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La Economía Política de la Construcción del Socialismo
Figueroa Albelo y otros
Víctor M. Figueroa Albelo y Ramón Sánchez Noda
La economía política de la construcción del socialismo que el Che Guevara se propuso hacer desde nuestro “pequeño país en desarrollo”, es una necesidad impostergable. El proyecto social cubano demanda una interpretación de la teoría económica que lo refleje en su diversidad, ruptura-continuidad, complejidades, contradicciones y tendencias. Para ello resulta insoslayable retomar la teoría marxista leninista de la revolución y de la construcción comunista, la experiencia histórica atesorada de la acumulación originaria socialista durante el siglo XX y las experiencias nacionales de los que siguen bregando por el socialismo para edificar la nueva economía política desde la periferia subdesarrollada, asumiendo como tesis central el postulado guevariano de que “no estamos frente al período de tránsito puro, tal como lo viera Marx en la Crítica al Programa de Gotha, sino (...) una nueva fase no prevista por él, primer período de transición al comunismo o de la construcción del socialismo”.[1] Esta proposición es trascendente para la investigación necesaria a la nueva economía política de la construcción socialista desde Cuba en los tiempos de la globalización capitalista de factura neoliberal.
La exposición se divide realmente en dos grandes segmentos analíticos, primero, un esbozo de la transición socialista como formación económico-social particular en la teoría y praxis histórica; y, segundo, consideraciones sobre la necesidad de investigar y desarrollar la nueva economía política de la transición al socialismo desde la experiencia cubana, obra que constituye una asignatura pendiente todavía.
La concepción marxista del derrumbe inevitable del sistema capitalista de producción se sustenta en la teoría de la plusvalía y las tendencias de la acumulación del capital en un plano histórico-universal, cuya “misión histórica y la razón de ser” consiste en “el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social. Es así, precisamente, como crea, sin proponérselo, las condiciones materiales para una forma más alta de producción”.[2] La investigación de la lógica del propio desarrollo del capitalismo es y sigue siendo el fundamento de la teoría del desarrollo marxista para todos los tiempos.
La concepción de la revolución proletaria que previeron Marx y Engels debía desatarse en los países hegemónicos, en los “pueblos dominantes”[3], dando inicio a la transición de este último a otro “cabalmente desarrollado como condición sine qua nom de la existencia de un sistema capaz de producir los bienes necesarios para la plena satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de la sociedad”,[4] y a la formación de un hombre liberado de la explotación, un hombre emancipado, porque “(...) sólo cuando una gran revolución social se apropie de las conquistas de la época burguesa, el mercado mundial y las modernas fuerzas productivas, sometiéndolos al control común de todos los pueblos, sólo entonces el progreso humano habrá dejado de parecerse a ese horrible ídolo pagano que sólo quería beber el néctar en el cráneo de su sacrificado”.[5] La globalización del capitalismo monopolista transnacionalizado renueva con nuevos bríos esta circunstancia y esta posibilidad.
Ellos llegaron a concebir como dirigentes revolucionarios la posibilidad real de la victoria de la revolución proletaria a finales del XIX; en este plano, con razón el Che en su tiempo afirma: “La visión de los genios científicos se nublaba ante la perentoria ilusión de los revolucionarios exaltados”. [6]
La revolución en las naciones atrasadas del mundo, −los países “semicivilizados”−, se concebía como un parto luego del triunfo revolucionario en los países dominantes. Aquellos accederían al socialismo paulatinamente, por gravitación económica.[7] Sin embargo, años más tarde, Marx y Engels consideraron la posibilidad de revoluciones políticas en Irlanda, Francia y Rusia. Pero siguieron apegados a su tesis original y las calificaron de “palancas” o “señales” de la revolución especialmente en Inglaterra que "hay que tratarla como la metrópoli del capital".[8]
Con relación al socialismo en las colonias, Engels postuló una tesis valedera hasta nuestros días: “Las fases sociales y económicas que estos países tendrán que pasar antes de llegar también a la organización socialista no pueden, (...), ser sino objeto de hipótesis”.[9] Para ellos, y sigue siendo cierto, entre el estallido revolucionario y la construcción económica media una diferencia de conceptos. [10] ¡Acaso Engels no nos estaba sugiriendo ya la tesis sobre el carácter particular, extraordinario, del modelo desarrollo que supondría el cambio revolucionario en la periferia subdesarrollada!.
En suma, para los clásicos del marxismo, la transición al comunismo sería fruto del desarrollo capitalista, su continuación por otra vía inevitable a un grado superior de desarrollo humano. No era una alternativa para salir del subdesarrollo. Constituía un proceso histórico viable y posible a escala universal y por esta misma razón rechazaron la idea de un comunismo local.[11]
El comunismo significaba el fin de la prehistoria humana. Este nuevo modo de producción solucionaría el conflicto sempiterno a escala planetaria entre el carácter social creciente de las fuerzas productivas y de la producción frente a la forma privada de apropiación de la riqueza por una minoría que concentraba en sus manos el poder económico, político y cultural. El comunismo no enfrentaría una bipolarización mundial de sistemas en pugna.
La teoría marxista del desarrollo permite fijar algunos rasgos esenciales del movimiento de unidad, ruptura y continuidad de la sociedad comunista a partir del examen científico de las tendencias socializatorias del capitalismo. Al mismo tiempo, advierte contra la formulación de paradigmas apriorísticos: “el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual”.[12] “La llamada sociedad socialista no es una cosa hecha de una vez y para siempre, sino que cabe considerarla como todos los demás regímenes históricos, una sociedad en constante cambio y transformación”.[13] Esta praxis, prueba-error, depende mucho del desarrollo de la economía política como ciencia particular.
La transición al comunismo viene a ser un período particular en el proceso lógico-histórico de formación y desarrollo del modo comunista de producción e intercambio, una etapa en el gran salto histórico del capitalismo al "socialismo avanzado"[14] pues "entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura del proletariado”.[15] La fase socialista: "no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base, sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede. (...) Pero esos defectos son inevitables en la primera etapa de la sociedad comunista tal y como brota de la sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento”.[16] La construcción del socialismo es comunismo inicial, incipiente, incompleto, pues no puede dejar de contener atributos económicos y sociales del comunismo, so pena de extraviar su trayectoria, ni tampoco del viejo orden que acaba de desplazar y que debe rebasar.
