REFORMA INSTITUCIONAL, CONVERSIÓN ECONÓMICA Y REMUNERACIÓN AL TRABAJO EN MÉXICO
Jorge Isauro Rionda Ramírez

 

APERTURA ECONÓMICA, PRODUCTIVIDAD LABORAL Y COSTO UNITARIO DE LA MANO DE OBRA

Este trabajo demuestra que para el caso de la industria manufacturera y la industria de maquiladoras en México, la remuneración al trabajo, ante la apertura económica (1994 – 2000), no expresa en la misma proporción incrementos paralelos a los observados en la productividad, y que esto es patente especialmente en aquellos sectores con mayor articulación a los mercados foráneos, lo que significa la remuneración al trabajo crece más que la productividad en las maquiladoras, que están más integradas a los mercados foráneos, que a las manufacturas, que se articulan más a los mercados internos.

La teoría económica marginalista sostiene que la apertura económica incrementa la productividad marginal de los factores productivos, y que la remuneración marginal de estos esta en razón a su productividad. Por lo que se infiere que la apertura económica trae consigo una mejora tanto en la productividad como en las remuneraciones.

El presente trabajo demuestra que para el caso de México durante el periodo que abarca de 1994 al 2000, la productividad marginal del trabajo (medida como la productividad laboral), ante la apertura económica presenta un continuo crecimiento (Bougrine, 2001), como lo supone la teoría marginalista, donde la productividad crece a mayor ritmo en el sector más integrado a la comercio exterior, que al articulado al comercio interno.

También se tiene que la remuneración al trabajo (medida como el costo unitario de la mano de obra), muestra un ascenso continuo, y es mayor en las empresas maquiladoras que en las manufactureras, lo que da sustento a la teoría que sostiene que la remuneración marginal del trabajo va en directa proporción a su productividad.

Como supuestos secundarios también se deriva que los sectores con mayor articulación a aparatos productivos trasnacionales, así como de mayor integración a los mercados foráneos, son menos vulnerables a las crisis que se derivan de la estructura económica nacional y que por otro lado, las empresas manufactureras usan como blindaje ante las adversidades del sistema parte de la caída en el costo unitario del trabajo (Ramos, op. cit.).

Aunque en México la apertura económica actual se remonta al segundo lustro de los años 80, se parte del año 1994 en que se inaugura el tratado de libre comercio con América del norte (TLCAN), por suponer que es durante este momento que la mencionada apertura económica es más latente en la vida económica del país.

La productividad laboral del sector de empresas maquiladoras en México se encamina a igualarse a las vigentes en Norte América, lo que significa que esta viene en sostenido y rápido aumento (Guzmán, 1997 y De la Garza, 1997). Supone que por ende la remuneración marginal al trabajo lo hace en la misma medida, como lo sugiere la teoría. La apertura económica implica una reestructuración que afecta a la actividad industrial y la naturaleza de la competencia en materia del impulso de la productividad (Ortiz, 1997).

Por otra parte, se concibe que dentro del entorno industrial de la nación, los sectores manufacturero y maquilador13, son los más sensibles a la apertura económica puesto que son los principales receptores de la inversión extranjera (Cortez, 1998).

Existen otros sectores representativos como la construcción, el comercio al mayoreo y el comercio al menudeo, cuya relevancia estriba en la cantidad de mano de obra que reclutan. No obstante, el presente trabajo no los considera en su planteamiento puesto que no son en importancia receptores de dicho tipo de inversión.

Los sectores productivos más integrados al comercio exterior son en gran parte el sector de la industria manufacturera y la industria maquiladora de exportación. Por lo mismo, la conducta que observa la remuneración y la productividad laboral, son la base empírica de este estudio para dar sustento a la hipótesis planteada en líneas anteriores.

Se tiene que al parecer el efecto de la apertura comercial en México es más favorable para incrementar la productividad laboral de los sectores económicos con mayor articulación de tipo trasnacional que nacional, tal como lo sostiene la teoría económica marginalista, y los incrementos en la remuneración marginal al trabajo es mayor a los observados en la productividad, lo que contradice la corriente utilitarista.

Se debe tomar en cuenta que la productividad del trabajo depende de factores internos de la empresa tales como son la eficiencia organizacional, la tecnología, por citar los dos principales, mientras que la remuneración del trabajo depende de factores institucionales ajenos a la empresa, como es la negociación que realiza la Secretaría del Trabajo con los sectores económicos (representados por las cámaras empresariales), y otras organizaciones sociales (como colegios y barras de profesionistas) para la estipulación del salario mínimo.

Por otra parte, la remuneración del trabajo en el sector de las maquiladoras depende en sumo más que a factores institucionales o tecnológicos, a la alta rotación de personal, empleo temporal (Santos, 1999), la alta elasticidad de la curva de oferta del empleo, de las condiciones contractuales del contrato laboral, como principales causales (Ramos, 1999). Esto no afecta a la productividad laboral de las empresas maquiladoras (Carrillo, 1997 y CETRE, 1998).

Los factores que explican la causa por la cual el sector con mayor articulación al mercado nacional las manufacturas, observa menores incrementos en la productividad laboral y el costo unitario de la mano de obra, y cuya correspondencia es acorde a la teoría económica, no son objeto del presente estudio. Tampoco aquellos factores que explican por qué el sector más integrado a los mercados exteriores, la industria maquiladora, sus tasas de incrementos en materia de productividad y remuneración, son más altos que el de las manufacturas. No obstante, puede afirmarse que los principales causales son el beneficio que representa para el aparato productivo nacional la gradual caída de los aranceles a las importaciones, mayoritariamente bienes de capital y bienes intermedios, así como para el caso de maquiladoras la alta articulación con el aparato productivo de la economía norteamericana observada desde 1998.

