La Economía Política de la Construcción del Socialismo
Figueroa Albelo y otros

 

 

LA REFORMA ECONÓMICA EN CUBA Y SUS DIRECCIONES PRINCIPALES [1]

 

Víctor Figueroa Albelo

Universidad Central de Las Villas. 14-10-1994

 

MOTIVOS

En la agenda del IV Congreso Provincial de la ANEC (Asociación Nacional de Economistas de Cuba) aparecía un punto que debía ser discutido por los economistas sobre los cambios estructurales ocurridos en la economía, bajo el sugestivo titulo de "reestructuración y redimensionamiento de la economía". Nos parecía que dichos conceptos exigían primero que todo una petición de principios pues pretenden sustituir al de reforma económica. Más recientemente se deja escuchar el calificativo de "reforma parcial" para valorar los cambios que vienen ocurriendo en la base económica y en los mecanismos de funcionamiento de la economía Cubana.

Si la falta de una valoración precisa de los cambios ocurre en el ámbito interno, peor son las cosas desde el punto de vista de las visiones externas. Los enemigos abiertos y encubiertos de la Revolución Cubana, incluso los amigos, han venido pidiendo, unos con impudicia total y otros con cierto recato, pero proclamándolo de mil maneras, la exigencia de reformas políticas y económicas en Cuba como condición para un nuevo trato y comprensión internacional. En realidad lo que se esta pidiendo es ni más ni menos que el desmontaje, por supuesto inaceptable, del proyecto histórico de la Revolución.

El caso es que aquellos están manejando el concepto de reforma económica; mientras que por uno u otros motivos no confesados públicamente, los de acá rechazan su empleo. De pronto este concepto se ideologiza convirtiéndose en sacrílego para muchos.

Esta es una vieja historia que se repite. Recuérdese a modo de ejemplo los conceptos de: "disidente", "derechos humanos", "economía de mercado", como fueron y son manipulados par los medios académicos y propagandísticos occidentales contra el socialismo. Y ahora se agrega uno más: el de "reforma económica".

Los científicos, académicos, políticos y propagandistas nos hemos dejado robar más de una vez conceptos y categorías que los adversarios han manipulado y transfigurado con claras intenciones apologéticas negativas y con posturas abiertamente subversivas. Estos hechos han dado lugar a una lógica de respuesta que ha impedido asumir dichos conceptos desde una nueva dimensión para estudiar científicamente fenómenos económicos, políticos y sociales que tienen ocurrencia en nuestro contexto. Esta actitud tampoco ha permitido utilizarlos en una defensa activa de nuestras posiciones en la batalla ideológica. Así se ha caído una y otra vez en la trampa que nos ha tendido: la ideologización infundada.

Hoy, más que nunca antes y por razones suficientes, se impone un enfoque creativo y de ofensiva en el campo de las ideas y de la teoría en general. Y hay que hacerlo sin demora ni temores infundados ni miedos atávicos al aparato conceptual desarrollado en los centros de poder de Occidente, porque además es el único modo teórico apropiado de defender el proyecto revolucionario en esta hora del llamado postmodernismo.

Por ultimo, hay que apropiarse del concepto de reforma económica e impedir que los enemigos lo desfiguren e instrumentalicen con fines ideológicos contestatarios o francamente subversivos.

Las ideas que se exponen a continuación hay que concebirlas como una propuesta de explicación del complejísimo contenido que encierra la reforma económica que se lleva a cabo en el país, su carácter aproximativo se explica por si mismo, pues toda elaboración científica no es más que un momento de aproximación en ese interminable camino de representación de la realidad que toda ciencia supone.

Otra razón es que solo se pueden apuntar los batientes principales de un proceso que no ha acabado de completar los cambios que encierra y, por lo mismo, tampoco es posible adelantar su configuración definitiva. Su carácter polémico no requiere ser subrayado. Una advertencia final, las limitaciones de espacio y de tiempo implican que el contenido del trabajo se despliegue preferentemente en forma de tesis.

CARÁCTER Y ALCANCE DE LA REFORMA ECONÓMICA

La reforma económica es un concepto integrador y global que sirve para designar y asimilar aquellos procesos que dan lugar a modificaciones de tipo estructural y/o funcional en una economía del tipo que sea sin que cambie la naturaleza intrínseca del sistema económico-social vigente.

Aunque las reformas económicas siempre obedecen a determinaciones de las fuerzas políticas que hegemonizan el poder y aparecen reflejadas en plataformas políticas y en programas económicos parciales o integrales de cambio, la validez del termino no se puede cuestionar por la existencia o no de tales programas públicos o de la publicación de los programas lo que importa, como en otras tantas zonas de la realidad y del pensamiento, son los hechos.

Las reformás siempre suponen un proceso más o menos prolongado de realización, asumiendo diversidad de tratamientos en cuanto al carácter, tiempo y ritmo de ejecución de las medidas o conjunto de medidas que se ponen en práctica.

Los cambios estructurales y funcionales que vienen ocurriendo en Cuba desde 1990, pero más concretamente hacia finales de 1993 -aunque algunos se iniciaron prácticamente en 1988- en distintos campos de la economía nacional son consustanciales a una reforma económica. No importa ahora si ha sido formulado o no un programa integral de los cambios o que muchos de ellos hayan emergido como respuestas pragmáticas frente a la profundización de la crisis económica y a la necesidad de contramedidas tendientes a enfrentarla.

La naturaleza de los cambios en marcha en Cuba son integral en el sentido que están modificando y modificaran necesariamente la estructura de la base económica anterior, o sea el sistema de relaciones de propiedad, los mecanismos de funcionamiento de la economía y las relaciones superestructurales sin que se pretenda una involución hacia el capitalismo. Todo lo contrario, los cambios se ejecutan bajo el principio declarado de mantener las conquistas sociales alcanzadas en la etapa de la construcción socialista y en la perspectiva reiniciar ulteriormente la construcción directa del socialismo.

Se trata entonces de una reforma económica, porque no constituye una transición al capitalismo, aunque tampoco postule la construcción inmediata del socialismo. Está dirigida a buscar los caminos que aseguren la sobrevivencia de la nación y las premisas básicas para el logro posterior de una trayectoria socialista final. Es además revolucionaria en la medida que está obligada a diseñar un nuevo modelo de economía y sociedad atemperado a las realidades del mundo luego de la caída del ex campo socialista europeo.

La reforma económica, aunque emerge en un momento de coyuntura y aguijoneada por ésta, es una necesidad de mayor alcance y significación pues implica: el replanteo de Cuba como una sociedad y economía de transición al socialismo de carácter extraordinario.

El carácter extraordinario de la transición socialista es una realidad objetiva, un proceso prolongado por un tiempo no definible. La supervivencia es hoy la tarea número uno que deberá combinarse, como se ha declarado por la dirección política del país, con esfuerzos paralelos que se orienten al desarrollo económico.