El contenido esencial de esta transición encierra la reestructuración revolucionaria de la base económica, lista para el cambio, y la reorganización de las relaciones políticas y sociales: transformación radical de la superestructura bajo la dictadura del proletariado que revoluciona la economía en su desarrollo, la sociedad y la conciencia social, esta última en un tiempo mucho más dilatado. No es por tanto un período de edificación de una nueva economía previamente inexistente. La transformación comunista a escala mundial abarca un largo proceso histórico de redespliegue y desarrollo de las fuerzas productivas universales (incluye además la transformación paulatina de los países atrasados), la superación de la vieja división mundial del trabajo, la creación de una masa creciente de riqueza y bienestar a la par que la formación de un hombre nuevo.
La base económica de la transición al socialismo se forma a partir de la supresión positiva de la gran propiedad capitalista desarrollada[17] y su rasgo peculiar es su homogeneidad.
La propiedad comunizada, la base de la nueva cualidad, Marx la define en su esencia perdurable como "una propiedad individual que recoge los progresos de la era capitalista: una propiedad individual basada en la cooperación y en la posesión colectiva de la tierra y de los medios de producción producidos por el propio trabajo".[18] Es la “negación de la negación”, cuya esencialidad tiene su raíz en la primera: la identificación crecientemente plena del trabajador como sujeto de la propiedad y productor en los marcos de la posesión colectiva.[19] Véase, que no se trata de crear ni las fuerzas productivas materiales ni a la propia clase obrera como ocurrirá comúnmente en las transiciones periféricas.
Por último, la definición de Engels: “La economía política, en el sentido amplio de la palabra, es la ciencia de las leyes que rigen la producción y el intercambio de los medios materiales de vida en la sociedad humana”, y por consiguiente, “no puede ser la misma para todos los países ni para todas las épocas históricas (...)”, [20] la justifica en las sociedades en transición como ya lo había hecho Marx con el modo de producción asiático y la acumulación originaria del capital.
El leninismo es la continuación y desarrollo del marxismo en la fase imperialista. Sus tesis sobre la revolución proletaria, la concepción del partido de la revolución, la teoría del período de transición como modelo especial de desarrollo bajo el mando del proletariado y de la propiedad social, sintetizado en la NEP y el capitalismo de Estado y del salto a la vía socialista de países sin cursar por el capitalismo, encuentran su reflejo en las transiciones periféricas vigentes actualmente.
El capitalismo evolucionó más tarde a la fase monopolista del desarrollo y al capitalismo monopolista de Estado (finales del XIX y principios del XX), modificando las condiciones y reglas del cambio revolucionario. La ley del desarrollo económico y político desigual ahora condujo a la formación de una doble cadena de países a escala planetaria formada por un CENTRO desarrollado del capitalismo monopolista con un puñado de naciones a su vez desigualmente desarrolladas –cadena imperialista. A un costado de esta, estaba la PERIFERIA con un conglomerado de países coloniales, neocoloniales y dependientes. Lenin defendió la tesis de la revolución proletaria “primero en unos cuantos países capitalistas, o incluso en un solo país capitalista"[21] los más débiles de la cadena monopolista (imperialista) el que obraría a su vez de lanzadera de la revolución en los centros del capitalismo monopolista y se propagaría al mundo atrasado.
Esta tesis concuerda esencialmente con la de Marx, solo cambia el punto de arrancada. La revolución de octubre en Rusia, dirigida por Lenin, confirmó brillantemente esta alternativa histórica. En Rusia se combinaba la modernidad capitalista con un mar de campesinos además de un colosal atraso cultural y técnico.[22] Mas no se produjo posteriormente el esperado cambio revolucionario en la Europa opulenta ni en Norteamérica. Otros serían los actores del cambio: los países de la periferia. A la Rusia Soviética no le quedó otra alternativa que iniciar, bajo la agresión y el bloqueo de las potencias occidentales, la construcción del socialismo en una suerte de “fortaleza sitiada” o retaguardia del proyecto socialista mundial, incluyendo en sus filas a gran parte de las ex colonias del zarismo muchas de las cuales no habían conocido el capitalismo.
¿Cómo calificar el modelo económico que se desarrolló en la URSS en aquellos años? Consistía en un modelo especial (clásico en la praxis histórica) de acumulación originaria socialista para promover el desarrollo hasta alcanzar, bajo el mando del proletariado y de la propiedad social, las fuerzas productivas existentes en Europa y Norteamérica. Esta transición ocuparía un largo proceso histórico en Rusia, mucho más prolongado en el conjunto de la URSS por la dualidad y simultaneidad de este proceso que combinaba: primero, el paso de Rusia del capitalismo monopolista y monopolista de estado atrasado hacia las fuerzas productivas del capitalismo monopolista de Estado más avanzado; y segundo, el salto de las ex colonias precapitalistas por diversas etapas obviando el capitalismo por vía socialista. Tal conjugación de tareas, en medio del acoso externo, revela la enorme complejidad y los plazos imposibles de determinar a priori de la construcción socialista en este país multinacional.
El caso soviético se asemejaba, parafraseando a Marx, a una suerte de “comunismo local”. La Nueva Política Económica (NEP) que se instauró una vez concluida la guerra civil, y que viniera a sustituir al denominado Comunismo de Guerra, contiene los vectores clave del proceso de acumulación originaria socialista, el enfoque estructural heterogéneo del sistema económico con diversos tipos económico-sociales diferenciados y proyecciones subsecuentes en el mecanismo económico y en sus dimensiones correspondientes en la superestructura, específicamente en las esferas de la política, las clases y la cultura entre otras.
