Desarrollo Humano en Cuba y América Latina

Elier Méndez Delgado
María del Carmen Lloret Feijóo

 

¿Cuales son los antecedentes históricos de las comparaciones internacionales?

A finales del siglo XVII, para los años 1688 y 1695 se llevó a cabo la primera comparación del ingreso nacional entre países, -Inglaterra, Francia y Holanda- , la cual es atribuida al célebre matemático inglés Gregory King; a pesar de las primitivas interpretaciones del indicador y sus métodos de cálculo, este ha sido un importante trabajo de referencia.

En la segunda mitad del siglo XIX se hicieron experimentos similares por un grupo de ingleses -Leone Levi, Dudley Baxter y Michael Mulhall; a partir de 1881 M.Mulhall publicó la renta nacional de 18 países.

Durante el siglo XX aumentaron los estudios comparativos referentes a diversas economías y en este tiempo un mayor número de países realizaron cálculos de la renta nacional, lo que amplió las posibilidades de comparación.

En 1919 el economista inglés Stamp, en el estudio escrito para la Sociedad Estadística Real Inglesa analizó el método de cálculo de la renta nacional de los diferentes países y como conclusión brindó una tabla para diez países -Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Hungría, España, Australia, Canadá y Japón.

Entre las comparaciones internacionales realizadas después de la 1ra Guerra Mundial se encuentran los trabajos del estadístico y economista italiano Conrado Gini, los cuales fueron realizados por encargo de la liga de las Naciones; en 1925 comparó el ingreso nacional per cápita de cinco países -Inglaterra, Bélgica, Francia, Italia y EE.UU. -para los años 1914 y 1925. En el recalculo de las monedas utilizó la tasa oficial de cambio vigente en cada año.

En el período siguiente, la Liga de las Naciones y su sucesora Naciones Unidas fueron las primeras patrocinadoras de las comparaciones del ingreso, a partir de entonces los esfuerzos se encaminaron en la armonización del cálculo del ingreso nacional, la publicación de algunas series de índices como también en la reorganización de la tasa oficial de cambio buscando fidelidad en el poder adquisitivo de las monedas y en el precio patrón de los bienes que constituyen el ingreso nacional.

Otro de los grandes en el campo de las comparaciones internacionales y que es tomado como modelo de referencia es Colin Clark, su importancia está  dada no sólo por el análisis económico de Las Condiciones del Progreso sino porque contiene abundante información acerca de la estadística comparativa. En 1938 propuso y realizó la medición del ingreso nacional de varios países en una unidad internacional, así determinó la cantidad de artículos y servicios que podían ser comparados en los EE.UU. en los años 1925-1934 por un dólar; Clark de igual forma, construyó esta unidad de consumo para los países de bajo desarrollo denominada unidad oriental tomando como base la rupia india.

La primera comparación macroeconómica de grandes proporciones está  unida a los nombres de Milton Gilbert e Irving Kravis, ellos en el marco de la OEEC -Organización para la colaboración Económica Europea - en 1950 compararon el ingreso nacional de cinco países - Estados Unidos, Inglaterra, Francia, RFA e Italia-, posteriormente, en 1955 incorporaron cuatro países más de Europa Occidental-Dinamarca, Noruega, Bélgica y Holanda-, este trabajo abrió un nuevo capítulo en la historia de las comparaciones internacionales. Los autores recalcularon los datos de cada país expresado en sus respectivas monedas en una moneda única (dólar), además demostraron que el supuesto de utilizar la tasa oficial de cambio era engañoso.

Posteriormente en 1959, bajo el auspicio de la OEEC y el Dpto. de Aplicaciones Económicas de la Universidad de Cambridge, Débora Paige y Galtfried Bombach llevaron a efecto una detallada comparación de la producción y la productividad de Inglaterra y Estados Unidos.

En relación a comparaciones entre países que tenían economía centralmente planificada se iniciaron en la década de los años 50, y se destacan las organizadas por el grupo de trabajo de "Ingreso Nacional de la Comisión Permanente Económica" del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) y que abarcó cinco agregados: la producción industrial, la producción bruta y final agropecuaria, las inversiones, la acumulación y el consumo de la población.