Hay que asimilar la idea de que el paso a la construcción directa del socialismo en Cuba no pertenece a las tareas inmediatas. Tal cosa exigirá como premisa indispensable de cambios revolucionarios internacionales que le aseguren al país una retaguardia solidaria y su integración completa a un nuevo mundo económico.

El alcance y significación del modelo económico y social emergente del proceso de reforma sobrepasa los límites nacionales. Ello se desprende del hecho de que Cuba se orienta a la edificación de un paradigma de transición sostenible y viable que puede muy bien servir de referente a los países del mundo subdesarrollado en la medida que su ideal proclamado consiste en garantizar la liberación nacional, el desarrollo económico con equidad y justicia social, y por lo mismo, democrático, emanado del humanismo socialista. En este mismo propósito y medios semejantes vienen ocurriendo ensayos importantes por el nivel de las transformaciones introducidas en algunos países que resisten en Asia.

La reforma económica en Cuba será viable finalmente si asegura que el modelo económico de la transición conserve y desarrolle el proyecto histórico de la nación. Ello supone que los cambios se fundamenten en un conjunto de premisas que sirvan a la vez de guía para la regulación del movimiento económico, social y político que ella promueve.

Las premisas político-económicas de la reforma económica no pueden ser otras que aquellas que garanticen:

La conservación de la independencia y la autodeterminación de la nación; el logro de la independencia económica a un nivel compatible con las realidades nacionales y del mundo; el desarrollo económico articulado con los principios y realizaciones de la equidad y justicia social aceptables y sostenibles que son herencias inalienables de la trayectoria socialista. El sostenimiento del ideal socialista y la meta futura de la construcción del socialismo en la teoría y en la práctica son los axiomas estratégicos de la continuidad del proyecto histórico de la Revolución.

 

LA REFORMA ECONONICA: UNA NECESIDAD IMPOSTERGABLE

La reforma económica es una necesidad impostergable como resultado de un conjunto de causas que justifican la revalorización del modelo de la transición al socialismo en Cuba en lo económico particularmente.

Las causas que determinan este proceso son de un lado coyunturales, íntimamente vinculadas a la crisis económica que vive el país, lo que obliga consecuentemente a la búsqueda de fórmulas que garanticen la sobrevivencia del país y la reanimación económica. Pero, de otro lado, están presentes causas más profundas y de largo alcance asociadas a la crisis del modelo económico de la transición aplicado  durante largo tiempo y que imponen, especialmente, en las circunstancias internacionales creadas, una revalorización total e integral del antiguo modelo. Es una tarea colosal y complicada pues se trata de crear un modelo económico compatible y viable con la liberación nacional y la conservación de los pivotes básicos económicos y sociales que garanticen la continuidad del proyecto cubano de liberación nacional y la posterior construcción del socialismo.

Como que los factores coyunturales y no coyunturales están imbricados íntimamente se intentará bosquejar brevemente el conjunto de causas que determinan la necesidad de la reforma económica.

1- El reconocimiento teórico y práctico de que Cuba mantuvo y mantiene las condiciones propias y las exigencias de una economía y sociedad que no ha rebasado la etapa de la transición en el sentido marxista del término, como fue erróneamente considerado por algunos hacia los años ochenta.

2- La constatación de que Cuba continúa siendo, pues nunca dejó de serlo, un pequeño país periférico, lo que supone la permanencia de muchas de las características inherentes a la de los países subdesarrollados a lo que se adiciona particularmente la pequeña dimensión de su mercado interno y del excedente económico. Estos factores de conjunto limitan su capacidad independiente de autofinanciar el desarrollo y la obliga, por tanto, a una fuerte dependencia del mercado internacional. Cuba fue, es y seguirá siendo una economía en extremo abierta.

3- La ausencia de una retaguardia de países socialistas altamente desarrollados, sin los cuales -como hace tiempo afirmaron los clásicos del pensamiento socialista- resulta imposible la construcción directa del socialismo en un solo país frente al capitalismo hegemónico. El derrumbe de la antigua URSS liquidó los fundamentos externos que hicieron posible la construcción directa del socialismo en Cuba.

4- El dominio mundial del capitalismo como sistema, bajo el signo actual de la unipolarización política y la multipolarización económica a escala global y regional, hegemonizado por el capital oligopolio transnacionalizado, obliga a ajustes estructurales y funcionales que hagan viable su reinserción - lo que no equivale a su asimilación - al sistema global del capitalismo.

5- El modelo de "socialismo real", el eurosoviético, fracasó; se derrumbó. No se derrumbó, a nuestro concepto el socialismo, sino una caricatura del mismo: el "modelo de socialismo de estado". Por tanto, no se cuenta con un paradigma socioeconómico socialista ni de su etapa particular de transición. Debe ser objeto de creación.

6- La asimilación acrítica del modelo eurosoviético de socialismo en Cuba, dio lugar a que fuese copiado literalmente, sin tomar plenamente en cuenta y en todos los casos: a) el distanciamiento que se había producido entre el ideal socialista y la práctica socio histórica europea y asiática, b) ni la asunción critico-creadora de las particularidades de los pequeños países periféricos que asumían la transición no capitalista del desarrollo y que da lugar a una transición de carácter extraordinario.

En Cuba, no obstante, le fueron introducidos elementos de originalidad a partir de la asimilación de un conjunto de particularidades nacionales, nacidas de la interpretación propia del ideal humanista y democrático del socialismo, lo que justamente liberó al proceso cubano de los errores más graves y perniciosos de la experiencia eurosoviética.

Pero, la construcción socialista no se pudo liberar de las insuficiencias y manquedades de aquel "socialismo de estado" que desde hacía tiempo reclamaba un reajuste a fondo a fin de conciliar la concepción socialista con la práctica económico-social en aquellos países que habían "declarado" encontrarse en la fase del socialismo desarrollado y de los que se encontraban en la etapa de transición.

7- El modelo económico de la transición no dejó de revelar fuertes limitaciones e incluso incapacidad para lograr la identificación de los productores como propietarios de los medios de producción socializados. Tampoco alcanzó a dinamizar de modo sistemático y orgánico las fuerzas productivas, la productividad del trabajo y la eficiencia económica; ni permitió consolidar orgánicamente la democracia participativa de los trabajadores en la producción y gestión directos de la economía estatizada.