La NEP deriva de la teoría general del desarrollo marxista: heterogeneidad económico-social y de clases), mecanismo económico plan-mercado y superestructural (política, democracia, cultura y otras) bajo el mando del proletariado. No implicaba de suyo una concepción autárquica ni local del comunismo, tampoco un enfoque economicista del socialismo, sino un resultado de la teoría general del desarrollo marxista. Lenin consideraba que el capitalismo monopolista de Estado constituía "la preparación material más completa para el socialismo, su antesala, un peldaño de la escalera histórica entre la cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún peldaño intermedio", para concluir con que "No se puede entrar por la puerta del socialismo si no es cruzando esa <antesala> que nosotros no hemos alcanzado".[23] He aquí la justificación última de la NEP como modelo de desarrollo,[24] porque "El factor más importante, el decisivo para el triunfo del nuevo régimen social, es, en última instancia, la productividad (...) el capitalismo podrá ser y será definitivamente derrotado, porque el socialismo alcanzará un nuevo grado de productividad del trabajo, muchísimo más elevado".[25] La experiencia soviética de la época de Lenin resulta un caso particular del movimiento general del capitalismo al comunismo.[26]
La polémica acerca la economía política como ciencia en una sociedad que construye el socialismo no es nueva. En los años 20 de la era soviética se produjo un gran debate. Bujarin y Rosa Luxemburgo y otros, partiendo de la tesis de Marx de que “Toda ciencia será superflua si la apariencia y esencia de las cosas se confundiera”, [28] reconocían la economía política solo para las sociedades mercantiles. En el comunismo resultaba superflua al desaparecer las relaciones mercantiles, bastaba entonces una suerte de descripción fenoménica o tecnología social. Rosa Luxemburgo agregó un argumento adicional la desaparición de la lucha de clases “significa el fin de la economía política como ciencia”.[29] Estas visiones daban un paso atrás respecto a la interpretación engelsiana de esta ciencia.[30] Lenin criticó el enfoque de Bujarin, formulado en su libro “La Economía del Período de Tránsito”, en una nota crítica brevísima y exacta: comunismo también V1 + P1 > C2. La nueva Economía Política estaba llamada a estudiar las leyes económicas que rigen la reproducción del sistema en su movimiento y dinámica cambiante.
La NEP como modelo estratégico de desarrollo no ha sido suficientemente comprendida por muchos de sus interpretadores.[31] Algunos no logran aislarla de las deformaciones promovidas posteriormente por Stalin que condujeron a una violentación o ruptura precipitada de la transición,[32] reproduciendo concepciones del Comunismo de Guerra matizadas con algunos postulados de la NEP.[33]
Muchos de los aportes teóricos y prácticos de Lenin a la construcción socialista quedaron sepultados cuando se proclamó en 1936 el fin de la transición en la URSS una vez cumplidos el primer plan quinquenal de industrialización a marchas forzadas y la colectivización forzosa del campesinado. Las relaciones socialistas asumieron a fuerzas productivas heterogéneas, fundamentales y no fundamentales, en medio de un inmenso entorno de atraso.
Este salto prematuro[34] a la construcción directa del comunismo en la URSS creó en su dinámica contradictoria premisas para serias deformaciones al ideal socialista y humanista del marxismo. En esta mutación se encuentran los fundamentos de las desviaciones del socialismo hacia una suerte de socialismo de Estado[35] a lo que algunos califican “proceso de transición paulatina del socialismo de los soviets al socialismo de Estado en la modalidad stalinista[36]. y las contradicciones y antagonismos genéticos que crearon condiciones para su implosión muchos años después. Cabe afirmar la hipótesis conclusiva de que ninguno de los países ex socialistas llegó a consumar cabalmente el período de la construcción socialista.[37]
La transgresión de las etapas del desarrollo condujo a un atolladero múltiple: al “dogmatismo intransigente de la época de Stalin”, luego al “pragmatismo inconsistente” en la praxis económica para cerrar con la “apologética” en tanto que rasgo genérico de la economía política del socialismo que pretendió interpretarlo.[38] Dicha economía política sepultó la teoría de la transición al socialismo, quedando subsumida en aquella como simple preámbulo histórico carente de un cuerpo teórico propio sistemático, integral y coherente. Este aserto no desconoce ciertos aportes específicos del pensamiento soviético y de otros pensadores de países ex socialistas a la economía política, pero reiteramos su insuficiencia principal era de carácter genético: versaba sobre un objeto de estudio inexistente, ideal (digamos el socialismo desarrollado).[39] Con el derrumbe terminó la existencia de aquella economía política y con más razón, los proyectos sociales existentes reclaman su economía política particular.
El origen genético del derrumbe están en estas huellas. La transgresión de la transición fue repetida en Europa del Este y en otros países de la periferia. La teoría de la transición socialista se hizo “innecesaria”.
TRANSICIÓN EN LA PERIFERIA Y GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL
Después de la II Guerra Mundial, muchos países de la periferia subdesarrollada europea –salvo Checoslovaquia y la parte oriental de Alemania con un relativo desarrollo industrial– y otros países coloniales y neocoloniales hicieron sus revoluciones políticas y declararon posteriormente la vía socialista o no capitalista del desarrollo. Los primeros bajo el peso de la ocupación soviética tras la victoria sobre el fascismo.
Y en los segundos, la liberación nacional se ensambló al tránsito al socialismo contando con el apoyo del polo socialista más desarrollado, en virtud de que la ley del desarrollo desigual en el mundo bipolarizado modificó y amplió el concepto leninista del eslabón más débil, incluyendo a las coloniales y neocolonias con la presencia de la Unión Soviética que sirvió a todos de retaguardia político-económica y militar hasta finales de los años setenta y principios de los ochenta cuando se debilitó ostensiblemente su internacionalismo.
El contenido y alcance de la formación económica social en transición socialista es una pregunta constante del comunismo como proceso práctico con más razón en las condiciones de la globalización capitalista.
La construcción socialista en los países subdesarrollados, muy especialmente en los pequeños, es fruto directo e inmediato del subdesarrollo capitalista y de su incapacidad genética de promover el desarrollo de las fuerzas productivas en el plano local y mundial bajo la égida del capitalismo.