La comparación entre países de diferentes sistemas sociales y distintos niveles de desarrollo sobre la base del PIB se realizó en 1968 por el Comité‚ Estadístico de las Naciones Unidas -por el nombrado proyecto de comparaciones internacionales o Índice de Precio al Consumidor (IPC)-. El proyecto fue dirigido por Irving Kravis y su organización fue una responsabilidad conjunta de la Oficina de Estadística de la Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Universidad de Pennsylvania.

Paralelamente a estos trabajos se han llevado a cabo diferentes estudios comparativos relacionados con otros aspectos de la vida económica y social, por ejemplo entre 1908 y 1911 la Junta de comercio del Reino Unido comparó el salario, el costo de los alimentos y la vivienda de algunos países europeos y los Estados Unidos, Así mismo, en la década de los años 20 la Oficina Internacional del Trabajo recopiló una serie de datos no sólo para las comparaciones generales del costo de la vida y los salarios sino que también efectuó estudios en sectores específicos.

A partir de estos trabajos realizados en esta temática, es que se han incrementado no sólo el número de comparaciones e indicadores sino que también han surgido diferentes métodos estadístico-Matemáticos que han posibilitado el enriquecimiento del estudio de esta problemática.

En los últimos años se han valorado y considerado muchos indicadores económicos y sociales para medir y comparar el desempeño de los países. Por ejemplo el Producto Interno Bruto per cápita, el Producto Nacional Bruto, el índice de la Relación de Intercambio, el Poder de Compra de las Exportaciones, el Efecto de la Relación de Intercambio, etc. etc., desde el punto de vista social se ha valorado considerables indicadores; digamos por ejemplo, la esperanza de vida, la mortalidad infantil, grado promedio de escolaridad, etc. etc., pero el Índice de Desarrollo Humano hasta donde conocemos es lo más acabado en materia de comparación internacional. Sin embargo es conocido que el Informe de Desarrollo Humano incluye cada año una nueva edición del IDH, donde considera nuevas dimensiones del desarrollo humano; este índice continúa recibiendo extensa cobertura en los medios de prensa y además llama la atención pública y genera con frecuencia interesantes polémicas y debates entre políticos y el público en general. Estos incidentes generalmente son considerados como oportunidad para promover mejoras en la capacidad estadística nacional y promover una mejor coordinación entre los agentes de las estadísticas nacionales e internacionales, en tal sentido se puede desempeñar un papel más activo en tales esfuerzos. Cuando se han presentado estas discrepancias en torno a los datos, generalmente se enlazar las autoridades nacionales e internacionales para resolver estas discrepancias; en algunos casos se ha promovido por medio de esto mejoras en los datos internacionales.

El IDH ha probado ser una herramienta para promover el paradigma del desarrollo humano y dejar de enfocar el PIB per capita como medida de desarrollo humano; sin embargo el reto de este índice sigue siendo; ¿cómo debe ser usado?. Sostenemos el criterio que los cambios en la clasificación de un año al otro distraen del objetivo general por el cual se ha realizado este índice; en tal sentido proponemos en este trabajo comparar indicadores homogéneos durante los 25 años analizados entre los 20 países seleccionados.

Resulta inexplicable los cambios tan bruscos que a veces se dan en la clasificación de un año al otro, y además el cómo se tratan las diferencias entre las fuentes de datos nacionales e internacionales. (Esto son serios obstáculos que a nuestro modo de ver se deberán vencer para realizar una buena comparación).

El IDH pretendió entre otros propósitos. controlar y prever el progreso en el largo plazo del desarrollo humano, por ejemplo la esperanza de vida y la tasa de alfabetización son dos de los componentes principales de este índice, y responden muy lentamente a la intervención de políticas que se sigan en los países; sin embargo se pueden observar cambios significativos de un año a otro, además en las revisiones realizadas en las series de datos, se presentan cambios en oportunidades significativos de las variables de entrada, que se traducen a cambios en la clasificación del índice. Por estas razones, no se pueden construir tendencias de IDH basados en datos de diversas ediciones. A modo de ejemplo cuando se analiza la posición que ocupa cada país de un año a otro se observa una variación considerable como se puede apreciar en la Tabla No. 1 que sigue a continuación; esto ocurre porque no siempre se emplean los mismos indicadores para la conformación del índice de un año a otro.


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