Hay dos claves del paradigma del "socialismo real" que generaron una distorsión de la transición con graves consecuencias para alcanzar la meta deseada de construir el socialismo y que incluso lo alejaron de su esencia en la experiencia europea. Tales claves afectaron también seriamente a la transición en Cuba.

a- La identificación absoluta de la forma estatal de la propiedad con la esencia de la propiedad social socialista. Esta tesis aceptada deriva en el principio de: "a más propiedad estatal más socialismo". En consecuencia, se universalizó rápidamente la forma estatal y se negó o limitó la existencia de otras formas de producción colectiva, privada e individual, necesarias en la transición.

b- La identificación "mercado = capitalismo" condujo a la negación total o parcial del carácter mercantil del producto y del papel del mercado en la transición. La planificación centralizada de carácter directivo se hizo equivaler plenamente a la esencia del socialismo. Se olvidó de plano aquella discusión teórica de Lenin con Plejanov acerca de la relación entre la planificación y el socialismo a principio del siglo XX.

Las dos tesis anteriores tuvieron varias consecuencias negativas en Cuba:

Primero, la globalización de la estatización se desarrolló casi totalmente y en un brevísimo plazo histórico, excluyéndose solo a una parte del sector campesino, de taxistas y camioneros. Así, la socialización adoptó inevitablemente un carácter formal y burocrático en muchas esferas con sus consecuencias negativas: la imposibilidad genética para fomentar la identificación de los productores como propietarios y la aparición del círculo vicioso de la ineficiencia económica. En el fondo de lo que se trataba es que se había impuesto una correspondencia imposible en gran parte de los casos entre las fuerzas productivas existentes y la forma estatizada global de relaciones económicas en que se desenvolvían las primeras.

Segundo, la centralización y la verticalización subsecuentes en la dirección de la economía se transformaron en administración centralizada. Los eslabones básicos productivos de la economía no contaron con autonomía suficiente para la gestión racional de los factores productivos. El patrón centralista alcanzó su punto extremo cuando llegó a obstaculizar seriamente la realización de la democracia participativa de los productores en la administración y la producción.

Tercero, la formalización de la estatización globalizada hizo creer a muchos que la etapa de transición había concluido y que por lo mismo el país podía asimilar patrones de consumo de otros países más desarrollados del campo socialista. El soporte económico externo del modelo de acumulación -más concretamente las relaciones económicas con los soviéticos-, favoreció la aplicación de medidas y la satisfacción de demandas que superaban las condiciones y posibilidades reales de la economía interna.

Por ultimo, el sistema de organización y dirección de la economía contenía componentes orgánicamente ineficientes lo que dio lugar a que emergieran formas de enajenación derivadas de la pérdida del sentido de propiedad y de propietarios de los productores socializados. Ocurrió lógicamente una expansión de la burocracia y del burocratismo con sus métodos y estilos enajenantes.

Los principios de equidad y justicia social, emanados del ideal socialista, constituyen grandiosas conquistas sociales que consolidaron la unidad nacional en torno al proyecto social cubano, comenzaron a distorsionarse a medida que la igualdad social, que supone grados determinados de desigualdad, cedió su lugar al igualitarismo como política oficial a finales de los años sesenta y posteriormente como recidiva en la conciencia popular como fruto entre  otras del racionamiento en la distribución que se ha prolongado durante decenios.

El igualitarismo formó y recreó en muchos una conciencia exagerada de consumidores y no de productores eficientes. Así tuvo lugar un alejamiento creciente entre los niveles de justicia social otorgados y demandados y la eficiencia de la economía nacional.

La fuerte recesión económica ocurrida en los anos 1986 y 1987, cuyos impactos se prolongaron hasta 1989, fue la señal de que se había agotado el modelo de acumulación aplicado desde los años setenta, con su marcada preferencia por el crecimiento extensivo. Y, de otro lado, advirtió seriamente acerca de la necesidad de una reforma económica profunda y de largo alcance del modelo económico vigente.

La política de rectificación de errores y tendencias negativas que se hizo póblica desde 1986 subrayó la necesidad de cambios en el modelo económico y social, especialmente en el sistema de dirección de la economía. En este último plano se retomaron y se pretendieron recapturar los enfoques y elementos empleados a finales de la década del sesenta que contenían una alta carga de idealismo y voluntarismo económicos. Se limitó seriamente el papel de las relaciones monetario-mercantiles entre las empresas estatales, se suprimió el mercado libre campesino y el trabajo por cuenta propia quedó reducido a su mínima expresión.

No es casual que la política de rectificación de errores y tendencias negativas tuviera su ocurrencia en los momentos en que las ideas y proyectos de reforma económica y política se fortalecían en los países del CAME. En gran medida, la política seguida representó una-búsqueda independiente y diferente de la corriente prevaleciente en Europa y también en China.

La crisis económica iniciada en los años noventa ha tenido tres causas inmediatas a saber. Primero, la más directa e importante es la desaparición de la URSS como retaguardia que sustentaba al modelo de acumulación nacional. Segundo, el efecto de arrastre de los factores recesivos de carácter interno, acumulados en los años precedentes en las nuevas condiciones potenció la vulnerabilidad de la economía nacional. De este modo, la crisis resultante es de tipo estructural y funcional. Por último, el recrudecimiento del bloqueo económico de los EE.UU., en ausencia de la retaguardia soviética, amplificó sus impactos negativos en las relaciones externas que son vitales para el normal funcionamiento de la economía nacional.

La crisis ha modificado sustancialmente el cuadro interno y externo de la transición cubana. En estas condiciones la reforma se convierte en una pieza clave y compleja para garantizar la sobrevivencia, afincar la resistencia nacional e impulsar la reanimación y desarrollo económico y social en los marcos del proyecto de transición extraordinaria en Cuba.

ENTORNOS DE LA APLICACION DE LA REFORMA ECONÓMICA

La reforma económica se lleva a cabo en medio de la crisis económica más aguda del período revolucionario y es, por lo mismo, una pieza clave, un factor esencial, para la preanimación y posterior recuperación económica del país.

Las medidas de reforma se vienen ejecutando en condiciones "críticas" o "límites" y siguiendo el método de ir "paso a paso" en la implementación de las medidas de ajuste económico para taponar los cuellos de botella emergentes y aquellos que se derivan de la propia aplicación de los cambios.

Los ajustes estructurales y funcionales comenzaron por los componentes del sector externo, más concretamente del turismo. La visión de "enclave" predominó en esta primera etapa. Pero rápidamente aparecieron cuellos de botella, estructurales y funcionales que acabaron por inducir la reestructuración de la base económica interna. Estas razones explican que algunos cambios estructurales y funcionales hayan adolecido de asincronismos.

La organización y búsqueda del consenso popular para la aplicación de las medidas de ajuste es un principio inalienable de la democracia participativa, pero en Cuba responde además a una tradición revolucionaria que ahora reviste una importancia vital ya que la reforma afecta a las masas populares. La Revolución no puede perder el consenso popular sin extraviar su esencia y tradición participativas. Este enfoque principista dilata necesariamente el tiempo de adopción e instrumentación de los ajustes correspondientes.