El costo unitario de la mano de obra para las maquiladora esta con base a la política oficial en materia del manejo en los incrementos al salario mínimo, al que por sistema todos los sectores se alinean para establecer los incrementos a las remuneraciones de sus trabajadores, independientemente a su productividad.

La productividad laboral en las maquiladoras observa caídas en los años 1994 a 1997, pero en 1998 esta tendencia se revierte en rápida recuperación. Su aparente recuperación es efecto posible de la sobre valuación del peso que se da con un tácito congelamiento de la paridad nominal del peso ante el dólar, que se ha mantenido desde ese año a la fecha oscilando entre $9.00 y 9.50 por dólar, como efecto del blindaje financiero - económico del país, ante la transición en la administración pública en el 2000, que se conjuga con la norteamericana en el mismo año.

La productividad laboral en las manufacturas no se ve afectada en sumo por tal situación, su ascenso es modesto y continuo. Se tiene una tendencia descendente en la tasa general de variación en el periodo, pero con una recuperación en el 2000 donde repunta. No obstante los numerarios son siempre positivos. La abrupta caída que se observa en el año de 1995 es producto de la crisis del año anterior, pero su recuperación es inmediata. La tendencia descendente es patente de 1997 a 1999.

Se puede sostener que el sector manufacturero respecto al maquilador es más vulnerable al tipo de cambio en materia de la productividad laboral. Las razones posibles de esto son dos: primero una alta articulación con los mercados nacionales que con los foráneos, así como una mayor vulnerabilidad al tipo de cambio, que en el caso de la maquiladora que muchas de sus importaciones son más de tipo horizontal, relaciones entre empresas (compras), que verticales, relaciones intra firma, (traspasos). Y que sus exportaciones son contrariamente más de tipo vertical, relaciones intra firmas (traspasos), que relaciones de tipo horizontal, entre firmas (ventas).

La industria manufacturera de exportación reciente más fuertemente la desaceleración económica país por tener un fuerte nexo con la economía nacional, que con mercados trasnacionales. Por lo que los incrementos en la productividad se ven muy aleatorios y modestos en sus incrementos.

En materia del costo unitario de la mano de obra, que es indicador de los incrementos en la remuneración marginal del trabajo, se tiene que para el sector manufacturero las remuneraciones caen drásticamente en 1995, efecto evidente de la crisis de 1994. Su recuperación es gradual y modesta, no obstante, la productividad laboral presenta una inmediata recuperación. De 1995 al 1998 los incrementos en la productividad laboral se rezagan ante el costo unitario de la mano de obra, pero en 1999 queda ligeramente por encima, lo que se repite en el 2000. Esto es parte de la estrategia de las empresas nacionales de usar como blindaje ante la crisis la caída de las remuneraciones reales de sus trabajadores.

Es evidente el hecho que en las manufacturas la productividad ante la apertura económica observa con continuo crecimiento, aún ante la crisis de 1994. En contraparte el costo unitario de la mano de obra no lo hace, sino que reciente la crisis citada y de hecho es la base para absorberla y sostener la productividad.

Es importante señalar que, en general, la productividad laboral de las empresas ante la inestabilidad de precios de sus mercados, absorbe la crisis al congelar las empresas el salario real de sus trabajadores. A nivel nacional, la política laboral ante la coyuntura de la crisis es precisamente la precarización del salario a razón de sostener la productividad del trabajo. De ahí los problemas citados en las manufacturas, mientras que la maquiladora por ser sus mercados de proveeduría y de destino dominantemente extranjeros, es menos vulnerable a la coyuntura económica del país.

La apertura comercial e integración económica del país, especialmente con América del norte, efectivamente trae consigo incrementos a la productividad del trabajo. Así también existen aumentos en las remuneraciones, pero estos incrementos no han sido parejos en las maquiladoras y en las manufacturas.

El sector económico más beneficiado por la apertura, las maquiladoras, en materia de su productividad curiosamente es aquel que tiene mayor grado de articulación con los mercados trasnacionales que con los nacionales, mientras que el sector más integrado a los mercados internos, las manufacturas, presentan incrementos más moderados en su productividad y en las remuneraciones laborales.

El costo unitario de la mano de obra en las manufacturas es menor al de las maquiladoras, lo que significa que los incrementos a la remuneración del trabajo son más acordes a la productividad en las maquiladoras que en las manufacturas.

En México el costo unitario de la mano de obra es el soporte que sirve de blindaje a toda industria ante la crisis económica, pues la remuneración real al trabajo se congela para sostener los márgenes de utilidad en situaciones macroeconómicas críticas. Los cual es patente especialmente en el sector manufacturero.

Se desprende de lo anterior que ante la apertura económica del país la explotación del trabajo viene en aumento en las manufacturas, que en las maquiladoras, contrario a lo que suponen muchos críticos. Y que los sectores con mayor grado de conexión con el exterior presentan tasas de crecimiento en la productividad laboral y en las remuneraciones marginales superiores que las que observa en un sector integrado en mayor medida al mercado nacional: la manufactura.


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