La experiencia previa y postderrumbe da pie para subrayar, con el Che y Fidel, que constituye una fórmula particular, extraordinaria, de desarrollo desde el subdesarrollo, comandada por fuerzas que expresan el ideal de liberación de la clase obrera en alianza con otras clases y grupos sociales desde el poder político. Representa, por tanto, una formación económico-social, un modelo alternativo particular (extraordinario) de desarrollo económico y social, (un salto en la cadena histórica evolutiva) que se propone escapar a la sumisión y lógicas del capital y de su ley de acumulación mediante la socialización, intervención y mando directos de las fuerzas productivas fundamentales y la reproducción ampliada por la sociedad bajo el poder político de la clase obrera en alianza con el campesinado y otras fuerzas organizadas que dominan el Estado. Se trata de un proceso complejo, contradictorio y prolongado históricamente de acción de la acumulación originaria socialista, sin que niegue la presencia necesaria y conveniente de actores no socialistas en correspondencia con las peculiaridades concretas nacionales e internacionales existentes. En resumen, su esencia podría sintetizarse en una especialísima acumulación originaria socialista, comandada por la sociedad que niega el papel rector al gran capital y a la acumulación capitalista en el desenvolvimiento económico y social. La negación del gran capital no implica el rechazo a la presencia de otras formas de producción, incluyendo al capital privado nacional el internacional. La heterogeneidad y el quién vence a quién es la base y contradicción de esta formación económica social.
El bajo desarrollo de las fuerzas productivas de los países subdesarrollados, su diversidad y deformaciones estructurales con desniveles técnico-productivos y sociales muy profundos, determinaban la necesidad de una base económico-social –ley general de la socialización– de carácter más o menos heterogéneo, muy semejante al postulado estructural de la NEP. La nueva formación económica-social representaba realmente un sistema complejo e interdependiente de relaciones de propiedad y de producción, cualitativamente diferentes, en los marcos de la economía nacional única, comandado por el tipo socialista naciente. Lógicamente, el proceso de transformaciones revolucionarias se orientó, bajo la conducción del Estado proletario –la política toma el mando sobre la economía– a lograr el dominio de las relaciones socialistas de producción, mientras coexistían formas capitalistas y precapitalistas que se subordinaban a la regulación social bajo el peso económico y el poder de la superestructura socialistas.
En cualquier caso, el problema central de la acumulación originaria se reduce a resolver la contradicción principal de la transición entre el subdesarrollo de las fuerzas productivas y las formas sociales avanzadas de las relaciones de producción a fin de satisfacer el objetivo supremo de la producción socializada. La finalidad estratégica de la acumulación originaria socialista es la integración e identificación de los trabajadores como productores y propietarios comunes de la riqueza social socializada aún en los marcos de la heterogeneidad socioeconómica para lograr finalmente la superación positiva de la misma mediante la promoción del desarrollo económico y social sostenible y la ruptura de las taras del subdesarrollo con el máximo de igualdad, justicia social y equidad y la formación de un hombre nuevo: libre, culto, solidario, patriota e internacionalista.
Son múltiples los problemas concretos asociados a la acumulación originaria de la transición extraordinaria; cabría resaltar algunos: cuantía y formas de participación de los diferentes tipos y sectores económicos en la acumulación; dimensión optimizada de la tasa de acumulación y consumo con las estrategias del desarrollo de mediano y largo plazos y la selección de las ramas o sectores pautadores del despegue económico acorde a las características y potencialidades internas en recursos naturales, financieros, tecnológicos y capital humano, las tendencias de la revolución tecnológica y su apropiación, la proporcionalidad optimizada técnico-económica y productiva, el nivel y correlación del sector productivo y el llamado no productivo, el desarrollo de la ciencia y la técnica, la formación del “capital humano”, el papel del capital extranjero, sector externo e integración regional, los niveles y patrones de consumo, los mecanismos de planificación y mercado en la realización, la participación democrática y efectiva de los trabajadores en la planificación y gestión económicos y gobierno del país.
En los hechos, casi todos los experimentos socialistas periféricos europeos y tercermundistas reprodujeron más o menos rápidamente el modelo soviético. La heterogeneidad fue liquidada en un corto plazo histórico y los mecanismos económicos fueron más o menos copiados. Tal vez estos hechos expliquen a su modo que no se renovara la teoría económica de la transición al socialismo a causa de la asimilación de un modelo único, uniforme con los dogmas de la llamada economía política del socialismo.
El derrumbe de la URSS sobrevendría, después de Europa del Este, tras 74 años de experiencia histórica bajo el influjo de múltiples factores económicos, políticos y sociales internos y externos, dando inicio a la restauración del capitalismo.[40] El desplome del socialismo en Europa se tradujo en un descrédito temporal del marxismo, de la teoría socialista y de los movimientos de izquierda en el mundo; a su vez reforzó el predominio del modelo neoliberal y de la globalización capitalista neoliberal; además de dar pie a la promoción y difusión de “modernísimas” teorías como las del fin de la historia, la llamada tercera vía y otras posmodernidades.
Reforzamiento de la globalización monopolista transnacional
La globalización ha cambiado la fisonomía geopolítica del planeta, renovando la necesidad de una teoría revolucionaria que refleje y asuma las nuevas realidades del mundo actual para la lucha revolucionaria.
El dominio planetario del capital transnacional y de la proletarización, incluso de naciones enteras, son fenómenos que potencian la conflictividad que encierra el desarrollo de las fuerzas productivas mundiales y el modo transnacional de su explotación. Las clases sociales oprimidas del Norte y del Sur tienden a parecerse. Los esclavos son iguales con independencia de que unos vivan materialmente mejor que los otros. El terreno histórico plantea su solución en el mismo plano universal en que se desenvuelven los contrarios. Nunca ha sido tan evidente como lo es hoy la tesis de Marx sobre la necesidad de la universalización de la lucha contra el capitalismo monopolista y la necesidad del tránsito al comunismo o a una sociedad solidaria.
La victoria de nuevas revoluciones aisladas de carácter socialista, incluso de experimentos progresistas en los países de la periferia (también en algunos países más industrializados de la cadena capitalista mundial) enfrenta la enorme capacidad ofensiva y las embestidas por parte del capitalismo monopolista de Estado transnacionalizado y la dictadura político-militar unipolar mundial. Y los que siguen la construcción socialista enfrentan dificultades increíbles por los mismos enemigos del progreso ahora sin contar con retaguardias solidarias de apoyo y a la vez obligados, de un modo u otro, a entrar de modo nuevo en las interdependencias mundiales dominadas por el capital transnacional.