La aplicación de la reforma se lleva a cabo con una fuerte carga de pragmatismo indispensable. La agudeza de la crisis, la ausencia de paradigmásde referencia, más la falta de un sistema teórico-científico que la adelante y apoye, obligan a tantear los nuevos caminos que se van abriendo. Hay una carga de urgencia, de audacia creativa y de riesgos inevitables que el país deberá correr para encontrar las respuestas prácticas. Mas, urge la elaboración teórica que explique el proceso, lo sintetice e identifique las contradicciones y conflictos actuales y futuros, así como los modos de enfrentarlos.

No ha salido a la luz pública la fundamentación del contenido y alcance de la reforma económica. Por supuesto, nadie aspira ni pretende el diseño de un protomodelo en detalle del curso de la transición ni de su modelo económico. Pero, se hace indispensable e impostergable una fundamentación orgánica de la reforma con sus principales direcciones y medidas. Esta visión teórica sistemática del modelo tiene varios batientes que la justifican:

Primero, porque representa una apertura para el análisis critico, la asimilación y revelación de las contradicciones, tendencias y conflictos que se derivan del modelo económico de nuevo tipo. Esta es la única manera de adelantar las vías posibles para enfrentar el desarrollo económico-social y los fenómenos negativos que ya se vienen presentando y que sobrevendrán necesariamente en el futuro.

Segundo, porque la reforma implica profundas transformaciones en la estructura económica, en la base social del país y en las representaciones ideológicas y políticas de las grandes mayorías que son definitivamente sus ejecutores y beneficiarios directos.

DIRECCIONES PRINCIPALES DE LA REFORMA ECONÓMICA

La reforma económica viene promoviendo un conjunto de cambios y ajustes en el régimen de propiedad y explotación de los medios de producción fundamentales y no fundamentales, en el mecanismo de funcionamiento de la economía, en los vínculos entre los productores y el Estado y de este último con la población.

La reforma modifica necesariamente las condiciones económicas y sociales de la producción y de vida de la gente. Por consiguiente, la conciencia económica de los agentes productivos y del pueblo será impactada en múltiples sentidos como ya lo está siendo.

En suma, la reforma es un PROCESO de aproximación crítica orientado a la creación de un nuevo modelo económico y social de la transición en Cuba.

I- CAMBIOS ESTRUCIURALES EN LA BASE ECONOU CA DEL MODELO DE TRANSICIÓN

Los cambios estructurales de la base económica tienen su primer antecedente en el Decreto # 50 de 1982, aprobado par el Consejo de Estado, que dio apertura a la inversión de capital extranjero. La Resolución sobre Desarrollo Económico aprobada por el IV Congreso del Partido en 1991 ratificó esta posición de apertura al capital extranjero. Por su parte, la Reforma Constitucional de 1992 modificó los artículos No. 14, 15, 17 y 23 de la Constitución de 1976, referidos a la propiedad estatal sobre los medios de producción e institucionalizó las formas y vías para su enajenación a individuos, colectivos e inclusive el capital extranjero como objetos de explotación. En este plano sentó los fundamentos para cambios sustantivos de la base económica y estableció el marco político-jurídico para la transformación del régimen de propiedad y explotación de los medios de producción bajo dominio estatal.

La dirección fundamental de los cambios estructurales equivale a la desestatización de una parte del sector público en la esfera de la producción material y de los servicios en el ámbito de la propiedad como de la gestión. Se difunde así la diversificación de la base económica y de los agentes productivos en el escenario nacional.

El ajuste estructural incluye en forma global, primero, la apertura a la inversión directa del capital extranjero bajo diversas formas asociativas con el capital empresarial estatal o en forma independiente; segundo, distintas variantes de economía empresarial colectiva de tipo autogestionaria y cooperativo de los medios de producción de propiedad estatal en la industria, la agricultura, el comercio exterior y en otras esferas.

La creación de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa como modalidad de economía colectiva en la agricultura frente a la granja estatal es el cambio más profundo promovido en la economía interna.

Tercero, la difusión de la economía privada individual en la agricultura, la industria, la artesanía y los servicios locales. Una parte del aparato productivo seguirá en poder directo del Estado atendiendo a consideraciones estratégicas.

Por el momento se excluyen aquellas transformaciones estructurales que impliquen la creación directa de formas capitalistas privadas de personas naturales o jurídicas nacionales.

En el fondo se comprende que los cambios estructurales descritos se orientan a una armonización más adecuada de las fuerzas productivas existentes con formás sociales de producción e intercambio que se ajusten a las condiciones estructurales internas, a la necesidad de fomentar nuevos incentivos para la reanimación económica y a la adecuación del aparato económico-productivo interno a las exigencias de la reinserción de la economía cubana al mercado mundial.

La nueva estructura emergente abre definitivamente espacios a nuevos productores con sus intereses económicos e incentivos a fin de liberar las potencialidades latentes de las fuerzas productivas creadas, rompiendo las trabazones a que estaban sometidas, que por su intermedio impulsen la productividad e intensidad del trabajo. En una palabra, el objetivo es elevar la eficiencia, reanimar el mercado interno y la apertura de escenarios para el desarrollo de los vínculos económicos internacionales en las nuevas condiciones.

La formación de una ECONOMÍA MIXTA DE TRANSICIÓN AL SOCIALISMO es, por lo visto, la resultante mayor de los cambios estructurales contenidos en la reforma económica. La economía mixta constituye efectivamente la base del modelo económico de la transición extraordinaria en Cuba por un tiempo prolongado y no definible.

LA Economía Mixta de Transición al Socialismo para calificarla como tal debe contener, por supuesto, una serie de rasgos particulares que aseguren, -y esto es clave-, que el movimiento contradictorio, conflictivo y antagónico que asumen las nuevas relaciones económicas, tienda finalmente a la victoria de las fuerzas socializatorias a escala social frente a la tendencia objetiva emergente hacia la privatización y posible capitalización interna, como a la subordinación proveniente y promovida por el capital extranjero en expansión. Además, sus rasgos deben establecer una diferencia cardinal con aquel concepto de economía mixta que postulan los ideólogos de Occidente, especialmente los Socialdemócratas.

Los rasgos que pueden y deben asegurar el carácter especial de esta economía mixta son al menos los que siguen a continuación. Primero, la conservación de la hegemonía del Estado por vía directa, mediante su fusión con el capital extranjero y a través de otras combinaciones participativas con colectivos de productores nacionales. La hegemonía adoptara también formas indirectas a través de las cuales el Estado mantenga el control sobre el excedente económico.

Segundo, la promoción de formas colectivas y cooperativistas de producción e intercambio, organizadas con productores independientes y asalariados, constituye una fórmula apropiada y efectiva de socialización congruente con la conservación de las premisas para el paso ulterior a la construcción directa del socialismo.

