocó una peligrosa contradicción de la primera".

"La estrategia agroexportadora daría lugar a una división social del trabajo interno que la agricultura estatizada asumió casi por entero, en menor medida las CPA, el patrón de especialización agroexportador. La superespecialización de las empresas estatales, extendida incluso a muchas CPA, excluyó durante un largo tiempo la diversificación productiva conveniente y económicamente justificada a nivel de las empresas. Mientras tanto, el sector campesino-parcelero diversificaba la producción en detrimento de las materias primas industriales".

"En consecuencia, el consumo interno de bienes de origen agropecuario quedó atrapado en la lógica de la economía campesina y en la política estatal de apertura a las importaciones. El resultado final fue el paso a la dependencia alimentaria externa. Ver: Figueroa Albelo, Víctor, Op. Cit. p. 47.

[37] Acuerdo del Buró Político del PCC sobre la constitución de las UBPC. Periódico Granma, 10 de septiembre de 1994.

[38] Ver: González Gutiérrez, Alfredo. “Economía y sociedad: los retos del modelo económico”. Rev. Temas. No. 11/ 1998, p. 19.

[39] "El problema de la agricultura y de la producción de alimentos adquiere una nueva dimensión e importancia al tener en cuenta las condiciones externas que afectan a Cuba después de 1989.

La reducción de las importaciones en más de dos tercios en un plazo tan corto de tiempo, ha influido muy negativamente sobre la disponibilidad de alimentos directos para la población, para animales o en materias semiprocesadas para su elaboración.

“La importación de alimentos dentro del total de importaciones se elevó de 12,4% en 1989 a un 25,28% en 1993-1994, o sea, unos 500 millones de dólares anuales en importaciones de este rubro.

Aunque entre 1959 y 1989 la importación de alimentos redujo su participación en el valor total de las importaciones de un 20,5% a un 12,4% como resultado de la política de sustitución de importaciones de alimentos, el país ha continuado siendo muy vulnerable en la importación de ciertos productos alimenticios claves en la dieta cubana como son: harina, maíz (como alimento animal), frijoles, aceites, grasas y arroz. A finales de los 80, alrededor del 57% de las proteínas y mas del 50% de las calorías consumidas por la población fueron de origen importado, directa o indirectamente".

Suplemento "Negocios en Cuba". Semana del 21 al 27 de octubre de 1996. Artículo: "Cuba cifras y hechos; la creación de las UBPC. Su significación". p. 4.

[40] El MA se crea mediante el Decreto Ley No. 191 de septiembre de 1994. El mismo tiene como objetivo incrementar los niveles de la producción agropecuaria con destino al consumo de la población. Es considerado como entidad estatal que funciona sobre la base de su autogestión económica y financiera. Decreto Ley No. 191. Sobre el Mercado Agropecuario. Periódico Granma, 21 de septiembre de 1994.

[41] Decreto Ley No. 191. Op. Cit.

[42] Ibídem.

[43] Ibídem.

[44] Ibídem.

[45] Ibídem.

[46] Ibídem.

[47] Ibídem.

[48] Ibídem.

[49] Rodríguez, Carlos Rafael: Revista Cuba Socialista Enero 1966/ Año VI. No. 35, p.40.

[50] Algunos autores intentan diferenciar el término “Comercialización” del término “Mercadeo”. Sin embargo, otros como Gilberto Mendoza asegura que: “los vocablos Mercadeo y Comercialización son sinónimos (...). En inglés se utiliza Marketing. El término Mercadeo parece ser una versión castellana de Marketing y es ampliamente usado junto a su sinónimo castellano Comercialización”

Gilberto Mendoza. Compendio de Mercadeo de Productos Agropecuarios. Op. Cit. p. 9.

En el texto Fundamentos de Marketing se argumenta: “Una cuestión previa al abordar dicha materia (Capítulo I: Comercialización o Marketing) en la lengua castellana es el problema terminológico que plantea la traducción del término inglés Marketing. Las versiones realizadas en Latinoamérica emplean las voces “Mercadeo “Mercadotecnia, como equivalentes al término Marketing y coexisten con él, mientras que en España se utiliza en mayor medida las palabras “Comercialización” y “Marketing”, tanto en el mundo académico como empresarial. Recientemente la Real Academia de la Lengua Española se ha pronunciado por el término “Mercadotecnia”, aunque su uso está muy poco extendido”. Ignacio Cruz Roche. Fundamentos de Marketing. Cap. I. p. 11.

[51] Ignacio Cruz Roche. “Fundamentos de Marketing”señala: “Un canal de distribución es un conjunto de organizaciones interdependientes  que intervienen en el proceso de distribución de los productos desde el fabricante o productor hasta el consumidor. Cada uno de los miembros del canal es un intermediario en el proceso de producción – consumo” op. Cit. p. 251. En la Fig. 14.2 el autor hace un  diseño gráfico de los canales del tipo A, B, C y D para los bienes de consumo o también denominado canal directo (A); canal corto (B) y canal largo (C y D). Estos canales de distribución son los que en el libro “Dirección de Marketing. Análisis de planificación, gestión y control “se denominan canal de nivel cero (p –c), canal de nivel uno (p-d-c), canal de nivel dos (p-m-d-c) y canal de nivel tres (p-m-c-d-c) para los bienes de consumo. Ver “Dirección de Marketing”. P. 567.

[52] Ver: Gilberto Mendoza. Op. Cit. pp. 24-25.

[53] En el discurso del 17 de noviembre de 2005, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz señala que “vamos creando las condiciones para que la libreta desaparezca. Vamos creando las condiciones para que algo que resultó indispensable en unas condiciones, y que ahora estorbe se cambie”. Castro Ruz, Fidel. Suplemento Especial No. 11, Año 2005, p. 21.

[54] Ídem, p. 50.

[55] Castro, Fidel. Op. Cit. P. 22.


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