En estos tiempos las preguntas sobre la transición [41] al socialismo se multiplican. Marx revive luego de la primera oleada de euforia que cundió en los medios burgueses con la hecatombe socialista, pues obviamente la globalización no ha hecho más que exacerbar las contradicciones inherentes al capitalismo: la polarización riqueza-pobreza elevada a dimensiones alucinantes y los nuevos fenómenos críticos en el campo de las finanzas, la ecología, la cultura y en otros son cada vez menos soportables al género humano. La proletarización y explotación del hombre y las naciones se mundializan a cuenta de un grupo cada vez más reducido de monstruosas transnacionales. Ninguna nación del Tercer Mundo, ni las del primero escapan a esta lógica despiadada. La emancipación del hombre corre pareja a la de las naciones. La dinámica de los acontecimientos presagia un proceso creciente de unidad entre los explotados del Norte y del Sur que algún día terminarán por identificarse. Los sucesos de Seattle, Praga, Génova, Davos, New York, Monterrey, Porto Alegre y en otros tantos lugares parecen confirmar esta tesis.
“Que la humanidad no tiene otra alternativa que cambiar de rumbo, es algo que no puede dudarse. ¿Cómo cambiará? ¿Qué formas de vida política, económica y social adoptará?”[42] Esas son grandes interrogantes contemporáneas para la teoría y la praxis revolucionaria. También hay otras no menos inquietantes: ¿cómo evolucionará la sociedad planetaria hacia una situación revolucionaria? ¿Cuáles serán las fuerzas motrices del cambio? ¿Mediante qué métodos y vías se llevará a cabo la futura revolución? ¿Esta se desatará desde el Sur o desde el Norte, o en ambas zonas a la vez? ¿Cómo se configurará la transición a una nueva civilización solidaria y qué formas adoptará en el plano económico? Para responder a estas interrogantes es preciso retomar a Marx con todo lo que la cultura del siglo XX y parte del XXI ha aportado; hay que poner en claro la lógica del capitalismo contemporáneo y las fuerzas motrices capaces de promover el cambio social. La gran teoría de la transición de la “economía mundo” está por hacerse, y urge desarrollarla con el aporte de muchos pueblos. [43] La visión universal del cambio revolucionario se erige en una necesidad y promueve a un primer plano la lucha de ideas, la concientización creciente de las masas en los ideales de solidaridad, de lucha contra el capitalismo neoliberal y la organización de las fuerzas promotoras de la revolución a escala regional y mundial.
La teoría económica del período de transición al socialismo quedó inconclusa como ciencia particular. En la economía política del socialismo aparece como simple apéndice histórico-descriptivo a causa del salto a la construcción del comunismo que la hizo inoperante y a la apologética que la desestimó.
El acceso de países subdesarrollados a la construcción del socialismo que debió impulsar el desarrollo de esta teoría, no lo hizo, salvo excepciones críticas en virtud de la asimilación práctica de los axiomas del llamado socialismo desarrollado y de su teoría complementaria. Estas fallas impidieron, a su modo, la difusión de experimentos nacionales en correspondencia con los niveles de desarrollo y particularidades de cada país y la investigación y desarrollo autóctonos de la teoría crítica del socialismo existente y de su conceptualización.[44]
El Che y Fidel fueron de los pocos que en el mundo enfrentaron la apologética de la economía política del socialismo.[45] “El escolasticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía marxista” explica porqué la “economía política no se ha desarrollado”, hay que “dedicarse a investigar todas estas características primordiales del mismo (se refiere al período de transición), antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance”.[46] En 1965, redactó las bases de un proyecto de texto de economía política, partiendo de la crítica sistemática al manual de Economía Política de la Academia de Ciencias Soviética. Allí confiesa “Al comenzar su estudio crítico (...), encontramos tal cantidad de conceptos reñidos con nuestra manera de pensar que decidimos comenzar esta empresa –el libro que expresara nuestros puntos de vista- con el mayor rigor científico posible y con la máxima honestidad” [47]. Por otro lado, subraya nuevamente que estas transiciones son un fenómeno “especial”, diferente al modelo clásico, asimilando la experiencia cubana y seguramente la tesis engelsiana sobre la organización socialista por etapas de los países atrasados. Nunca se cansó el Che de insistir en la prioridad e importancia de las investigaciones en este campo.[48]
La academia cubana cultivó durante largo tiempo la enseñanza de la doctrina económica de factura soviética.[49] Salvo las críticas del Che y Fidel, casi todos quedamos embelesados por las “verdades” que enunciaba[50] al punto de que algunos llegamos a enunciar que Cuba había rebasado la etapa de la transición del capitalismo al socialismo a mediados de los ochenta.[51] Todo ello a pesar de los grandes aportes prácticos de la Revolución Cubana y de Fidel para su desarrollo sistemático. [52] La economía política de la transición socialista desde la experiencia cubana sigue siendo una obra inconclusa a pesar de algunos resultados positivos alcanzados por colectivos de universidades y de la Escuela Superior del Partido “Ñico López”. [53]
En nuestro tiempo histórico, la economía política de la transición al socialismo tiene como ciencia un solo entramado (objeto de estudio) cualitativo: el de las transiciones en la periferia subdesarrollada. Unos pocos países continúan bregando con proyectos socialistas por lo cual asumen una gran responsabilidad práctica y teórica. Constituyen una suerte de reservas, islotes, del socialismo mundial venidero; mientras tanto, somos aunque parezca paradójico vitrinas emblemáticas de lo que se puede hacer, sin que sea igual ni copiable mecánicamente, en el mundo subdesarrollado para avanzar en el desarrollo económico y social con justicia y equidad frente a los fracasos e injusticias derivados genéticamente del modelo neoliberal.