Tercero, la promoción de una amplia capa de pequeños productores e intermediarios en el campo y la ciudad, articulados a la sociedad por el mercado y mediante otros mecanismos de regulación estatal, debe estar acompañado al mismo tiempo de la promoción de formas organizativo-sociales y de cooperación congruentes con una alianza política que conserve y reproduzca su compromiso con el proyecto histórico de la Revolución.

La cooperación es el eslabón de engarce clave entre el presente y el futuro socialista de estos productores. La cooperación (llámese también cooperativización) es el eslabón al que habrá que aferrarse fuertemente para conservar una forma de socialización, la más cercana a un proyecto social socialista de futuro.

Cuarto, la hegemonía del estado es inconcebible si no mantiene el poder económico suficiente para no perder el mando sobre el curso de la reproducción y el movimiento económico general.

Quinto, el manejo y la concentración del excedente económico por el Estado, y no su producción directa como antes, es un problema clave a resolver. Esta premisa es indispensable para timonear los ejes de la acumulación, pero además porque por su intermedio es que se puede definir la orientación social del desarrollo económico del país y canalizar una parte del excedente en beneficio de las masas populares lo que ayudaría a compensar en el plano económico y social las desigualdades inevitables que surgen en una economía mixta, y, más importante aún, conservar el consenso de las grandes masas populares.

Por ultimo, la unidad política del pueblo, la solidez y liderazgo de la vanguardia política es una premisa fundamental para mantener el curso nacional liberador y socialista de la Revolución en medio de las contradicciones y conflictos derivados de la economía mixta y frente a la pretensión permanente de los EE.UU. -con o sin bloqueo- de acabar con la Revolución Cubana.

Este modelo económico recuerda mucho la propuesta leniniana de transición para la Rusia soviética según el programa de la NE-P. Si se toman en cuenta las enormes diferencias existentes entre la Rusia de entonces y la pequeña isla de Cuba (ambas atrasadas, bloqueadas y aisladas en su momento) resultaría comprensible para todos que la Revolución Cubana enfrenta el más colosal reto histórico, sin un precedente equivalente por su dimensión, y cuya significación rebasa los limites nacionales para inscribirse como un hecho de valor universal. A Cuba le podría ser dado el inmenso honor de validar en circunstancias y condiciones distintas aquel propósito que animó a Lenin y que se frustró desgraciadamente luego de su muerte. Pero aun más. Este nuevo paradigma brillaría con luz propia y serviría de referente para los pueblos del mundo subdesarrollado.

De otro lado, hay que valorar con toda objetividad y crudeza que el MODELO ECONÓMICO MIXTO es COMPETITIVO Y ALTAMENTE CONTRADICTORIO por la diversidad de intereses que se ponen en juego, incluso muchos de ellos en franca pugna. La ECONOMÍA MIXTA DE TRANSICIÓN plantea al país la interrogante de QUIEN VENCE A QUIEN en el terreno económico, social y político. Las fuerzas tendientes a la conservación de la socialización bajo diversas modalidades se enfrentarán a aquellas orientadas a la disolución, la privatización y al capitalismo.

La economía mixta plantea, por otro lado, un problema social de enorme trascendencia. Los nuevos sujetos económicos, guiados por el principio de la maximización del beneficio, promoverán la nacionalización de los factores de la producción, particularmente de los gastos de trabajo vivo. Entonces, el desempleo emerge como un componente de la recuperación sin que se pueda excluir de la reproducción normal futura. Este hecho la sociedad como un todo deberá enfrentarlo en los planos económico, social y político.

Hay que diseñar una nueva política de empleo y salarios al tiempo que se hace indispensable un paquete de medidas multidireccionales, primero, la política de seguridad social que suavice el impacto inicial de la racionalización. Nadie podrá quedar desamparado. Segundo, la reactivación del empleo en aquellos sectores del aparato productivo nacional semiparalizados a medida que transcurre la reanimación parcial de la economía. Tercero, la creación de fuentes adicionales nuevas de empleo con el relanzamiento de inversiones para el desarrollo. Cuarto, la apertura de fuentes alternativas de empleo de baja productividad pero adecuado a una visión más realista de las posibilidades económicas mediante la ampliación del sector de economía informal o de trabajadores por cuenta propia en distintas esferas y la parcelación agrícola de corte campesino.

Las contradicciones emanadas de la economía mixta condicionan y deberán condicionar el contenido y alcance de las políticas de regulación económica de modo tal que aquellas actúen en direcciones tales que: garanticen la sobrevivencia, la reanimación y solución de la crisis económica; faciliten el desarrollo económico sin que se pierda el enfoque social y posibiliten la rearticulación de la economía nacional con el mercado mundial. Todo ello debe ser alcanzado al tiempo que se conservan las premisas del curso ulterior de la Revolución.

II- CAMBIOS EN EL MECANISMO DE FUNCIONAMIENTO DE LA ECONOMÍA

La economía mixta, como ya de dijo, se basa en la presencia de múltiples agentes productivos que se articulan a nivel macroeconómico, territorial y local, a la vez que compiten por los factores de la producción y en la realización del producto en busca del máximo de beneficio por unidad de gastos y recursos. En consecuencia, el mecanismo económico que articule a los diferentes agentes productivos y que facilite su movimiento económico, tiene que basarse en dos reguladores operacionales: la planificación y el mercado. Cada uno de ellos tendrá sus marcos de independencia, aunque son mutuamente dependientes e interrelacionados sobre todo a nivel macroeconómico. El movimiento económico resultante será una función de la acción conjugada de ambos reguladores.

El mercado es, como se sabe, un mecanismo que funciona de modo espontáneo, pero también es capaz de actuar sometido a la regulación estatal. No se conoce, por demás, ninguna economía de competencia perfecta. En ambos casos, el mercado tendrá su cuota de participación en la formación de las proporciones económicas, mediante la distribución y predistribución de los ingresos y de los factores de la producción. Por su propia esencia el mercado es un mecanismo de incentivación material para la expansión de las fuerzas productivas y la elevación de la productividad del trabajo. La lógica del mercado entroniza, finalmente, la diferenciación económico-social de los productores y de los individuos respecto a la riqueza existente y creada y su disfrute.

Por su parte, la regulación planificada de la economía con sus antiguos métodos, medios y estilos de funcionamiento no se ajusta ya a las nuevas condiciones. La planificación deberá ocuparse preferentemente del diseño de las políticas macroeconómicas de corte nacional y territorial que definan las avenidas principales deseadas por el país para que los nuevos actores productivos seleccionen las rutas al interior de aquellas avenidas que le sean más apropiadas y convenientes.

Por supuesto, que tales diseños se entienden acompañados de nuevos instrumentos de regulación económica, que no son precisamente los tradicionales de carácter directivo y preferentemente cuantitativos y naturales.

El diseño de política económica que trace la combinación y coexistencia de ambos sistemas de reguladores no puede dejar de tomar en cuenta, entre otras cuestiones, las siguientes:

Primero, la acumulación para el crecimiento económico correrá ahora a cuenta de multiplicidad de sujetos económicos independientes, aunque se mantenga a un alto nivel la participación del Estado en las direcciones claves donde se forman las proporciones principales.

Segundo, en la formación y tendencias de las proporciones macroeconómicas y territoriales intervienen las políticas de ahorro-inversión directa del Estado y de los agentes económicos restantes que les son inducidas a través del sistema financiero a fin de que reaccionen en direcciones deseables y predeterminadas. Esto último supone que exista un alto nivel de espontaneidad en el despliegue de las proporciones por lo que el problema fundamental aquí consistirá en determinar y controlar los límites aceptables de tolerancia.

Tercero, el sistema empresarial bajo sus distintas modalidades: estatal, estatal-capitalista, capitalista privado, colectivo, cooperativo, familiar e individual, se regirá por los PRINCIPIOS DE AUTOGESTION Y AUTOFINANCIAMIENTO, de modo tal que la acumulación se atomizará y difundirá entre  miles de agentes productivos.

Cuarto, algunos de los esquemas empresariales sobre todo los de tipo colectivo serán MODELOS PARTICIPATIVOS en la medida que los TRABAJADORES son los beneficiarios de una PARTE del EXCEDENTE ECONÓMICO REALIZADO. Este rasgo constituirá la médula de los esquemas empresariales de administración tendientes a conservar los nutrientes socializatorios de futuro.

Quinto, la difusión de la actividad privada e individual en la agricultura, la industria y los servicios amplifica el número de agentes productivo- ­comerciales, donde el mercado juega un papel determinante y la regulación estatal se dificulta en extremo.

Sexto, la ampliación de las relaciones de mercado promueve a un primer plano la política de precios y el enfoque adecuado en su manejo económico y social. Y, por otro lado, un problema más agudo todavía consiste en la capacidad de los órganos de dirección correspondientes para establecer los medios y mecanismos de regulación de los precios en función de los intereses de la economía territorial y nacional, así como de los consumidores.

Séptimo, el papel creciente de la inversión de capital extranjero con la consecuente distribución del excedente económico, las políticas de reinversión de capital y los vínculos comerciales externos tanto del capital extranjero como del sistema empresarial restante, introduce nuevos vectores a la regulación económica y al papel del mercado. El ciclo económico nacional será cada vez más impactado directamente por las fluctuaciones de los precios del mercado internacional y el comportamiento del ciclo económico mundial.

En resumen, todo hace indicar que la regulación planificada del desenvolvimiento de la economía mixta correrá en lo fundamental a cuenta de las finanzas en su más amplio espectro de esferas e instrumentos.

También tienen lugar cambios sustantivos en las relaciones de verticalización precedentes. La superestructura se orienta a la creación de una mayor democratización de la dirección económica. La dirección centralizada se conserva, pero cediendo crecientes espacios de autonomía a los territorios, y sobre todo a los MUNICIPIOS.

La MUNICIPALIZACION versa sobre el gobierno, regulación y administración del complejo económico-productivo, financiero, laboral, etc. de cada zona. Este enfoque abre posibilidades mayores a la iniciativa local en el aprovechamiento de los recursos propios y a los propósitos de la reanimación económica.

Hoy parece ya imposible que los gobiernos territoriales y locales puedan diseñar políticas y regular el complejo económico bajo su mando, dada la creciente autonomía otorgada, sin el concurso de centros integrales de gestión asesora que deben ser organizados con especialistas de alta calificación.

La presencia y acción conjunta del mercado y la planificación implican aceptar una contradicción permanente entre dos fuerzas que pueden actuar en direcciones deseables, pero que tienden a contraponerse. La carencia de conocimientos y experiencias en ambas esferas no podría exagerarse. Tantos años sin mercado ni métodos científicos de planificación son responsables de este déficit.

El nuevo mecanismo económico entraña la presencia objetiva de procesos de enajenación con la propensión a la individualización y al egoísmo frente a la experiencia colectivista acumulada y al propósito no desmentido de cultivar el colectivismo, el humanismo y la conciencia solidaria. En esta esfera se plantea también la LUCHA, pero en torno a quien vence a quien en la esfera de la conciencia de la gente. La tesis anterior eleva a un primer plano el papel de las ciencias sociales en la conducción de la sociedad y de la economía. La teoría científica tiene un papel estratégico en este frente.

III- REVALORIZACIÓN DE LOS PIVOTES ESTRATÉGICOS DEL DESARROLLO

Ante la reforma económica se plantea un problema clave para el país, la redefinición del modelo de acumulación. El modelo agro exportador azucarero fue el eje fundamental en que se basó la acumulación  nacional en todos estos años antes y después de la integración al CAME.

En las nuevas condiciones creadas el problema tiene que ser replanteado en todos sus términos. El carácter abierto de la economía nacional continua siendo uno de sus rasgos más sustantivo, incluso habría que decir que se profundizó durante la etapa de industrialización en el decenio 1975-1985, por eso, el eje estratégico de la acumulación no puede ser determinado con independencia de las relaciones externas, pues a fin de cuentas es el monto de los ingresos por exportación la clave que define la dinámica global de la reproducción nacional.

Hay una pregunta latente: ¿sigue siendo el complejo agroindustrial azucarero la fuente estratégica principal de la acumulación nacional en las nuevas condiciones en que se carece de mercados y precios preferenciales para el azúcar? Otra pregunta está relacionada con el papel que pueden y deben jugar en la reanimación económica los factores internos.

La redefinición del modelo estratégico de acumulación es harto compleja desde el ángulo externo, pues aquí intervienen una serie de variables exógenas, que  no son dominadas por el país.

Algunas de las variables principales que operan en el campo externo y de las que dependerán, de un modo u otro, las definiciones del modelo de acumulación, podrían ser identificadas como sigue:

a- la porción del mercado de los ex países del CAME, especialmente de Rusia, que se logre conservar y las tendencias futuras de estas relaciones;

b- el bloqueo económico norteamericano, su recrudecimiento o su abolición paulatina o radical en un futuro no determinado;

c- la factibilidad y viabilidad de la integración de Cuba en el mercado caribeño y latinoamericano, tomando muy en cuenta las tendencias estructurales que se vienen dando en la región y los procesos de regionalización como el TLC en un futuro no lejano.

d- Las tendencias que dominen en la economía mundial y en el  mercado internacional en los años futuros.