La construcción socialista es un hecho real en la periferia; se trata de una formación económico-social en transición al socialismo compuesta por su base económica, un sistema heterogéneo de relaciones de propiedad sobre los medios de producción con sus sistemas particulares de producción, distribución, intercambio, consumo y dirección los cuales interactúan, integrando una totalidad única nacional, donde domina o predomina el tipo socialista de economía el cual comanda el movimiento económico-social y espiritual hacia el desarrollo en íntima y multilateral interdependencia interna con la superestructura y con el mercado mundial transnacionalizado y bloques regionales.
El proceso de ajustes y reformas en China, Vietnam, y en Cuba a partir de los 90ta, han dado a luz a un tipo original de economía heterogénea o mixta[54] de transición al socialismo, encabezado por las relaciones de propiedad y de producción socialistas. El curso práctico de estos cambios no ha estado acompañado de una sistematización teórica equivalente a su dimensión histórica y valores universales.
Una civilización socializada como la que construimos supone la equidad y la justicia social, la autogestión participativa en todas las esferas, la intervención de todos en la vida económica y social; en fin una democracia participativa integral y efectiva donde encuentre su realización más plena el hombre emancipado, solidario e internacionalista. Esta realización pasa por la reafirmación del hombre en su carácter de productor-propietario real de los medios de producción socializados y de la riqueza social creada; base y esencia del nuevo modo de vida capaz de consolidar progresivamente el proceso de desenajenación del hombre, formar al hombre nuevo aun en las difíciles condiciones de la construcción socialista en la periferia subdesarrollada y bajo la agresión sistemática e integral del imperialismo y donde a lo interno conviven con una mayor o menor amplitud, estructuras económico-sociales heterogéneas, relaciones monetario-mercantiles, incluso formas capitalistas de producción remanentes o promocionadas por las políticas económicas. Fidel ha reflexionado sobre esta tesis en múltiples ocasiones: habrá que desarrollar la pureza en medio de las impurezas inevitables del período especial.
Precisamente lo que acabamos de describir constituye el gran objeto de estudio de esta economía política, llamada en tanto que ciencia a interpretar y explicar las relaciones socialistas de producción germinales en su íntima y necesaria interdependencia con el resto de los componentes de la base económica y la superestructura. Su producto final no puede ser otro que la revelación de la acumulación originaria socialista en su movimiento histórico-lógico, las principales leyes económicas y tendencias que rigen al tipo socialista en su mutua interdependencia con el resto en los marcos de la totalidad de relaciones de producción e intercambio heterogéneos, así como las contradicciones y tendencias que operan en su interior y al nivel de la formación económico-social como un todo y en sus interdependencias mundiales.
Varios son los retos metodológicos no tradicionales –aun contando con los precedentes directos de Marx– que enfrenta la nueva economía política. El método de estudio, análisis y capacidad de descripción del entramado complejo de la acumulación originaria socialista y de los mecanismos de su realización en este modelo de desarrollo particular visto como totalidad, con relaciones estructurales y funcionales dinámicamente cambiantes y contradictorias y sus leyes económicas inmaduras como las propias relaciones socialista de las que nacen que apenas comienzan a formarse y a estabilizarse como nueva entidad de producción e intercambio en el proceso de reproducción ampliada.
La nueva sociedad en formación no se desarrolla espontáneamente. Es la acción consciente de los hombres, su trabajo creador, el que produce las transformaciones en lucha contra todos los demonios del pasado y del presente. El sujeto activo de la construcción socialista es un ente que promueve los cambios a partir del conocimiento, dominio y utilización consciente de las leyes económicas que rigen su propia actividad. Las leyes económicas no actúan como un reflejo automático y pasivo sobre la actividad humana; esta última también se inscribe como un proceso objetivo, de práctica histórico concreta, en los marcos de relaciones sociales dadas a partir de las cuales se organiza y dirige la sociedad.
El balance integral de los rasgos y tendencias del capitalismo monopolista de nuestro tiempo, del comportamiento de los países subdesarrollados, las teorías del desarrollo y la Revolución Científico Técnica, son premisas indispensables, incluso componentes obligados, de esta nueva economía política en la medida que la teoría de la revolución y de la construcción socialista está fuertemente ligados a estas realidades.
El pensamiento económico cubano está obligado a desarrollar el marxismo de nuestro tiempo. Las tecnologías productivas y organizacionales introducidas en la práctica económica nacional por sí mismas carecen de ideología; los socialistas siempre lo proclamaron desde Lenin, Che y Fidel. También es real la necesidad de elevar la eficiencia, la calidad y la competitividad hasta el punto de aceptar que “lo que no sea eficiente no es socialista”, pero inmediatamente hay que comprender que las técnicas económicas no son inocentes ni neutrales. Si no se enfrentan sus fuentes gnoseológicas e ideológicas, su copia acrítica es un Caballo de Troya, sumamente peligroso al proyecto social.
Si la crítica global al capitalismo resulta indispensable para el desarrollo de la ciencia económica y de otras ciencias sociales así como a la educación ideológica del pueblo no basta si no se añade una teoría económica socialista desde acá, renovadora y crítica.
Cierto es que la economía cubana ha sido poco estudiada desde la perspectiva de la economía política, salvo pocos intentos. Vale la pena asumir el reto de la nueva economía política para en palabras del Guerrillero Heroico “retomar la buena senda (...) desde este pequeño país en desarrollo”.[55] En igual sentido de urgencia se ha pronunciado Fidel en innumerables ocasiones. Estamos obligados a saldar esta deuda con la historia y futuro de la Revolución Cubana y con los luchadores sociales por un mundo mejor, necesario y posible.
[1] Guevara E. “El socialismo y el hombre en Cuba”. Editora Política. La Habana 1988. P.17.
[2] Marx, C. “El Capital”. T. 3. Ed. Ciencias Sociales. La Habana. 1973, p. 281
[3] “El comunismo, empíricamente, sólo puede darse como la acción “coincidente” o simultánea de los pueblos dominantes, lo que presupone el desarrollo universal de las fuerzas productivas y el intercambio universal que lleva aparejado.” C. Marx. La ideología alemana. Ed. Política, La Habana, 1979, Pp. 35-36.
[4] Castro Ruz, Fidel. Discurso en el “Encuentro sobre Globalización y Problemas del Desarrollo”, en Tabloide Especial No 1, p. 3. La Habana, 14 de febrero del 2003.
[5] Marx, C. “Futuros resultados de la dominación británica en la India”. O. E. en tres tomos, T. I. Ed. Política. La Habana, 1963, pp. 367. ( New York Daily Tribune, 22/7/1853).
[6] Prólogo del Che al libro de economía política, en “Che: Camino del Fuego de O. Borrego. Ed. Imagen Contemporánea. La Habana, 2001.
[7] “Una vez Europa esté organizada, así como América del Norte, eso dará un impulso tan fuerte y será un ejemplo tan grande, que los países semicivilizados seguirán ellos mismos nuestra senda; de ello se ocuparán, por sí solas, las demandas económicas”. Marx-Engels. O. E. en 3 tomos. T. III, p, 508.
[8] Marx, C. “Comunicación Confidencial al Consejo General de la Internacional”. O. E. en 2 T. Ed. Progreso. Moscú, l973, p. 185-186, también Marx-Engels: “Prefacio a la edición rusa del Manifiesto del Partido Comunista de 1882”. O. E. en 3 tomos, T. I. Op. Cit., p. 102. "Rusia está en la vanguardia del movimiento revolucionario de Europa". En el texto al hablar de Rusia utiliza el término <revolución> a secas y <revolución proletaria> refiriéndose al Occidente desarrollado.
[9] Engels, F. Marx Engels. OE en tres tomos. T III. Op. Cit., p. 508.
[10] Algunos han querido ver en las observaciones de Marx sobre el caso Irlandés y de Rusia un cambio radical en su concepción acerca de la transición al socialismo. José Aricó en “Marx y América Latina”. México, Alianza Editorial, 1982.
[11] Ver: Marx y Engels en la Ideología Alemana. Op. Cit., p. 35.
[12] Marx, C. y Engels, F. “La ideología alemana”. Op. Cit., p. 36.
[13] Carta de Engels a Otto Von Boenigk. 21/8/1890. O. E. T. 3, Ed. Progreso Moscú 1980 p. 512.
[14] Rodríguez, C. R. Cuba Socialista, #33 de 5-6/88. p. 5.
[15] Marx, C. “Crítica al Programa de Gotha”. O. E. en tres tomos, T. 3. Op. Cit., p. 23.
[16] Marx, C. Crítica al Programa de Gota. Op. Cit. pp. 14-15
[17] Recordemos que para Marx “Las empresas capitalistas por acciones deben ser consideradas, al igual que las fábricas cooperativas, como formas de transición entre el régimen capitalista de producción y el de producción asociada; la única diferencia es que en un caso el antagonismo aparece abolido negativamente, mientras que en el otro caso aparece en sentido positivo”; y más aún, que el monopolio capitalista “equivale a la supresión del régimen de producción capitalista dentro del propio régimen de producción capitalista y, por tanto, a una contradicción que se anula a sí misma y aparece prima facie como simple fase de transición hacia una nueva forma de producción”. Marx, C. El Capital, T. III. Ed. Venceremos. La Habana, 1965, p. 458
[18] Marx, C. El Capital, T. I. Ed. C. Sociales. La Habana, l973, p. 700
[19] Figueroa y otros en texto “Lecciones de economía política de la construcción del socialismo”. Ed. MES. La Habana, 1991. Cap. 5, pp. 84-112.
[20] Engels, F. Antidϋhring. Ed. C. Sociales. La Habana, 1978, p. 179
[21] Lenin, V. I. “La consigna de los Estados Unidos de Europa”. O. E. En 3 tomos. T. I. Op. Cit., p. 675.
[22] Esta paradoja del desarrollo en Rusia posteriormente ha sido interpretada con las categorías del subdesarrollo, haciendo incorrectamente la deducción de que Rusia constituía un país subdesarrollado, olvidando el nivel relativo de las fuerzas productivas universales de la época, o sea de los primeros años del siglo XX. En todo caso, era la más atrasada de los países del capitalismo monopolista de Estado. La Dra Dolores Vilá Blanco afirma que Lenin “experimentó el socialismo desde el subdesarrollo” en Teoría Sociopolítica. Selección de temas. Tomo I. Colectivo de autores. Ed. F. Varela. La Habana, 2000, p.173.
[23] Lenin, V. I. O. C., T. 36. p. 311
[24] "El socialismo no es más que el monopolio capitalista de Estado puesto al servicio de todo el pueblo y que, por ello, ha dejado de ser monopolio capitalista". Lenin V. I. O. E. en 3 tomos, T. I. p.276
[25] Lenin, V. I. O. C. t. 29, p.129.
[26] "Dentro de la regularidad general del desarrollo que se observa en toda la historia universal, no quedan en modo alguno excluidas, sino que, por el contrario, se presuponen etapas determinadas de desarrollo que representan una peculiaridad, ya sea en la forma o ya en el orden de este desarrollo" y remata con que "Rusia, situada en la línea divisoria entre los países civilizados y aquellos que por vez primera son arrastrados definitivamente (...) al camino de la civilización (...) podía y debía revelar ciertas peculiaridades que no se desvían (...) de la línea general del desarrollo mundial, pero que hace que se diferencie su revolución (...)".Lamentablemente, esta tesis fue olvidada y sepultada su significación por la apologética posterior desde los años treinta. Lenin, V. I. O. E. en 3 tomos, t.3, p. 787.
[27] Guevara, E. Temas Económicos (...). Op. Cit., pp. 295-296.
[28] Marx, C. El Capital. T. III. Ed. Ciencias Sociales. La Habana, 1973, p. 824.
[29] Luxemburgo, Rosa. Introducción a la Economía Política. Edición en ruso; cita tomada de Comentarios a los tres tomos de El Capital de D. Rosemberg, Tomo 1, Editorial C. Sociales, La Habana, 1979, p. 38.
[30] Ver: Recopilación leninista XI, p. 349. Moscú 1929. (edición en ruso). Extraído del trabajo Malish Alexandr “Federico Engels: El objeto y el método de la Economía Política”. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1977.