Por último, el problema de la deuda externa acumulada por el país y las vías y formas de su solución son cuestiones decisivas para la apertura de mercados y negocios con el mundo del capital internacional. Aquí se incluye la deuda contraída con los acreedores occidentales y la acumulada con Rusia. En este contexto, la solución del diferendo Cuba-EE.UU. pasa entre otras cosas por la solución a la deuda reciproca acumulada, de un lado, la derivada de las nacionalizaciones no pagadas por Cuba a empresarios y ciudadanos de aquel país y, de otro, la compensación que Cuba reclama justamente por el costo de la agresión continuada de EE.UU. durante todos estos años.

Por lo visto, resulta esencial el estudio y seguimiento de las tendencias que se vienen dando en las relaciones económicas internacionales para arribar a juicios de valor más exactos y completos a la hora de formular un ajuste a fondo de la estrategia de desarrollo.

La estrategia vista a la luz de los factores internos depende en grado superlativo del estado del aparato productivo acumulado y del nivel de competitividad de las tecnologías instaladas; de la capacidad y posibilidades de adaptación y/o reconversión del parque industrial existente; el dinamismo con que se asimilen las nuevas formás de organizacion de la producción, financiamiento, y comercialización; el grado de apertura del país al capital internacional y del monto y velocidad que asuma la inversión extranjera.

La base científico-técnico acumulada en ramas de punta de las ciencias médicas, biotecnológicas, farmacológicas y otras, es un factor estratégico para la adecuación del modelo de acumulación.

No en último término, ocupan un lugar importante las reservas y disponibilidades de recursos naturales y la capacidad potencial para su explotación. Aquí se incluye el turismo, el petróleo, el níquel y otros minerales.

La modificación de cualesquiera de las variables enumeradas, solas o de conjunto, puede cambiar bruscamente los esquemas estratégicos que se tracen. Por ello, es conveniente y necesario manejar un paquete de opciones para el mediano y largo plazo.

Los cambios operados en el ámbito internacional y regional y sus expectativas futuras indican claramente que Cuba se verá inmersa en la necesidad de cambios profundos en el enfoque de su estrategia de acumulación. En este campo habrá que seguir tomando en cuenta que la acumulación nacional depende de la capacidad para generar ingresos en divisas lo que determina a su vez el monto posible de las importaciones tanto para mantener el aparato productivo funcionando como para satisfacer las necesidades de consumo de la población. Pero, hay que tomar en cuenta que la recuperación económica no puede quedar encerrada en esta lógica solamente. La reanimación de sectores de la economía interna puede  hacer disminuir sensiblemente el peso de las importaciones y aliviar las tensiones de la balanza de pagos.

La recomposición de los sectores para la acumulación en los nuevos contextos indica que el sector servicios, especialmente el turismo, constituirá el pivote fundamental de la acumulación en Cuba en los próximos años. Dos cuestiones están vinculadas con la perspectiva de este sector. Uno es la apertura del mercado norteamericano y el de la Cuenca del Caribe, unido a la ampliación del turismo proveniente de otras latitudes y segundo la integración real y efectiva de este sector a la economía interna.

El complejo cañero-azucarero exportador se mantiene como variable no sustituible por el momento, pero no será la decisiva en el futuro. Aquí hay algunos factores a tomar en cuenta. Primero, la producción del azúcar Cubano no es competitiva debido entre otras razones al atraso tecnológico de la industria azucarera, sus altos costos de operaciones a lo que se agrega su poca o ninguna flexibilidad. Segundo, bajo el supuesto de una apertura del mercado norteamericano, Cuba apenas contaría con una cuota mínima que algunos calculan en un 1-3 % de la producción exportable. Tercero, el azúcar es un producto básico que enfrenta varios obstáculos: los edulcorantes sustitutivos, las políticas proteccionistas de las grandes potencias y la depresión sistemática de los precios.

La modernización del complejo agroindustrial azucarero a los niveles contemporáneos, la producción preferente de derivados y de subproductos para otras ramas de la economía sí la harían sostenible y viable. Pero estos objetivos enfrentan una limitación casi insalvable en el mediano plazo: el enorme volumen de inversiones que requeriría. Este obstáculo no implica de suyo una negación absoluta de esfuerzos continuados y sistemáticos en esta dirección.

El desarrollo de la agricultura no cañera es una variable estratégica. En la Cuenca del Caribe este segmento es el que más ha progresado, articulándose al mercado norteamericano y al turismo interno. Si se toma en cuenta la expansión creciente del turismo, la apertura del mercado caribeño y se contempla con optimismo una posible solución al bloqueo norteamericano, parece ser una opción clave.

Hay otros incentivos de importancia no menos estratégicos vinculados al desarrollo de la agricultura no cañera: el logro de un nivel adecuado y suficiente de autosuficiencia alimentaria nacional y la reducción correspondiente de la demanda de importación de alimentos.

La producción de las ramas de punta como la biotecnología, productos farmacéuticos y de equipos médicos, es un sector clave para la integración de Cuba al mercado mundial al nivel de la civilización moderna. Cuba dispone del capital humano y de la experiencia  necesaria para competir con éxito en estos campos. Por supuesto, que en esta esfera se enfrenta una dura competencia con los grandes emporios de la industria mundial y particularmente con las industrias de Puerto Rico y México en el caso del mercado norteamericano.

Finalmente, habría que contar con un sector estratégico vinculado a la industria ensambladora y el despliegue de la minería. Lo primero, dependerá fundamentalmente de la apertura de nuevos mercados y de la inversión extranjera. La minería cubana -níquel y petróleo fundamentalmente- está llamada a ser una de las esferas principales con vista a elevar los ingresos externos por la vía de la exportación de níquel y la reducción de las importa­ciones de energía.

Como se observa en Cuba se abre un complejísimo abanico de oportunidades que pueden garantizarle una posición dominante en la Cuenca del Caribe y en América Latina para el próximo futuro.

IV- LA REINSERCION 0 NUEVA CONEXION CON LA ECONOMÍA MUNDIAL

El carácter sumamente abierto de la economía cubana coloca en un primer plano al sector externo con vistas a su recuperación. Luego de la pérdida de sus mercados preferenciales con el derrumbe de la URSS, Cuba requiere reconectar su economía con el mercado mundial, abrirse a nuevos mercados, diversificar la oferta de bienes competitivos. Aquí se impone la advertencia de José Martí relativa a que es preferible y conveniente diversificar la dependencia externa.

Tanta es la importancia del sector externo que precisamente las primeras medidas de reforma se iniciaron en esta esfera con la apertura a la inversión del capital extranjero.

La reinserción del país a la economía globalizada y regionalizada enfrenta diversos obstáculos. El primero y fundamental es el bloqueo económico de los EE UU, a lo que habría que adicionar el peso muerto de la deuda externa acumulada, la crisis económica y la inestabilidad en Rusia y otros países de aquella área y el control que ejercen en el comercio mundial las transnacionales. Este último obstáculo crecerá en importancia en la misma medida que los países de la antigua URSS se integren a la periferia europea.