[31] No hay espacio para describir aquí la aguda polémica ni sus actores en los años veinte en que intervino la flor y nata del Partido Bolchevique en torno a la construcción socialista en la URSS.
[32] Ver: “El derrumbe del modelo eurosoviético: una visión desde Cuba”. Colectivo de autores. Ed. F. Varela. La Habana, 1994.
[33] Ver, por ejemplo, el trabajo de D. Vilá Blanco:“Las reformas y su lugar en la transición al socialismo”. Op. Cit.
[34] La conclusión del período de transición desde los países atrasados bien del capitalismo monopolista y más aún de los pertenecientes a la periferia subdesarrollada era y sigue siendo un proceso que abarca todo una época histórica, pues "jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua", o bien, cuando el proceso revolucionario cree dichas premisas para la asunción de "nuevas y más altas relaciones" de producción socialistas a escala universal; porque "aunque una sociedad haya encontrado el rastro de la ley natural con arreglo a la cual se mueve (...), jamás podrá saltar ni descartar por decreto las fases naturales de su desarrollo". Marx, C. “El Capital”. T. I. Ed. C. Sociales, La Habana, l973, p. XI.
[35] Ernest Mandel en su conocida obra Tratado de Economía Marxista reconoce lo acertado de este calificativo en tanto resalta el carácter burgués de los fenómenos de desigualdad, de las normas de retribución existentes en la URSS, pero no concuerda con aquellos que califican al sistema soviético de capitalista. Tratado de Economía Marxista. T. II. Instituto del Libro. La Habana, 1969, p. 714.
[36] Ver: “Las reformas...” de D. Vilá Blanco. Op. Cit., p. 187.
[37] Son variadas y polémicas las diversas interpretaciones sobre el modelo soviético, como por ejemplo: la economía de nuevo tipo ni capitalista ni socialista, sociedad de gerentes (Burham), de burócratas (L. Laurant), colectivismo burocrático (Bruno Rizzi y Schachtman), sociedad dirigida por una nueva clase (Milovan Djilas) y capitalismo de Estado. Para Mandel, “la economía soviética se caracteriza por una combinación contradictoria de un modo de producción no capitalista y un modo de repartición todavía esencialmente burgués”. E. Mandel en Op. Cit., pp. 713 y 714.
[38] “una sola advertencia: la afirmación de Marx, apuntada en las primeras páginas de El Capital, sobre la incapacidad de la ciencia burguesa para criticarse a sí misma, utilizando en su lugar la apologética, puede aplicarse hoy, desgraciadamente, a la ciencia económica marxista”. Prólogo del Che al libro de economía política. Op. Cit.
[39] “En sus últimos años, Stalin temió los resultados de esa carencia teórica y ordenó la redacción de un manual que fuera asequible a las masas y tratara los temas de la economía política hasta nuestros días. (...)”. Prólogo del Che en Op. Cit.
[40] Ver: “El derrumbe del modelo eurosoviético: una visión desde Cuba”. Op. Cit.
[41] Por cierto, que hay quienes se han dejado llevar por la virulencia con que en Occidente habla de la transición para calificar el paso al capitalismo de los países ex socialistas que niegan su empleo en su acepción y sentido socialistas.
[42] Castro Ruz, F. Discurso. Op. Cit. P. 4.
[43] Lo que Samir Amín definió en su momento como “tercer excluido” frente al Este y al Oeste. Ediciones CARIBE SOY, no. 3, La Habana, 1999.
[44] El Dr. Heinz Dieterich: “Tenemos, entonces, el socialismo experimental, pero no el socialismo teórico ni su “matemática” y lógica pura. En consecuencia, carecemos de una teoría socialista para el siglo XXI, que pueda guiar nuestras luchas hacia el triunfo”. Ponencia ante el II Encuentro Internacional de Economistas en La Habana, enero del 2000. Periódico Trabajadores del 7-2-2000.
[45] Como se sabe otros hicieron también sus críticas desde Europa del Este y del Oeste y otras latitudes, pero como regla fueron silenciados o negados de un modo u otro.
[46] Ernesto Che Guevara. Escritos y Discursos. T. 8. Ed. C. Sociales. La Habana, 1977, p.24
[47] “Che: El Camino del Fuego”. Op. Cit.
[48] “Creemos importante la tarea porque la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros. (...). Y, lo que es trágico, esto no se refiere sólo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas pero cuyos resultados finales son incalculables”. Prólogo del Che Guevara. Op. Cit.
[49] Ver: “La enseñanza de la economía política en la Escuela Superior Cubana: una reflexión necesaria” un examen crítico al manualismo y la necesidad de revolucionar el pensamiento económico cubano. Víctor Figueroa. Folleto. Ed. UCLV, 1987.
[50] Habría que guardar las distancias debidas entre los planteamientos del Che y los que aparecieron posteriormente en trabajos publicados durante los años 60ta y también a mediados de los 80ta.
[51] Para una constatación de lo dicho, ver los trabajos aparecidos sobre este tema en la Revista Cuba socialista no. 35, 40 y 43.
[52] Entre 1989-1990 un colectivo de académicos del MES preparó dos textos "Lecciones de la Economía Política de Construcción del Socialismo", editados en 1991. A mediados de los 90ta se publicaron dos libros de economía cubana con perfil de economía política por la Escuela Superior del Partido “Ñico López”.
[53] Entre 1989-1990 un colectivo de académicos preparó dos textos "Lecciones de la Economía Política de Construcción del Socialismo", editados en 1991. El gran objetivo ciertamente que fue no alcanzado y no podía serlo. A mediados de los 90ta se publicaron dos libros de economía cubana con perfil de economía política por la Escuela Superior del Partido “Ñico López”.
[54] Los representantes de la síntesis neoclásica y la socialdemocracia utilizan este término para edulcorar al capitalismo desarrollado. En la transición socialista este concepto es de signo y contenido esencialmente diferentes. Lenin la denominó economía heterogénea por sus múltiples tipos socioeconómicos o multitipo.
[55] “Che: El Camino del Fuego”. Op. Cit., p. 383.
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