Hay otros factores adicionales, como son por ejemplo, el declive del mercado azucarero y en general de los precios de los productos básicos a lo que se adiciona la falta de experiencia comercial. Estamos obligados a diversificar la oferta de bienes y servicios en esferas de punta de la ciencia moderna con productos altamente competitivos, pero para lo cual es indispensable introducirse en las redes comerciales mundiales con socios apropiados.

El bloqueo de los EE UU sigue siendo un obstáculo especialmente costoso para la economía cubana. Algunos lo interpretan en sentido estrecho: el bloqueo como un problema bilateral. Y no es así. El bloqueo repercute más por su alcance  limitativo a nivel internacional. Con esto no se quiere negar, por supuesto, la importancia que tendría el desbloqueo del mercado norteamericano para Cuba.

El fin de la guerra fría y la apertura económica de Cuba al capital extranjero, del que no se ha excluido a nadie, a lo que se añaden los cambios en las relaciones de propiedad y, dicho no sea de paso, la profundización del ejercicio de la democracia en el país, hacen insostenible la hostilidad casi patológica de los gobernantes norteamericanos respecto a Cuba.

El fin del bloqueo puede beneficiar a ambas naciones. Muchos en los propios EE.UU. ven con mucha "pena” las oportunidades de negocios que sus competidores de Europa, Canadá, América Latina y de otros países están haciendo en el mercado cubano.

Cuba necesita integrarse en el mercado regional latinoamericano y caribeño a fin de lograr formas de complementación beneficiosas para el conjunto de estos países.

La deuda externa continúa siendo un problema crítico, un obstáculo, que limita seriamente las posibilidades comerciales y crediticias del país.

Cuba, como muchos otros países, si bien esta en la mejor disposición de pagar, no tiene posibilidades inmediatas de hacerlo sin que pueda resolver los estrangulamientos actuales. Para ello se necesita dinero fresco que contribuya a la reanimación y también formulas de participación del capital extranjero que facilite el pago de la deuda. Cuba ha propuesto un paquete de acciones en esta dirección, resta la comprensión del capital internacional.

V- CAMBIOS EN LA RACIONALIDAD ECONÓMICA DE LOS PRODUCTORES Y CONSUMIDORES

La economía mixta, el mercado y el sistema financiero modifican necesariamente las antiguas relaciones estado-productores y estado-individuo en múltiples direcciones.

La racionalidad económica de los productores se modifica a tenor de los principios que regulan su funcionamiento y de los mecanismos que definirán los marcos para la toma de decisiones.

El beneficio es un principio global que decidirá la conducta y acciones de los sujetos económicos. El mercado y la regulación planificada de corte financiero actuarán de mediadores entre los intereses del país, de los productores y de los distintos territorios. La mentalidad gerencial entre los directivos y economistas está obligada a potenciarse como una necesidad objetiva del funcionamiento de la economía.

Otro resultado inevitable es la conformación de un sistema complejo de intereses económicos, cuyos vectores principales interactuarán en el escenario económico y social.

La influencia de la economía mundial pasa a un nuevo plano por sus impactos directos en varias direcciones. El ciclo económico nacional dependerá en gran medida del comportamiento del ciclo de la economía mundial e influirá inmediatamente sobre la situación de los productores y de los consumidores.

El paso, de la estabilidad casi absoluta de los precios a la inestabilidad, rompe con la inercia planificadora y de gestión de los productores; de modo semejante influirá en la psicología de los consumidores. La incertidumbre, los cambios bruscos y la inestabilidad del ciclo económico darán lugar a cambios sustantivos en la mentalidad y conducta de los productores y de la población.

El seguimiento de comportamiento del presupuesto familiar en los distintos estratos de la población se convierte así en un instrumento clave de la dirección de la sociedad. Esto último es sumamente importante cuando se refiere a aquellos estratos más vulnerables que forman una masa fundamental de los aliados del proyecto económico nacional.

Las desigualdades en el ingreso y en el consumo de los distintos grupos sociales darán lugar a capas diferenciadas al interior de las clases sociales y entre las propias clases. Estas últimas, los grupos y capas sociales tenderán inevitablemente a proyectar nuevas contradicciones en el ambiente económico y social. Aparecerán modos de vida diferenciados, visiones ideológicas y políticas que los lleven incluso a reclamar formas sociales de representación de sus intereses. El poder político del país está obligado a tomar nota de esta circunstancia y promover formas creativas de asociaciones de productores que garanticen su compatibilidad con el proyecto social cubano.

Definitivamente, la enajenación que antes suponíamos debía ser liquidada lo más rápidamente posible para acelerar la formación del hombre nuevo, hoy, incluso debe ser recreada. De ahí que el sistema de valores, los intereses, la cultura, y las visiones ideológicas de los agentes sociales sufrirán los cambios correspondientes. La cultura de resistencia patriótica, nacionalista, es la divisa ideológica más importante para la cohesión pueblo-nación.

En resumen, la transición extraordinaria viene modificando al país por lo que hoy resulta más indispensable que nunca la necesidad de conceptualizarla en el plano económico, social, político, ideológico y cultural. Un nuevo paradigma se forjará en medio de este proceso altamente contradictorio, conflictivo y de rupturas sucesivas que deberán garantizar la continuidad para arribar, llegado el momento, a la construcción directa del socialismo.

Somos optimistas históricos. El capitalismo no ha resuelto los problemas claves de la humanidad; sus contradicciones principales se mantienen y se exacerban: la revolución sobrevendrá necesariamente, sin que nadie pueda decir ni cuándo ni dónde. Mientras tanto, la transición sobrevivirá si la reforma económica contribuye a pasar de la supervivencia a la reanimación; y si a pesar de las contradicciones y desigualdades a que debe dar lugar se garantiza el desarrollo humano y el consenso sostenido y democrático de las masas a favor del proyecto histórico que inauguró la Revolución Cubana en esta parte del Planeta.


 


[1] Este trabajo aparece como fue escrito originalmente bajo la forma de una ponencia presentada por su autor en el Seminario sobre Democracia Participativa. Santa Clara, Febrero, 1995. Posteriormente fue publicado en la revista Contrapunto. Miami, Florida. Mayo, 1995. En el libro: “El “Milagro Económico Cubano. Reportaje después de la Hecatombe” de Camilo González Posso, se reproduce el artículo de Contrapunto bajo el título “Carácter y alcance de la reforma”. Ed. INDEPAZ. Bogotá, 1995. Por último, fue reproducido con un epígrafe añadido por el Lic. Román García en el libro de texto “El Sector Mixto en la Reforma Económica Cubana”. Editorial F. Varela. La Habana, 1995.


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